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jueves, 5 de noviembre de 2020

Fragmentos de Verdad Católica (24) - El diablo: ¿Cómo vencerlo?

 

EL DIABLO: ¿CÓMO VENCERLO?

 

¿Quién es el Diablo? - ¿Qué poderes tiene el diablo sobre nosotros? - ¿Qué poderes tiene el diablo sobre nosotros? - ¿En qué modo Jesús se comporta con los demonios? -  ¿Cómo se vence al diablo? - ¿Qué cosa es un exorcismo? - ¿De qué manera se practica el exorcismo? - ¿Qué otras características tiene el exorcismo solemne? - ¿Qué otras características tiene el exorcismo solemne? - ¿Cómo se reconoce una posesión diabólica? - ¿Existen oraciones para ser recitadas en casos de influjos menores del demonio? - ¿Qué otros consejos útiles da la Iglesia en relación al influjo del maligno?


¿Quién es el Diablo?

- La Iglesia enseña que al comienzo los diablos eran ángeles buenos, creados por Dios, pero que después por sí mismos, por su libre e irrevocable decisión, se transformaron en malvados, rebelándose, rechazando a Dios.

- El Evangelio de San Juan llama al diablo-Satanás "el príncipe de este mundo" (Jn 12, 31). "El diablo es pecador desde el principio" (1 Jn 3, 8), y se opone personalmente a Dios y a su plan de salvación.


¿Qué poderes tiene el diablo sobre nosotros?

- En la Primera Carta del mismo San Juan se lee: "Todo el mundo yace bajo el poder del Maligno" (5, 19). San Pablo habla de nuestra batalla contra las potencias espirituales (cfr. Ef 6, 10-17). Es también por causa de él que el pecado y sus consecuencias (enfermedad, sufrimiento, cataclismos y sobretodo la muerte) entraron en el mundo.

- El diablo obra generalmente mediante la tentación y el engaño; es mentiroso, "padre de la mentira" (Jn 8, 44). Puede engañar, inducir al error, ilusionar. Como Jesús es la Verdad (cfr. Jn 8, 44), así el diablo es el mentiroso por excelencia. El escritor francés Charles Baudelaire decía que la astucia más perfecta de Satanás consiste en convencernos de que no existe.

- El diablo posee un inmenso poder de seducción:

· sedujo a Adam y a Eva: de todas las obras realizadas por el diablo "La más grave en consecuencias de estas obras ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios" (CIC, 394);

· ha tratado de seducir también a Cristo directamente (cfr. Lc 4,1-13) o sirviéndose de Pedro (cfr. Mt 16,23);

· trata de seducir a los discípulos de Cristo. La estrategia que sigue para obtener este resultado es la de convencer al ser humano de que una vida vivida en la desobediencia a la voluntad divina es mejor que aquella vivida en la obediencia. Engaña a los seres humanos persuadiéndolos de que no hay necesidad de Dios y de que son autosuficientes, sin necesidad de la Gracia y de la Salvación. Incluso engaña a los seres humanos disminuyendo, más aún haciendo desaparecer el sentido del pecado.

- "El poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios" (CIC, 395).

- Su acción, además de ser limitada, "es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero "nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8,28)" (CIC, 395)

 

¿Por qué Dios "permite" a Satanás que "atormente" al ser humano?

martes, 23 de julio de 2019

Dos entrevistas que publicamos como homenaje a Mons. Juan Rodolfo Laise


Entrevista concedida al Servicio Informativo de Actualidad Católica (SIAC) por el obispo emérito de San Luis, monseñor Juan Rodolfo Laise, al cumplir  85 años en 2011. Quien desde el 6 de junio de 2002 vivía en el santuario de San Pío de Pietrelcina, en la localidad italiana de San Giovanni Rotondo.


-¿Por qué eligió estar en San Giovanni Rotondo?

     Mons. Laise: Por dos motivos el primero, porque en este lugar el apostolado más importante es el de atender, consolar, perdonar a incontable cantidad de fieles que llegan a San Giovanni Rotondo, desde los lugares más lejanos del mundo y sobre todo, desde todas las ciudades de Italia, todos los días, incluso en el período invernal.

     De este modo continúo mi misión episcopal iniciada en la diócesis de San Luis, en la Argentina, porque no pudiendo concluirla, por las disposiciones del Derecho Canónico de la Iglesia, continúo la misión que Jesús Resucitado, en la misma tarde del domingo de su Resurrección, transmitió a los Apóstoles: La misión de perdonar los pecados, en su nombre, cuando insuflando sobre ellos al Espíritu Santo, les concedió este poder, para realizarlo hasta el fin de los siglos.

