miércoles, 28 de agosto de 2019

CARTA APOSTÓLICA AUGUSTINUM HIPPONENSEM - San Juan Pablo II


CARTA APOSTÓLICA 
AUGUSTINUM HIPPONENSEM
DEL SUMO PONTÍFICE
JUAN PABLO II
EN EL XVI CENTENARIO
DE LA CONVERSIÓN DE SAN AGUSTÍN
A los obispos,
sacerdotes,
familias religiosas
y fieles de toda la Iglesia católica
en el XVI centenario de la conversión
de san Agustín,
Obispo y Doctor de la Iglesia


Venerables hermanos y queridos hijos e hijas, salud y bendición apostólica.

1. Agustín de Hipona, desde que apenas un año después de su muerte fue catalogado como uno de los "mejores maestros de la Iglesia" [1] por mi lejano predecesor Celestino I, ha seguido estando presente en la vida de la Iglesia y en la mente y en la cultura de todo el Occidente. Después, otros Romanos Pontífices, por no hablar de los Concilios que con frecuencia y abundantemente se han inspirado en sus escritos, han propuesto sus ejemplos y sus documentos doctrinales para que se les estudiara e imitara. León XIII exaltó sus enseñanzas filosóficas en la Encíclica Aeterni Patris [2]Pío XI reasumió sus virtudes y su pensamiento en la Encíclica Ad salutem humani generis, declarando que por su ingenio agudísimo, por la riqueza y sublimidad de su doctrina, por la santidad de su vida y por la defensa de la verdad católica nadie, o muy pocos se le pueden comparar de cuantos han florecido desde los principios del género humano hasta nuestros días [3]; Pablo VI afirmó que "además de brillar en él de forma eminente las cualidades de los Padres, se puede afirmar en verdad que todo el pensamiento de la antigüedad confluye en su obra y que de ella derivan corrientes de pensamiento que empapan toda la tradición doctrinal de los siglos posteriores [4].
Yo mismo he añadido mi voz a la de mis predecesores, expresando el vivo deseo de que "su doctrina filosófica, teológica y espiritual se estudie y se difunda, de tal modo que continúe... su magisterio en la Iglesia; un magisterio, añadía, humilde y luminoso al mismo tiempo, que habla sobre todo de Cristo y del amor" [5]. He tenido ocasión además de recomendar especialmente a los hijos espirituales del gran Santo que mantengan "vivo y atrayente el encanto de San Agustín también en la sociedad moderna", ideal estupendo y entusiasmante, porque "el conocimiento exacto y afectuoso de su pensamiento y de su vida provoca la sed de Dios, descubre el encanto de Jesucristo, el amor a la sabiduría y a la verdad, la necesidad de la gracia, de la oración, de la virtud, de la caridad fraterna, el anhelo de la eternidad feliz" [6].
Me es muy grato, pues, que la feliz circunstancia del XVI centenario de su conversión y de su bautismo me ofrezca la oportunidad de evocar de nuevo su figura luminosa. Esta nueva evocación será al mismo tiempo una acción de gracias a Dios por el don que hizo a la Iglesia, y mediante ella a la humanidad entera, gracias a aquella admirable conversión; y será también una ocasión propicia para recordar que el convertido, una vez hecho obispo, fue un modelo espléndido de Pastor, un defensor intrépido de la fe ortodoxa o, como decía él, de la "virginidad" de la fe [7], un constructor genial de aquella filosofía que por su armonía con la fe bien puede llamarse cristiana, y un promotor infatigable de la perfección espiritual y religiosa.

I. La conversión

lunes, 19 de agosto de 2019

San Juan Eudes, apóstol incansable de la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y María - Benedicto XVI


BENEDICTO XVI
AUDIENCIA GENERAL
Castelgandolfo
Miércoles 19 de agosto de 2009
San Juan Eudes y la formación del clero



