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sábado, 20 de junio de 2020

Novena San Pedro y San Pablo con textos de San Juan Pablo II


Primer día
En el nombre del Padre y, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración Inicial
Buen Jesús, yo creo que Tú eres el Señor de la vida. Yo creo que Tú has venido a reconciliar todas mis rupturas y que me amas hasta el extremo. Te pido que me ayudes a escuchar tu Palabra, a amarte más y seguirte como lo hicieron los Apóstoles.
Acto penitencial
(En silencio, se realiza un breve examen de conciencia)
Te pido perdón Señor por todos mis pecados. ¡Son tantas las veces que te he fallado! Veo tu Corazón traspasado y sé que han sido mis propios pecados los que te han llevado a la muerte en la Cruz. Pero también sé que Tú has querido beber ese Cáliz para reconciliarme. Ayúdame Señor a amarte con todas mis fuerzas y con todo mi corazón
Reflexión para el primer día de la Novena
“La solemnidad de san Pedro y san Pablo nos invita a revivir la fe de estos dos Apóstoles, columnas de la Iglesia, que hicieron de Cristo la pasión de su vida. Pedro, con la palabra y con la sangre, lo confesó ‘Hijo de Dios vivo’ (Mt 16, 16). Pablo, una vez que se hubo convertido y trasformado en apóstol de los gentiles, fue conquistado por él hasta el punto de exclamar: ‘¡Para mí la vida es Cristo!’ (Flp 1, 21). Su recuerdo nos impulsa al compromiso de una fidelidad cada vez mayor y una unidad cada vez más profunda”. 
San Juan Pablo II, ángelus del 29 de junio de 1996.

martes, 10 de marzo de 2020

Novena a San José



Novena a San José

Antífona final para todos los días: Tenía el mismo Jesús al empezar su vida pública, cerca de 30 años, hijo según se pensaba, de José.
V) San José, ruega por nosotros.
R) Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración: Oh Dios que con inefable providencia te dignaste elegir al bienaventurado José por esposo de tu Madre santísima: te rogamos nos concedas que merezcamos tener en los cielos por intercesor, al que en la tierra veneramos por protector: Tú que vives y Reinas por los siglos de los siglos. Amén. (Esta oración tiene indulgencias plenarias y parciales.)


Día primero

¡Oh castísimo esposo de María! me compadezco de las terribles angustias que padeciste, cuando creíste de verte separar de tu Esposa Inmaculada; y te doy el parabién por la alegría inefable que te causó saber de boca de un ángel el misterio de la Encarnación. Por este dolor y alegría, te pido consueles nuestras almas en vida y en muerte, obteniéndonos la gracia de vivir como cristianos, y morir santamente en los brazos de Jesús y de María.

Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Día Segundo

sábado, 4 de mayo de 2019

Novena a la Virgen de Fátima por las familias


Novena a la Virgen de Fátima por las familias

  

En tiempos de desesperanza, acudimos a la Madre. Junto a ella, no tememos a la noche del mundo...
“La batalla final entre el Señor y el reino de Satanás será acerca del matrimonio y de la familia. Quien defienda esta causa será combatido". (Palabras de Sor Lucía, la vidente de Fátima: Carta enviada al Cardenal Carlo Caffarra).

Introducción
El mundo actual parece ver cumplidas estas palabras proféticas de la pastorcita de Fátima. Hoy, más que nunca, el sacramento del matrimonio y la familia cristiana que en él se funda, son combatidos por sistemas políticos e ideológicos a los que incomoda y hasta repugna la sola mención de Dios.
Ante esta realidad, los cristianos debemos dar un testimonio audaz, coherente  y creíble de las enseñanzas de Jesús. Pero no es suficiente con el testimonio. Debemos orar con más perseverancia. Insistir con confianza filial, para que nuestras súplicas sean más fuertes que las de los falsos profetas del odio y la venganza, de la división y del engaño.
Inspirados por la vida y las palabras de los grandes maestros de la fe, acudamos pues, a María, Nuestra Señora de Fátima, la gran Madre de Dios y de todos los hombres, que en su entrañable amor, no nos abandona desde que, en la persona del humilde y fiel apóstol Juan, fuimos constituidos hijos suyos por el mismo Jesucristo. Ella es la veraz profetisa de los últimos tiempos y la radiante Aurora de los nuevos.
Su Manto celestial es la sagrada tienda de campaña en que nos refugiamos las ovejas dispersas del rebaño de Cristo. En su tierno regazo hallan calor materno, refugio y esperanza las familias en las que el Maligno ha sembrado semillas de odio, rencor, división y desesperanza. Por la incomparable intercesión de esta Madre bendita, obtenemos de Dios el don del anhelado perdón de nuestros pecados y la perla de la paz para nuestras almas.


