Viernes de la primera semana de Cuaresma
LA LANZA Y LOS CLAVOS DE NUESTRO SEÑOR
Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y salió
luego sangre y agua (Jn 19, 34).
I. La Escritura dice de un modo expresivo abrió, y no hirió,
porque por este costado se nos abre la puerta de la vida eterna. Después de
esto miré; y vi una puerta abierta (Apoc 4, 1). Ésta es la puerta en el costado
del arca, por la cual entran los animales que no han de perecer en el diluvio.
II. Esta puerta es causa de salvación. Por lo cual salió luego
sangre y agua. Es muy maravilloso que del cuerpo de un muerto, en el cual está
cuajada la sangre, salga ésta. Esto ocurrió para mostrar que por la Pasión de
Cristo alcanzamos plena ablución de nuestros pecados y de nuestras manchas. De
nuestros pecados por la sangre, que es el precio de nuestro rescate, como dice
la Escritura: Habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, que
recibisteis de vuestros padres, no por oro ni por plata, que son cosas
perecederas; sino por la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero
inmaculado, y sin mancilla (1 Ped 1, 18); de las manchas por el agua, que es
baño de nuestra regeneración. Y derramaré sobre vosotros agua pura, y os
purificaréis de todas vuestras inmundicias (Ez 36, 25). En aquel día habrá una
fuente abierta para la casa de David y para los moradores de Jerusalén para
lavar las manchas del pecador y de la mujer menstruosa (Zac 13, 1).
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