Lucas 1,26-38
Y al sexto mes, el Angel Gabriel fue
enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David, y el nombre de
la Virgen era María.
Y habiendo entrado el Angel donde estaba
María, le dijo: "Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo;
bendita tú entre las mujeres": Y cuando ella esto oyó, se turbó con las
palabras de él, y pensaba qué salutación sería ésta.
Y el Angel le dijo: "No temas,
María, porque has hallado gracia delante de Dios: he aquí que concebirás en tu
seno y parirás un hijo y llamarás su nombre Jesús. Este será grande y se
llamará Hijo del Altísimo, y le dará al Señor Dios el trono de David, su Padre:
y reinará en la casa de Jacob por siempre, y no tendrá fin su reino".
Y dijo María al Angel: "¿Cómo se
hará esto, porque no conozco varón?" Y respondiendo el Angel, le dijo:
"El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y te hará sombra la virtud del
Altísimo. Y por eso el fruto santo que nacerá de ti será llamado Hijo de
Dios".
"Y he aquí que Isabel, tu pariente,
también ella ha concebido un hijo en su vejez. Este es el sexto mes a ella, que
es llamada la estéril, porque no hay cosa imposible para Dios". Y dijo
María: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra".
Y se retiró el Angel de ella.
Beda
Como la encarnación de Cristo debía tener lugar en la sexta edad del
mundo y había de aprovechar para el cumplimiento de la ley, el ángel enviado a
María anuncia oportunamente, en el sexto mes de la concepción de Juan, al
Salvador que había de nacer. Por eso se dice: "En el sexto mes". El
sexto mes es el de marzo, en cuyo día 25 nuestro Señor fue concebido y se dice
que padeció. Así como nació el día 25 de diciembre por lo que si, según algunos
creen, en este día tiene lugar el equinoccio de la primavera, o si en aquél
creemos que se verifica el solsticio del invierno, conviene que sea concebido y
nazca con el incremento de la luz Aquel que ilumina a todo hombre que viene a
este mundo ( Jn 1,9). Mas si alguno objetare que los días crecen o
son mayores que la noche antes del tiempo del nacimiento y de la concepción de
nuestro Señor, le contestamos que San Juan anunciaba el reino de los cielos
antes de su advenimiento.
San Basilio
Los espíritus celestiales no vienen a nosotros por sí mismos, sino
cuando conviene para nuestra utilidad, porque atienden al decoro de la divina
sabiduría; de donde sigue: "Fue enviado el ángel Gabriel".
San Gregorio
Magno, homiliae in Evangelia, 34
A María Virgen no se envía un ángel cualquiera, sino el arcángel San
Gabriel. Procedía que viniese un ángel de los primeros a anunciar los
misterios. Se le designa por su propio nombre, el cual muestra lo que vale en
sus obras, pues el nombre de Gabriel significa fortaleza de Dios 1. Por la fortaleza de Dios había de
ser anunciado el que, siendo Dios de las virtudes y poderoso en la guerra para
vencer en todas las batallas, venía a destruir las potestades del
infierno.
Glosa
Se indica, pues, el lugar a donde se envía cuando se añade: "A la
ciudad de Nazaret". Porque nazareno, esto es, Santo de los Santos,
era el que se anunciaba que había de venir.
Beda, in
homilia de Fest. Annunt
Digno principio de la restauración humana ha sido que se enviare por
Dios un Angel a la Virgen, que había de ser consagrada con un parto divino.
Porque la primera causa de la perdición humana fue que la serpiente fuese
enviada a la mujer por el espíritu de la soberbia. De aquí se sigue, que el
Angel fue enviado a una virgen.
San Agustín, de
sancta virginitate, 5
Sólo la virginidad pudo decentemente dar a luz a Aquel que en su
nacimiento no pudo tener igual. Convenía, pues, que nuestro Redentor naciese,
según la carne, de una Virgen por medio de un milagro insigne para dar a
entender que sus miembros debían nacer de la Iglesia virgen, según el
espíritu.
