"El gran destructor de la paz hoy es el crimen del niño
inocente no nacido" (El Aborto). Compartimos un fragmento de su valiente
discurso al recibir el Premio Nobel de la Paz en 1979.
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jueves, 5 de septiembre de 2019
martes, 5 de septiembre de 2017
Por favor no asesinen a los niños entréguenmelos a mí - Santa Teresa de Calcuta
Discurso
íntegro de
Santa
Teresa de Calcuta
en el desayuno
de oración de la Casa Blanca
3 de febrero de 1994
Ante una
clase dirigente norteamericana tolerante con el aborto la fundadora de la
Familia de los Misioneros de la Caridad proclamó con valentía la verdad sobre
este crimen contra la humanidad con argumentos sólidos e irrefutables.
Washington, DC, Febrero 3, 1994
En el último día,
Jesús dirá a los que están a su derecha,
Jesús les responderá,
“Lo que dejaron de hacer por uno de éstos más pequeños, ustedes dejaron de
hacérmelo a mi!”
Al encontrarnos aquí
reunidos para orar juntos, pienso en lo bello que será si comenzamos con una
oración que expresa muy bien lo que Jesús quiere que hagamos por los más
pequeños. San Francisco de Asís comprendía muy bien las palabras de Jesús y su
vida quedó bien plasmada en esta oración. Esta oración que nosotras decimos
todos los días después de recibir la Santa Comunión, no deja de sorprenderme,
porque la encuentro muy adecuada para cada uno de nosotros. Siempre me he
preguntado si hace ochocientos años, cuando San Francisco vivió, tuvieron las
mismas dificultades que enfrentamos hoy en día. Creo que ya algunos se sabe la
oración de la Paz, por lo tanto la rezaremos juntos.
Oración de San
Francisco:
Señor, hazme un
instrumento de Tu paz, donde haya odio que yo siembre amor, donde haya injuria,
lleve yo el perdón, donde haya duda, lleve yo la fe, donde haya desaliento,
lleve yo la esperanza, donde haya obscuridad, lleve yo la Luz, donde haya
tristeza, lleve yo la alegría. OH Divino Maestro, permíteme no ser consolado
sino consolar, comprendido sino comprender, amado sino amar. Porque dando se
recibe, perdonando se es perdonado, y muriendo en Ti se nace a la vida eterna.
Demos gracias a Dios
por la oportunidad que nos ha dado en venir a orar juntos. Hemos venido aquí,
para orar, especialmente, por la paz, gozo y amor. Recordemos que Jesús vino a
entregarle las buenas noticias a los pobres. Él nos dijo cuales eran esas
buenas noticias cuando dijo: “Mi Paz os dejo, Mi Paz os doy.” El no vino a dar
la paz que da el mundo, la cual es simplemente la que unos no molestan a otros.
Él vino a dar la paz del corazón, la cual viene cuando amamos hacer el bien al
prójimo.
Dios amó tanto al
mundo que le entregó su único Hijo – era ya un hecho. Dios le dio su Hijo a la
Virgen María, ¿y qué fue lo que Ella hizo? En cuanto Jesús vino a la vida de
María, Ella inmediatamente fue rápido a dar las buenas noticias. Y entró a la
casa de su prima Isabel, y las Escrituras dicen que su hijo, aún no nacido, el
niño dentro del vientre de Isabel, saltó de gozo. Desde el vientre de María,
Jesús trajo paz a Juan el bautista quien saltó de gozo en el vientre de Isabel.
Y como si no fuera
suficiente, que Dios Hijo se hiciera uno de nosotros y nos trajera Paz y Gozo
mientras todavía se encontraba en el vientre de María, Jesús también murió en
la Cruz para demostrar un amor aún más grande. El murió para ti y para mí, y
por el leproso, y por el que muere de hambre, y por el que se encuentra desnudo
y tendido en la calle, no solo de Calcuta, sino de África, y de todos lados.
Nuestras hermanas le sirven a los pobres en 105 países alrededor del mundo.
Jesús insistió que nos amaramos los unos a los otros como Él nos ama. Jesús dio
su vida para amarnos y nos dice que nosotros también debemos dar lo que sea
para hacer el bien al prójimo. En los evangelios, Jesús dice claramente: “Ámense
como yo los he amado.” Jesús murió en la Cruz porque eso es lo que se requería
de El para hacer un bien por todos nosotros, para salvarnos de nuestros pecados
de egoísmos. El dio todo para cumplir con la voluntad del Padre para
demostrarnos que nosotros también debemos estar dispuestos a darlo todo para
cumplir la voluntad de Dios, para amarnos los unos a los otros como Él nos ha
amado. Si nosotros no estamos dispuestos a darlo todo para hacer el bien al
prójimo, el pecado todavía vive en nosotros. Es por ello que nosotros también
debemos dar hasta que duela. No es suficiente que digamos “Amo a Dios”. Tengo
también que amar a mi prójimo. San Juan nos advierte que somos mentirosos si
decimos que amamos a Dios y no amamos a nuestro prójimo.
