martes, 21 de abril de 2020

Para rezar en familia 21 de abril de 2020


Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.

Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.



1.+ Señal de la cruz.

2. Oremos: Te pedimos, Dios todopoderoso, que nos concedas anunciar la victoria de Cristo resucitado, para que alcancemos en plenitud los bienes eternos cuyo anticipo hemos recibido. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

3.Hemos renacido por el bautismo como hijos de Dios:
· Tu que resucitaste lleno de gloria: Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.

· Tu que nos haces pasar de la muerte a la Vida: Cristo ten piedad.
Cristo ten piedad.

· Tú que nos llamas a vivir como resucitados: Señor ten piedad.
Señor, ten piedad.

4. Proclamamos Hechos de los Apóstoles 4,32-37, y el evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 3,7b-15.

 Catequesis para mayores de 12 años
Es sorprendente cómo toda la enseñanza de Cristo, en el sentido más fiel y puro, está contenida y experimentada en los cristianos de las Primeras comunidades. Al respecto, señala Arístides en el siglo II: “Ellos observan exactamente los mandamientos de Dios, viviendo santa y justamente, así como el Señor Dios les ha mandado; le rinden gracias cada mañana y cada tarde, por cada comida o bebida y todo otro bien... ". Los Primeros cristianos tienen en común los bienes espirituales y por eso asistían con sus bienes materiales a los necesitados. “Tenían un solo corazón y una sola alma”. Este modo de vida era el ideal de amistad que describían los filósofos paganos de la antigüedad, ahora alcanzada por quienes vivían de la Pascua de Jesucristo.

La auténtica Iglesia es un lugar de misericordia y acogida donde hay docilidad, hay crecimiento en la fe y la santidad, hay un generoso compartir de bienes. Para ser discípulo de Jesús, había que renunciar a las posesiones y darlo como limosna a los necesitados. Estamos hechos para vivir en comunidad. La Pascua de Cristo no fue infecunda en la primitiva Iglesia.

El evangelio de hoy es una continuación del diálogo de Jesús con Nicodemo. El Señor explica qué significa “nacer de lo alto”. Es un nacimiento del Cielo, del Espíritu, de la eternidad. Se trata de nacer y vivir en Cristo para ser comunidad cristiana. Hemos nacido de la mortal carne humana, pero para entrar en el Reino de Dios, “debo volver a nacer” del agua y del Espíritu. El nacimiento espiritual se origina en la Pascua del Señor, en la Cruz donde fue levantado el Hijo del Hombre, desde donde manó sangre y agua. Ahí se glorifica al Padre. Otros siguen viviendo según la carne, y eso les basta.

Quien nace de Dios y no sigue el imperio de la carne, será guiado por el soplo del Espíritu. Es como el viento que no puede ser gobernado por criterios humanos. La ciencia humana sólo puede intuir hacia dónde va el viento, nadie se sabe de dónde viene ni a dónde va. Dirá San Agustín, “Dios envía el viento, pero es el hombre quien debe izar las velas” , para que me lleve el querer divino, y no estancarme con el querer humano. Espíritu y viento, pneuma (en griego) o ruach (en hebreo), es la acción invisible y sobrenatural que da nos llena de vida. El Espíritu es impredecible y quien lo sigue es libre. Dejar que el Espíritu te lleva donde Él quiere. Si en la fuerza del viento hay un misterio, más aún lo hay en las obras del espíritu de Dios que conducen mi vida.

Como Nicodemo, no sabemos cómo seguir. No tenemos que quedarnos sólo con el cumplimiento de los mandamientos. Que sea el Espíritu libre que nos guíe en la verdad, pero no sabemos dónde terminaremos.

Al igual que los Primeros cristianos, que vivían desde el Espíritu de Dios, “se nota” quienes obran desde la interioridad de la Vida eterna o desde la exterioridad de la existencia terrena. ¿Desde dónde vivo? ¿Es levantado en alto mi obrar cristiano? ¿Se nota lo que soy? ¿Sí o no? Ya no pudo decir que soy cristiano por sólo hecho de “ir a misa”.

Hoy recordamos a San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia (Anselmo significa: Dios en mi defensa). Nació en el Piamonte (Italia). La mamá era sumamente piadosa y humilde. En cambio, el papá lo lleva a fiestas y a torneos. Anselmo dirá: "El navío de mi corazón pierde el timón en cada fiesta y se deja llevar por las olas de la perdición". Toda la vida se arrepentirá de esos años de mundanalidad. Luego ingresa como religioso con los padres Benedictinos.

Todos los ratos libres los dedicaba a estudiar y a escribir, llegando así a ser uno de los autores más leídos en la Iglesia Católica. Se compara con San Agustín como iniciador de una nueva etapa de la Iglesia. Ha sido el mayor teólogo de su tiempo, el verdadero precursor de Santo Tomás que más unió las dos grandes ciencias, la filosofía y la teología. Fue nombrado Arzobispo de Canterbury, logrando que Inglaterra no se separara de la Iglesia Católica.

Por la gran sabiduría de sus escritos, la Santa Sede lo ha nombrado Doctor de la Iglesia. Era gran devoto de la Virgen María y decía que no hay criatura tan sublime y tan perfecta como Ella y que en santidad sólo la supera Dios. Sus últimas palabras antes de morir fueron estas: "Allí donde están los verdaderos goces celestiales, allí deben estar siempre los deseos de nuestro corazón". Murió el 21de abril de 1109.

También recordamos al beato Bartolomé Cerveri. Sacerdote de la Orden de Predicadores (Dominicos), luchó eficazmente por la defensa de la fe y selló su enseñanza con el martirio cuando fue asesinado por los herejes en 1466.

Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde las ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las palabas: “La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.”
· En silencio meditamos con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.

5. Cada uno de la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por …

6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ...

7. Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en la cocina o con la limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara a alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o cónyuge, etc..

8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

9. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.

10. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…

11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio)
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.

12. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente mientras le dicen algo bonito al oído. Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.


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