San Jerónimo
Con razón se envía un ángel a la Virgen, porque la virginidad es afín de
los ángeles. Y ciertamente, vivir en carne fuera de la carne, no es una vida
terrestre, sino celestial.
San Juan
Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, 4
No anuncia el Angel a la Virgen después del parto, para que entonces no
se turbe en demasía, sino que le habla antes de la concepción. No en sueños,
sino presentándose de una manera visible. Porque como había de recibir una gran
revelación, necesitaba de una visión solemne antes del cumplimiento.
San Ambrosio
Dijo bien ambas cosas la Sagrada Escritura: que sería desposada y Virgen.
Prosigue, pues, diciendo "desposada". Virgen, para que constase que
desconocía la unión marital. Desposada, para que quedase ilesa de la infamia de
una virginidad manchada, cuando su fecundidad pareciese signo de corrupción.
Quiso más bien el Señor que algunos dudasen de su nacimiento que de la pureza
de su Madre. Sabía que el honor de una Virgen es delicado y la reputación del
pudor, frágil. Y no estimó conveniente que la fe de su nacimiento se demostrase
con las injurias de su Madre. Se sigue también que, así como la Santísima
Virgen fue íntegra por su pudor, así su virginidad debió ser inviolable en la
opinión. No convenía dejar a las vírgenes que viven en mala reputación esa
apariencia de excusa, es decir, que la Madre misma del Señor pareciese difamada.
¿Qué se hubiera podido reprochar a los judíos y a Herodes si hubiese parecido
que perseguían el fruto de un adulterio? ¿Cómo hubiera podido decir El mismo:
"No vine a destruir la ley, sino a cumplirla" ( Mt 5,17),
si hubiese parecido comenzar por una violación de la ley, que condena el parto
de la que no está casada? ¿Qué, por otra parte, da más fe a las palabras de la
Virgen y remueve todo pretexto de mentira? Madre, sin estar casada, hubiera
querido ocultar su falta con una mentira. Pero casada, no tenía motivo para
mentir, puesto que la fecundidad es el premio y la gracia de las bodas. Tampoco
es pequeña causa que la virginidad de María engañase al príncipe del mundo, el
cual, viéndola desposada con un hombre, nada pudo sospechar respecto de su parto.
Orígenes
Si no hubiese tenido esposo, aquel misterio hubiese dado que pensar al
diablo, respecto de cómo pudo quedar embarazada la que no había tenido trato
con varón. Esta concepción -diría- debe ser divina, debe ser algo superior a la
naturaleza humana.
San Ambrosio
Sin embargo, engañó más a los diablos. Porque la malicia de los demonios
descubre hasta las cosas ocultas. Mas los que se ocupan en las vanidades del
mundo no pueden conocer las cosas divinas. Por eso Dios se sirve del marido -el
testigo más seguro del pudor- que hubiese podido quejarse de la injuria y
vengar el oprobio, si no conociese el misterio. Se dice de él: "Se llamaba
José, de la casa de David".
Beda, homil.
de Annunt. Sup
Lo cual no sólo se refiere a San José, sino también a la Virgen María.
Estaba mandado por la ley que cada uno tomase mujer de su propia tribu o
familia. Prosigue el mismo evangelista: "Y el nombre de la Virgen era
María".
Beda
La palabra María en hebreo quiere decir estrella del mar, y en
siríaco Señora. Y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al
Señor del mundo y a la luz constante de los siglos.
San Ambrosio
Conoce aquí a la Virgen por sus costumbres. Sola en sus habitaciones, a
quien ningún hombre veía, sólo un ángel podía encontrarla. Por ello se dice:
"Y habiendo entrado el ángel a donde estaba María". Y para que no
fuese manchada con un coloquio indigno de ella, es saludada por el ángel.
