miércoles, 15 de abril de 2020

Para rezar en familia 15 de abril de 2020


Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.


Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.


 1.+ Señal de la cruz.

2.Oremos: Tú, Señor, que nos has salvado por el misterio pascual, continúa con dones celestes a tu pueblo, para que alcance la libertad verdadera y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha empezado a gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo., tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

3.Hemos renacido por el bautismo como hijos de Dios:
· Tu que resucitaste lleno de gloria: Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

· Tu que nos haces pasar de la muerte a la Vida: Cristo ten piedad. Cristo ten piedad.

· Tú que nos llamas a vivir como resucitados: Señor ten piedad. Señor, ten piedad.

4. Proclamamos el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 24,13-35


Estamos frente a uno de las páginas más bellas de la Biblia en este tiempo de Pascua. Es un escrito de San Lucas y, siguiendo su estilo, nos presenta un itinerario espiritual que nos permite caminar interiormente junto a Jesús.

Comienza el relato con dos de los discípulos que deciden abandonar Jerusalén y caminar hacia Emaús, dado que estaban desilusionados por la muerte de Jesús.

Emaús era una aldea que quedaba a 2 o 3 horas de Jerusalén. En la narración, Cristo se aparece a ellos con el regalo precioso de una fe viva para logra despertar la fe adormecida que oprimía sus almas frente a lo acontecido.

Al comienzo Cristo es un extraño, un desconocido que se encontraron en el camino, es uno más que se hace compañero de camino. Entra en la conversación y entra en su vida. De igual modo, Cristo se mete en nuestras vidas caminando junto a nosotros. Él nos conoce, escucha y nos entiende, sólo hay que descubrirlo y dejar que se involucre en nuestra historia personal.

¿Dejo que el Señor sea parte de mi vida? ¿Percibo que camino en la vida junto a Jesús? ¿Converso con Él para plantearle mis preocupaciones y proyectos?

Los discípulos, invadidos por la tristeza, tuvieron un corazón duro para creer la Buena noticia de la resurrección que había anunciado las mujeres. Decidieron dejar todo y huir. Ante esto, Cristo les enseña y los corrige por la incapacidad de creer en lo que había sucedido. Sus pensamientos estaban ensombrecidos y no podían ver los claros signos que el Señor les daba. Dios nos habla por medio de otros o por medio de acontecimientos de la realidad, con voces nítidas y con señales luminosas y, a pesar de esto, no lo vemos, ni lo escuchamos, ni le creemos. Muchas veces, nuestro estado de ánimo impide que podamos vivir según la fe en Dios, como les pasó a estos dos discípulos que caminaban tristes y desencantados.

¿Creemos cuando nos anuncian una verdad? ¿Tenemos una fe que “confía” en Dios o una fe que “conoce” las cosas de Dios?

Jesús les enseña todo lo que se refiere a Él en las Sagradas Escrituras. ¡Qué importante es que en estas semanas podamos estar escuchando el Evangelio de cada día! Y que el Espíritu Santo nos ayude para ponerlo en práctica como lo hizo con los discípulos de Emaús.

La Palabra de Dios adquiere todo su sentido cuando se encarna en nuestra humanidad, cuando se hace Eucaristía, cuando el Verbo de Dios se hace alimento para nuestras almas. Es por eso que Jesús podría haber pasado de largo, pero los discípulos lo invitaron a quedarse con ellos a cenar en su casa y ahí lo reconocieron cuando bendijo el pan, cuando se hizo Eucaristía. Él quiere entrar en tu hogar para habitar con cada familia, ahí es cuando se revela Cristo resucitado. ¿He perdido alguna oportunidad para que Jesús se quede en mi vida? ¿Jesús es parte de mi hogar o he dejado que pase de largo? ¿Vivo la misa como un hermoso momento de oración al Padre junto a Jesús eucarístico?

Supliquemos al Señor que las Palabas de Cristo nos hagan arden el corazón de fe y amor, y que ese ardor nos haga correr al encuentro de otros para dar testimonio de que Jesús está vivo entre nosotros. Cristo no es algo histórico que “ya pasó”. El Resucitado ha entrado en mi vida para caminar conmigo, enseñarme y corregirme, para habitar en mi alma y en mi casa, y así darme la vida y la esperanza que necesito en este momento.

A Pedro y a Juan les ardía el corazón por la grandísima fe viva que habían recibido por el Espíritu Santo. Por eso leemos en la lectura de hoy, de Hechos de los Apóstoles, el primer milagro que ellos hicieron. Se relata que había un paralítico pidiendo limosna y ellos, sin dinero pero con el tesoro de la confianza en Dios, le dieron: “No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina.” Y sucedió el milagro. Así actúa Jesús resucitado en nuestras vidas.

5.Cada uno de la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por …

6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ...

7.Presentación de las ofrendas.
En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a Dios.
Ejemplos: ayudar en la cocina o con la limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara a alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o cónyuge, etc..

8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

9. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.

10. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…

11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente 8 a mi corazón. (breve silencio)
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.

12. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente mientras le dicen algo bonito al oído. Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.

Posibilidades para acompañar el día en oración familiar
1.Nos preparamos para el II Domingo de Pascua rezando la Coronilla de la Divina Misericordia Aquí
2.Poner especial atención a la vela de la Oración familiar, intentando conseguir una vela más grande o embellecer la que tenemos.
3.Sería muy bueno que en este tiempo podamos leer y escuchar el libro de los Hechos de los Apóstoles. Hoy corresponde: Hc 3,1-10
4. Renovar las oraciones de acción de gracias (por ser hijos de Dios, por la fe, etc.) y renovar las peticiones (por la Iglesia, los gobernantes, los que sufren, etc.).
5.Durante los 50 días del Tiempo Pascual, sustituimos la oración del Angelus por el Regina Caeli, 3 veces al día o la meno una vez, en la bendición antes del almuerzo. Puede cantarse Aquí ó Aquí

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