miércoles, 29 de abril de 2020

Para rezar en familia 29 de abril de 2020


Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.


1. + Señal de la cruz.

2. Ven, Espíritu Creador. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa del Padre; que inspiras nuestras palabras. Ilumina nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.

3. En presencia de Dios, pedimos perdón:
· Señor, ten misericordia de nosotros.
(Respondemos)
Porque hemos pecado contra ti.

· Muéstranos, Señor, tu misericordia.
(Respondemos) Y danos tu salvación.

4. Proclamamos el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6,36-40


Catequesis para mayores de 12 años
Vamos a conocer la vida de Santa Catalina de Siena, en quien se cumplió el Evangelio de hoy; por creer, amar y vivir para Cristo, alimentándose del Pan de Vida para tener Vida eterna. Ella está en el Cielo para interceder por nosotros. Vamos a leer la catequesis pronunciada por Benedicto XVI sobre ella.

“Hoy quiero hablaros de una mujer que tuvo un papel eminente en la historia de la Iglesia. Se trata de santa Catalina de Siena. Pertenece a la legión de santos eucarísticos. La Eucaristía es un extraordinario don de amor que Dios nos renueva continuamente para alimentar nuestro camino de fe.

El siglo en el que vivió Catalina -siglo XIV- fue una época tormentosa para la vida de la Iglesia y de todo el tejido social en Italia y en Europa. Sin embargo, incluso en los momentos de mayor dificultad, el Señor no cesa de bendecir a su pueblo, suscitando santos y santas que sacudan las mentes y los corazones provocando conversión y renovación. Catalina es una de estas personas y también hoy nos habla y nos impulsa a caminar con valentía hacia la santidad para que seamos discípulos del Señor de un modo cada vez más pleno.

Nació en Siena, en 1347, en el seno de una familia muy numerosa, y murió en Roma, en 1380. A la edad de 16 años, impulsada por una visión de santo Domingo, entró en la Tercera Orden Dominicana, en la rama femenina llamada de las Mantellate. Permaneciendo en su familia, confirmó el voto de virginidad que había hecho privadamente cuando todavía era una adolescente, se dedicó a la oración, a la penitencia y a las obras de caridad, sobre todo en beneficio de los enfermos.

Cuando se difundió la fama de su santidad, fue protagonista de una intensa actividad de consejo espiritual respecto a todo tipo de personas: nobles y hombres políticos, artistas y gente del pueblo, personas consagradas, eclesiásticos, incluido el Papa Gregorio XI que en aquel período residía en Aviñón y a quien Catalina exhortó enérgica y eficazmente a regresar a Roma. Viajó mucho para solicitar la reforma interior de la Iglesia y para favorecer la paz entre los Estados. Ella es copatrona de Roma, patrona de Italia y copatrona de Europa: que el viejo continente no olvide nunca las raíces cristianas que están en la base de su camino.

La doctrina de Catalina, que aprendió a leer con dificultad y aprendió a escribir cuando ya era adulta, está contenida en El Diálogo de la Divina Providencia o Libro de la Divina Doctrina, una obra maestra de la literatura espiritual, en su Epistolario y en la colección de las Oraciones. Fue declarada Doctora de la Iglesia.

En una visión que nunca se borró del corazón y de la mente de Catalina, la Virgen la presentó a Jesús que le dio un espléndido anillo, diciéndole: «Yo, tu Creador y Salvador, me caso contigo en la fe, que conservarás siempre pura hasta que celebres conmigo en el cielo tus nupcias eternas». Toda auténtica espiritualidad: el cristocentrismo. Cristo es para ella como el esposo, con quien vive una relación de intimidad, de comunión y de fidelidad. Él es el bien amado sobre todo bien que le dijo: «Amada hija mía, así como el otro día tomé tu corazón, que tú me ofrecías, ahora te doy el mío, y de ahora en adelante estará en el lugar que ocupaba el tuyo»

Muchos se pusieron a su servicio y sobre todo consideraron un privilegio ser dirigidos espiritualmente por Catalina. La llamaban «mamá» pues como hijos espirituales obtenían de ella el alimento del espíritu.

Otro rasgo de la espiritualidad de Catalina está vinculado al don de lágrimas. Estas expresan una sensibilidad exquisita y profunda, capacidad de conmoción y de ternura. Según Catalina, las lágrimas de los santos se mezclan con la sangre de Cristo: «Haced memoria de Cristo crucificado, Dios y hombre. Poneos como objetivo a Cristo crucificado, escondiéndoos en las llagas de Cristo crucificado; sumergíos en la sangre de Cristo crucificado»

Antes de morir dijo: «Al separarme de mi cuerpo yo, en verdad, he consumido y dado la vida en la Iglesia y por la Iglesia santa, lo cual es una singularísima gracia».

De santa Catalina, por tanto, aprendemos la ciencia más sublime: conocer y amar a Jesucristo y a su Iglesia. En El Diálogo de la Divina Providencia, ella, con una imagen singular, describe a Cristo como un puente tendido entre el cielo y la tierra. Está formado por tres escalones constituidos por los pies, el costado y la boca de Jesús. Elevándose a través de estos escalones, el alma pasa por las tres etapas de todo camino de santificación: el alejamiento del pecado, la práctica de la virtud y del amor, y la unión dulce y afectuosa con Dios.