San Gregorio
Niseno, orat. in Christi Nativit
En contraposición de la voz dirigida a la primera mujer, ahora se dirige
la palabra a la Virgen. En aquélla se castiga con los dolores del parto la
causa del pecado, en ésta se destierra la tristeza por medio del gozo. Así el
ángel anuncia con razón la alegría a la Virgen, diciendo: "Dios te
salve". Según otros comentaristas, el ángel atestigua que es digna de ser desposada
cuando dice: "Llena de gracia". Esta abundancia de gracias se muestra
al esposo como una dote o arras, de las cuales se dice: Estas son de la esposa,
aquéllas del esposo.
San Jerónimo
Y en verdad que es llena de gracia, porque a los demás se distribuye con
medida, pero en María se derramó al mismo tiempo toda la plenitud de la gracia.
Verdaderamente es llena de gracia aquella por la cual toda criatura fue
inundada con la lluvia abundante del Espíritu Santo. Ya estaba con la Virgen
quien le enviaba su ángel y el Señor se anticipó a su enviado. No pudo ser
contenido en un lugar, Aquel que está en todas partes; de donde sigue: "El
Señor es contigo".
San Agustín, en
el serm. de Nativit. Dom. 4
Más que contigo, El está en tu corazón, se forma en tu seno, llena tu
espíritu, llena tu vientre.
Griego
Este es el complemento de toda la embajada: el Verbo de Dios como Esposo
que se une de una manera superior a la razón, como engendrando El mismo y
siendo engendrado, adaptó a sí mismo toda la naturaleza humana. Al final se
pone como complemento perfectísimo: "Bendita eres entre las mujeres",
a saber, una sola entre todas las mujeres. Para que también sean bendecidas en
ti las mujeres como los hombres serán bendecidos en tu Hijo, o más bien en los
dos unos y otros. Porque así como por medio de una mujer y un hombre entraron
en el mundo el pecado y la tristeza, así ahora por una mujer y por un hombre
vuelven la bendición y la alegría, y se derraman sobre todos.
San Ambrosio
Conoced a la Virgen por la vergüenza, porque se turbó, pues sigue:
"Y cuando ella esto oyó, se turbó". Temblar es propio de las
vírgenes, y el sobresaltarse cuando se acerca un hombre y temer todo trato de
los hombres. Aprended, vírgenes, a evitar toda licencia de palabras. María se
conturbaba hasta de la salutación del ángel.
Griego
Como ella estaba acostumbrada a aquella clase de apariciones, el
Evangelista no atribuye la turbación a lo que ve, sino a lo que oye, diciendo:
"Se turbó con las palabras de él". Considerad el pudor y la prudencia
de la Virgen y su alma, al mismo tiempo que su voz. Oída la alegre noticia,
examinó lo que se le había dicho y no resiste abiertamente por incredulidad, ni
se somete al punto por ligereza, evitando a la vez la ligereza de Eva y la
resistencia de Zacarías. Por esto continúa: "Y pensaba qué salutación
sería ésta", no la concepción. Porque todavía ignoraba la profundidad del
misterio. ¿Mas la salutación es por ventura libidinosa, como dirigida por un
hombre a una Virgen? ¿Es divina, puesto que se hace mención de Dios, diciendo:
"El Señor es contigo"?
San Ambrosio
Admiraba también la nueva fórmula de salutación, que nunca se había oído
hasta entonces, pues estaba reservada solamente para María.
Orígenes
Si María hubiese conocido que se había hecho una salutación semejante a
algún otro -como que conocía perfectamente el concepto de la ley- nunca se
hubiese asustado ante ésta como si fuese extranjera.
Beda
Como había visto que la Virgen se había turbado con aquella salutación
no acostumbrada, la llama por su nombre, como si la conociese más
familiarmente, y le dice que no debe temer. Por ello se añade: "Y el Angel
le dijo: No temas, María".
Griego
Como si dijese: No he venido a engañarte, sino más bien a dar la
absolución del engaño. No he venido a robarte tu virginidad inviolable, sino a
preparar tu seno para el autor y el defensor de la pureza. No soy ministro de
la serpiente, sino enviado del que aplasta la serpiente. Vengo a contratar
esponsales, no a maquinar asechanzas. Así, pues, no la dejó atormentarse con
alarmantes consideraciones, a fin de no ser juzgado como ministro infiel de su
negociación.
