La siguiente es una guía para poder celebrar en familia el
comienzo de la semana santa en este Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.
Los textos que están en rojo (rúbricas) no son para leer en voz alta y tienen
la función de dar algunas indicaciones sobre lo que hay que ir haciendo.
Para este día, además de lo que se propone en este esquema
de celebración, se sugiere que como signo exterior, en la puerta, ventana o
balcón del hogar, se pueda colocar alguna rama verde para indicar el comienzo
de esta semana tan especial para los cristianos. Puede ser, además, acompañada
con alguna frase como «Bendito el que viene en nombre del Señor», «Hosanna»,
«Semana Santa», o cualquiera otra que haga referencia al momento que vivimos.
Para preparar en familia antes de la celebración:
- Un lugar
cómodo que permita el recogimiento y la oración familiar.
- Un pequeño
altar con los siguientes elementos: un mantel, una vela encendida, una cruz, la
imagen de la Virgen María, etc.
- Una Biblia
desde la cual se proclamará el evangelio.
- Para el
gesto después del evangelio, tener a mano papelitos y lápices para escribir.
- Para la
bendición de los ramos, se pueden tomar ramos de cualquier planta que la
familia tenga. No es necesario que sean de olivo. Y si en la casa no hay
plantas de donde tomar ramos, los niños y jóvenes de la familia pueden dibujar
palmas o diseñar ramos con papeles u otros elementos.
Para charlar en familia antes de la celebración
Las circunstancias particulares que nos tocan vivir, nos
permiten profundizar en nuestra fe, acerca de la costumbre de bendecir los
ramos en este día:
Todos los años, la
«puerta» que se abre para que entremos a la Semana Santa es la celebración del
Domingo de Ramos. Y en ella hay un gesto muy querido por todos: la bendición de
los ramos que traemos a nuestros hogares, como signo de nuestra participación
en esta celebración y, fundamentalmente, como signo de nuestra fe en
Jesucristo, a quien reconocemos como nuestro Salvador.
Este año no podemos ir
a nuestros templos porque estamos en cuarentena. Por eso viviremos esta
celebración en casa, ya que nuestro bautismo nos capacita el corazón para
unirnos a Jesús, celebrando la memoria de su muerte y resurrección.
Como escucharemos en
el evangelio, en el tiempo de Jesús, la gente lo recibió en Jerusalén con mucha
alegría, reconociéndolo como Rey y Mesías, alfombrando el camino con mantas y
palmas, y agitando ramas que tomaron de los árboles cercanos, para gritar:
«Hosanna al Hijo de David». Es una tradición que los ramos que usemos sean de
olivo, pero en realidad, cualquier ramo puede servirnos para aclamar a Jesús
como nuestro Señor y Redentor. Por eso hoy usaremos lo que podamos encontrar en
casa: ramas de cualquier planta, o bien ramas hechas por nosotros mismos. Lo
importante es que el signo nos ayude a expresar nuestra fe y nuestra opción por
Jesús.
Estos ramos que
bendeciremos en esta celebración, quedarán en nuestra casa hasta la Pascua del
año que viene, para recordarnos que Jesús es nuestro Rey y Señor, y que dio su
vida por nosotros.
Iniciamos la celebración
Una vez
reunida la familia en torno a la Palabra de Dios, el adulto que guía la
celebración (G) comienza diciendo:
G: En el nombre del
Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Familia, bendigamos al Señor, que
en su bondad nos invita a compartir la mesa de su Palabra.
Todos
responden:
Bendito sea Dios, por los siglos.
Y continúa:
Después de haber preparado nuestros corazones desde
el comienzo de la Cuaresma, por medio de la penitencia, la oración y las obras
de caridad, hoy iniciamos con toda la Iglesia, la celebración del misterio
pascual de nuestro Señor que se realiza por su muerte y resurrección; para
ello, Jesús ingreso en Jerusalén, la ciudad santa. Nosotros, llenos de fe y con
gran fervor, recordando esta entrada triunfal, sigamos al Señor para que, por
la gracia que brota de su cruz, lleguemos a tener parte en su resurrección y en
su vida.
Bendecimos los ramos.
Después de
esta monición, el adulto que guía la celebración, para bendecir los ramos ,
dice la siguiente oración, con las manos juntas y sin hacer la señal de la
cruz:
Dios nuestro, aumenta la fe de cuantos esperamos en
ti
y escucha nuestras súplicas,
para que, quienes hoy llevamos estos ramos
en honor de Cristo victorioso,
te presentemos el fruto de las buenas obras, unidos
a él.
