En este subsidio
podrán encontrar una celebración para la tarde del viernes santo. Los textos
que están en rojo (rúbricas) no son para leer en voz alta y tienen la función
de dar algunas indicaciones sobre lo que hay que ir haciendo. De acuerdo a las posibilidades
de la persona y/o grupo familiar se realizará todos o algunos de los momentos
celebrativos propuestos.
CELEBRAR
Y ORAR EN TIEMPO DE PANDEMIA
Celebraciones
para los hogares
Viernes
Santo
Celebrar el Triduo Pascual en casa
En la tradición hebrea,
la casa constituye un espacio privilegiado en el cual crecer a la luz de la fe,
en el cual testimoniar la fe y en el cual celebrar la memoria de la salvación
obrada por Dios. Casa es lugar en el cual vivir y celebrar la obra de la
liberación cumplida por Yahveh (Ex 12; Jo 2; 1Re 17).
Jesús ha realizado su
misión mesiánica no solo en las calles, en las sinagogas, en el templo, sino
también en las casas. El evangelio se mete en la historia a partir de las
casas: la casa de Nazaret, donde Jesús crece; las casas en las cuales Jesús se
revela y en las cuales instituye discípulos (Mc 3, 20; 4,33-34; 7,17.30; 9,28;
Mt 13,36), En las cuales es recibido amistosamente y comparte la palabra (Lc
10,38-42: Marta y María; Lc 19,1-10: Zaqueo), en las cuales cura (Mc 1,29-31;
Mc 2,1-5); las casas donde son invitados sus discípulos (Mt 10, 13-14); las
casas son lugares de banquetes, primeros signos del Reino de Dios, hasta la
última cena con sus discípulos (Lc 7,36-50; Mc 14,14.15). La primera comunidad
cristiana ha reconocido en la casa un espacio del Espíritu, un lugar de
evangelización (Hch 5,42; 10,1-47; 20,20) y de celebración (Hch 2,46;
12,12-17). Es iglesia en casa, de Priscila y Aquilas (en Éfeso: 1 Cor 16,19; en
Roma: Rom 16,5), de Ninfas (en Laodicea: Col 4,15); de Lidia (en Filipos: Hch
16,15), de Cloe (1 Cor 1,11) y Estéfanas (1 Cor 1,16; 16,15): No es sólo «en»
casa como lugar material, sino más bien el grupo humano. La casa es, antes que
nada, lugar de los afectos, de las relaciones, en la cual somos generados a la
vida y en la cual experimentamos seguridad e identidad y en la cual somos
invitados al vivir. La casa es, también, lugar de tensiones, de conflictos, a
veces graves (que desembocan en violencias psicológicas y físicas), pero
también lugar de reconciliación. Un espacio que reconocemos como «nuestro» y
que define nuestra identidad y nuestro mutuo reconocimiento. Habla de nosotros,
nos habla. Nuestra casa es hoy para nosotros primer lugar donde resuena la
Palabra del Dios de la Vida, portadora de esperanza y significado auténtico, y
espacio de celebración.
En este tiempo y con
las palabras de nuestra fe, contaremos y cantaremos a Dios nuestro cansancio,
nuestro dolor, nuestra esperanza y nuestro deseo.
Por eso los invitamos
a celebrar juntos este Triduo Pascual diferente como una oportunidad de que
nuestra casa se convierta en el lugar privilegiado para que hoy se haga
presente el misterio más grande de nuestra fe: la entrega del Señor que por
amor da la vida por nosotros para que en él tengamos vida.
VIERNES
SANTO
CELEBRACIÓN
DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
Y
ADORACIÓN DE LA CRUZ
Para preparar en familia antes de la celebración:
- Un lugar cómodo que permita el recogimiento y la oración
familiar.
- Un pequeño altar con los siguientes elementos: un mantel, una
cruz tapada con algún lienzo (la que se tenga en el hogar; también se puede
hacer en un dibujo o prepararse previamente, con los hijos, alguna cruz de
leño), dos velas que se encenderán en un momento de la celebración al lado de
la cruz, la imagen de la Virgen María, etc.
- Una Biblia desde la cual se proclamará el evangelio.