Crisóstomo
Quien merece gracia delante de Dios, nada tiene que temer; así,
prosigue: "Hallaste gracia delante de Dios". ¿Cómo puede encontrar
esta gracia cualquiera que sea, sino por medio de la humildad? Pues Dios da la
gracia a los humildes ( Stgo 4; 1Pe 5).
Griego
La Virgen encontró gracia delante de Dios porque, adornando su propia
alma con el brillo de la pureza, preparó al Señor una habitación agradable. Y
no sólo conservó inviolable la virginidad, sino que también custodió su
conciencia inmaculada.
Orígenes
Muchos habían encontrado gracia antes que ella; y por lo mismo añade lo
que es propio de este caso, diciendo: "He aquí que concebirás en tu
seno".
Griego
La palabra "he aquí" denota la prontitud y la presencia,
insinuando con dicha palabra que la concepción se había celebrado al
punto.
Severo de Antioquía
Dice: "concebirás en tu seno" para demostrar que el Señor toma
carne del mismo seno virginal y de nuestra sustancia. Vino, pues, el Verbo
Divino a limpiar la naturaleza humana, el parto y el origen de nuestra
generación. Por eso, sin pecado y sin concurso de hombre, es concebido en carne
y llevado en el vientre nueve meses como nosotros.
San Gregorio Niseno
Y como acontece especialmente que es concebido el Divino Espíritu y ella
da a luz al Espíritu de salvación, según anunciara el profeta, el ángel añade:
"Y dará a luz un Hijo".
San Ambrosio
No todos son como María, que cuando conciben al Verbo del Espíritu
Santo, lo dan a luz. Hay de aquellos que abortan al Verbo antes de dar a luz
( Lc 22), y hay de aquellos que tienen a Cristo en su seno pero que
todavía no lo han formado.
San Gregorio
Niseno, Orat. in diem Nat. Domini
Como la expectación del parto infunde temor a las mujeres, el anuncio de
un parto dulce apaga esa aprehensión de temor cuando se dice: "Y llamarás
su nombre Jesús". La venida del Salvador es el alejamiento de todo temor.
Beda
La palabra Jesús quiere decir Salvador o saludable.
Griego
Dice, pues: "Tú lo llamarás". No el padre, porque carece de
padre en cuanto a la generación humana, así como carece de madre respecto de la
generación divina.
San Cirilo, de
fidei ad Theod
Este nombre fue impuesto de nuevo al Verbo Divino, y convenía a la
natividad de su carne, según aquello del Profeta: "Serás llamado con un
nombre nuevo, que la boca del Señor te dará" ( Is 62).
Griego
Mas como este nombre le es común con el sucesor de Moisés ( Jos 1),
insinuando el ángel que no será semejante a aquél, añade: "Este será
grande".
San Ambrosio
Se ha dicho también respecto de San Juan que sería grande. Pero aquél
fue grande como hombre y Este es grande como Dios. Porque la virtud de Dios se
difunde ampliamente, así como la grandeza de la sustancia no varía con el
tiempo.
Orígenes
Considerad, pues, la grandeza del Salvador, cómo se extiende por todo el
orbe. Subid a los cielos, y veréis cómo llena los espacios celestes. Bajad con
el pensamiento a los abismos y veréis que allí ha descendido también. Y cuando
hayáis visto todo esto, comprenderéis también el cumplimiento de estas
palabras: "Este será grande".
Griego
Ni la asunción de la carne humilla la grandeza de la divinidad, sino que
más bien se sublima la humildad de la carne. Por ello sigue: "Y se llamará
Hijo del Altísimo". No eres tú quien le impones el nombre, sino que será
llamado. ¿Por quién sino por su Padre consustancial? Nadie conoce al Hijo sino
el Padre ( Mt 11,27). Quien tiene conocimiento infalible del
Engendrado es el único verdadero intérprete, respecto de la imposición del
nombre del Hijo; por quien se dice: "Este es mi hijo muy amado".