     En este Santuario hay cuatro turnos de confesiones, con confesores de todas las lenguas, desde las 7.30 hasta las 12.30 y desde las 15 hasta las 18.30. Confieso en italiano y español y también, en francés e inglés.

     Es éste un ministerio, imprescindible, en este Santuario de Nuestra Señora de las Gracias y de San Pío de Pietrelcina, porque ha sido el ministerio que el padre Pío realizó durante toda su vida hasta su último día de vida. Era lo único que deseaba y le importaba: llevar las almas a Dios.

jueves, 1 de junio de 2017

Fe Cristiana y demonología - Congregación para la doctrina de la fe

FE CRISTIANA Y DEMONOLOGÍA
La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe ha encargado a un experto la preparación del presente estudio, que recomienda encarecidamente como base segura para reafirmar la doctrina del Magisterio acerca del tema «Fe cristiana y demonología».


A lo largo de los siglos la Iglesia ha reprobado las diversas formas de superstición, la preocupación excesiva acerca de Satanás y de los demonios, los diferentes tipos de culto y de apego morboso a estos espíritus [1]; sería por esto injusto afirmar que el cristianismo ha hecho de Satanás el argumento preferido de su predicación, olvidándose del señorío universal de Cristo y transformando la Buena Nueva del Señor resucitado en un mensaje de terror. Ya San Juan Crisóstomo declaraba a los cristianos de Antioquía: «No es para mí ningún placer hablaros del diablo, pero la doctrina que este tema me sugiere será para vosotros muy útil»[2]. Efectivamente, sería un error funesto comportarse como si nada tuvieran que enseñarnos las lecciones de la historia y considerar que la Redención ha surtido ya todos sus efectos sin que haga falta empeñarse en la lucha de la que nos hablan el Nuevo Testamento y los maestros de vida espiritual.
Un malestar actual
En este error se puede caer hoy también. En efecto, son muchos los que se preguntan si no sería el caso de examinar de nuevo la doctrina católica acerca de este punto, comenzando por la Escritura. Algunos creen imposible cualquier toma de posición —¡como si se pudiera dejar en suspenso este problema!— haciendo notar que los Libros Sagrados no permiten pronunciarse ni en favor ni en contra de la existencia de Satanás y de los demonios; con mayor frecuencia tal existencia es puesta abiertamente en duda. Ciertos críticos, creyendo poder distinguir la posición propia de Jesús, insinúan que ninguna de sus palabras garantizan la realidad del mundo de los demonios, sino que la afirmación de la existencia de los mismos, cuando tal afirmación aparece, refleja más bien las ideas de los escritos judaicos o depende de tradiciones neotestamentarias y no de Cristo; y dado que dicha afirmación no formaría parte del mensaje evangélico central, no comprometería hoy nuestra fe y seríamos libres de abandonarla. Otros, más objetivos, y a la vez más radicales, aceptan las aserciones de la Sagrada Escritura en su sentido más obvio, pero añaden que en el mundo actual no son aceptables ni siquiera para los cristianos. Por esto, también ellos las eliminan. Para algunos, finalmente, la idea de Satanás, sea cual fuere su origen, no tiene ya importancia y el intento de justificarla no lograría sino hacer perder crédito a nuestras enseñanzas o hacer sombra al discurso acerca de Dios, que es el único que merece nuestro interés. Hay que notar que para unos y otros los nombres de Satanás y del demonio no son sino personificaciones míticas y funcionales, cuyo único significado es el de subrayar dramáticamente el influjo del mal y del pecado sobre la Humanidad. Un simple lenguaje, por tanto, que nuestra época debería descifrar con el fin de encontrar una manera diversa de inculcar en los cristianos el deber de luchar contra todas las fuerzas del mal existentes en el mundo.
Estas tomas de posición, repetidas con gran alarde de erudición y difundidas por revistas y por ciertos diccionarios de teología, no pueden menos de turbar los ánimos. Los fieles, acostumbrados a tomar en serio las advertencias de Cristo y de los escritos apostólicos, tienen la impresión de que esta forma de hablar tiende a cambiar radicalmente, en este punto, la opinión pública; además, quienes conocen las ciencias bíblicas y religiosas se preguntan hasta dónde podrá llevarnos el proceso de desmitización emprendido en nombre de una cierta hermenéutica.
Frente a tales postulados, y con el fin de dar una respuesta a los mismos, hemos de detenernos, brevemente, ante todo, en el Nuevo Testamento, para poner de relieve su testimonio y autoridad.