NOVENA

viernes, 1 de junio de 2018

Novena al Sagrado Corazón de Jesús


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración preparatoria
¡Oh Corazón divinísimo de mi amado Jesús, en quien la Santísima Trinidad depositó tesoros inmensos de celestiales gracias! Concededme un corazón semejante a vos mismo, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestro sagrado culto y bien de mi alma. Amén.
Rezar aquí la oración de correspondiente a cada día…

martes, 19 de diciembre de 2017

Novena de Navidad - meditaciones se San Alfonso María de Ligorio día 6 - He venido a ser como hombre sin socorro, libre entre los muertos

Novena de Navidad-sexto día, para rezar 21 de diciembre.
MEDITACIONES DE SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO
Para los nueve días antes de la Navidad


Meditación VI

He venido a ser como hombre sin socorro, libre entre los muertos Sal. 87, 5
Factus sum sicut sine adjutorio, inter mortuos liber



Considera la vida penosa que tuvo Jesucristo en el seno de su madre, por la prisión tan larga, estrecha y oscura que allí padeció por nueve meses. Es verdad que los otros niños están en el mismo estado; más ellos no sienten las incomodidades, porque nos las conocen.
Pero Jesús las conocía bien, porque desde el primer instante de su vida tuvo perfecto uso de razón. Tiene sentidos, y no podía servirse de ellos; tenía ojos, y no podía ver, tenía lengua y no podía hablar; manos, y no las podía extender; pies, y no podía andar; así que por nueve meses hubo de estar encerrado como en un sepulcro. He venido a ser, nos dice él mismo David, como hombre sin socorro, libre entre los muertos. El era libre, porque voluntariamente se había hecho prisionero de amor en aquella cárcel; pero el amor le privaba el uso de la libertad, y allí le tenía estrechado con cadenas que no le permitían moverse.
¡Oh grande paciencia del Salvador! Exclama san Ambrosio, pensando en las penas de Jesucristo mientras estaba en el seno de María. Fue para el Redentor el vientre de María cárcel voluntaria, porque fue prisión de amor; más por otra parte no fue injusta.
Era a la verdad inocente, pero se había ya ofrecido a pagar nuestras deudas, y a satisfacer por nuestros delitos. Con razón, pues, la divina justicia lo tiene de tal manera encarcelada, comenzando con esta pena a exigir del mismo la merecida satisfacción.
Mira a que se reduce un Hijo de Dios por amor de los hombres; se priva de su libertad, y se pone en cadenas, para librarnos de las del infierno.
Mucho, pues, merece ser reconocida con gratitud y con amor la gracia de nuestro libertador y fiador, quien, no por obligación sí solo por afecto se ha ofrecido a pagar, y ha pagado por nosotros los débitos y las penas, dando por ellas su vida divina.
No olvides, dice el Eclesiástico, el favor del que te salió por fiador, porque puso su alma por ti Eccli. 29, 15

Novena de Navidad - meditaciones se San Alfonso María de Ligorio día 5 - Se ofreció, porque el mismo lo quiso

Novena de Navidad-quinto día, para rezar 20 de diciembre.
MEDITACIONES DE SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO
Para los nueve días antes de la Navidad.