( Mt 17,5) Existe desde la eternidad, aunque ahora para nuestra
inteligencia se manifiesta su nombre. Y por esto dice "será llamado",
no "será hecho" ni "será engendrado", porque ya antes de
los siglos era consustancial al Padre. Concebirás, pues, a Este, serás su
Madre. Tu vientre virginal contendrá a Aquel que el espacio del cielo no puede
contener.
San Juan Crisóstomo
Acaso parecerá a algunos enorme -o indecente- que Dios habite un cuerpo.
¿Mas por ventura el sol, cuyo cuerpo es sensible, mancha su propia pureza a
cualquier parte que envíe sus rayos? Pues con mucha más razón el Sol de
justicia, tomando un cuerpo purísimo de las entrañas de la Virgen, no sólo no
se manchó sino que antes, por el contrario, santificó más a la Madre.
Griego
Y para recordar a la Virgen los profetas, añade: "Y le dará el
Señor Dios el trono de David,...". Para que se sepa con claridad que el
que había de nacer de Virgen era el mismo Cristo que los profetas prometieron
que nacería de la descendencia de David.
San Cirilo, contra
Juliano, 8
Sin embargo, el cuerpo purísimo de Jesucristo no procede de José, aunque
descendía de la misma línea de parentesco que la Virgen, de la cual el
Unigénito del Padre tomó la forma humana.
San Basilio, epistola
2,36
El Señor no se sienta en el trono material de David, puesto que el reino
judío había pasado a Herodes. Pero llama trono de David a aquel en que se
sienta el Señor para gobernar un reino indisoluble. Por ello sigue: "Y
reinará en la casa de Jacob".
Crisóstomo, homiliae
in Matthaeum, 7
Llama aquí casa de Jacob a todos aquéllos del número de los judíos que
creyeron en El. Porque como dice San Pablo ( Rom 9,6), no todos los
que pertenecen a Israel son israelitas; sino solamente se consideran como
pertenecientes a Israel los que son hijos de promisión.
Beda
O llama casa de Jacob a toda la Iglesia. Esta, o bien ha nacido de buena
raíz, o bien, siendo un olivo silvestre, fue injerto por medio de la fe en una
oliva buena ( Rom 11).
Griego
Sólo Dios puede reinar eternamente. Por esto sucede que aunque se diga que
toma el trono de David por la encarnación, en cuanto Dios es reconocido como
Rey eterno. Prosigue: "Y su reino no tendrá fin". No sólo en cuanto
Dios, sino también en cuanto hombre. Y al presente reina sobre muchos y
finalmente reinará sobre todos porque todas las cosas le están sometidas (1Cor 15).
Beda
Que deje ya Nestorio de decir que el hombre sólo ha nacido de la Virgen
y que éste no ha sido recibido por el Verbo de Dios en unidad de persona.
Cuando dice que el mismo que tiene por padre a David será llamado "Hijo
del Altísimo", demuestra la unidad de persona de Cristo en dos
naturalezas. No emplea el ángel palabras que se refieran al tiempo futuro, como
dicen algunos herejes, que creen que Jesucristo no existió antes que María,
sino que en una sola persona el Hombre-Dios recibe el nombre de Hijo.
San Ambrosio
Ni María debió rehusar de creer al ángel, ni usurpar temerariamente las
cosas divinas. Por eso se dice: "Dijo María al ángel: ¿Cómo se hará
esto?" Esta respuesta fue más oportuna que la del sacerdote. Esta dice:
"¿Cómo se hará esto?" y aquél dijo: "¿Cómo podré saber
esto?". Aquél se niega a creer y parece como que busca otro motivo que
confirme su fe, éste no duda que debe hacerse, puesto que pregunta cómo se hará.
