Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.
1.+ Señal de la cruz.
2. Dios nuestro, que hoy has abierto para nosotros
las puertas de la eternidad por la victoria de tu Hijo unigénito sobre la
muerte, te pedimos que quienes celebramos la Resurrección del Señor, por la
acción renovadora de tu Espíritu, alcancemos la luz de la vida eterna. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
3.Hemos renacido por el bautismo como hijos de
Dios: Cantamos: Un solo Señor Aquí Si hay, nos rociamos con agua
bendita.
4. Proclamamos el Evangelio de nuestro Señor
Jesucristo según San Mateo 28,8-15
¡Jesucristo ha
resucitado! Este es el gozo y razón de nuestra fe. Con la Vigilia Pascual se
inaugura el Tiempo Pascual, que se celebra durante 50 días y concluye con
Pentecostés. Esta primera semana es la Octava de Pascua, desde el Domingo de
Resurrección hasta el Domingo de la Divina Misericordia. Se considera como “un
solo día” en que se extiende el gozo de la Resurrección durante 8 días
seguidos. Las lecturas evangélicas se centran en los relatos de las apariciones
del Resucitado y el encuentro con sus apóstoles. En la primera lectura
escucharemos de modo continuo los Hechos de los Apóstoles.
Por este motivo ¡Hoy y
toda la semana, es Pascua! Y así como la noche de la Vigilia pudimos celebrarla
cantando el Pregón Pascual, hoy también queremos hacerlo.
El Pregón Pascual o
Exulten es el anuncio solemne de la Resurrección de Cristo. Habla del triunfo
definitivo de Cristo sobre el pecado y la muerte, la victoria de la Luz sobre
las tinieblas en el signo del cirio. Es una antigua tradición que se remonta al
siglo IV. Vamos ahora a escucharlo (o cantarlo). Lo
anunciamos con voz fuerte y clara o escuchando alguna grabación Aquí ó Aquí.
Alégrese en el cielo
el coro de los ángeles, exulten los ministros de Dios, y por la victoria de un
Rey tan grande, resuene la trompeta de la salvación.
Alégrese también la
tierra inundada de tanta luz, y brillando con el resplandor del Rey eterno, se
vea libre de las tinieblas que cubrían al mundo entero.
Alégrese también
nuestra madre la Iglesia, adornada con los fulgores de una luz tan brillante; y
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.
Levantemos el corazón. Resp. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al
Señor, nuestro Dios. Resp. Es justo y necesario.
Realmente es justo y
necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto de la mente y del
corazón al Dios invisible, Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor
Jesucristo.
Él pagó por nosotros
al eterno Padre la deuda de Adán, y borró con su sangre la sentencia del primer
pecado.
Estas son las fiestas
pascuales, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las
puertas de los fieles. Esta es la noche en que sacaste de Egipto a nuestros
padres, los hijos de Israel, y los hiciste pasar a pie por el mar Rojo.
Esta es la noche que
disipó las tinieblas de los pecados con el resplandor de una columna de fuego.
Esta es la noche en
que por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo, arrancados de los
vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y
agregados a los santos.
Esta es la noche en la
que Cristo rompió las ataduras de la muerte y surgió victorioso de los abismos.
¡De nada nos valdría
haber nacido si no hubiésemos sido redimidos! ¡Qué admirable es tu bondad con
nosotros! ¡Qué inestimable la predilección de tu amor: para rescatar al
esclavo, entregaste a tu propio Hijo!
¡Pecado de Adán
ciertamente necesario, que fue borrado con la sangre de Cristo! ¡Oh feliz
culpa, que nos mereció tan noble y tan grande Redentor!
¡Noche verdaderamente
feliz! Sólo ella mereció saber el tiempo y la hora en que Cristo resucitó del
abismo de la muerte.
Esta es la noche de la
que estaba escrito: La noche será clara como el día, la noche ilumina mi
alegría.
Por eso, la santidad
de esta noche aleja toda maldad, lava las culpas, devuelve la inocencia a los
pecadores y la alegría a los afligidos; expulsa el odio, trae la concordia y
doblega a los poderosos.
En esta noche de
gracia, recibe, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa
Iglesia te presenta por medio de sus ministros, en la solemne ofrenda de este
cirio, hecho con cera de abejas.
Ya sabemos lo que
anuncia esta columna de fuego que encendió la llama viva para gloria de Dios. Y
aunque distribuye su luz no disminuye su claridad al repartirla, porque se
alimenta de la cera que elaboraron las abejas para hacer esta lámpara preciosa.
¡Noche verdaderamente
dichosa, en la que el cielo se une con la tierra y lo divino con lo humano!
Por eso, te rogamos,
Señor, que este cirio consagrado en honor de tu Nombre, continúe ardiendo para
disipar la oscuridad de esta noche y, aceptado por ti como perfume agradable,
se asocie a los astros del cielo.
Que lo encuentre
encendido el lucero de la mañana, aquel lucero que no tiene ocaso: Jesucristo,
tu Hijo, que resucitado de entre los muertos brilla sereno para el género
humano, y vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
5.Hacemos profesión de
nuestra fe rezando el Credo.
6.Cada uno de la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos
gracias por …
7. Ahora, cada uno hace una petición.
Dios misericordioso,
te pedimos por ...
8. Oramos como Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
9. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.
10. Oramos a nuestra Madre:
Dios te salve María…
11. Comunión espiritual:
Creo, Jesús mío, que
estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo
recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos
espiritualmente a mi corazón. (breve silencio)
Y ahora, como si ya te
hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás
me separe de ti.
12. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos,
haciendo una cruz en la frente mientras le dicen algo bonito al oído. Nos
hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de
todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.
Posibilidades para acompañar el día en
oración familiar
1.Nos preparamos para
el II Domingo de Pascua rezando la Coronilla de la Divina Misericordia Aquí
2.Poner especial
atención a la vela de la Oración familiar, intentando conseguir una vela más
grande o embellecer la que tenemos.
3.Durante el día, en
la casa escuchar buena música.
4. Renovar las
oraciones de acción de gracias (por ser hijos de Dios, por la fe, etc.) y
renovar las peticiones (por la Iglesia, los gobernantes, los que sufren, etc.).
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