Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.
1. + Señal de la cruz.
2. Ven, Espíritu Creador. Tú derramas sobre
nosotros los siete dones; Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa
del Padre; que inspiras nuestras palabras. Ilumina nuestros sentidos; infunde
tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la
debilidad de nuestro cuerpo.
3. En presencia de Dios, pedimos perdón:
· Señor, ten
misericordia de nosotros.
(Respondemos)
Porque hemos pecado contra ti.
· Muéstranos, Señor, tu
misericordia.
(Respondemos) Y danos tu salvación.
4. Proclamamos el evangelio de Nuestro Señor
Jesucristo según san Juan 6,36-40
Catequesis para mayores de 12 años
Vamos a conocer la
vida de Santa Catalina de Siena, en quien se cumplió el Evangelio de hoy; por
creer, amar y vivir para Cristo, alimentándose del Pan de Vida para tener Vida
eterna. Ella está en el Cielo para interceder por nosotros. Vamos a leer la
catequesis pronunciada por Benedicto XVI sobre ella.
“Hoy quiero hablaros
de una mujer que tuvo un papel eminente en la historia de la Iglesia. Se trata
de santa Catalina de Siena. Pertenece a la legión de santos eucarísticos. La
Eucaristía es un extraordinario don de amor que Dios nos renueva continuamente
para alimentar nuestro camino de fe.
El siglo en el que
vivió Catalina -siglo XIV- fue una época tormentosa para la vida de la Iglesia
y de todo el tejido social en Italia y en Europa. Sin embargo, incluso en los
momentos de mayor dificultad, el Señor no cesa de bendecir a su pueblo,
suscitando santos y santas que sacudan las mentes y los corazones provocando
conversión y renovación. Catalina es una de estas personas y también hoy nos
habla y nos impulsa a caminar con valentía hacia la santidad para que seamos
discípulos del Señor de un modo cada vez más pleno.
Nació en Siena, en 1347,
en el seno de una familia muy numerosa, y murió en Roma, en 1380. A la edad de
16 años, impulsada por una visión de santo Domingo, entró en la Tercera Orden
Dominicana, en la rama femenina llamada de las Mantellate. Permaneciendo en su
familia, confirmó el voto de virginidad que había hecho privadamente cuando
todavía era una adolescente, se dedicó a la oración, a la penitencia y a las
obras de caridad, sobre todo en beneficio de los enfermos.
Cuando se difundió la
fama de su santidad, fue protagonista de una intensa actividad de consejo
espiritual respecto a todo tipo de personas: nobles y hombres políticos,
artistas y gente del pueblo, personas consagradas, eclesiásticos, incluido el
Papa Gregorio XI que en aquel período residía en Aviñón y a quien Catalina
exhortó enérgica y eficazmente a regresar a Roma. Viajó mucho para solicitar la
reforma interior de la Iglesia y para favorecer la paz entre los Estados. Ella
es copatrona de Roma, patrona de Italia y copatrona de Europa: que el viejo
continente no olvide nunca las raíces cristianas que están en la base de su
camino.
La doctrina de
Catalina, que aprendió a leer con dificultad y aprendió a escribir cuando ya
era adulta, está contenida en El Diálogo de la Divina Providencia o Libro de la
Divina Doctrina, una obra maestra de la literatura espiritual, en su
Epistolario y en la colección de las Oraciones. Fue declarada Doctora de la
Iglesia.
En una visión que
nunca se borró del corazón y de la mente de Catalina, la Virgen la presentó a
Jesús que le dio un espléndido anillo, diciéndole: «Yo, tu Creador y Salvador,
me caso contigo en la fe, que conservarás siempre pura hasta que celebres
conmigo en el cielo tus nupcias eternas». Toda auténtica espiritualidad: el
cristocentrismo. Cristo es para ella como el esposo, con quien vive una
relación de intimidad, de comunión y de fidelidad. Él es el bien amado sobre
todo bien que le dijo: «Amada hija mía, así como el otro día tomé tu corazón,
que tú me ofrecías, ahora te doy el mío, y de ahora en adelante estará en el
lugar que ocupaba el tuyo»
Muchos se pusieron a
su servicio y sobre todo consideraron un privilegio ser dirigidos
espiritualmente por Catalina. La llamaban «mamá» pues como hijos espirituales
obtenían de ella el alimento del espíritu.
Otro rasgo de la espiritualidad
de Catalina está vinculado al don de lágrimas. Estas expresan una sensibilidad
exquisita y profunda, capacidad de conmoción y de ternura. Según Catalina, las
lágrimas de los santos se mezclan con la sangre de Cristo: «Haced memoria de
Cristo crucificado, Dios y hombre. Poneos como objetivo a Cristo crucificado,
escondiéndoos en las llagas de Cristo crucificado; sumergíos en la sangre de
Cristo crucificado»
Antes de morir dijo:
«Al separarme de mi cuerpo yo, en verdad, he consumido y dado la vida en la
Iglesia y por la Iglesia santa, lo cual es una singularísima gracia».
De santa Catalina, por
tanto, aprendemos la ciencia más sublime: conocer y amar a Jesucristo y a su
Iglesia. En El Diálogo de la Divina Providencia, ella, con una imagen singular,
describe a Cristo como un puente tendido entre el cielo y la tierra. Está
formado por tres escalones constituidos por los pies, el costado y la boca de
Jesús. Elevándose a través de estos escalones, el alma pasa por las tres etapas
de todo camino de santificación: el alejamiento del pecado, la práctica de la
virtud y del amor, y la unión dulce y afectuosa con Dios.
