miércoles, 22 de abril de 2020

Para rezar en familia 22 de abril de 2020


Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.

Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.



1.+ Señal de la cruz.

2.Oremos: Señor nuestro, al celebrar el misterio pascual, que cada año renueva la dignidad original del hombre con la esperanza de la resurrección; te pedimos humildemente que obtengamos con amor lo que celebramos con fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

3.En presencia de Dios, pedimos perdón:
· Tu que resucitaste lleno de gloria: Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.

· Tu que nos haces pasar de la muerte a la Vida: Cristo ten piedad. Cristo ten piedad.

· Tú que nos llamas a vivir como resucitados: Señor ten piedad.
Señor, ten piedad.

4. Proclamamos el evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 3,16-21


Catequesis para mayores de 12 años
Seguimos en el tercer capítulo de San Juan, escuchando la respuesta de Jesús a Nicodemo.

Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo único. La encarnación de Cristo acontece para salvarnos del pecado y la muerte eterna. Tanto la creación del hombre como su redención son a efectos del amor infinito de Dios.

Encontramos en la primera carta del mismo evangelista San Juan una explicación a este amor divino: "Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él."

Nacer de lo alto, es amar como Dios nos ama. Esta es la respuesta a Nicodemo que sólo es posible con la gracia porque: "Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve." El Hijos de Dios vino a salvarnos por amor. ¿Podré amar a Dios, amando de verdad al que tengo junto a mí?

Hemos escuchado también las palabras de Jesús: “Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo.” Y la relacionamos con las palabras de Jesús: No juzguen y no serán juzgados.

Es una afirmación que la debemos entender correctamente. Algunos dicen que “no juzgar” es “no meterse” cuando otro está obrando mal; pero no es así el verdadero sentido bíblico. Cuando en la Escritura se habla de “juzgar”, se refiere a emitir una sentencia que es definitiva para una persona, es determinarle su destino. De hecho, hay otras traducciones que dicen que Cristo no vino a “condenar” al mudo. Es decir, que no podemos determinar que el otro se va a condenar o se va a salvar, porque significaría tomar el lugar de Dios. Pero sí tenemos la capacidad de discernir para ver cuándo mi hermano se equivoca o comete un pecado. En este caso, por caridad, tengo el deber de hacer una corrección fraterna para ayudarlo. No pretendo juzgarlo “para siempre” al modo de una sentencia, sino que tengo la esperanza de que se convierta y viva. Jesús mismo nos habla de lo bueno y lo malo, nos enseña el modo de vivir según una buena moral de bautizados. Él llamaba a la conversión cuando decía “vete y no peques más”.

La primera venida de Cristo al mundo fue para salvarnos, es el sentido de su crucifixión gloriosa. Nuestra vida es el tiempo de gracia para salvarnos. Estamos esperando que venga Cristo por segunda vez como Rey y Juez, y en ese momento recibiremos la sentencia definitiva de salvación o de condenación. Encontramos en el evangelio de Mateo 25 la Segunda venida triunfante de Cristo, quien nos juzgará separando a los “benditos” que irán al cielo y a los “malditos” al infierno. Será en la Parusía el juicio final donde recibiremos el destino eterno, el cual nosotros no lo sabemos, pero sí confiamos en la misericordia.

Recibamos el perdón del Hijo de Dios que nos entrega el Padre en este tiempo de gracia y misericordia divina. Dejemos atrás la oscuridad de la noche donde se oculta el mal para poder caminar en la claridad de la luz, permitiendo que otros vean las buenas obras que Dios hace en mi vida.

Hoy recordamos a San Jorge, cuyo nombre tiene un origen griego que significa “agricultor”. Nació en el seno de una familia cristiana en la Capadocia cerca del 280. Se trasladó a Palestina y entró a formar parte del ejército de Diocleciano. En el 303, cuando el emperador ordena la persecución contra los cristianos, Jorge dona todos sus bienes a los pobres y, ante el mismo Diocleciano, rompe el documento y profesa su fe en Cristo. Por esta acción sufre terribles torturas y al final fue decapitado. Sobre el lugar donde fue sepultado (hoy Tel Aviv), se erige una basílica donde están sus restos mortales.

Sobre este santo se originó la leyenda de haber matado a un dragón. Se podría decir que San Jorge nos recuerda que el bien siempre vence al mal.

También es el día de la Beata María Gabriela Sagheddu. Nació en la isla de Cerdeña (Italia). A los 18 años María Gabriela entró a la Acción Católica. Era inflexible ante la mediocridad, entregándose al estudio, la oración y el apostolado. Luego ingresó al monasterio cisterciense de Grottaferrata, cerca de Roma. Fue muy breve su vida religiosa pues en 1939, a la edad de 25 años, murió de tuberculosis, ofreciendo su vida por la unidad de los cristianos.

Oración: “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.”

Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde las ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Reflexionamos la palabras: “El que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.”
· En silencio meditamos con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.

Oración: Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que alcance los brazos de Jesús, María y José. Amén.

5. Cada uno de la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por …

6. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ...

7. Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en la cocina o con la limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara a alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o cónyuge, etc..

8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

9. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.

10. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…

11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio)
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti. San José: Ruega por mi.

12. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente mientras le dicen algo bonito al oído. Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.

Sugerencias
1.Seguir rezando la bonita oración del Regina Caeli al mediodía.
2. Hacer la Oración familiar siguiendo alguna filmación en vivo de un Adoración eucarística.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Vistas de página en total

contador

Free counters!