EL NUEVO TESTAMENTO Y SU CONTEXTO

lunes, 18 de agosto de 2014

En un exorcismo el diablo me dijo con rabia: ¡No soporto que se amen! (los esposos)

Reportaje que Roberto Zanini  realizado a Don Sante Babolin, exorsista de Padua, publicado en Avvenire

«No he dudado nunca de la existencia del diablo y de su influencia en el hombre; pero desde que soy exorcista he entendido qué significa verdaderamente. El Maligno es capaz de destruir culturas, de destruir pueblos. Tiene envidia del hombre, del que envidia sobre todo su capacidad de amar. A causa de esta envidia, mucha gente sufre. He enseñado Filosofía en la Gregoriana durante más de treinta años. Cuando volví a Padua, mi diócesis, el obispo Antonio Mattiazzo me confió este ministerio. En siete años he seguido a más de 1300 personas con trastornos del alma más o menos graves. Son hombres y mujeres sólo de la diócesis porque he decidido, de acuerdo con mis superiores, no acoger peticiones que vengan de fuera de la diócesis. En parte porque no podría y, en parte, porque es importante que los obispos comprendan la urgencia del problema y no descuiden el nombramiento de exorcistas».

Emergencia pastoral
Lo que describe don Sante Babolin, ordinario emérito de Filosofía con decenas de publicaciones, es una verdadera emergencia pastoral. Así la define él mismo. Su último libro, que nace de su experiencia como exorcista en Padua (L’esorcismo. Ministero della consolazione, Exorcismo, Ministerio de la consolación – ndt-), se presenta como una manual de extraordinaria eficacia, capaz de dar una lectura del problema en cada uno de sus aspectos: atento a las urgencias espirituales, sin mistificar la realidad y sin caer en el sensacionalismo.

- En el prólogo usted subraya, con el filósofo Maurice Blondel, que "la verdadera filosofía es la santidad de la razón".
- Es el argumento decisivo. Cuando era profesor (durante 40 años: 7 en el seminario de Padua y 33 en la Gregoriana), mi objetivo era unir la cátedra (la razón) con el altar (la oración), sin superponerlas, y he considerado la enseñanza como un ministerio. Ahora que estoy siempre anclado al altar sé que tengo que seguir usando la razón, el único instrumento que el hombre posee para ejercitar su obligado discernimiento.

- ¿Y la santidad?

martes, 22 de julio de 2014

Las armas para vencer al diablo - P. Francesco Bamonte

Entrevista concedidad por el presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, P. Bamonte a Radio Vaticana

 

El Papa Francisco ha mencionado muchas veces al demonio en sus homilías, recordándonos su existencia real y su actuar.

Sin duda, el fundamento de la predicación y de las enseñanzas del Papa Francisco es Jesucristo; pero el Papa nos exhorta a no olvidar lo que la Sagrada Escritura nos dice: que los demonios existen: son ángeles creados por Dios que se transformaron en malvados porque libremente eligieron rechazar a Dios y su Reino, dando origen así al infierno.
Los demonios actúan en la historia personal y comunitaria de los hombres, tratando de propagar entre los hombres la elección del mal. Por eso, no basta saber que existen, sino que es preciso también conocer cómo actúan para prevenir y rechazar sus ataques y no caer en sus trampas.
El Papa ha descrito a menudo cómo actúan los demonios a través de la tentación para separar a los hombres de Cristo. De hecho, quieren que seamos como ellos; no quieren la santidad de Cristo en nosotros, no quieren nuestro testimonio cristiano, no quieren que seamos discípulos de Jesús.
El Papa también ha subrayado varias veces que los demonios –que son repelentes y repugnantes- se disfrazan de ángeles de luz para hacerse atractivos y engañar mejor a los hombres. Jesús en el Evangelio nos enseña cómo luchar y vencer a los demonios con su gracia.

 

¿Cuáles son las armas más poderosas contra el diablo?

jueves, 31 de octubre de 2013

Sobre los novísimos - Card. Joseph Ratzinger

El demonio y su cola  - Un pensamiento siempre actual - "Un adiós" sospechoso - ¿Biblistas o sociólogos?» - Del purgatorio al limbo - Un servicio al mundo - No olvidar a los ángeles - El retorno del Espíritu

El demonio y su cola
Entre los muchos temas sobre los que departió ampliamente el cardenal Ratzinger, anticipados ya en el reportaje periodístico que precedió a este libro, hay un aspecto marginal que parece haber centrado la atención de muchos comentaristas.  Como era de prever, muchos artículos, con su correspondiente titulación, estaban dedicados no precisamente a los profundos análisis teológicos, exegéticos o eclesiológicos del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sino más bien a las referencias (algunos párrafos entre decenas de cuartillas) a aquella realidad que la tradición cristiana designa con los nombres de Diablo, Demonio, o Satanás.

