Oración para enviar nuestro Ángel Custodio a Misa
cuando estamos imposibilitados de asistir
(Si es posible ponernos
de rodillas
personalmente o en
familia
en dirección hacia
el Sagrario más cercano)
Oh Santo Ángel a mi
lado
Ve a la iglesia por
mí
Arrodíllate en mi
lugar en la Santa Misa
donde deseo estar.
En el ofertorio,
toma todo lo que soy
y tengo
y colócalo como un
sacrificio
sobre el trono del
altar.
En la sagrada
consagración,
adora con amor
seráfico a mi Jesús
escondido en la
Hostia,
bajado desde el
cielo.
Ora por aquellos que
me aman entrañablemente,
y por los que me
causan dolor,
que la sangre de
Jesús
pueda limpiar todos
los corazones que sufren
y dé alivio a
las almas.
Cuando el sacerdote
tome la Comunión
tráeme a mi Señor,
que su dulce corazón
pueda estar en el
mío
y yo ser su templo.
Ora para que el
divino sacrificio
pueda borrar todos
los pecados del hombre.
Luego tráeme a casa
la bendición de Jesús.
La promesas de todas
las gracias.
Amén
(Luego, agradécele
por el servicio prestado.)
Esta oración fue
escrita por una mujer devota llamada Ruth Merz de Cincinnati, Ohio.
Ruth era la madre de
ocho hijos a quien le fue diagnosticado un cáncer.
No le era posible
asistir a misa debido a su enfermedad, y algo le llevó a decir esta oración
maravillosa.
Nuestros ángeles
siempre van a misa y cumplen funciones vitales para nosotros allí.
Por eso estarán más
que agradecidos que los enviemos en nuestra representación.
Pero para que tengas
idea de la importancia que los ángeles dan a la misa y su función en ella,
primero lee lo siguiente.
Y cuando llegues a
la oración no tendrás ninguna duda.
MULTITUD DE ÁNGELES EN LA MISA
La tradición
cristiana nos asegura que innumerables ángeles ayudan en la Misa.
San Juan Crisóstomo,
entre otros, establece que
"Cuando se celebra la Misa, el Santuario está lleno de
innumerables ángeles que adoran a la Víctima Divina inmolada en el
altar."
Además de los
ángeles de la guarda de los fieles que están presentes, miles de espíritus
celestiales ayudan en la Misa, con reverencia, adorando a su Señor y Dios.
La eficacia de la
Misa es tan maravillosa, la misericordia y la generosidad de Dios son tan
ilimitadas que no hay momento más propicio para pedir favores como cuando
Jesús está en el altar.
Los ángeles lo saben
bien y vienen en tropel a adorar a su divino Maestro y hacer sus
peticiones en esta hora de la misericordia.
¡Qué ejemplo para
nosotros!
Se reveló a Santa
Matilde que tres mil ángeles del coro de tronos están siempre en la asistencia
devota en cada Sagrario, donde está preservado el Santísimo Sacramento.
Sin duda, un número
mucho mayor está presente en la Santa Misa.
La cual es más que
un sacramento, también es un sacrificio.
Leemos en las
revelaciones de Santa Brígida:
"Un día, cuando estaba ayudando en el Santo Sacrificio, vi
un inmenso número de ángeles santos descendiendo y reuniéndose en torno al
altar, contemplando al sacerdote.
Ellos cantaban cánticos celestiales que arrobaban el corazón.
El mismo cielo parecía estar contemplando el gran sacrificio.
¡Y sin embargo, los pobres mortales, criaturas ciegas y miserables,
participaban en la misa con tan poco amor, sabor y respeto!"
LAS GOTAS DE SANGRE ASPERGIDAS EN LA MISA
¡Con qué
sentimientos de profunda veneración adoran los ángeles la Preciosa Sangre que
se arroja de nuevo sobre el altar!
Es la misma sangre
que fue derramada en el Calvario.
Pero con la
diferencia de que entonces se cayó al suelo, mientras que en la Santa Misa, se
aplica a las almas de los presentes.
