Para hacer oración
familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin
prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo
seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia
en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o
blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen
María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno
de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración
para entrar en alabanza y diálogo con Dios.
1.+ Señal de la cruz.
2.Oremos: Tú, Señor, que nos has salvado por el misterio pascual,
continúa con dones celestes a tu pueblo, para que alcance la libertad verdadera
y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha empezado a gustar en la
tierra. Por nuestro Señor Jesucristo., tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
3.Hemos renacido por el bautismo como hijos de Dios:
· Tu que resucitaste
lleno de gloria: Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
· Tu que nos haces
pasar de la muerte a la Vida: Cristo ten piedad.
Cristo ten piedad.
· Tú que nos llamas a
vivir como resucitados: Señor ten piedad.
Señor, ten piedad.
4. Proclamamos el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San
Lucas 24,35-48.
Los discípulos de
Emaús vieron Jesús hasta que desapareció en su forma humana, pero su presencia
había quedado con estos ellos en esa fracción del pan que el Señor había
consagrado. Al respecto, santo Tomás de Aquino explica que «es necesario
reconocer, de acuerdo con la fe católica, que Cristo todo está presente en este
sacramento, porque la divinidad jamás abandonó el cuerpo que había asumido». Es
decir, Cristo nunca abandona su presencia real en la Eucaristía.
Estos dos discípulos
que se habían marchado tristes y desilusionados, ahora regresaban entusiasmados
y fervorosos para dar testimonio de Jesús. Cuando estaban hablando con alegría
de lo sucedido, es cuando Cristo se hace presente. Al hablar y predicar al
Resucitado, es cuando el Señor se hace lugar en medio de la comunidad.
Jesús, había
cumplido con la misión salvífica y el Padre lo había resucitado por la acción
el Espíritu Santo. Luego de esta escena, aparece diciendo: “La Paz esté con
ustedes.” Desde ahora sí podemos estar en paz con Dios y con nosotros mismos
porque hemos sido salvados. El miedo los paralizó y no podían reconocerlo. El
miedo es a causa de la falta del Espíritu Santo, que aún no habían recibido.
Perderán el miedo en Pentecostés, cuando salen de su ocultamiento para predicar
la verdad de Cristo.
El Señor con su
mayor ternura y cercanía les demuestra que no es un fantasma, les muestra las
manos y los pies de su cuerpo vivo y come delante de ellos. ¿Por qué comió un
pescado asado? San Gregorio Magno comenta que «el pez asado al fuego no
significa otra cosa que la pasión de Jesús, Mediador entre Dios y los hombres.
De hecho, él se dignó esconderse en las aguas de la raza humana, aceptó ser
atrapado por el lazo de nuestra muerte y fue como colocado en el fuego por los
dolores sufridos en el tiempo de la pasión». Cuando finalmente lo reconocieron,
recién entonces les pudo abrir el entendimiento para que comprendiesen su
misión de conversión para el perdón de los pecados.
¿Te has encontrado
con Cristo en tu vida para comprender y aceptar plenamente su mensaje?
Hoy recordamos a
Santa Bernardita. Nuestra Señora de Lourdes, se apareció a esta niña de 14 años
que no sabía ni leer ni escribir, pero que rezaba todos los días el rosario,
Bernardita Soubirous. Nació en Lourdes en 1844 de padres muy pobres. Por medio
de ella la Virgen hizo surgir la milagrosa fuente de agua, a la cual acuden
peregrinos de todo el mundo para reavivar su fe y su esperanza. Muchos son
curados también en su cuerpo. La Virgen, durante la segunda aparición, le dijo:
“No te prometo hacerte feliz en este mundo, pero sí en el otro”.
Luego, se consagró
como religiosa. Durante los quince años de vida conventual no conoció sino el
privilegio del sufrimiento. Las mismas superioras la trataban con indiferencia.
Al principio fue enfermera dentro del convento, después sacristana, hasta
cuando la enfermedad la obligó a permanecer en la cama, durante nueve años. A
quien la animaba le contestaba con la radiante sonrisa: “María es tan bella que
quienes la ven querrían morir para volver a verla”. Bernardita, la humilde
pastorcita que pudo contemplar con sus propios ojos a la Virgen Inmaculada,
murió el 16 de abril de 1879 y entró en el Cielo para siempre.
También recodamos a
San Benito José Labre (+1783). Era mendigo que vestía como tal y no le
importaba los manjares de la mesa. A decir verdad, más parecía mendigo que un
fraile. Tenía el cielo por techo y por compañía las estrellas, iba de un sitio
a otro sin más necesidad que sus pies. Como consagrado vestía con una túnica,
el escapulario, el rosario al cuello, un crucifijo en el corazón y en el
bolsillo de la túnica cabían unos pedazos de pan y el Evangelio. Contentándose
con limosnas, dando ejemplo de piedad y penitencia, se entregó a una vida de
oración y de pobreza extrema. ¿Te animas en imitar en algo a estos santos?
5.Cada uno de la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos
gracias por …
6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso,
te pedimos por ...
7.Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece
como cordero sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a
Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la
familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en la
cocina o con la limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara
a alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o
cónyuge, etc..
8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
9. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.
10. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…
11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que
estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo
recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al
menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio)
Y ahora, como si ya
te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que
jamás me separe de ti.
12. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos,
haciendo una cruz en la frente mientras le dicen algo bonito al oído. Nos
hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.
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