Meditación V

Se ofreció, porque el mismo lo quiso. Is. 53, 7
Oblatus est, quia ipse voluit



El Verbo divino, en el primer instante que se vió hecho hombre y niño en el vientre de María, todo se ofreció por sí mismo a las penas y a la muerte por el rescate del mundo.
Sabía que todos los sacrificios de los machos de cabrío, y de los toros ofrecidos anteriormente a Dios, no habían podido satisfacer por las culpas de los hombres; sí que se necesitaba una persona Divina que pagase por estos el precio de su redención.
Por lo que dijo Jesús al entrar en el mundo aquellas palabras que san Pablo pone en su boca: Padre mío, todas las víctimas ofrecidas a Vos hasta aquí, no han bastado, ni podían bastar a satisfacer vuestra justicia: me habéis dado un cuerpo pasible, para que con la efusión de mi sangre os aplaque, y salve a los hombres; heme pronto, todo lo acepto, y en todo me someto a vuestro querer.
Repugnaba este sacrificio la parte inferior de Jesús, que como hombre naturalmente reusaba aquella vida y aquella muerte tan llena de penas y de oprobios; pero venció la parte superior de la razón, que estaba toda subordinada a la voluntad del Padre, y todo lo aceptó; comenzando Jesús a padecer desde aquel punto cuantas angustias y dolores debía sufrir en los años de su vida.
Así se condujo nuestro Redentor desde el primer momento de su entrada en el mundo.
Más ¡Oh Dios! ¿Cómo nos hemos portado nosotros con Jesús, desde que comenzamos a conocer con la luz de la fe los sagrados misterios de su redención? ¿Qué pensamientos, qué designios, que bienes hemos amado? Placeres, pasatiempos, soberbias, venganzas, sensualidad…
He aquí los bienes que han aprisionado los afectos de nuestro corazón. Pero si tenemos fe es necesario ya mudar de vida y amor.
Amemos a un Dios que tanto ha padecido por nosotros. Pongámonos delante las penas del corazón de Jesús sufridas desde niño por nosotros; y de esta manera no podremos amar otro que este corazón, el cual tanto nos ha amado.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Novena de Navidad - meditaciones se San Alfonso María de Ligorio día 4 - Mi dolor está siempre delante de mí

Novena de Navidad-cuarto día, para rezar 19 de diciembre.
MEDITACIONES DE SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO
Para los nueve días antes de la Navidad.

Meditación IV

Mi dolor está siempre delante de mí. Sal. 37, 18
Dolor meus in conspectu meo Semper.



Considera como en aquel primer instante en que fue criada y unida el alma de Jesucristo a su cuerpecito en el seno de María, el Padre Eterno intimó al Hijo su voluntad, de que muriese por la redención del mundo; y en aquel mismo instante le presentó delante toda la escena funesta de las penas que debía sufrir hasta la muerte, para redimir a los hombres.
Le manifestó ya entonces todos los trabajos, desprecios y pobrezas que había de padecer en toda su vida, así en Belén, como en Egipto y en Nazaret; y después le descubrió todos los dolores y las ignominias de su pasión, los azores, las espinas, los clavos y la cruz; todos los tedios, las tristezas, las agonías y los abandonos en medio de los que había de concluir su vida sobre el Calvario.
Abrahám, llevando el Hijo a la muerte, no quiso afligirle con anticiparle el aviso de ella, por aquel poco tiempo que necesitaba para llegar al monto. Pero el eterno Padre quiso que su Hijo encarnado, destinado por víctima de nuestros pecados a su Divina Justicia, padeciese con mucha anticipación todas las penas a que debía sujetarse en su vida y en su muerte.
De donde fue, que aquella tristeza sufrida por Jesús en el huerto, bastante para quitarle la vida, la padeció continuamente desde el primer momento que estuvo en el vientre de su Madre.
Así que, desde entonces sintió vivamente y sufrió el peso reunido de todos los trabajos, dolores y vituperios que le esperaban.
Toda la vida de nuestro Redentor, y todos sus años, fueron vida y años de pena y de lágrimas, diciéndonos él mismo por boca de David: Con el dolor ha desfallecido mi vida, y mis años con los gemidos. Sal 30, 11.
Su Divino Corazón no tuvo un momento libre de padecimientos: o velaba, o dormía, o trabajaba, o descansaba, u oraba o conversaba; siempre tenía delante de sus ojos aquella amarga representación; la cual atormentaba más su Alma Santísima, que han atormentado a los santos Mártires todas sus penas.
Estos han padecido, pero ayudados de la gracia padecían con alegría y fervor. 
Jesucristo padeció más, padeció siempre con un corazón lleno de tristeza, y todo lo acepto por amor a nosotros.