Santa María
Magdalena de Pazzi habla de esta aspersión espiritual:
"Esta sangre cuando se aplica al alma, imparte a ella toda la
dignidad que si se vistiera de gala con una túnica costosa.
Imparte tal brillantez y esplendor que si pudieras tú ver el
resplandor cuando tu alma se espolvorea con esa Sangre, tú habrías caído de
rodillas a adorarla".
¡Feliz el alma
adornada con tanta belleza!
Una sola gota de
esta Sangre de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad supera en valor
todas las riquezas del Cielo y de la tierra.
EL TREMENDO BENEFICIO DE IR A MISA
Recordemos que
cuando uno oye Misa durante la vida es de más beneficio para el alma que
cualquier otra cosa que hagas.
Y que cada Misa
irá contigo al Juicio y suplicará perdón.
Ellas, además, acortan
tu Purgatorio y te harán ganar por ellas mismas un mayor grado de gloria
en el Cielo.
Cuan agradable
a Dios es la asistencia frecuente a Misa, está bien ilustrado en la siguiente
pequeña historia:
Un granjero pobre
solía asistir a misa diaria durante muchos años de su vida.
Estaba cruzando los
campos cubiertos de nieve una mañana fría en su camino a la iglesia,
cuando le pareció oír pasos detrás de él.
Y volviéndose, vio a
su ángel de la guarda que lleva una cesta llena de hermosas rosas que
exhalaban un perfume delicioso.
"Mira" dijo el ángel, "estas rosas representan cada
paso que has tomado en el camino a la misa.
Y cada rosa representa también una recompensa gloriosa que te
espera en el cielo.
Pero mucho, mucho mayor son los méritos que habrás adquirido en la
Misa en sí".
La idea de las
ventajas de valor incalculable que se van a derivar de la asistencia devota en
la Misa, debe ser un estimulante para nosotros para escucharla no sólo los
domingos, sino también en los días de la semana, cuando sea posible.
PAN DE LOS ANGELES
PARA REVERENCIARLO CON MUCHA PUREZA
Oportunamente el
Santísimo Sacramento es llamado el "pan de los ángeles".
A causa del ardiente
amor con que los ángeles aprecian el Sacramento y la profunda adoración
que prestan a su Dios oculto bajo los velos sacramentales.
Pero esta
designación nos recuerda también la pureza angelical que debe adornar
nuestros corazones cuando recibimos la Sagrada Comunión.
Debemos pensar en
nuestros Ángeles Guardianes y su incomparable pureza cada vez que nos acercamos
a la mesa del Señor.
Pidiendo obtener la
gracia de acercarnos al Banquete Celestial con verdadera pureza de corazón y
disposición digna.
Es cuando nos
acercamos particularmente a la Santa Mesa que los Ángeles de la Guarda nuestros
ejercen su atención más vigilante sobre nosotros.
Porque aquí está un
homenaje muy especial a su querido Señor en Su estado eucarístico.
Y sin embargo, la
Santa Eucaristía no fue instituida para los Ángeles, sino para los hombres.
¿No deberíamos estar
totalmente avergonzados al contemplar el fervor de los Angelitos?
Cuando nos estamos
preparando para la Sagrada Comunión, los Ángeles se esfuerzan por
despertar en nosotros el sentimiento santo.
Nos instan a
desterrar las distracciones y a repetir actos piadosos de contrición y amor.
En ese momento el
espíritu maligno se deleita en molestarnos a fin de impedirnos recibir la Santa
Comunión con fruto.
Porque sabe que esta
es la fuente de todo bien.
Por esta razón, a
menudo experimentamos que durante la Santa Misa y en el momento de la Sagrada
Comunión, estamos violentamente atacados por las distracciones y las
tentaciones.
Nuestros fieles
Ángeles también redoblan su vigilancia en este momento sagrado.
Y si cooperamos
con ellos, nos ayudarán a vencer al enemigo y recibir el adorable Sacramento
con la disposición adecuada.
LA VIGILANCIA DE LOS ÁNGELES
DE NUESTRA DISPOSICIÓN EN LA MISA
Debemos esforzarnos
por no disgustar a nuestro buen Ángel por falta de reverencia al
acercarnos a la Santa Mesa.
