martes, 14 de abril de 2020

Para rezar en familia 14 de abril de 2020


Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.



Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.



1.+ Señal de la cruz.

2.Oremos: Tú, Señor, que nos has salvado por el misterio pascual, continúa con dones celestes a tu pueblo, para que alcance la libertad verdadera y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha empezado a gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo., tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

3.Hemos renacido por el bautismo como hijos de Dios: Cantamos:  Un solo Señor Aquí.  Si hay, nos rociamos con agua bendita.

4. Proclamamos el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 20,11-18


Con la fuerza de la misericordia del Resucitado, el Señor se presenta a María Magdalena que había, con amor y lágrimas, el perdón de Jesucristo. No decimos que es la primera mujer a quien se le presenta, porque seguramente ya lo había hecho con la Virgen María. Su Madre siempre mantuvo la esperanza de la resurrección de Jesús en medio de tremendo dolor que le causó la crueldad injusta de la pasión y muerte de su Hijo.

Para explicar la escena del encuentro entre Magdalena con el Resucitado recurrimos a la revelación privada que le fue confiada por inspiración divina a la Beata Ana Catalina Emmerick, una de las más grandes místicas que tiene la Iglesia. Ella era una monja de profunda piedad y pureza que en medio de una dolorosa enfermedad pudo ver con mayor detalle la vida de Jesús que se relata en los evangelios. Recomendamos vivamente leer todas sus visiones que tuvo sobre la vida de Jesús, son muy edificantes. Recogemos ahora una pequeña parte de su visión del Resucitado: “En cuanto a las palabras de Jesús:

«Todavía no he subido hacia mi Padre», me fue explicado que no se había presentado aún a su Padre después de su Resurrección, y que todavía no le había dado gracias por su victoria sobre la muerte y por la obra cumplida de la Redención. Fue lo mismo que decir que las primicias de la alegría pertenecían a Dios; que ella debía primero volver en sí y dar gracias a Dios por el cumplimiento del misterio de la Redención, pues había querido besar sus pies como antes; no se acordó más que de su amado, y olvidaba con la violencia de su amor el milagro que tenía ante sus ojos.”

¡Que hermosa revelación! Jesús se presenta ante el Padre para darle gracias por haberlo resucitado, habiendo ya cumplido su misión. Es la alegría de Dios por nuestra redención. Por eso tenía que subir al Padre.

El Resucitado quiso presentarse a Magdalena y a las otras mujeres para que lleven este testimonio a los apóstoles que estaban escondidos por temor a los judíos. Por su parte, la Virgen María rezaba y esperaba el momento de esta resurrección. ¡¿Cuál grande habrá sido el profundo gozo del alma de María santísima al verlo resucitado?!

Esta alegría de la Madre de Dios por la resurrección de su Hijo se canta en el Regina Caeli, o Reina del cielo. No se conoce el autor de la letra y melodía, pero sabemos que la comenzaron a cantar los frailes franciscanos después de la oración de completas en el siglo XII. El rezo de la antífona de Regina Caeli fue establecida por el Papa Benedicto XIV en 1742 y reemplaza durante el Tiempo pascual al rezo del Ángelus (cuya meditación se centra en el misterio de la Encarnación). Al igual que el Ángelus, el Regina Caeli se reza tres veces al día, a la mañana, al mediodía y al atardecer.

Invitamos a conocer y aprender esta felicitación a María y, si es posible, a cantar esta poseía por la exultación de María, nuestra Madre que intercede por sus hijos.

Esta oración se hace de modo dialogado. Regina Caeli (Reina del Cielo)
· Reina del cielo alégrate; aleluya.
(respondemos) Porque el Señor a quien has merecido llevar; aleluya.

· Ha resucitado según su palabra; aleluya.
(respondemos) Ruega al Señor por nosotros; aleluya.

· Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
(respondemos) Porque verdaderamente ha resucitado el Señor; aleluya.

Oremos: Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

En este Tiempo pascual, como primera lectura de las misas, se lee el libro de Hechos de los Apóstoles, escrito por el evangelista San Lucas. En la lectura de hoy, concluye el discurso de Pedro en el día de Pentecostés. Podríamos decir que es la primera homilía del primer Papa  de la historia de la Iglesia: San Pedro. En ella nos anuncia explícitamente a Cristo, muerto y resucitado, como Señor y Mesías, y llamándonos a la conversión y al bautismo, siguiendo una vida en Cristo.


En esta predicación o Kerygma tenemos la clave de lo que significa predicar el evangelio. El Kerygma es el “anuncio” de la Pascua de Jesucristo, muerto y resucitado, como lo transmitió María Magdalena, los Apóstoles y por el cual María, Madre de Dios, exultó de alegría.

Como la Virgen María: ¿Vivimos con una profunda alegría cristiana por la resurrección del Señor y por nuestra salvación?

Como Santa María Magdalena y San Pedro: ¿Anunciamos con auténtico fervor a Cristo muerto y resucitado?

5.Cada uno de la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por …

6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ...

7. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

8. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.

9. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…

10. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio)
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.

11. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente mientras le dicen algo bonito al oído. Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.

Posibilidades para acompañar el día en oración familiar

1.Durante los 50 días del Tiempo Pascual, sustituimos la oración del Angelus por el Regina Caeli, 3 veces al día o la meno una vez, en la bendición antes del almuerzo. Puede cantarse Aquí ó Aquí

2.Sería muy bueno que en este tiempo podamos leer y escuchar el libro de los Hechos de los Apóstoles. Hoy corresponde: Hch 2,36-41

3.Nos preparamos para el II Domingo de Pascua rezando la Coronilla de la Divina Misericordia. Aquí

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