¿Por el atractivo de lo pintoresco? ¿Por la divertida curiosidad hacia eso que muchos (incluso cristianos) consideran como una "supervivencia folklórica", como un aspecto "inaceptable para una fe que ha llegado a la madurez"? ¿O acaso se trata de algo más profundo, de una inquietud que se oculta detrás de la burla? ¿Serena tranquilidad, o exorcismo revestido de ironía?

No vamos a responder a esto.  Nos contentaremos con registrar el hecho objetivo: no hay tema como el del "Diablo" para suscitar el revuelo de los mass-media de la sociedad secularizada.

          Es difícil olvidar el eco —inmenso, y no sólo irónico, sino a veces hasta rabioso— que suscitó Pablo VI con su alocución durante la audiencia general del 15 de noviembre de 1972.  En ella volvía sobre lo que ya había expresado el 29 de junio precedente en la Basílica de San Pedro refiriéndose a la situación de la Iglesia: «Tengo la sensación de que por algún resquicio ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios».  Y había añadido entonces que «si en el Evangelio, en los labios de Cristo, se menciona tantas veces a este enemigo de los hombres», también en nuestro tiempo él, Pablo VI, creía «en algo preternatural que había venido al mundo para perturbar, para sofocar los frutos del Concilio Ecuménico y para impedir que la Iglesia prorrumpa en el himno de júbilo, sembrando la duda, la incertidumbre, la problemática, la inquietud y la insatisfacción» 13 (Nota 13: Pablo VI, Alocución en la audiencia general del 29 de junio de 1972).

Ya ante aquellas primeras alusiones se levantaron en el mundo murmullos de protesta.  Pero ésta explotó de lleno —durante meses y en los medios de comunicación del mundo entero— en aquel 15 de noviembre de 1972 que se ha hecho famoso: «El mal que existe en el mundo es el resultado de la intervención en nosotros y en nuestra sociedad de un agente oscuro y enemigo, el Demonio.  El mal no es ya sólo una deficiencia, sino un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor.  Terrible realidad.  Misteriosa y pavorosa.  Se sale del marco de la enseñanza bíblica y eclesiástica todo aquel que rehusa reconocerla como existente; e igualmente se aparta quien la considera como un principio autónomo, algo que no tiene su origen en Dios como toda creatura; o bien quien la explica como una pseudorrealidad, como una personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras desgracias» 14 (Nota 14:. Pablo VI, Alocución del 15 de noviembre de 1972).

         Tras añadir algunas citas bíblicas en apoyo de sus palabras, Pablo VI continuaba: «El Demonio es el enemigo número uno, es el tentador por excelencia.  Sabemos que este ser oscuro y perturbador existe realmente y sigue actuando; es el que insidia sofísticamente el equilibrio moral del hombre, el pérfido encantador que sabe insinuarse en nosotros por medio de los sentidos, de la fantasía, de la concupiscencia, de la lógica utópica, o de las confusas acciones sociales, para introducir en nosotros la desviación... » 15 (Nota 15: Ibid.: Pablo VI, Alocución del 15 de noviembre de 1972).

miércoles, 2 de octubre de 2013

La caída de los ángeles rebeldes - Juan Pablo II

JUAN PABLO II
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 13 de agosto de 1986 
La caída de los ángeles rebeldes 

1. Continuando el tema de las precedentes catequesis dedicadas al artículo de la fe referente a los ángeles, criaturas de Dios, vamos a explorar el misterio de la libertad que algunos de ellos utilizaron contra Dios y contra su plan de salvación respecto a los hombres.

Como testimonia el Evangelista Lucas en el momento, en el que los discípulos se reunían de nuevo con el Maestro llenos de gloria por los frutos recogidos en sus primeras tareas misioneras, Jesús pronuncia una frase que hace pensar: "veía yo a Satanás caer del cielo como un rayo" (Lc 10, 18).

Con estas palabras el Señor afirma que el anuncio del reino de Dios es siempre una victoria sobre el diablo, pero al mismo tiempo revela también que la edificación del reino está continuamente expuesta a las insidias del espíritu del mal. Interesarse por esto, como tratamos de hacer con la catequesis de hoy, quiere decir prepararse al estado de lucha que es propio de la vida de la Iglesia en este tiempo final de la historia de la salvación (así como afirma el libro del Apocalipsis. cf. 12, 7). Por otra parte, esto ayuda a aclarar la recta fe de la Iglesia frente a aquellos que la alteran exagerando la importancia del diablo o de quienes niegan o minimizan su poder maligno.

Las precedentes catequesis sobre los ángeles nos han preparado para comprender la verdad, que la Sagrada Escritura ha revelado y que la Tradición de la Iglesia ha transmitido, sobre Satanás, es decir, sobre el ángel caído, el espíritu maligno, llamado también diablo o demonio.

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