Para hacer oración familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en el hogar.
Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel morado o blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.
1.+ Señal de la cruz.
2. Ven, Espíritu Santo, ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro
esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que
enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
3.Señor Dios todopoderoso, te pedimos perdón:
· Tú que fuiste tentado por el Espíritu del mal: Señor ten piedad.
· Tú que venciste la tentación con la Palabra de Dios: Cristo ten piedad.
· Tú que nos llamas a compartir la victoria: Señor ten piedad.
4. Hoy escucharemos la Primea lectura (Génesis 17,1- 9) y proclamamos el
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 8,51-59.
Catequesis para mayores de 12 años
En el libro del
Génesis el Señor renueva la bendición que había hecho a Abraham cuando lo elige
como padre de su pueblo. Dios lo saca de su pueblo natal, de Ur de Caldea junto
con su mujer Sara y sus criados, para ponerlo en camino hacia la Tierra
prometida; un camino en que el Señor lo conduciría a media que avance en la fe
por el cumplimiento de sus designios.
Escuchamos tres
promesas de bendición que Dios hace: la promesa de esa Tierra para sus
descendientes, la promesa de una Alianza de amor predilecto y la promesa de una
inmensa fecundidad. El padre Abraham tendrá un gran pueblo pero a la vez será
padre de muchas naciones.
Abraham vio
proféticamente la venida del Salvador cuando nace Isaac en su vejez. Es el
“Padre de la fe” por seguir los mandatos del Señor, aun cuando tuvo que ofrecer
la vida de su único hijo que Dios le había concedido. Esta prueba de sacrificio
es signo de la Pascua de Cristo.
Abraham es el padre
carnal de un pueblo, por su fidelidad, pero será Jesucristo, por su Pascua, el
padre espiritual del nuevo pueblo.
Los judíos, llenos
de prejuicios, malinterpretaban sus palabras y acusaban a Jesús de ser superior
al padre Abraham. Parece un diálogo de sordos, Jesús habla y ellos responden
sin escucharlo. Jesús les ofrecía la Vida eterna y ellos se encerraban en su
idea de ver a quién seguían, encontrando contradicción donde no la había.
Si no reconozco a
Jesús como mi Salvador, su presencia será contrapuesta para mí y lo voy a
rechazar.
Para poder aceptar a
Jesús necesito la fe de Abraham, confiar en la palabra del Señor y dejar que Él
me guíe.
Necesito confiar,
guardar y obrar según su palabra, como lo hizo Abraham, a pesar de las duras
pruebas que sufrió, al igual que Jesús que fue fiel a la palabra del Padre y
aceptó el sacrificio de la cruz.
El evangelio
comienza con una clara afirmación de Jesús que escandaliza a los judíos: Les
aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás.
Esta es la sabiduría
del mensaje: vivir en la fidelidad a la Palabra de Dios. Esa fidelidad me dará
la Vida que no muere, la Vida eterna que puedo recibirla ahora si soy fiel a su
palabra. Jesús mismo guarda y cumple la palabra del Padre, a quien conoce y
ama: Yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Él nos da la Vida que proviene del
Padre. Ser “fiel” significa que vivo según esa palabra y así vivo para siempre.
La cuaresma es el
llamado a la conversión, a ser fiel a la Palabra de Dios que está contenida en
la Biblia. Significa también ser fiel al magisterio de la Iglesia que está
contenido en el Catecismo.
Contrariamente, ser
infiel a la palabra es señal de muerte. Despreciar la palabra que proviene del
Padre conlleva vivir terrenalmente entre aquellas cosas que mueren y me lleven
a la muerte para siempre: mis ideas y mi cuerpo, las creaturas y las cosas del
mundo, el tener y el poder. Todo ese mundo, en algún momento se pierde, perece,
muere. Y yo también muero.
Nos preguntamos:
¿Escucho a los demás para descubrir lo que realmente me quieren decir? ¿Soy
fiel a la palabra de Dios como lo hizo Abraham y Jesús para tener Vida eterna?
Finalmente, vamos a
recordar el santo de hoy. Un 2 de abril de 1507 fue el día de su muerte y de su
nacimiento a la Vida eterna de San Francisco de Paula. Fue un ermitaño que
siendo pequeño recibió un milagro por el cual recuperó la visión, signo que le
marcó su vocación de entregarse al Señor en la vida religiosa como ermitaño, un
estilo de vida en soledad con el Dios. Su vida consistía en una “cuaresma
perpetua” y deseaba poseer sólo los bienes eternos.
Pasado el tiempo
tuvo miles de seguidores en esta vida de penitencia y oración. Fundó la
comunidad de Hermanos mínimos, nombre que hablaba de la extrema humildad en que
vivían.
El santo de hoy
solía repetir la frase del Apocalipsis: "He aquí que tengo y traigo
conmigo mi salario. Y le daré a cada uno según hayan sido sus obras." Con
su testimonio de ermitaño, logró que el Espíritu Santo tocara el corazón y la
conciencia de muchos, entre ellos gobernantes, para que acepten la conversión y
la voluntad divina. A estos hombres con poder les recordaba que en el día del
juicio, Jesús les diría: “Dame cuentas de tu administración.”
Oración:
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la
batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes. Y tú, príncipe de la milicia celestial,
arroja al infierno, con tu divino poder, a Satanás y a los otros espíritus
malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.”
Catequesis para menores de 12 años
· Se proclama el
evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
· Se explica desde
las ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior).
· Elegimos la frase:
“Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás.”
· ¿Qué nos quiere
decir Jesús con esta afirmación?
Oración:
Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de
día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que alcance los brazos de Jesús,
José y María. Amén.
5.Cada uno de
la familia dice una acción de gracias.
Dios Padre, te damos gracias por …
6. Ahora, cada
uno hace una petición.
Dios misericordioso, te pedimos por ...
7. Oramos como
Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
8.Nos damos la
Paz del Señor, como gesto de amor.
9. Oramos a
nuestra Madre:
Dios te salve María…
10. Comunión
espiritual:
Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre
todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo
sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio)
Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti.
No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.
11. Los padres
se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente
mientras le dicen algo bonito al oído. Entre los hermanos también pueden
hacerlo. Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos
guarde de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.
Posibilidades para acompañar el día en
oración familiar
2.En el día de la muerte de San Juan Pablo II, podemos ver la historia
de su vida en la película: Karol.
3.Reivindicando nuestra soberanía nacional por las Islas Malvinas,
escuchemos la Marcha de Malvinas y algunos testimonios que renuevan el amor a
la patria.
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