Queridos hermanos y hermanas: 
Se celebra hoy la memoria litúrgica de san Juan Eudes, apóstol incansable de la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y María, quien vivió en Francia en el siglo XVII, un siglo marcado por fenómenos religiosos contrapuestos y también por graves problemas políticos. Es el tiempo de la guerra de los Treinta Años, que devastó no sólo gran parte de Europa central, sino también las almas. Mientras se difundía el desprecio hacia la fe cristiana por parte de algunas corrientes de pensamiento entonces dominantes, el Espíritu Santo suscitaba una renovación espiritual llena de fervor, con personalidades de alto nivel como De Bérulle, san Vicente de Paúl, san Luis María Grignon de Montfort y san Juan Eudes. Esta gran "escuela francesa" de santidad tuvo también entre sus frutos a san Juan María Vianney. Por un designio misterioso de la Providencia, mi venerado predecesor Pío xi proclamó santos al mismo tiempo, el 31 de mayo de 1925, a Juan Eudes y al cura de Ars, ofreciendo a la Iglesia y a todo el mundo dos ejemplos extraordinarios de santidad sacerdotal.

jueves, 15 de agosto de 2019

Asunción de la Virgen María - Himnos de la liturgia




I Vísperas

HIMNO


El cielo se maravilla,
Virgen, viendo como a vos
junto a sí os ha dado Dios
la más eminente silla.

Sobre los altos confines
del más levantado cielo
subisteis, Virgen, del suelo
en hombros de serafines.

Y mucho se maravilla
el cielo de ver que a vos
junto a sí os ha dado Dios
la más eminente silla.

¡Oh Dios, quién supiera ahora
significar la alegría
que todo el cielo tendría
con su nueva emperadora!

Ángeles podrán decilla,
Virgen, y lo que con vos
hizo vuestro hijo y Dios
cuando os dio tan alta silla. Amén.

Oficio de lectura

HIMNO

La Asunción de María

UN DÍA LA VERÉ (Canción para la Asunción de la Virgen)


Un día la veré

Un día la veré con célica armonía
la gloria de María dichoso cantaré.

Un día al Cielo iré y la contemplaré.

sábado, 10 de agosto de 2019

"San Lorenzo superó todos los sufrimientos corporales con la enorme fortaleza de la caridad" - San Agustín


San Agustín
SERMÓN 302
Sobre el día natalicio de San Lorenzo


1. Hoy es la festividad del bienaventurado mártir Lorenzo. Para esta festividad han resonado lecturas sagradas adecuadas. Las hemos oído y cantado, y hemos acogido con suma atención la lectura evangélica. Sigamos, pues, las huellas de los mártires, imitándoles para que no sea inútil la celebración de sus fiestas. Por otra parte, ¿quién ignora los méritos del mencionado mártir? ¿Quién ha orado allí sin obtener? ¡A cuántos hombres débiles le otorgó su mérito incluso beneficios temporales que él desdeñó! Efectivamente, fueron concedidos no para que permaneciese la debilidad de los que los suplicaban, sino para que, a partir de la concesión de esos favores terrenos, surgiese el amor que les lleve a apetecer otros mejores. Pues con frecuencia, el padre concede a sus hijos pequeños juguetes sin mayor valor para que no lloren si no los reciben. El padre benigno y benévolo les da y les otorga esas cosas que no quiere continuar viendo en manos de sus hijos ya creciditos y con cierta edad. En efecto, da nueces a los hijos a quienes reserva la herencia. El amor paterno se doblega ante los niños juguetones, que se deleitan con ciertos juguetes, para que no desfallezcan por la debilidad propia de la edad. Algo más propio de quien acaricia que de quien edifica. Qué edificaron los mártires, qué pudieron conseguir, de qué se apropiaron con corazón magnánimo y por qué derramaron su sangre, lo acabáis de oír en el evangelio: Grande es vuestra recompensa en los cielos.

viernes, 9 de agosto de 2019

"Toda la vida de Edith Stein se caracteriza por una búsqueda incansable de la verdad y está iluminada con la bendición de la cruz de Cristo" San Juan Pablo II

BEATIFICACIÓN DE LA HERMANA
TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ
HOMILÍA DEL PAPA
JUAN PABLO II

Estadio Köln-Müngersdorf
Viernes 1 de mayo de 1987


"Bienaventurados los que vienen de la gran tribulación y lavaron sus túnicas y las blanquearon en la sangre del Cordero" (Ap 7,14).

1. Entre estos hombres y mujeres bienaventurados, saludamos hoy con gran veneración profunda y santa alegría a una hija del pueblo de Israel, rica en sabiduría y arrojo. Formada en la rígida escuela de la tradición de Israel y caracterizada por una vida de virtud y renuncia en la vida religiosa, demostró un ánimo heroico en el camino hacia el campo de exterminio. Unida al Señor resucitado, entregó su vida "por la paz verdadera" y "por el pueblo": Edith Stein, judía, filósofa, religiosa, mártir.

