EN MEMORIA TUYA
Llegada la hora de retorno al Padre,
sabiendo que iba camino a su cruz,
reunió a sus amigos en la última cena
y nos dio su Cuerpo el Señor Jesús.
En memoria tuya,
Cristo redentor,
vamos a tu mesa
en señal de amor.
Profundo misterio de amor y ternura
de querer quedarse antes de partir,
de dejar su Sangre como Alianza nueva,
de darla en bebida antes de morir.
«Tómenlo y coman pues esto es mi Cuerpo»
les dijo, rompiendo en su mano un pan.
«Tómenla y beban pues ésta es mi Sangre,
la que por ustedes he de derramar»
«Y hagan lo mismo cuando se reúnan
sabiendo que un día he de retornar
para convidarlos a beber unidos
de aquel vino nuevo que el Padre ha de dar»
Por eso inclinados su Cuerpo adoramos
y aunque nada vemos, nos basta creer.
El antiguo rito ha dejado paso
a su Sacramento, misterio de fe.
A ti, Jesucristo, te damos la gloria
porque tú nos diste el don del amor.
A ti la victoria, honor y alabanza
porque estás sentado al
lado de Dios.
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