Novena de Navidad - meditaciones se San Alfonso María de Ligorio día 3 - Ha nacido un chiquito para nosotros, y un hijo se ha dado a nosotros

Novena de Navidad-tercer día, para rezar 18 de diciembre.
MEDITACIONES DE SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO
Para los nueve días antes de la Navidad

Meditación III

Ha nacido un chiquito para nosotros, y un hijo se ha dado a nosotros Is. 9, 6.
Parvulus natus nobis, et Filius datus est nobos



Considera como después de tantos siglos, después de tantos ruegos y suspiros, aquel Mesías, que no fueron dignos de ver los santos Patriarcas y Profetas, el suspirado de las gentes, nuestro Salvador vino por fin, ha nacido ya y se ha dado todo a nosotros.
El Hijo de Dios se ha hecho pequeñito, para hacernos grandes: se ha dado todo a nosotros, para que nosotros nos demos todos a Él; y ha venido a manifestarnos su amor, para que nosotros le correspondamos con el nuestro.
Recibámoslo, pues, con afecto, amémosle, y recurramos al mismo en todas nuestras necesidades. Los niños, dice san Bernardo, son fáciles en dar aquello que se les pide. 
Jesús ha querido venir tal, por manifestarse propenso y fácil a darnos sus bienes, ya que todos los tesoros están en sus manos, y en ellas puso el Padre todas las cosas, nos dice san Juan 3, 35.
Si queremos luz, Él por esto ha venido para iluminarnos.
Si queremos fuerza para resistir a los enemigos, Jesús ha venido para confortarnos.
Si queremos el perdón y la salvación, Él ha venido para perdonarnos y salvarnos.
Si, finalmente, queremos el sumo don del amor divino, Él ha venido para inflamarnos; y por esto, sobre todo, se ha hecho niño, y ha querido presentarse a nosotros pobre y humilde, para apartar de nosotros todo temor y conquistarse nuestro amor, dice san Pedro Crisólogo: Talier venire debuit, qui voluit timorem pellere, quorere charitatem.
Por otra parte, Jesús ha querido venir de chiquito, para hacerse amar de nosotros, con amor no solo apreciativo, sí también tierno. Todos los niños saben ganarse un especial cariño de quién los guarda.
¿Quién, pues, no amará con toda la ternura a un Dios viéndole hecho niñito, menesteroso de leche, temblando de frío, pobre, envilecido y abandonado, que llora, que da vagidos en un pesebre sobre paja? Esto hacía exclamar al enamorado san Francisco: "Amemos al Niño de Belén, amemos al niño de Belén. Almas venid a amar a un Dios hecho pobre, pequeñito, que es tan amable, y que ha bajado del cielo para darse todo a nosotros".

domingo, 17 de diciembre de 2017

Novena de Navidad - meditaciones se San Alfonso María de Ligorio día 2 - Sacrificio y ofrenda no quisiste, más me apropiaste cuerpo

Novena de Navidad-segundo día, para rezar 17 de diciembre
MEDITACIONES DE SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO
Para los nueve días antes de la Navidad
Meditación II

Sacrificio y ofrenda no quisiste, más me apropiaste cuerpo
Hb. 10, 5.
Hpatiam el oblationem noluisti, corpus autem aplasti mihi