Iniciamos
la celebración
Una vez reunida la
familia en torno a la Palabra de Dios, se propone comenzar con el canto «Porquede mi te acordaste» Aquí
PORQUE DE MÍ TE ACORDASTE
Porque
de mí te acordaste
cuando
moriste en la Cruz;
y
mi pecado borraste
cuando
moriste en la Cruz;
porque
en tu muerte lavaste
con
sangre roja de amor
el
mundo que había manchado
con
mi pecado.
Por
eso yo te doy gracias
en
este instante, Señor,
y
me dispongo a ayudarte
en
la obra de salvación;
hoy
me arrepiento de todo
lo
malo que cometí
y
me propongo amar
tanto
como Tú a mi.
Luego el adulto que guía la celebración invita a todos a hacerse
la señal de la cruz, mientras dicen:
+En el nombre del
Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
G: Recordamos hoy la
Pasión del Señor. Celebrar significa actualizar el dolor amoroso de Jesús que
redime, salva, libera, da vida. Él es el que abre nuevos caminos ante los
corazones cerrados por el odio, la violencia y la muerte del bien. Jesús hoy no
fracasa, se queda como víctima mostrándonos un horizonte sin fronteras: ¡EL
AMOR HASTA LA MUERTE! Este es el grito final que en definitiva vamos a hacer
nuestro.
Escuchamos la
Palabra
Habiendo marcado previamente el texto que se escuchará, alguien toma
la Biblia del altar familiar y se proclama la lectura de la Pasión según San
Juan 18, 1—19, 42. Si se prefiere en su lugar se puede leer la lectura del
libro de Isaías: Is. 52,13 – 53,12 que transcribimos aquí abajo.
G: La lectura que vamos a
compartir prepara nuestro corazón para contemplar en este día al Señor Jesús,
el servidor sufriente que entrega su vida por los demás.
Lectura del libro de Isaías (Is. 52, 13-53,12)
Sí, mi Servidor
triunfará:
será exaltado y
elevado a una altura muy grande.
Como muchos quedaron
horrorizados a causa de él,
porque estaba tan
desfigurado que su aspecto
no era el de un hombre
y su apariencia no era
más la de un ser humano,
así también él
asombrará a muchas naciones,
y ante él los reyes
cerrarán la boca,
porque verán lo que
nunca se les había contado
y comprenderán algo
que nunca habían oído.
¿Quién creyó lo que
nosotros hemos oído
y a quién se le reveló
el brazo del Señor?
El creció como un
retoño en su presencia,
como una raíz que
brota de una tierra árida,
sin forma ni hermosura
que atrajera nuestras miradas,
sin un aspecto que
pudiera agradarnos.
Despreciado, desechado
por los hombres,
abrumado de dolores y
habituado al sufrimiento,
como alguien ante
quien se aparta el rostro,
tan despreciado, que
lo tuvimos por nada.
Pero él soportaba
nuestros sufrimientos
y cargaba con nuestras
dolencias,
y nosotros lo
considerábamos golpeado,
herido por Dios y humillado.
El fue traspasado por
nuestras rebeldías
y triturado por
nuestras iniquidades.
El castigo que nos da
la paz recayó sobre él
y por sus heridas
fuimos sanados.
Todos andábamos
errantes como ovejas,
siguiendo cada uno su
propio camino,
y el Señor hizo recaer
sobre él
las iniquidades de
todos nosotros.
Al ser maltratado, se
humillaba
y ni siquiera abría su
boca:
como un cordero
llevado al matadero,
como una oveja muda
ante el que la esquila,
él no abría su boca.
Fue detenido y juzgado
injustamente,
y ¿quién se preocupó
de su suerte?
Porque fue arrancado
de la tierra de los vivientes
y golpeado por las
rebeldías de mi pueblo.
Se le dio un sepulcro
con los malhechores
y una tumba con los
impíos,
aunque no había
cometido violencia
ni había engaño en su
boca.
El Señor quiso
aplastarlo con el sufrimiento.
Si ofrece su vida en
sacrificio de reparación,
verá su descendencia,
prolongará sus días,
y la voluntad del
Señor se cumplirá por medio de él.
A causa de tantas
fatigas, él verá la luz
y, al saberlo, quedará
saciado.
Mi Servidor justo
justificará a muchos
y cargará sobre sí las
faltas de ellos.
Por eso le daré una
parte entre los grandes
y él repartirá el
botín junto con los poderosos.