¿Cómo se puede amar a
Dios, a quien no se ve, si no amas a tu prójimo a quien puedes ver, puedes
tocar, y con quién vives?
viernes, 5 de septiembre de 2014
La beata Teresa de Calcuta, humilde mensajera del Evangelio e infatigable bienhechora de la humanidad - San Juan Pablo II
HOMILÍA DEL
SANTO PADRE
JUAN
PABLO II
EN LA MISA DE BEATIFICACIÓN
DE MADRE TERESA DE CALCUTA
19 de octubre de 2003
1. "El
que quiera ser el primero, sea esclavo de todos" (Mc 10, 44). Estas
palabras de Jesús a sus discípulos, que acaban de resonar en esta plaza,
indican cuál es el camino que conduce a la "grandeza" evangélica. Es
el camino que Cristo mismo recorrió hasta la cruz; un itinerario de amor y de
servicio, que invierte toda lógica humana. ¡Ser siervo de todos!
Por
esta lógica se dejó guiar la madre Teresa de Calcuta, fundadora
de los Misioneros y de las Misioneras de la Caridad, a quien hoy tengo la
alegría de inscribir en el catálogo de los beatos. Estoy personalmente agradecido
a esta valiente mujer, que siempre he sentido junto a mí. Icono del buen
samaritano, iba por doquier para servir a Cristo en los más pobres de entre
los pobres. Ni siquiera los conflictos y las guerras lograban detenerla.
De
vez en cuando, venía a hablarme de sus experiencias al servicio de los valores
evangélicos. Recuerdo, por ejemplo, sus intervenciones en favor de la vida y en
contra del aborto, también cuando le fue conferido el premio Nobel de la paz
(Oslo, 10 de diciembre de 1979). Solía decir: "Si oís que una mujer
no quiere tener a su hijo y desea abortar, tratad de convencerla de que me
traiga a ese niño. Yo lo amaré, viendo en él el signo del amor de Dios".
martes, 4 de febrero de 2014
Discurso de la Madre Teresa de Calcuta en Estados Unidos a favor de la vida
Lo
que Hagáis a Uno de Mis Pequeños,
A Mí Me Lo Hacéis
A Mí Me Lo Hacéis
Madre Teresa de Calcuta
Discurso durante
El Desayuno Anual de
Oración
Washington,
D.C.
4 de Febrero de
1.994
En el día del juicio, Jesús dirá a los que estén a su derecha:
"Vengan, entren en el Reino. Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve
sed y me dieron de beber; estuve enfermo y me visitaron..." Y luego el
Señor dirá a los que estén a su izquierda: "Apártense de mí, porque estuve
hambriento y no me dieron de comer; estuve sediento y no me dieron de beber;
estuve enfermo y no me visitaron". Y ellos le preguntarán: "¿Cuándo te vimos hambriento, sediento o
enfermo, y no te asistimos? Jesús les responderá entonces: "Todo lo que no
hicieron por el más pequeño de sus hermanos, tampoco lo hicieron por mí".
Como nos reunimos aquí para rezar juntos, pienso
que será hermoso si empezamos con una oración que expresa muy bien lo que Jesús
quiere que hagamos nosotros por el más pequeño. San Francisco de Asís entendió muy bien estas palabras de Jesús y su
vida está expresada muy bien en una oración. Y esa oración, que nosotros
decimos todos los días después de la Santa Comunión, siempre me sorprende a mí,
porque es muy apropiada para cada uno de nosotros. Y yo
siempre me pregunto si hace 800 años cuando San Francisco vivió, tuvieron las
mismas dificultades que tenemos hoy, Yo pienso que algunos de Ustedes ya
tienen esta oración de paz —de manera que la oraremos juntos.
miércoles, 5 de septiembre de 2012
Oración por la familia - Madre Teresa
ORACION POR LA FAMILIA
Padre Celestial, nos has dado un modelo de vida en la Sagrada Familia de Nazaret. Ayúdanos, Padre amado, a hacer de nuestra familia otro Nazaret, donde reine amor, la paz y la alegría.
Que sea profundamente contemplativa, intensamente eucarística y vibrante con alegría. Ayúdanos a permanecer unidos por la oración en familia en los momentos de gozo y de dolor. Enséñanos a ver a Jesucristo en los miembros de nuestra familia especialmente en los momentos de angustia.
lunes, 3 de septiembre de 2012
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