Considera la grande amargura de que debía sentirse afligido y oprimido el corazón de Jesús en el seno de María en aquel primer instante en que el Padre le propuso la serie de trabajos, desprecios, dolores y agonías que había de padecer en su vida, para librar a los hombres de sus miserias.
Ya Jesús había dicho por el profeta Isaías: El Señor me levanta por la mañana, y yo no me resisto, mi cuerpo di a los que me herían Is. 50, 4; como si dijera: Desde el primer momento de mi concepción, mi Padre hízome entender su voluntad de que yo llevase una vida de penas, para ser al fin sacrificado sobre la cruz.
Y ¡Oh almas! Todo lo acepté por vuestra salvación, y desde entonces entregué mi cuerpo a los azotes, a los clavos y a la muerte. Pondera aquí que cuanto padeció Jesucristo en su Pasión, todo se le puso delante, estando aún en el vientre de su Madre, y todo lo aceptó con amor; pero al hacer esta aceptación, y al vencer la natural repugnancia de los sentidos
¡Oh Dios! ¡qué angustias y opresión no padeció el corazón de Jesús! Comprendió bien lo que primeramente había de sufrir, con estar encerrado por nueve meses en aquella cárcel oscura del vientre de María; con las humillaciones y penalidades del nacimiento, siendo el lugar de este una gruta fría que servía de establo a las bestias; con haber de pasar después treinta años entretenido y envilecido en el taller de un artesano: al ver, por fin, que había de ser tratado por los hombres de ignorante, de esclavo de seductor, y reo de muerte, las más infame y dolorosa que se daba a los malvados.
Todo, pues, lo aceptó el Redentor nuestro en todos los momentos, y en todos ellos venía a padecer reunidas en sí mismo todas las penas y abatimientos que después había de sufrir hasta la muerte.
El mismo conocimiento de su dignidad divina le hacía sentir más las injurias que estaba para recibir de los hombres, diciéndonos por el Profeta: Mi ignominia está todo el día delante de mí.
Continuamente tuvo a la vista vergüenza, especialmente aquella que debía causarle algún día verse despojado, desnudo, azotado y colgado de tres garfios de hierro, terminando así su vida entre vituperios y las maldiciones de aquellos mismos por quienes moría.
Hízose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Y ¿Por qué? Por salvar a nosotros miserables pecadores.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Novena de Navidad - meditaciones se San Alfonso María de Ligorio día 1 -Yo te he establecido para que seas luz de las naciones hasta los extremos de la tierra

Novena de Navidad-primer día, para rezar 16 de diciembre.
MEDITACIONES DE SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO
Para los nueve días antes de la Navidad

Meditación I

Yo te he establecido para que seas luz de las naciones hasta los extremos de la tierra. Is. 42, 6.
Dedi te in lucem Gentium, ut sis salus mea usque ad estremum terrae



Considera como el Eterno Padre dijo a Jesucristo en el instante de su concepción estas palabras: 
Hijo, yo te he dado al mundo por luz y vida de las gentes, a fin de que procures su salvación, que estimo tanto como si fuese la mía.
Es necesario, pues, que te emplees todo en beneficio de los hombres. Es por lo mismo preciso que al nacer padezcas una extremada pobreza, para que el hombre se haga rico. Es menester que seas vendido como esclavo, para que adquieras al hombre la libertad; y que como tal esclavo seas azotado y crucificado, para satisfacer a mí justicia la pena debida por el hombre.
Has de dar la vida por librar al hombre de la muerte eterna. En suma, sabe que no eres más tuyo, sino del hombre. De esta manera, Hijo mío, este se rendirá a mamarme y a ser mío, viendo que le doy sin reserva a Ti mi Unigénito, y que nada más me resta que darle.
Así amó Dios al mundo: que le dio su Unigénito. Sic Deus dilexit mundum ut Filium suum unigenitum daret.
¡Oh amor infinito, digno solamente de un Dios infinito, quien de tal modo amó al mundo que dio su Unigénito!
A esta propuesta Jesús no se entristece, sí que se complace en ella, la acepta con amor y se regocija. Desde el primer momento de su encarnación Jesús se da también todo al hombre, y abraza con gusto cuentos dolores e ignominias debe sufrir en la tierra por amor del mismo. Estos fueron, dice san Bernardo, los montes y colinas que debía atravesar con tanta presura y fatiga; cual nos le representa la Esposa cuando dice: Ved a mi amado, que viene saltando por montes, atravesando collados. Cant. 2, 8.
Pondera aquí como el Padre Divino enviando el Hijo a ser nuestro Redentor, y poner la paz entre Dios y los hombres, se ha obligado en cierto modo a perdonarnos y amarnos por razón del pacto que hizo de recibirnos en su gracia; puesto que el Hijo ha de satisfacer por nosotros a la Divina Justicia. A su vez el Verbo Divino, habiendo aceptado el encargo del Padre, el que (enviándolo a redimirnos) nos lo daba, se ha obligado a amarnos, no ya por nuestros méritos, sí por cumplir la piadosa voluntad del Padre.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Novena a la Inmaculada Concepción



