San Juan Crisóstomo
PAN DE VIDA
“Cuando les dio pan y
sació su hambre le llamaban profeta y trataban de hacerle rey; pero cuando los
instruía sobre el alimento espiritual, sobre la vida eterna, cuando los
desviaba de las cosas sensibles cuando les hablaba de la resurrección y
levantaba sus ánimos, cuando más que nunca debieran admirarle, entonces
murmuraban y se retiraban de Él”..
“Llámase a sí
mismo Pan de vida (Jn 6,48) porque sustenta nuestra vida, tanto la presente
como la futura por lo cual añadió El que coma de este pan vivirá para siempre.
(Y pan llama aquí, o bien a los dogmas saludables y a la fe en Él, o bien
su propio cuerpo. Pues ambas cosas fortalecen al alma.
LA MUESTRA DE AMOR
“Pues bien, para que esto lleguemos a ser no solamente por el
amor, sino también en realidad, mezclémonos con aquella carne; porque esto se
lleva a cabo por medio del manjar que El nos dio, queriendo darnos una muestra
del vehemente amor que nos tiene. Por eso se mezcló con nosotros y metió cual
fermento en nosotros su propio cuerpo, para que llegáramos a formar un todo,
como el cuerpo unido con su cabeza. Pues ésta es prueba de ardientes amadores…
“Pues por eso hizo lo mismo Cristo, induciéndonos a mayor amistad y
demostrándonos su amor ardentísimo hacia nosotros; ni sólo permitió a quienes
le aman verle, sino también tocarle, y comerle, y clavar los dientes en su
carne, y estrecharse con El, y saciar todas las ansias del amor.
BESO SANTO
“Siempre que estamos a
punto de acercarnos a la sagrada mesa, se nos manda
besarnos mutuamente y acogernos con el santo saludo. ¿Por qué razón?
Puesto que estamos separados por los cuerpos, en aquella ocasión
entrelazamos nuestras almas unas con otras mediante el beso, de modo que
nuestra reunión sea tal cual lo era aquella de los apóstoles, cuando el
corazón y el alma de los fieles eran uno solo. Así, efectivamente,
es preciso que nos lleguemos a los sagrados misterios: estrechamente
unidos los unos con los otros. Escucha lo que dice Cristo: Si traes tu
ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra
ti, marcha, reconcíliate primero con tu hermano y entonces ven y ofrece tu
presente.
No dijo: «Primero ofrece», sino: «Reconcíliate primero, y entonces
ofrece». Por esto mismo nosotros también, con el don delante, primero
nos reconciliamos mutuamente, y entonces nos acercamos al
sacrificio.” (Catequesis Bautismales IV 10)
EUCARISTÍA: MEMORIA
“Mientras
comían, Jesús tomó pan y lo partió (Mt 26, 26). ¿Por qué celebró el misterio de
la Eucaristía en el mismo momento de la Pascua? Fue para que aprendieras de
todas las formas que él es el autor de la Ley antigua y que ésta contenía la
figura de lo que se relacionaba con él. A esta figura él sustituye la realidad.
La circunstancia de que fuese la tarde también tenía una significación:
representaba la plenitud de los tiempos y el remate final de las cosas... Si la
pascua, que era una simple figura, pudo librar a los Hebreos de la esclavitud,
¿cuánto más librará la realidad al universo?...
Tomad y comed, dice
Jesús, este es mi cuerpo que se da por vosotros (1 Cor 11, 24). ¿Cómo no
se turbaron los discípulos al escuchar estas palabras? Porque Cristo les había
hablado ya mucho sobre esta materia (cf. Jn 6). No insiste sobre ello, pues
estima que les había hablado lo suficiente...
Confiemos también
nosotros plenamente en Dios. No le pongamos dificultades, aunque lo que diga
parezca ser contrario a nuestros razonamientos y a lo que vemos. Que más bien
su palabra sea maestra de nuestra razón y de nuestra misma visión. Tengamos
esta actitud frente a los misterios sagrados: no veamos en ellos solamente lo
que se ofrece a nuestros sentidos, sino que tengamos sobre todo en cuenta las
palabras del Señor. Su palabra no puede engañarnos, mientras que nuestros
sentidos fácilmente nos equivocan; ella jamás comete un fallo, pero nuestros
sentidos fallan a menudo. Cuando el Verbo dice: Esto es mi cuerpo, fiémonos de
él, creamos y contemplémosle con los ojos del espíritu. Porque Cristo no nos ha
dado nada puramente sensible: aun en las mismas realidades sensibles, todo es
espiritual. Así, el bautismo es una realidad sensible que se nos administra por
el don del agua, pero su eficacia es de orden espiritual, el de renacer y
renovarse. Si fueses un ser incorporal, estos dones incorporales se te
concederían sin intermediario; pero como el alma está unida al cuerpo, los
dones espirituales se te comunican por medio de realidades sensibles.