Oración para la Comunión espiritual
escrita por San Alfonso María de Ligorio
Creo, Jesús mío,
que estás real
y verdaderamente en el cielo
y en el Santísimo Sacramento del Altar.
que estás real
y verdaderamente en el cielo
y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las
cosas
y deseo vivamente recibirte
dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
venid al menos
espiritualmente a mi corazón.
(hacer una pausa)
Y como si ya os hubiese recibido,
os abrazo y me uno del todo a Ti.
y deseo vivamente recibirte
dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
venid al menos
espiritualmente a mi corazón.
(hacer una pausa)
Y como si ya os hubiese recibido,
os abrazo y me uno del todo a Ti.
San Juan María Vianney, el Cura de Ars, decía: “Una
Comunión espiritual actúa en el alma como un soplo de viento en una brasa que
está a punto de extinguirse. Cada vez que sientas que tu amor por Dios se
está enfriando, rápidamente haz una Comunión espiritual”.
Santa Catalina de
Siena tuvo una visión. Vio a Jesús con dos cálices y le dijo: “En este cáliz de
oro pongo tus comuniones sacramentales y, en éste de plata, tus comuniones
espirituales Los dos cálices me son agradables”.
Decía
San Antonio María Claret: “Tendré una capilla fabricada en medio de mi corazón
y en ella, día y noche, adoraré a Dios con un culto espiritual”.
Santa
Teresa de Jesús recomendaba: “Cuando no podáis comulgar ni oír misa, podéis
comulgar espiritualmente, que es de grandísimo provecho”
Los santos a menudo
hacían un acto de comunión espiritual cuando no podían recibir la Eucaristía en
la misa
Hay diversos motivos
que pueden impedirnos recibir la Eucaristía en la misa. Quizás hayamos roto el
ayuno de una hora, no estemos suficientemente preparados o incluso confinados
en casa por razones imperiosas, incapaces de salir para asistir a la Misa.
En estos casos, la
Iglesia nos anima a hacer un acto de “comunión espiritual”, donde nos unimos a
Dios a través de la oración. Es una hermosa manera de expresar a Dios nuestro
deseo de estar unidos a Él cuando no podemos completar esa unión en la
recepción de la Sagrada Comunión.
Innumerables santos
incorporaron este tipo de oración en su vida diaria, no contentos con recibir a
Jesús en la Eucaristía una vez a la semana o incluso una vez al día. Hacer un
acto de comunión espiritual para ellos era una parte esencial de la vida y los
acercaba a Dios cada día.
San Josemaría Escrivá
animaba a todos a hacer la comunión espiritual tantas veces como pudieran:
“¡Qué fuente de gracias es la Comunión espiritual! Practícala frecuentemente y
tendrás más presencia de Dios y más unión con Él en las obras”.
El Padre Pío también
tenía el hábito de hacer una comunión espiritual durante todo el día aparte de
la celebración de la misa. Deseaba estar siempre unido a Jesucristo en todo lo
que hacía.
La oración de comunión
espiritual que muchos santos han rezado a lo largo de los años. Se puede orar
si te encuentras en misa sin poder recibir la Eucaristía o incluso en medio de
tu trabajo diario, elevando tus pensamientos a Dios.
La meta final de
nuestras vidas debería ser la comunión con Dios, así que un acto de comunión
espiritual puede ayudarnos a acercarnos a esa meta.
Aunque el lugar por
excelencia de la comunión espiritual es la iglesia y su momento privilegiado es
aquél en el que la persona está arrodillada ante el Santísimo sacramento, la
comunión espiritual se puede hacer en cualquier momento del día y en cualquier
lugar del mundo, pero, ciertamente, el momento más apropiado es el de la visita
y adoración a Jesús sacramentado pero incluso, viajando o trabajando, podemos
estar en adoración ante Jesús sacramentado.
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