María había leído ( Is7,14): "He aquí que una virgen concebirá y dará
a luz un hijo" y, por tanto, creyó que iba a suceder. Pero no había oído
antes el cómo había de suceder. No se había revelado -ni aun al Profeta- cómo
aquéllo se había de llevar a cabo. Tan gran misterio debía ser proclamado, no
por la boca de un hombre, sino por la de un ángel.
San Gregorio
Niseno, Orat. in diem Nat. Christi
Considerad también las palabras de la purísima Virgen. El ángel le
anuncia el parto; pero ella insiste en su virginidad creyendo que ésta podría
mancharse con sólo el aspecto de un ángel. Por eso dice: "Porque no
conozco varón".
San Basilio, epistola
2, 35
El conocimiento se entiende de muchas maneras. Se llama conocimiento la
sabiduría de nuestro Señor; también la noticia de su grandeza; el cumplimiento
de sus mandatos; los caminos que conducen a El y la unión nupcial, como aquí se
entiende.
San Gregorio
Niseno, Orat. in diem Nat. Christi
Estas palabras de la Virgen son indicio de aquellas que encerraba en el
secreto de su inteligencia. Porque si hubiese querido desposarse con José a fin
de tener cópula, ¿por qué razón había de admirarse cuando se le hablase de
concepción, puesto que esperaría ser madre un día según la ley de la
naturaleza? Mas como su cuerpo, ofrecido a Dios como una hostia sagrada, debía
conservarse inviolable, dice: "Puesto que no conozco varón". Como
diciendo: Aun cuando tú seas un ángel, sin embargo, como no conozco varón, esto
parece imposible. ¿Cómo, pues, seré madre si no tengo marido? A José sólo lo conozco
como esposo.
Griego
Mas considerad cómo el ángel deshace la duda a la Virgen y le explica su
misión inmaculada y el parto inefable. Pues sigue: "El Angel le respondió:
El Espíritu Santo vendrá sobre ti,...".
San Juan
Crisóstomo, homiliae, in Gen., 49
Como si dijese: No te fijes en el orden natural cuando se trata de cosas
que traspasan y superan el orden de la naturaleza. Tú dices: "¿Cómo se
hará esto, puesto que no conozco varón?" Pues por lo mismo que no conoces
varón sucederá esto, porque si hubieras conocido varón, no serías considerada
digna de este misterio. No porque el matrimonio sea malo, sino porque la
virginidad es más perfecta. Convenía, pues, que el Señor de todos participase
con nosotros en el nacimiento y se distinguiese en él. Tuvo de común entre
nosotros el nacer del vientre de una mujer y nos superó naciendo sin que
aquélla se uniese a un hombre.
San Gregorio
Niseno, Orat. in diem Nat. Christi
¡Cuán bienaventurado aquel cuerpo que por la exuberante pureza de la
Virgen María se vinculó a sí mismo el don del alma! En cada uno de los demás,
apenas el alma sincera conseguirá la presencia del Espíritu Santo; mas ahora la
carne resulta ser la mansión del Divino Espíritu.
San Gregorio
Niseno, Orat. in diem Nat. Christi
El verdadero Legislador fabricó nuevamente de nuestra tierra las tablas
de la naturaleza que la culpa había roto, creando -sin unión carnal- el cuerpo
que toma su divinidad y que esculpe el dedo divino, a saber, el Espíritu Santo
que viene sobre la Virgen.
San Gregorio Niseno, lib.
De Vita Moysis
Además: "La virtud del Altísimo te hará sombra". La virtud del
Rey altísimo es Cristo, formado en la Virgen por la venida del Espíritu
Santo.
San Gregorio
Magno, Moralia 10,18
Por las palabras: "Te hará sombra", se significan las dos
naturalezas de Dios encarnado. Pues la sombra se hace con la luz y con el
cuerpo. El Señor es la luz por su divinidad. Y como la luz incorpórea había de
tomar cuerpo en las entrañas de la Virgen, oportunamente se dice que la virtud
del Altísimo le haría sombra, esto es, en ti el cuerpo de la humanidad recibirá
la luz incorpórea de la divinidad. Se dice también esto a María por el dulce
consuelo dado por el cielo.