Oraciones para todos los días
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante tu divina presencia reconozco que he pecado muchas veces y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios, no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido desamparado.
No me dejes pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a ti, antes bien cada día quiero crecer más en tu verdadera devoción. Y alcánzame principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Novena a Cristo Rey del Universo

Novena a Cristo Rey del Universo



ACTO DE CONTRICIÓN. Dios mío y Padre mío, que sois infinitamente bueno, os amo con todo mi corazón, y por lo mucho que os amo, me pesa de haberos ofendido.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS. Omnipotente y sempiterno Dios, que quisisteis restaurar en vuestro querido Hijo, Rey del Universo, todas las cosas, concédenos que todas las familias de las Gentes disgregadas por la herida del pecado se sometan a su suavísimo imperio. Que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
Rezar la oración del día de la Novena que corresponda.


DÍA PRIMERO 
"¿A quién buscáis?-¿A Jesús Nazareno? Yo soy". Señor y Rey nuestro: siempre dejas que te descubra tu amor, aun cuando tus criaturas tan amadas por Ti, te busquen para martirizarte. Sabiendo que Tú eres Jesús Nazareno, te buscamos hoy de nuevo para prenderte otra vez, mas no con cadenas y cuerdas, sino con nuestras miserias y nuestros amores, pues sabemos es lo que más ata y sujeta tu misericordioso y amante Corazón, y así preso por amor, conducirte en triunfo al trono que te han formado los corazones amantes, para que empieces tu reinado de misericordia y amor en la tierra. Amén.
Obsequio. Cumplir con fidelidad mis obligaciones por ser lazos de amor que me unen con Jesús.
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Eterno Padre, derrama tus misericordias sobre toda la tierra, reino de tu Hijo Jesús. Amén.
¡Oh Cristo Rey!, establece tu paz en tu reino. Amén.
Espíritu Santo, abrasa al mundo en tu purísima y ardiente amor. Amén.

Madre querida, une cada vez más y más a tu Hijo Divino, todo misericordia, con tus hijos, todo miseria. Amén.

San José, enséñanos a amar a Jesús y a María. Amén.

DÍA SEGUNDO 

domingo, 12 de noviembre de 2017

Novena a Cristo Rey - Para rezar ante Jesús Sacramentado

Novena a Cristo Rey
Para rezar ante Jesús Sacramentado



V. A Jesucristo, Rey de Reyes, venid adoremos.
R. A Jesucristo, Rey de Reyes, venid adoremos.

V. Venid, cantemos jubilosos al Señor, cantemos gozosos a la Roca de nuestra salvación.
R. A Jesucristo, Rey de Reyes, venid adoremos.

V. Porque Dios grande es el Señor, Rey grande sobre todos los dioses, que tiene en sus manos las profundidades de la tierra y suyas son también las cumbres de los montes.
R. A Jesucristo, Rey de Reyes, venid adoremos.

V. Suyo es el mar, pues Él lo hizo, suya es la tierra seca formada por sus manos. Venid, postrémonos en presencia de Él, doblemos nuestra rodilla antes el Señor, nuestro Hacedor, porque Él es nuestro Dios y nosotros el pueblo que Él apacienta, el rebaño que Él guía.
R. A Jesucristo, Rey de Reyes, venid adoremos.

Día 1°: Justo es que reine Aquél a cuyo imperio Dios sometió todo cuanto ha sido creado, para que Dios sea todo en todos. Y, cuando el Hijo haya sometido a Sí todas las cosas, entonces Él se someterá al Padre.

viernes, 7 de julio de 2017

Novena a la Virgen del Carmen



Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de contrición para todos los días
Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.
Oración para todos los días
Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Oración final para todos los días
Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.


Primer día: Frutos de virtudes y buenas obras
¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo La Salve.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.

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