Muy venerado señor cardenal, queridos hermanos y hermanas:

Con la beatificación de hoy se realiza un deseo acariciado durante mucho tiempo, no sólo por la archidiócesis de Colonia, sino también por muchos cristianos y comunidades en la Iglesia. Hace siete años, la Conferencia Episcopal Alemana unánimemente presentó esta petición a la Santa Sede; a la petición se unieron numerosos obispos simpatizantes de otros países. Por ello es grande la alegría que todos sentimos, pues al fin puedo proponer hoy en nombre de la Iglesia y ante los fieles a la hermana Teresa Benedicta de la Cruz como Beata en la gloria de Dios. A partir de ahora podemos venerarla como mártir y solicitar su intercesión ante el trono del Señor. Todos podemos, pues, felicitarnos por ello: pero especialmente sus hermanas del Carmelo de Colonia y de Echt, así como toda la Orden. El hecho de que en esta celebración litúrgica se hallen también presentes hermanos y hermanas judíos, sobre todo familiares de Edith Stein, nos llena de sentimientos de alegría y gratitud.

2. "Señor, date a conocer en el día de nuestra tribulación y fortaléceme" (Est 4,17r).

Las palabras de esta súplica, que hemos escuchado en la primera lectura de la liturgia de hoy, las pronuncia Ester, una hija de Israel, en tiempos del exilio en Babilonia. Su oración, dirigida a Dios, el Señor, en un momento de peligro mortal para todo su pueblo, nos conmueve profundamente: "Señor mío, tú que eres nuestro único rey, socórreme a mí, desolada, que no tengo ayuda sino en ti; porque se acerca el peligro... Tú, Señor, escogiste a Israel entre todas las naciones, y a nuestros padres entre todos sus progenitores, por heredad perpetua... Acuérdate de nosotros, Señor... y sálvanos con tu poder" (Est 4,17 l-t).

miércoles, 7 de agosto de 2019

"Realmente San Cayetano estuvo adornado de espìritu sacerdotal" - San Juan Pablo II


CARTA DEL SANTO PADRE 
JUAN PABLO II
AL PREPÓSITO GENERAL DE LA ORDEN 
DE LOS CLÉRIGOS REGULARES -TEATINOS- 
EN EL QUINTO CENTENARIO
DEL NACIMIENTO DE SAN CAYETANO DE THIENE



Al querido hijo
Michele Tucci, 
Prepósito general de la Orden de los Clérigos Regulares -teatinos-.

La Iglesia, en la celebración litúrgica de los Santos, suele conmemorar el ala de su nacimiento para el cielo; pero también es conveniente renovar, con gratitud a Dios dador de todos los bienes, el recuerdo del día en que nacieron para la tierra. Los Santos, a los que llama Dios "en virtud de su propósito y de la gracia" (2 Tim 1, 9) para que sean conformes de manera especial con la imagen de su Hijo Cristo, son miembros preclaros del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia (cf. Col 1,18), ejemplos de perfección evangélica, y muchas veces han sido puestos para que dejen testimonio con su multiforme actividad en las grandes empresas de la Iglesia y del género humano.

Con paternal gozo, pues, he sabido, queridísimos hijos de San Cayetano de Thien, que vais a celebrar el V centenario de su nacimiento.

Cayetano, como atestigua la historia, nació en Vicenza el mes de octubre de 1480, de una familia llena de religiosidad, y aprovechó estas circunstancias tan a propósito para fomentar enseguida la santidad fundamental recibida en el bautismo, es decir, la gracia santificante, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, que cultivó personalmente, ya que cada día siguió más de cerca y con mayor fidelidad a Cristo que le llamaba a la santidad, primero en el estado laical, luego en el sacerdotal y, finalmente, en la vida religiosa.