Beda
No concebirás, pues, en virtud de la obra de un hombre sino que
concebirás por virtud del Espíritu Santo, de quien serás llena. No se darán en
ti los ardores de la concupiscencia, puesto que el Espíritu Santo te hará
sombra.
San Gregorio
Niseno, Orat. in diem Nat. Christi
O dice: "Te hará sombra" porque, así como la sombra de un
cuerpo toma su forma de lo que está delante de ella, así los signos de la
divinidad del Hijo de Dios brillarán con el milagro de su generación. Así como
en nosotros se observa cierta virtud vivificante en la materia corpórea con la
que se forma el hombre, así en la Virgen, la virtud del Altísimo, por medio del
Espíritu Santo vivificante, tomó de un cuerpo virginal materia de carne
inherente al cuerpo para formar un hombre nuevo. Por lo cual sigue: "Por
eso, lo que nacerá de ti,...".
San Atanasio, Epistola
at Epictetum
Profesamos que el cuerpo tomado de la materia de la naturaleza humana
existe verdaderamente; y que es el mismo -según la naturaleza- que nuestro
cuerpo. María es, pues, nuestra hermana, puesto que todos descendemos de
Adán.
San Basilio, lib.de
Spiritu Sancto, 5
De donde San Pablo dice: Envió Dios a su Hijo nacido, no por medio de
una mujer, sino de mujer ( Gál 4,4). Porque si dijese que por medio
de una mujer, podía entenderse que se refería a un concepto transitorio de
natividad. Pero como dice que nació de mujer, manifiesta la comunidad de la
naturaleza del Engendrado respecto de la Madre.
San Gregorio
Magno, Moralia 18, 34
A diferencia de nuestra santidad, se asegura singularmente que Jesucristo
nacerá Santo. Pues nosotros, aunque nos hagamos santos, no nacemos tales, sino
constreñidos por la condición de una naturaleza culpable, pudiendo decir con el
profeta: "He aquí que he sido concebido en pecado,..." ( Sal 50).
Aquél verdaderamente ha nacido el sólo Santo, que no ha sido concebido de unión
carnal alguna; que no -como neciamente creen los herejes- es uno en la
humanidad y otro en la divinidad de modo que siendo un simple hombre concebido,
luego Dios hubiera asumido su cuerpo. Sino que, anunciando el ángel y viniendo
el Espíritu Santo, Verbo al punto en el seno, es decir, al instante es Verbo
carne dentro del vientre; de donde sigue: "Será llamado,...".
Teofilacto
Considerad cómo el ángel menciona a la Virgen toda la Santa Trinidad. Nombra
al Espíritu Santo, el Poder, esto es al Hijo y al Altísimo, ciertamente el
Padre.
San Juan
Crisóstomo, homiliae in Gen., 49
Como lo que se ha dicho superaba a lo que la Virgen podía comprender, el
ángel habló de cosas humildes, para persuadirla por medio de cosas sensibles, y
por ello le dice: "Y he aquí que Isabel, tu parienta". Observa la
prudencia de Gabriel. No le recuerda a Sara, ni a Rebeca, ni a Raquel, porque
estos ejemplos eran ya antiguos, sino que cita un hecho reciente para
robustecer su inteligencia. Y por esto hace mención de la edad, cuando dice:
"También ella ha concebido un hijo en su vejez", dando a entender su
incapacidad natural. Prosigue: "Y está en el sexto mes". No anunció
desde el principio el embarazo de Isabel, sino después de transcurridos seis
meses, a fin de que la hinchazón del vientre sirviese de prueba.
San Gregorio
Nacianceno, carm. de gen. Christi, 18
Pero alguno preguntará: ¿En qué sentido se refiere Jesucristo a David?
