Para hacer oración familiar, dejamos
todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida,
generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el
hogar.
Se reúne la familia en una sala de la
casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un
crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el
centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son
los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en
alabanza y diálogo con Dios.
1.+ Señal de la cruz.
2. “Ven, Espíritu Creador. Ilumina nuestros sentidos; infunde tu
amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la debilidad
de nuestro cuerpo.” (…)
3. Señor Dios todopoderoso, te pedimos perdón:
Tú que llevaste a la cruz nuestros pecados:
Señor ten piedad.
Tú que resucitaste para nuestra justificación:
Cristo ten piedad.
Tú que no quieres la muerte del pecador sino que se convierta y
viva:
Señor ten piedad.
4. Proclamación del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San
Juan (Jn 7,40-53)
Catequesis para mayores de 12 años
Escuchemos primero
la meditación del Papa Francisco sobre este pasaje del evangelio: “También hoy,
queridos hermanos y hermanas, nuestra alegría es compartir esta fe y responder
juntos al Señor Jesús: “Tú eres para nosotros el Cristo, el Hijo del Dios
vivo”. Nuestra alegría también es ir a contracorriente e ir más allá de la
opinión corriente, que, como entonces, no logra ver en Jesús más que a un
profeta o un maestro.
Nuestra alegría es
reconocer en Él la presencia de Dios, el enviado del Padre, el Hijo que vino
para ser instrumento de salvación para la humanidad. Esta profesión de fe
proclamada por Simón Pedro es también para nosotros. La misma no representa
sólo el fundamento de nuestra salvación, sino también el camino a través del
cual ella se realiza y la meta a la cual tiende.
En la raíz del
misterio de la salvación está, en efecto, la voluntad de un Dios
misericordioso, que no se quiere rendir ante la incomprensión, la culpa y la
miseria del hombre, sino que se dona a él hasta llegar a ser Él mismo hombre
para ir al encuentro de cada persona en su condición concreta.”
Jesús es causa de
división, de contradicción. La gente cree haber encontrado a Cristo, pero al
igual que los judíos, lo desechan dado que no es un mesías para sus vidas; no
les soluciona los problemas, no les satisface los deseos que tienen, no dice
aquello que quieren escuchar.
Desde Abraham el pueblo de Israel esperaba al
Mesías y ahora estaba en medio de ellos. Ellos confabulan contra él y querían
matarlo. Jesús está muy cerca de ti, está junto a ti. ¿Lo aceptas como el Señor
de ti vida? ¿Es causa de división o contradicción en tu vida?
Es llamativo como
2000 años después, la gente sigue con sus intrigas sobre Cristo y sobre Iglesia
que Él ha fundado, sin embargo, hay un resto que permanece fiel.
Este Evangelio de
hoy nos recuerda las palabras del Señor: No he venido a traer la paz sino la
división. La cruz del Señor es causa de división. ¿Quién se anima a seguir a un
Dios que nos presenta un camino tan difícil para alcanzar la santidad?
La gente decía:
Nadie habló jamás como este hombre. Porque tiene palabras de Vida Eterna, nos
trae un mensaje de verdad que entra en contradicción con la mundanidad en que
vivimos.
En el relato aparece
Nicodemo, uno de los fariseos, que defiende a Jesús: ¿Acaso nuestra Ley permite
juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?
Es decir, hubo uno
de ellos, uno de los fariseos, que tuvo la valentía de defender a Jesús con
sagacidad y astucia. ¡Qué pronto juagamos y criticamos con prejuicios y sin
“escuchar” al otro! ¿Lo haces tú?
Nicodemo se expone a
que lo aparten y lo ataquen. Le dicen: ¿Tú también eres galileo? Hablaban de
los galileos como provenientes de pueblo inferior, sin importancia social ni
religiosa. ¿Tendré la misma valentía para defender al Señor a pesar de ser
perseguido por su causa? Estas situaciones se nos presentan cotidianamente ¿Te
ha sucedido a ti? ¿Eres valiente para defender tu fe?
La Virgen María
escuchó a Dios y le respondió: He aquí la esclava del Señor. Yo soy la
servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho. Seamos fieles, como
María santísima, la Madre de Dios. Pidamos al Señor la valentía de la mujer
fuerte para escuchar la Voluntad de Dios y ponerla por obra, sin miedos ni
acomodándonos al parecer de los otros ni a los criterios de quienes escuchan
las voces del mundo. María es la Reina de los Confesores de la fe. Que Ella nos
ayude a aceptar al Mesías, al Ungido, al Hijo de Dios que se hizo hombre porque
te ama, busca tu salvación y tu felicidad.
Oración:
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo
contra las perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos
suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el
divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por
el mundo para la perdición de las almas. Amén.”
Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el
evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde
las ideas centrales de la catequesis anterior, de adultos.
· Elegimos la frase:
Éste es el Mesías.
· Conversamos lo que
significa que Jesús sea nuestro Mesías, el Salvador de nuestra familia.
Oración:
Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni
de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que alcance los brazos de
Jesús, José y María. Amén.
5. Cada uno de
la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por …
6. Ahora, cada
uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ...
7. Oramos como
Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
8.Nos damos la
Paz del Señor, como gesto de amor.
9. Oramos a
nuestra Madre:
Dios te salve María…
10. Comunión
espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre
todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo
sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio) Y
ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No
permitas, Señor, que jamás me separe de ti.
11. Los padres
se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente
mientras le dicen algo bonito al oído. Entre los hermanos también pueden
hacerlo. Nos hacemos la Señal de la cruz. +
Posibilidades para acompañar el día en
oración familiar
Canto: Himno Akáthistos (himno del Oficio de la Liturgia griega en
honor de la Madre de Dios).
Sugerencias
1. Prepararnos bien para la misa dominical.
Limpiar y ordenar la sala donde veremos la misa, preparar un altar,
arreglarnos como para salir, estar un tiempo antes en oración del horario de
inicio.
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