lunes, 5 de agosto de 2019

13 de mayo de 1981 día del atentado a San Juan Pablo II y a la familia



El 13 de mayo de 1981, ha quedado grabado en la historia como el día del sacrílego atentado contra el Papa San Juan pablo II.
La audiencia general de ese día miércoles 13 de mayo no llegó a celebrarse. A las 5 de la tarde, la plaza de San Pedro estaba inundada de fieles: de 30 a 40 mil romanos y peregrinos. Entre ellos estaban los siguientes grupos de habla hispana: religiosas del Instituto de Hijas de María; religiosas de las Escuelas Pías, que toman parte en su IV conferencia general; el consejo general y las provinciales de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús; peregrinos de México, Guatemala, Bolivia y Argentina; y la peregrinación de la catedral de Castelló de Ampurias (Gerona), así como un grupo de matrimonios españoles. El Papa entró en la plaza en su "jeep" blanco y pasó, como siempre, junto a las vallas saludando a los presentes. Apenas había terminado de dar la primera vuelta, cuando sucedió el atentado. La inmensa multitud quedó atónita y sumida en la más profunda consternación. La única reacción común fue la plegaria. Los altavoces explicaron lo acaecido y la inmensa asamblea comenzó a rezar... La voz del Vicario de Cristo no llegó a oírse. Juan Pablo II tenía preparados sus discursos: la catequesis dedicada a conmemorar el 90 aniversario de la publicación de la Encíclica "Rerum novarum" de León XIII, la alocución anunciando la creación del "Consejo para la Familia" y el ''Instituto internacional de Estudios sobre matrimonio y familia" y los saludos a los diversos grupos de peregrinos. Estos textos que, aunque no han sido leídos, pasan a formar parte de las "enseñanzas pontificias" con un carácter especial por las circunstancias en que no fueron pronunciados. (L'Osservatore Romano, ed. en español, 17 de mayo de 1981, página 287)
Junto al atentado a la vida del Santo Padre, se producía entonces también un atentado a las instituciones eclesiales destinadas a ocuparse específicamente sobre el Evangelio de la Familia, su profundización, anuncio y defensa, cuya luz hizo brillar con valentía, claridad y firmeza el Magno Juan Pablo.
Hoy pareciera que algunas sombras pretenden oscurecer el brillo de esa luz. Al invocar la intercesión de la Virgen de Fátima y de San Juan Pablo II, para que el Señor renueve el esplendor de la verdad sobre el matrimonio y la familia, compartimos las palabras del Santo Padre anunciando la creación de las mencionadas instituciones

domingo, 4 de agosto de 2019

La liturgia de las horas


OFICINA PARA 
LAS CELEBRACIONES LITÚRGICAS 
DEL SUMO PONTÍFICE

¿Cuándo celebrar? 4: 
La Liturgia de las Horas (CEC, 1174-1178)


La sección litúrgica del Catecismo de la Iglesia Católica (CEC), en el párrafo «¿Cuándo celebrar?», dedica un espacio al «Oficio Divino», hoy llamado «Liturgia de las Horas» (LdH). La LdH es parte del Culto divino de la Iglesia, y no un mero apéndice de los sacramentos. Es sagrada Liturgia en el verdadero sentido. En la LdH, como en el sacramental (en particular la Liturgia Eucarística, de la cual el Oficio es como una extensión), se entrecruzan dos dinámicas: «desde lo alto» y «desde abajo».

Considerada «desde lo alto», la LdH fue traída a la tierra por el Verbo, cuando se hizo hombre para redimirnos. Por eso, el Oficio Divino se define como «el himno que se canta en el Cielo por toda la eternidad», introducido «en el exilio terreno» por el Verbo encarnado (cfr. Pío XII, Mediator Dei: EE 6/565; también: Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium [SC], n. 83). Podemos cantar las alabanzas de Dios, porque Dios mismo nos permite esto y nos enseña cómo hacerlo. En este sentido, la LdH representa la reproducción, obrada por la Iglesia peregrina y militante, del canto de los espíritus celestiales y de los bienaventurados, que forman la Iglesia gloriosa del Cielo. Es por esta razón que el lugar donde los monjes, frailes y canónigos se reúnen para rezar el Oficio ha tomado el nombre de «coro»: el cual quiere reproducir visiblemente las órdenes angelicales y los coros de los santos, que constantemente alaban la majestad de Dios (cfr. Is. 6,1-4; Ap. 5,6-14). Por lo tanto, el coro está estructurado en forma circular no para facilitar la mirada del uno al otro, mientras se celebra la LdH, sino para representar el «asomarse el cielo sobre la tierra» (Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, n. 35) que se produce cuando celebramos el Culto Divino.

sábado, 3 de agosto de 2019

El año litúrgico


OFICINA PARA
LAS CELEBRACIONES LITÚRGICAS
DEL SUMO PONTÍFICE

¿Cuándo celebrar? 3: El año litúrgico (CEC 1168-1173)


En la Pascua –que significa inseparablemente cruz y resurrección– se sintetiza la entera historia de la salvación, está presente de forma concentrada toda la obra de la redención. “Se podría decir que la Pascua constituye la categoría central de la teología del Concilio” (J. Ratzinger, Opera omnia, 774). En este contexto se sitúa también el Año litúrgico. De hecho, “a partir del «Triduo Pascual», como de su fuente de luz, el tiempo nuevo de la resurrección llena todo el año litúrgico con su resplandor” (Catecismo de la Iglesia Católica [CEC], 1168).