María, en efecto, desciende de la sangre de Aarón, porque el ángel dice que es
prima de Isabel. Mas esto sucedió por disposición divina, para que la estirpe
regia se enlazase con la descendencia sacerdotal, a fin de que Cristo, que es
Rey y Sacerdote a la vez, naciese de las dos, según la carne. Se lee también en
el Exodo ( Ex 6,13), que Aarón, primer sacerdote según la ley, se
casó con Isabel, de la tribu de Judá, hija de Aminadab. Y admiremos la economía
santísima del Espíritu Santo cuando ordena que la esposa de Zacarías se llame
Isabel, recordándonos aquella otra Isabel que se casó con Aarón.
Beda
Así pues, recibe el ejemplo de la anciana estéril no porque haya
desconfiado de que una virgen pueda dar a luz, sino para que comprenda que para
Dios todo es posible, aun cuando parezca contrario al orden de la naturaleza.
Por esto sigue: "Porque no hay cosa alguna imposible para Dios".
San Juan Crisóstomo
Pues como El es el Señor de la naturaleza, puede todo lo que quiere,
puesto que hace y dispone todas las cosas gobernando las riendas de la vida y
de la muerte.
San Agustín, contra
Faustum, 26,5
Si alguno dice: si Dios es omnipotente, que haga que no suceda lo que ya
ha sucedido, no se da cuenta que lo que está diciendo es: que haga que aquellas
cosas que son verdaderas, sean verdaderas y falsas a la vez. El puede hacer que
no exista algo que antes existía, como cuando alguno que empieza a existir
cuando nace, deja de existir muriendo. Pero ¿quién dirá: que haga que no sea
aquello que ya no existe? Pues, todo lo que ha pasado, ya no existe. Si puede
hacerse algo de ello, aún hay materia de la cual puede hacerse. Y si hay
materia, ¿cómo puede decirse que ya ha pasado? Así, aquello que dijimos que ha
sido, en realidad no es. Pero es verdad aquello que ha sido, porque lo
verdadero no está en la cosa que ya no es, sino en nuestra sentencia sobre
ella. Dios no puede hacer que esta sentencia sea falsa. No llamamos a Dios
omnipotente en este sentido, según el cual creamos que El también puede morir.
Aquél se llama con toda propiedad el sólo Omnipotente que verdaderamente existe
y de quien únicamente procede todo lo que es.
San Ambrosio
Ved la humildad de la Virgen, ved su devoción. Prosigue, pues: "Y
dijo María: He aquí la sierva del Señor". Se llama sierva la que es
elegida como Madre, y no se enorgullece con una promesa tan inesperada. Porque
la que había de dar a luz al manso y al humilde, debió ella
misma manifestarse humilde. Llamándose también a sí misma sierva, no se apropió
la prerrogativa de una gracia tan especial, porque hacía lo que se le mandaba.
Por ello sigue: "Hágase en mí según tu palabra". Tienes el obsequio,
ves el voto. "He aquí la sierva del Señor", es su disposición a
cumplir con su oficio. "Hágase en mí según tu palabra", es el deseo
que concibe.
Eusebio
Cada uno celebrará a su manera las palabras de la Virgen. El uno
admirará su constancia, el otro la prontitud de su obediencia; éste que no se
dejó seducir por las promesas de un arcángel, espléndidas y sublimes; el otro
que no ha excedido la medida en su resistencia, sino que ha evitado igualmente
la ligereza de Eva y la obstinación de Zacarías. Yo no admiro menos lo profundo
de su humildad.
San Gregorio, Moralia
18, 34
Por un misterio profundo, a causa de su concepción santa y su parto
inefable, la misma Virgen fue Sierva del Señor y Madre, según la verdad de las
dos naturalezas.
Beda
Recibido el consentimiento de la Virgen, el ángel regresó inmediatamente
al cielo, de donde prosigue: "Y el ángel se separó de ella".
Eusebio
No sólo pidiendo lo que deseaba, sino admirándose estupefacto de la
forma virginal y de la plenitud de la virtud.
Nota
No hay comentarios:
Publicar un comentario