Nuestros Santos
Ángeles Custodios se regocijan en unión con nosotros en adoración ante el
Santísimo Sacramento durante el tiempo de la Santa Misa.
Ellos hacen todo lo
posible para evitar que no nos falte la atención y la reverencia, porque nos
inflaman con el amor de Dios.
Santa Catalina de
Siena, que también fue favorecida con la presencia visible de su Ángel de la
Guarda, una vez mientras rezaba en la iglesia volvió un poco la cabeza para
satisfacer su curiosidad.
Su ángel de la
guarda le dio tan severa reprimenda por su falta de respeto en presencia
del Santísimo que por varios días Santa Catalina estaba inconsolable y realizó
severas penitencias en expiación.
La Beata
Verónica de Binasco relata una experiencia similar:
"Una vez", escribe, "cuando, impulsada por la
curiosidad, se me ocurrió durante el tiempo de la Misa mirar a una de las
hermanas que estaba arrodillada cerca del altar, el ángel de Dios que está
constantemente a mi lado me reprendió con tal severidad que casi me
desmayo de terror.
Me miró amenazadoramente y me dijo, '¿por qué perdiste tu corazón?
¿Por qué miraste con tanta curiosidad a tu hermana?
Tú has cometido una grave ofensa a Dios'.
Así habló el ángel,
y por mandato de Cristo impuso en mí una penitencia pesada por mi culpa,
que durante tres días me lloraban lágrimas.
Ahora, cuando oigo misa, nunca me atrevo siquiera volver la cabeza,
por temor a incurrir en el desagrado de la Divina Majestad".
¡Qué lección para
los que dan rienda suelta a sus ojos en la iglesia y habla incluso durante el
tiempo de la Santa Misa!
San Francisco de
Sales tenía especial devoción hacia los santos ángeles encargados de la
tutela de los tabernáculos.
Su veneración por
estos Angélicos Guardianes se incrementó en un caso que demuestra que estos
espíritus puros no sólo veneran las sagradas especies, sino también a los
ministros que las consagran y se ocupan de ellas.
Después de haber
conferido las órdenes sagradas a un joven piadoso, San Francisco se dio
cuenta que el sacerdote recién ordenado vaciló ante una puerta como si
fuera a dejar pasar a alguien delante de él.
"¿Por qué haces una pausa?" preguntó el Santo.
"Dios me favorece con los ojos de mi ángel de la guarda",
respondió al sacerdote.
"Antes de que yo fuera ordenado al santo sacerdocio, mi Ángel
siempre se mantenía a mi derecha y me precedía.
Ahora camina a la izquierda y se niega a ir delante de mí."
Tal es la gran veneración
que los espíritus angélicos muestran incluso a los ministros de Dios
debido a su reverencia hacia el Santísimo Sacramento.
NUESTROS ÁNGELES DE LA GUARDA
SIEMPRE VAN A MISA
Y LLEVAN NUESTRAS OFRENDAS
Cada vez que
asistimos a la Santa Misa vamos a unirnos con San Miguel y los santos ángeles
para que lleven nuestras ofrendas y peticiones en sus manos puras, que
presentarán al Altísimo.
Para que Él pueda
recibirlas amablemente y perdonar nuestra falta de devoción.
¿Los católicos
piensan esta increíble verdad: que en la Misa están rezando en medio de miles
de ángeles de Dios y que nos auxilian en ese momento a ser más devotos?
Pidamos a San Miguel
y sus ángeles impartirnos una mayor creencia en el valor infinito de la
Misa, "donde Cristo rocía espiritualmente las almas de los fieles con
su sangre".
Pero lamentablemente
hay casos de enfermedad o algún otro motivo grave que nos impida ir a misa.
Pero podemos a
enviar nuestro Ángel de la Guarda en nuestro lugar con nuestra oración.
Cuando estés incapacitado de ir a misa puedes pedir a tu Ángel de
la Guarda que vaya por ti.
Y conservarás algunos frutos de la misa.
Cuando hay pocos fieles durante la celebración de la santa misa, la Iglesia se completa con muchísimos ángeles que están ayudando a la celebración
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