Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.
1. + Señal de la cruz.
2. Ven, Espíritu Creador. Aleja de nosotros al
enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y nuestro guía, para que
evitemos todo mal. Por ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también;
Creamos en ti, su Espíritu, por los siglos de los siglos. Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos de los siglos.
Amén.
3.En presencia de Dios, pedimos perdón:
· Señor, ten
misericordia de nosotros.
(Respondemos) Porque hemos pecado contra ti.
· Muéstranos, Señor, tu
misericordia.
(Respondemos) Y danos tu salvación.
Catequesis para mayores de 12 años
¡Qué maravilloso
encuentro de Felipe con el Etíope! El eunuco pertenecía a la corte de la reina
de Etiopía (al sur de Egipto). Felipe anuncia el Evangelio a partir de la
Sagrada Escritura. De igual modo, Jesús había explicado a los discípulos de
Emaús su muerte, resurrección y glorificación comenzando por Moisés y
continuando por los profetas.
Este anuncio de Felipe
es un hecho relevante en la expansión del cristianismo. Se detallan los pasos
de la acción apostólica: el discípulo de Cristo, que es movido por el Espíritu
Santo, obedece con prontitud su mandato y predica la Palabra de Dios contendida
en la Sagrada Escritura. El apóstol acompaña a quien se dispone a escuchar al
Señor y se deja iluminar por el Espíritu. Finalmente, ante la aceptación por la
fe de la Pascua de Cristo, el funcionario real es bautizado por el apóstol
Felipe. A los eunucos y los extranjeros se les prohibía incorporarse al pueblo
elegido por su condición. Desde ahora, esta exclusión quedó superada por el
bautismo de este extranjero. La conversión llega a todo hijo de Dios si hay un
apóstol del Evangelio que lo disponga para tal fin. Este nuevo nacimiento
espiritual a la gracia de Dios nos indica la importancia de la Sagrada
Escritura para la evangelización y también la necesidad de una adecuada
interpretación.
Si aplicamos el Evangelio
de hoy, vemos que el Etíope fue “instruido por Dios” en su interior para
encontrarse con Jesucristo: “Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre
que me envió; y yo lo resucitaré en el último día.”
El evangelio de San
Juan nos dice que Señor Jesús concede Vida eterna porque Él es el Pan de Vida
eucarístico. Jesús es el verdadero cordero llevado al matadero que se hace
sacrificio por nosotros. Leemos en el Catecismo: “Jesucristo está presente en
la Eucaristía de modo único e incomparable. Está presente, en efecto, de modo
verdadero, real y sustancial: con su Cuerpo y con su Sangre, con su Alma y su
Divinidad. Cristo, todo entero, Dios y hombre, está presente en ella de manera
sacramental, es decir, bajo las especies eucarísticas del pan y del vino. La
Eucaristía es memorial del sacrificio de Cristo, en el sentido de que hace
presente y actual el sacrificio que Cristo ha ofrecido al Padre, una vez por
todas, sobre la Cruz en favor de la humanidad. El sacrificio de la Cruz y el
sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio. Son idénticas la víctima y
el oferente, y sólo es distinto el modo de ofrecerse: de manera cruenta en la
cruz, incruenta en la Eucaristía.
En la Eucaristía, el
sacrificio de Cristo se hace también sacrificio de los miembros de su Cuerpo.
La vida de los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su oración y su trabajo se
unen a los de Cristo. En cuanto sacrificio, la Eucaristía se ofrece también por
todos los fieles, vivos y difuntos, en reparación de los pecados de todos los
hombres y para obtener de Dios beneficios espirituales y temporales. También la
Iglesia del cielo está unida a la ofrenda de Cristo.
Santo del día: Cada 30 de abril la
Iglesia celebra la fiesta de San Pío V, quien salvó a la Iglesia y a Europa de
la invasión musulmana en la famosa batalla de Lepanto y con el auxilio de la
Virgen del Rosario. Antonio Chislieri nació en una familia pobre de Italia en
1504.
En la juventud, ingresó a la Orden de los
Predicadores para ser fraile. Tiempo después lo consagraron como Obispo. El
santo recorría a pie los pueblos alertando a los fieles de los errores de los
evangélicos y luteranos. Muchas veces lo quisieron matar, pero él siguió
anunciando la verdad. El Papa lo nombró cardenal y le encargó dirigir a la
Iglesia en defensa de la recta doctrina. Cuando murió el Papa Pío IV, lo
eligieron como el nuevo Obispo de Roma. San Pío V pidió que lo que se iba a
gastar en el banquete a los políticos y militares se empleara en ayuda para los
pobres y enfermos. El Pontífice tenía mucha devoción por la Eucaristía, la
Virgen y el rezo del Santo Rosario, que recomendaba a todos los que podía.
Ordenó que los Obispos y párrocos vivan en el sitio donde habían sido nombrados
para que no descuiden a sus fieles, publicó un nuevo Misal y una nueva edición
de la Liturgia de las horas, así como un nuevo catecismo. Pío V se vestía con
el hábito blanco, propio de los frailes dominicos. Desde él, los Sumos
Pontífices comenzarán a utilizar la sotana blanca, que antes era roja.
Durante el pontificado
de San Pío V los musulmanes amenazaron invadir Europa y acabar con la religión
católica. Iban desde Turquía arrasando con las poblaciones católicas y
anunciando que la Basílica de San Pedro sería la pesebrera para sus caballos.
Ningún rey quería enfrentarlos. El Papa buscó la ayuda de los líderes europeos
y organizó una gran armada con barcos. Pidió que todos los combatientes fueran
a la batalla confesados y habiendo comulgado en Misa. Mientras ellos iban a
combatir, el Pontífice y los fieles recorrían descalzos las calles de Roma
rezando el Rosario. Empezó el combate el 7 de octubre con el viento en contra
para los católicos hasta que de un momento a otro se cambió de dirección,
entonces los cristianos se lanzaron al ataque y obligaron a los musulmanes a
retroceder.
San Pío V, sin haber
recibido noticias de lo sucedido, se asomó por la ventana y dijo a los
cardenales: "Dediquémonos a darle gracias a Dios y a la Virgen Santísima,
porque hemos conseguido la victoria". El Papa como agradecimiento mandó
que cada 7 de octubre se celebre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que
en las letanías se incluya "María, Auxilio de los cristianos, ruega por
nosotros" (algo que propagó un santo llamado San Juan Bosco siglos
después). Falleció en 1572.
Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el
evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde las
ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos las
palabras: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá
eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo.”
· En silencio meditamos
con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.
Oración: Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me
desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que
alcance los brazos de Jesús, María y José.
5. Cada uno de
la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por … .
6. Ahora, cada
uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ... .
7.
Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero
sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también
podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál
es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en la cocina o con la
limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara a alguien para
saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o cónyuge, etc..
8. Oramos como
Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
9. Nos damos
la Paz del Señor, como gesto de amor.
10. Oramos a
nuestra Madre:
Dios te salve María…
11. Comunión
espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo
Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que
ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi
corazón. (breve silencio).
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo
y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.
12. Oremos: Dios de misericordia, que abres las
puertas del Reino de los cielos a los renacidos por el agua y el Espíritu
Santo, aumenta en tus hijos el don de la gracia, para que, purificados de todos
sus pecados, puedan gozar de los bienes prometidos. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
13. Sagrada Familia de Nazaret: Ruega por nosotros.
14. Los padres
se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente.
Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.
Sugerencias:
1.En el mes de mayo, especialmente rezar el santo
Rosario.
2. ver:
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