Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.
1.+ Señal de la cruz.
2. Oremos: Te pedimos,
Dios todopoderoso, que nos concedas anunciar la victoria de Cristo resucitado,
para que alcancemos en plenitud los bienes eternos cuyo anticipo hemos
recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
3.Hemos renacido por
el bautismo como hijos de Dios:
· Tu que resucitaste lleno de gloria: Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
· Tu que nos haces pasar de la muerte a la Vida: Cristo ten
piedad.
Cristo ten piedad.
· Tú que nos llamas a vivir como resucitados: Señor ten
piedad.
Señor, ten piedad.
4. Proclamamos Hechos
de los Apóstoles 4,32-37, y el evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San
Juan 3,7b-15.
Es sorprendente cómo toda la enseñanza de Cristo, en el
sentido más fiel y puro, está contenida y experimentada en los cristianos de
las Primeras comunidades. Al respecto, señala Arístides en el siglo II: “Ellos
observan exactamente los mandamientos de Dios, viviendo santa y justamente, así
como el Señor Dios les ha mandado; le rinden gracias cada mañana y cada tarde,
por cada comida o bebida y todo otro bien... ". Los Primeros cristianos
tienen en común los bienes espirituales y por eso asistían con sus bienes
materiales a los necesitados. “Tenían un solo corazón y una sola alma”. Este
modo de vida era el ideal de amistad que describían los filósofos paganos de la
antigüedad, ahora alcanzada por quienes vivían de la Pascua de Jesucristo.
La auténtica Iglesia es un lugar de misericordia y acogida
donde hay docilidad, hay crecimiento en la fe y la santidad, hay un generoso
compartir de bienes. Para ser discípulo de Jesús, había que renunciar a las
posesiones y darlo como limosna a los necesitados. Estamos hechos para vivir en
comunidad. La Pascua de Cristo no fue infecunda en la primitiva Iglesia.
El evangelio de hoy es una continuación del diálogo de
Jesús con Nicodemo. El Señor explica qué significa “nacer de lo alto”. Es un
nacimiento del Cielo, del Espíritu, de la eternidad. Se trata de nacer y vivir
en Cristo para ser comunidad cristiana. Hemos nacido de la mortal carne humana,
pero para entrar en el Reino de Dios, “debo volver a nacer” del agua y del
Espíritu. El nacimiento espiritual se origina en la Pascua del Señor, en la Cruz
donde fue levantado el Hijo del Hombre, desde donde manó sangre y agua. Ahí se
glorifica al Padre. Otros siguen viviendo según la carne, y eso les basta.
Quien nace de Dios y no sigue el imperio de la carne, será
guiado por el soplo del Espíritu. Es como el viento que no puede ser gobernado
por criterios humanos. La ciencia humana sólo puede intuir hacia dónde va el
viento, nadie se sabe de dónde viene ni a dónde va. Dirá San Agustín, “Dios
envía el viento, pero es el hombre quien debe izar las velas” , para que me
lleve el querer divino, y no estancarme con el querer humano. Espíritu y
viento, pneuma (en griego) o ruach (en hebreo), es la acción invisible y
sobrenatural que da nos llena de vida. El Espíritu es impredecible y quien lo
sigue es libre. Dejar que el Espíritu te lleva donde Él quiere. Si en la fuerza
del viento hay un misterio, más aún lo hay en las obras del espíritu de Dios
que conducen mi vida.
Como Nicodemo, no sabemos cómo seguir. No tenemos que
quedarnos sólo con el cumplimiento de los mandamientos. Que sea el Espíritu
libre que nos guíe en la verdad, pero no sabemos dónde terminaremos.
Al igual que los Primeros cristianos, que vivían desde el
Espíritu de Dios, “se nota” quienes obran desde la interioridad de la Vida
eterna o desde la exterioridad de la existencia terrena. ¿Desde dónde vivo? ¿Es
levantado en alto mi obrar cristiano? ¿Se nota lo que soy? ¿Sí o no? Ya no pudo
decir que soy cristiano por sólo hecho de “ir a misa”.
Hoy recordamos a San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia
(Anselmo significa: Dios en mi defensa). Nació en el Piamonte (Italia). La mamá
era sumamente piadosa y humilde. En cambio, el papá lo lleva a fiestas y a
torneos. Anselmo dirá: "El navío de mi corazón pierde el timón en cada
fiesta y se deja llevar por las olas de la perdición". Toda la vida se
arrepentirá de esos años de mundanalidad. Luego ingresa como religioso con los
padres Benedictinos.
Todos los ratos libres los dedicaba a estudiar y a
escribir, llegando así a ser uno de los autores más leídos en la Iglesia
Católica. Se compara con San Agustín como iniciador de una nueva etapa de la
Iglesia. Ha sido el mayor teólogo de su tiempo, el verdadero precursor de Santo
Tomás que más unió las dos grandes ciencias, la filosofía y la teología. Fue
nombrado Arzobispo de Canterbury, logrando que Inglaterra no se separara de la
Iglesia Católica.
Por la gran sabiduría de sus escritos, la Santa Sede lo ha
nombrado Doctor de la Iglesia. Era gran devoto de la Virgen María y decía que
no hay criatura tan sublime y tan perfecta como Ella y que en santidad sólo la
supera Dios. Sus últimas palabras antes de morir fueron estas: "Allí donde
están los verdaderos goces celestiales, allí deben estar siempre los deseos de
nuestro corazón". Murió el 21de abril de 1109.
También recordamos al beato Bartolomé Cerveri. Sacerdote de
la Orden de Predicadores (Dominicos), luchó eficazmente por la defensa de la fe
y selló su enseñanza con el martirio cuando fue asesinado por los herejes en
1466.
Catequesis
para menores de 12 años
· Se proclama el evangelio y se ayuda a los niños a
recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde las ideas centrales de la catequesis de
adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las palabas: “La multitud de los creyentes
tenía un solo corazón y una sola alma.”
· En silencio meditamos con el corazón el significado de
estas palabras y las compartimos.
5. Cada uno de la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos
gracias por …
6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso,
te pedimos por ...
7. Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece
como cordero sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a
Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la
familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en la
cocina o con la limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara
a alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o
cónyuge, etc..
8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
9. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.
10. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…
11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que
estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo
recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al
menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio)
Y ahora, como si ya te
hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás
me separe de ti.
12. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos,
haciendo una cruz en la frente mientras le dicen algo bonito al oído. Nos
hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.
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