Porque expuso su vida
a la muerte
y fue contado entre
los culpables,
siendo así que llevaba
el pecado de muchos
e intercedía en favor
de los culpables.
Palabra de Dios.
Todos: Te alabamos Señor.
Respondemos a
la Palabra:
Como respuesta a la Palabra nos unimos en la oración por medio de la
recitación de los improperios, que expresan el dolor del Señor ante su pueblo
que lo entrega en la cruz.
Lector:
Pueblo mío, ¿qué te he
hecho?
¿en qué te he
ofendido?
Respóndeme.
Yo te saqué de Egipto:
tú preparaste una Cruz
para tu Salvador.
Todos: Perdónanos Señor, y muéstranos
tu amor.
Lector:
Yo te guié cuarenta
años
por el desierto,
te alimenté con el
maná,
te introduje en una
tierra excelente;
tú preparaste una Cruz
a tu Salvador.
Todos: Perdónanos Señor, y
muéstranos tu amor.
Lector:
¿Qué más hacer por ti?
Yo te planté como viña mía.
Escogida y hermosa.
¡Qué amarga te has
vuelto conmigo!
Para mi sed me diste
vinagre,
Con la lanza
traspasaste el costado de tu Salvador.
Todos: Perdónanos Señor, y
muéstranos tu amor.
Lector:
Por ti yo azoté a
Egipto
y a sus primogénitos;
tú me azotaste y me
entregaste.
Todos: Perdónanos Señor, y
muéstranos tu amor.
Lector:
Yo te saqué de Egipto,
sumergiendo al Faraón
en el mar Rojo;
tú me entregaste
a los sumos
sacerdotes.
Todos: Perdónanos Señor, y
muéstranos tu amor.
Lector:
Yo abrí el mar delante
de ti;
tú, con la lanza,
abriste mi costado.
Yo te guiaba
con una columna de
nubes;
tu me guiaste al
pretorio de Pilato.
Todos: Perdónanos Señor, y
muéstranos tu amor.
Adoramos a la
Cruz
Seguidamente la Cruz se quita el lienzo a la cruz que está ubicada
de modo especial en el centro de la reunión familiar y si se puede se enciende
una vela a ambos lados
G: La Cruz que es un
instrumento de muerte, para nosotros hoy es promesa de vida. En ella
reconocemos el triunfo de Cristo. Ella es el signo de mayor entrega de Jesús al
Padre y al mundo entero; es el modelo para nosotros de ponernos en sus manos.
Por eso nosotros ahora la adoraremos con amor y reverencia.
Mientras se pasa la
Cruz para besarla, se puede escuchar alguno de los siguientes cantos:
Se puede dejar el canto hasta el final para que acompañe el momento
de oración y reflexión.
Rezamos
juntos al Padre
El que guía la celebración dice:
G: Jesús en la Cruz no
murió por mí o por vos solamente, murió por todos. Recemos unos por otros
diciendo: Padre nuestro, que estás en el cielo…
Recordamos el
dolor de María:
Para terminar la celebración haremos memoria de los dolores de la
Virgen María frente a la cruz de su hijo. El que guía la celebración dice:
G: A María que estuvo
al lado de Jesús en la cruz, y que sufrió como madre por la muerte de su hijo,
la queremos recordar en este día y pedirle especialmente por todos los que están
sufriendo en este tiempo por la muerte de un ser querido a causa de la
pandemia. Le decimos juntos: Dios te salve María, llenas eres de gracia…
Podemos terminar la
celebración cantando «Junto a la cruz» Aquí ó «Stabat Mater» Aquí ó «Al pie dela Cruz» Aquí
JUNTO A LA CRUZ
Junto
a la cruz de su Hijo
la
madre llorando se ve;
el
dolor la ha crucificado,
el
amor la tiene de pie.
Quédate
de pie, de pie junto a Jesús,
¡Que
tu Hijo sigue en la cruz!
Cruz
del lecho de los enfermos,
de
los niños sin un hogar,
cruz
del extranjero en su patria,
del
que sufre en soledad.
Cruz
de la injusticia y miseria
de
los marginados de hoy;
cruz
de tantas falsas promesas
y
de la desesperación.
Cruz
del abandono de amigos,
del
olvido y de la traición;
cruz
de la amenaza y del miedo,
la
tortura y la prisión
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