Queridos hermanos y
hermanas, aprendamos de santa Catalina a amar con valentía, de modo intenso y
sincero, a Cristo y a la Iglesia. Por esto, hagamos nuestras las palabras de
santa Catalina que leemos en El Diálogo de la Divina Providencia: «Por
misericordia nos has lavado en la sangre, por misericordia quisiste conversar
con las criaturas. ¡Oh loco de amor! ¡No te bastó encarnarte, sino que quisiste
también morir! ¡Oh misericordia! El corazón se me ahoga al pensar en ti, porque
adondequiera que dirija mi pensamiento, no encuentro sino misericordia».
Gracias.
Santa Catalina de Siena Doctora de la Iglesia - Pablo VI
Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el
evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde las
ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las
palabras: “Esta es la voluntad de mi Padre: El que ve al Hijo y cree en Él,
tenga Vida eterna y que Yo lo resucite en el último día.”
· En silencio meditamos
con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.
Oración: Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me
desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que
alcance los brazos de Jesús, María y José.
5. Cada uno de
la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por … .
6. Ahora, cada
uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ... .
7.
Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero
sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también
podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál
es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en la cocina o con la
limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara a alguien para
saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o cónyuge, etc..
8. Oramos como
Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
9. Nos damos
la Paz del Señor, como gesto de amor.
10. Oramos a
nuestra Madre:
Dios te salve María…
11. Comunión
espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo
Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que
ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi
corazón. (breve silencio).
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo
y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.
12. Oremos: Señor Dios nuestro, que otorgaste a
santa Catalina de Siena un amor intenso para contemplar la pasión de tu Hijo y
para servir a la Iglesia, concédenos, por su intercesión, que tu pueblo, unido
al misterio de Cristo, se alegre siempre en la manifestación de su gloria. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Sagrada Familia de Nazaret: Ruega por nosotros.
13. Los padres
se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente.
Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.
Sugerencias
2.Para ver.
Algunas frases de la santa
· Si somos hijos de
Rey, que no se nos olvide que su corona es de espinas.
· La verdadera
perfección consiste en hacer siempre la santísima voluntad de Dios.
· Las flores a Dios,
los frutos a las almas.
· Solo por amor nos has
hecho a imagen y semejanza tuya, diciendo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen
y semejanza» Así lo hiciste dando al hombre cierta forma de Trinidad en las
potencias del alma: entendimiento, para conocer, memoria, para acordarse de ti,
y voluntad y amor, para amarte sobre todas las cosas. De este amor no nos puede
privar ni el demonio ni otra criatura, si nosotros no lo queremos.
· En el conocimiento de
nosotros mismos, porque el alma que conoce que no existe por sí misma y que
debe a Dios la existencia, no puede levantar su cabeza contra su Creador ni
contra el prójimo, ya que ella es lo que de por sí no existe, y por eso no
tiene de qué ensoberbecerse.
· Señor, hoy llamo a la
puerta de tu verdad.
· Si somos lo que
debemos ser, prenderemos fuego al mundo entero.
· Jesús a Catalina.
“Hazte cauce y yo me haré torrente.
· Oh Dios eterno,
recibe el sacrificio de mi vida en este Cuerpo Místico que es la santa Iglesia.
Yo no tengo otra cosa que dar lo que Tú me has dado a mí. Quítame le corazón y
exprímelo sobre la faz de esta esposa.
· En tu naturaleza,
Deidad eterna, conoceré la mía. ¿Y cuál es mi naturaleza Amor inestimable? Es
fuego, porque Tú no eres otra cosa que fuego de amor. Mi naturaleza es fuego.
· Por mucho que el
hombre esté inclinado a pecar, está Dios mucho más inclinado a perdonar.
· Construid una celda
interior en vuestra alma y no salgáis nunca de ella.
· Los hombres que han
de gobernar y dirigir a los demás tienen primero que saber gobernarse a sí
mismos.
· Todos los problemas
que afectan a la sociedad -gobiernos buenos o malos, el bienestar o la miseria
del pueblo- son, en última instancia, problemas religiosos.
· El amor al propio yo,
a algo que en realidad nada es, conduce al abismo de la nada; es una carrera
tras una meta ilusoria e irreal.
· Si una herida no se
limpia con hierro candente y el bisturí del cirujano cuando es necesario, se
infectará y, al final, acarreará la muerte. Poner ungüentos puede ser agradable
para el enfermo, pero no mejorará con ellos.
· Como los pies llevan
al cuerpo, así los afectos llevan al alma.
· ¡Basta de
silencios!¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo
está podrido!
· Solamente la
perseverancia es coronada.
· Bañaos en la sangre
de Cristo crucificado, y comenzad una nueva vida con la esperanza de que
vuestras culpas se consumirán en la sangre y en el fuego del amor.
· Todos somos árboles
de amor, y sin ser regados por el amor, no podemos vivir, porque Dios nos ha
creado por Amor.
· El humilde apaga la
soberbia, pero … el soberbio no puede dañar a la humildad.
· Diálogo con Jesús:
"¿Dónde estabas Tú, mi divino Esposo, mientras yacía en una condición tan
abandonada y aterradora?" Ella escuchó una voz que le decía, "Hija,
estaba en tu corazón, fortificándote por la gracia."
· Se escribió de ella:
"Siempre estaba con los que padecían por causa de la peste; los preparaba
para la muerte y los enterraba con sus propias manos. Yo mismo fui testigo del
gozo con que los atendía y de la maravillosa eficacia de sus palabras, que
dieron lugar a muchas conversiones."
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