Queridos hermanos y hermanas, aprendamos de santa Catalina a amar con valentía, de modo intenso y sincero, a Cristo y a la Iglesia. Por esto, hagamos nuestras las palabras de santa Catalina que leemos en El Diálogo de la Divina Providencia: «Por misericordia nos has lavado en la sangre, por misericordia quisiste conversar con las criaturas. ¡Oh loco de amor! ¡No te bastó encarnarte, sino que quisiste también morir! ¡Oh misericordia! El corazón se me ahoga al pensar en ti, porque adondequiera que dirija mi pensamiento, no encuentro sino misericordia». Gracias.



Santa Catalina de Siena Doctora de la Iglesia - Pablo VI




Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde las ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las palabras: “Esta es la voluntad de mi Padre: El que ve al Hijo y cree en Él, tenga Vida eterna y que Yo lo resucite en el último día.”
· En silencio meditamos con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.

Oración: Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que alcance los brazos de Jesús, María y José.

5. Cada uno de la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por … .

6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ... .

7. Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en la cocina o con la limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara a alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o cónyuge, etc..

8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

9. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.

10. Oramos a nuestra Madre: Dios te salve María…

11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio).
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.

12. Oremos: Señor Dios nuestro, que otorgaste a santa Catalina de Siena un amor intenso para contemplar la pasión de tu Hijo y para servir a la Iglesia, concédenos, por su intercesión, que tu pueblo, unido al misterio de Cristo, se alegre siempre en la manifestación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Sagrada Familia de Nazaret: Ruega por nosotros.

13. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente. Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.

Sugerencias
2.Para ver.


Algunas frases de la santa
· Si somos hijos de Rey, que no se nos olvide que su corona es de espinas.
· La verdadera perfección consiste en hacer siempre la santísima voluntad de Dios.
· Las flores a Dios, los frutos a las almas.
· Solo por amor nos has hecho a imagen y semejanza tuya, diciendo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» Así lo hiciste dando al hombre cierta forma de Trinidad en las potencias del alma: entendimiento, para conocer, memoria, para acordarse de ti, y voluntad y amor, para amarte sobre todas las cosas. De este amor no nos puede privar ni el demonio ni otra criatura, si nosotros no lo queremos.
· En el conocimiento de nosotros mismos, porque el alma que conoce que no existe por sí misma y que debe a Dios la existencia, no puede levantar su cabeza contra su Creador ni contra el prójimo, ya que ella es lo que de por sí no existe, y por eso no tiene de qué ensoberbecerse.
· Señor, hoy llamo a la puerta de tu verdad.
· Si somos lo que debemos ser, prenderemos fuego al mundo entero.
· Jesús a Catalina. “Hazte cauce y yo me haré torrente.
· Oh Dios eterno, recibe el sacrificio de mi vida en este Cuerpo Místico que es la santa Iglesia. Yo no tengo otra cosa que dar lo que Tú me has dado a mí. Quítame le corazón y exprímelo sobre la faz de esta esposa.
· En tu naturaleza, Deidad eterna, conoceré la mía. ¿Y cuál es mi naturaleza Amor inestimable? Es fuego, porque Tú no eres otra cosa que fuego de amor. Mi naturaleza es fuego.
· Por mucho que el hombre esté inclinado a pecar, está Dios mucho más inclinado a perdonar.
· Construid una celda interior en vuestra alma y no salgáis nunca de ella.
· Los hombres que han de gobernar y dirigir a los demás tienen primero que saber gobernarse a sí mismos.
· Todos los problemas que afectan a la sociedad -gobiernos buenos o malos, el bienestar o la miseria del pueblo- son, en última instancia, problemas religiosos.
· El amor al propio yo, a algo que en realidad nada es, conduce al abismo de la nada; es una carrera tras una meta ilusoria e irreal.
· Si una herida no se limpia con hierro candente y el bisturí del cirujano cuando es necesario, se infectará y, al final, acarreará la muerte. Poner ungüentos puede ser agradable para el enfermo, pero no mejorará con ellos.
· Como los pies llevan al cuerpo, así los afectos llevan al alma.
· ¡Basta de silencios!¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!
· Solamente la perseverancia es coronada.
· Bañaos en la sangre de Cristo crucificado, y comenzad una nueva vida con la esperanza de que vuestras culpas se consumirán en la sangre y en el fuego del amor.
· Todos somos árboles de amor, y sin ser regados por el amor, no podemos vivir, porque Dios nos ha creado por Amor.
· El humilde apaga la soberbia, pero … el soberbio no puede dañar a la humildad.
· Diálogo con Jesús: "¿Dónde estabas Tú, mi divino Esposo, mientras yacía en una condición tan abandonada y aterradora?" Ella escuchó una voz que le decía, "Hija, estaba en tu corazón, fortificándote por la gracia."
· Se escribió de ella: "Siempre estaba con los que padecían por causa de la peste; los preparaba para la muerte y los enterraba con sus propias manos. Yo mismo fui testigo del gozo con que los atendía y de la maravillosa eficacia de sus palabras, que dieron lugar a muchas conversiones."

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