Lunes de la cuarta semana de Cuaresma
CRISTO MERECIÓ, POR SU PASIÓN, SER ENSALZADO
Se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz; por lo cual
Dios también lo ensalzó (Filip 2, 8).
El mérito importa cierta igualdad de justicia; por lo cual dice
el Apóstol que al que obra, no se le cuenta el jornal por gracia, sino por
deuda (Rom 4, 4). Pero cuando alguno, por su injusta voluntad, se atribuye más
de lo que se le debe, es justo se le disminuya también en lo que se le debía;
así cuando uno roba una oveja, pagará cuatro, como se dice en el Éxodo (22). Y
se dice que eso lo merece para que por ello sea castigada su inicua voluntad.
Así también, cuando uno por justa voluntad se sustrajo a sí mismo lo que debía
tener, merece que se le añada más, como recompensa de esa justa voluntad. Por
eso se dice: El que se humilla, será ensalzado (Lc 14, 11). Pero Cristo en su
Pasión se humilló a sí mismo por debajo de su dignidad de cuatro maneras:
1º) En cuanto a la pasión y a la muerte, de la cual no era
deudor.
2º) En cuanto al lugar, porque su cuerpo fue colocado en el
sepulcro y su alma en el infierno.
3º) En cuanto a la confusión y a los oprobios: que sobrellevó.
4º) En cuanto fue entregado a la potestad humana, como él mismo
dijo a Pilatos: No tendrías poder alguno sobre mí si no te hubiera sido dado de
arriba (Jn 19, 11).
Por eso mereció por su Pasión ser ensalzado en cuatro cosas:
1º) En la resurrección gloriosa; y así se dice en el salmo (138,
1): Tú conociste mi sentarme, esto es, la humildad de mi Pasión, y mi levantarme.
2º) En la ascensión a los cielos. Por eso dice el Apóstol: Y que
subió ¿qué es, sino porque, antes había descendido a los lugares más bajos de
la tierra? El que descendió, ese mismo es el que subió sobre todos los cielos
(Ef 4, 9-10).
3º) En que está sentado a la diestra del Padre y ha manifestado
su divinidad, según aquello de Isaías: Ensalzado y elevado será, y sublimado en
gran manera. Como muchos se pasmaran sobre ti, así será sin gloria su aspecto
entre varones (52, 13-14). Y el Apóstol dice a los Filipenses (2, 8- 10): Se
humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo
cual Dios también lo ensalzó, y le dio un nombre, que es sobre todo nombre, es
decir: para que sea llamado Dios por todos y todos le tributen reverencia como
a Dios. Y esto es lo que se añade: Para que al nombre de Jesús se doble toda
rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y en los infiernos. 4º) En
la potestad judicial, porque se dice en Job: Tu causa ha sido juzgada como la
de un impío; ganarás la causa y sentencia (Job 36, 17).
(3ª, q. XLIX, a. 6)
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