domingo, 15 de marzo de 2020

La comunión espiritual



Oración para la Comunión espiritual
escrita por San Alfonso María de Ligorio

Creo, Jesús mío,
que estás real
y verdaderamente en el cielo
y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas
y deseo vivamente recibirte
dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
venid al menos
espiritualmente a mi corazón.


(hacer una pausa)

Y como si ya os hubiese recibido,
os abrazo y me uno del todo a Ti.

San Juan María Vianney, el Cura de Ars, decía:  “Una Comunión espiritual actúa en el alma como un soplo de viento en una brasa que está a punto de extinguirse.  Cada vez que sientas que tu amor por Dios se está enfriando, rápidamente haz una Comunión espiritual”.

Santa Catalina de Siena tuvo una visión. Vio a Jesús con dos cálices y le dijo: “En este cáliz de oro pongo tus comuniones sacramentales y, en éste de plata, tus comuniones espirituales Los dos cálices me son agradables”.


         Decía San Antonio María Claret: “Tendré una capilla fabricada en medio de mi corazón y en ella, día y noche, adoraré a Dios con un culto espiritual”.

         Santa Teresa de Jesús recomendaba: “Cuando no podáis comulgar ni oír misa, podéis comulgar espiritualmente, que es de grandísimo provecho”

Los santos a menudo hacían un acto de comunión espiritual cuando no podían recibir la Eucaristía en la misa

Hay diversos motivos que pueden impedirnos recibir la Eucaristía en la misa. Quizás hayamos roto el ayuno de una hora, no estemos suficientemente preparados o incluso confinados en casa por razones imperiosas, incapaces de salir para asistir a la Misa.

En estos casos, la Iglesia nos anima a hacer un acto de “comunión espiritual”, donde nos unimos a Dios a través de la oración. Es una hermosa manera de expresar a Dios nuestro deseo de estar unidos a Él cuando no podemos completar esa unión en la recepción de la Sagrada Comunión.

Innumerables santos incorporaron este tipo de oración en su vida diaria, no contentos con recibir a Jesús en la Eucaristía una vez a la semana o incluso una vez al día. Hacer un acto de comunión espiritual para ellos era una parte esencial de la vida y los acercaba a Dios cada día.

San Josemaría Escrivá animaba a todos a hacer la comunión espiritual tantas veces como pudieran: “¡Qué fuente de gracias es la Comunión espiritual! Practícala frecuentemente y tendrás más presencia de Dios y más unión con Él en las obras”.

El Padre Pío también tenía el hábito de hacer una comunión espiritual durante todo el día aparte de la celebración de la misa. Deseaba estar siempre unido a Jesucristo en todo lo que hacía.

La oración de comunión espiritual que muchos santos han rezado a lo largo de los años. Se puede orar si te encuentras en misa sin poder recibir la Eucaristía o incluso en medio de tu trabajo diario, elevando tus pensamientos a Dios.

La meta final de nuestras vidas debería ser la comunión con Dios, así que un acto de comunión espiritual puede ayudarnos a acercarnos a esa meta.

Aunque el lugar por excelencia de la comunión espiritual es la iglesia y su momento privilegiado es aquél en el que la persona está arrodillada ante el Santísimo sacramento, la comunión espiritual se puede hacer en cualquier momento del día y en cualquier lugar del mundo, pero, ciertamente, el momento más apropiado es el de la visita y adoración a Jesús sacramentado pero incluso, viajando o trabajando, podemos estar en adoración ante Jesús sacramentado.




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