No podía ser de otro modo pues la Pasión, muerte y resurrección del Señor “es un acontecimiento real, sucedido en nuestra historia, pero absolutamente singular: todos los demás acontecimientos suceden una vez, y luego pasan y son absorbidos por el pasado. El misterio pascual de Cristo, por el contrario, no puede permanecer solamente en el pasado, pues por su muerte destruyó a la muerte, y todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así todos los tiempos y en ellos se mantiene permanentemente presente. El acontecimiento de la cruz y de la resurrección permanece y atrae todo hacia la Vida” (CEC, 1085).

viernes, 2 de agosto de 2019

El día del Señor


OFICINA PARA
LAS CELEBRACIONES LITÚRGICAS
DEL SUMO PONTÍFICE

¿Cuándo celebrar? 2: El día del Señor (CIC 1166 1167)


Todo el año litúrgico está marcado por el ritmo regular de los domingos que se suceden, en los cuales la Iglesia a lo largo de los siglos, se reúne en asamblea litúrgica para celebrar el Misterio pascual de Cristo: “El domingo es por excelencia el día de la asamblea litúrgica, el día en el cual los fieles se reúnen” (Catecismo de la Iglesia Católica [CIC],1167).

¿Pero por qué el día domingo? La respuesta encuentra sus raíces profundas en el Nuevo Testamento. Según el testimonio concordado de los Evangelios, en el “primer día después del sábado” el Señor resucita y se aparece ante a las mujeres y después a los discípulos (cf. Mc. 16,2.9; Lc. 24,1; Jn. 20,1.19).

Ese mismo día Jesús se manifiesta a los discípulos de Emaús (cf. Lc. 24,13-35) y después a los once apóstoles (cf. Lc. 24,36; Jn. 20,19) y les dona el Espíritu Santo (cf. Jn. 20,22-23). Ocho días después, el Resucitado encuentra nuevamente a los suyos (cf. Jn. 20,26). Era aún domingo cuando cincuenta días después de la resurrección, el Espíritu Santo, bajo la forma de un “viento impetuoso” y “fuego” (Hch. 2,23), se infunde en los apóstoles reunidos con María en el Cenáculo.

jueves, 1 de agosto de 2019

El tiempo litúrgico


OFICINA PARA 
LAS CELEBRACIONES LITÚRGICAS
DEL SUMO PONTÍFICE

¿Cuándo celebrar? 1: 
El tiempo litúrgico (CEC 1163-1165)


La Iglesia celebra cada año la redención cumplida por Jesucristo, empezando por el domingo, el día de la semana que toma el nombre del Señor resucitado, hasta terminar en la gran solemnidad de la Pascua anual. Pero se pasa revista y se hacen presentes todos los misterios de la vida de Cristo: ¿en qué sentido? Si Cristo es contemporáneo a cada hombre en cada tiempo, sus acciones, en cuanto Hijo de Dios, no son hechos del pasado sino actos siempre presentes en cada tiempo, con todos sus méritos, que por lo tanto portan salvación a cuantos hacen memoria (cf. Catecismo de la Iglesia Católica [CEC], 1163). Las acciones de Jesucristo son eternas como su palabra: comunican y explican la vida; por lo tanto no pasan, desde el mismo acto supremo de su sacrificio en la cruz; este es representado o renovado, como dice el mismo Catecismo, en cuanto no es nunca un pasado, sino que es siempre presente. Y nosotros hacemos memoria, obedientes a su invitación: «Hagan esto en memoria mía».

Quizás es importante comprender el concepto de memoria para entender el tiempo litúrgico: aquello no significa el recuerdo del pasado, sino la capacidad del hombre, dada por Dios, de comprender en el hoy, el pasado y el futuro. En efecto, el hombre que pierde la memoria, no solo olvida el pasado, sino que no comprende quién es al presente, y menos aún puede proyectarse al futuro.

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