Que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Además, se
puede cantar «Arriba nuestro ramos» (Catena) o, al menos, leer la letra de esa
canción, llena de alusiones a lo que se vivirá durante toda la semana santa.
ARRIBA NUESTROS RAMOS
¡Arriba nuestros
ramos, cantando al Señor!
¡Arriba nuestros
ramos, cantando al Señor!
¡Bendito el que viene
en nombre del Señor,
Jesús, nuestra
esperanza, Jesús liberador!
Era un domingo allá en
Jerusalén
cuando en un burrito
Jesús entra a padecer.
Todo el pueblo humilde
lo salió a recibir,
y con entusiasmo
comenzaron a decir:
Pero el mejor canto
que Jesús quiso escuchar
fue el canto puro de
los niños del lugar.
Ellos saludaban a
Jesús liberador,
Cristo, el esperado de
los pobres del Señor.
Llegan ya los días de
la Pascua del Señor,
Cristo con su muerte nos
da vida y salvación.
Cristo, nos conduces
hacia el reino de la luz,
marcas nuestra huella
con la sangre de tu cruz.
Hoy también nosotros
te queremos recibir
y por tu camino serte
fieles hasta el fin.
Juntos revivamos el
misterio de la cruz
y compartiremos el
gran triunfo de Jesús.
Escuchamos la Palabra
Habiendo
marcado previamente el texto que se escuchará y puestos todos de pie, alguien
toma la Biblia del altar familiar y proclama el evangelio de la entrada de
Jesús a Jerusalén: Mateo 21, 1-11.
Del Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Mateo Mt 21, 1-11
Cuando se acercaron a
Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos
discípulos, diciéndoles: «Vayan al pueblo que está enfrente, e inmediatamente
encontrarán un asna atada, junto con su cría. Desátenla y tráiganmelos. Y si
alguien les dice algo, respondan: «El Señor los necesita y los va a devolver
enseguida»».
Esto sucedió para que
se cumpliera lo anunciado por el Profeta: «Digan a la hija de Sión: Mira que tu
rey viene hacia ti, humilde y montado sobre un asna, sobre la cría de un animal
de carga».
Los discípulos fueron
e hicieron lo que Jesús les había mandado; trajeron el asna y su cría, pusieron
sus mantos sobre ellos y Jesús montó sobre él. Entonces la mayor parte de la
gente comenzó a extender sus mantos sobre el camino, y otros cortaban ramas de
los árboles y lo cubrían con ellas.
La multitud que iba
delante de Jesús y la que lo seguía gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!».
Cuando entró en
Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y preguntaban: «¿Quién es este?».
Y la gente respondía:
«Es Jesús, el profeta de Nazaret en Galilea». Palabra del Señor.
Reflexionamos en familia
La gente recibe con
mucho entusiasmo a Jesús en Jerusalén. Y Jesús entra en la ciudad montado en
una asna, con mucha humildad y mansedumbre. Jesús sabe, además, para qué entra
en la ciudad santa: para entregar su vida por nosotros.
Por eso, en este día
los cristianos no sólo estamos alegres recibiendo a Jesús en nuestras vidas y
familias, sino que también vivimos con profundidad la memoria de su pasión, su
entrega, su muerte por amor a nosotros. Jesús murió para salvarnos; dio su vida
para que nosotros tengamos vida; desde la cruz nos ha reconciliado con el
Padre.
Nosotros queremos
unirnos a Jesús en su entrega por nosotros, y agradecer a Dios por tanto amor.
Para eso, cantemos ahora juntos una canción, mientras vamos escribiendo en los
papelitos nuestra acción de gracias a Jesús por haber dado su vida por nosotros
que vamos colocando a los pies de la cruz que preside nuestra celebración.
Para vivir este
momento se puede reproducir y cantar «Las siete palabras» (Meana), mientras se
invita a los presentes a escribir, en los papeles repartidos, una acción de
gracias a Jesús por habernos amado hasta el extremo.
LAS SIETE PALABRAS
Jesús Nazareno, Rey de
los judíos,
Jesús de las siete
palabras y un grito.
Corazón amigo, corazón
herido,
corazón de Cristo
Jesús, yo confío en vos.
"Ahí está tu
Madre, ahí está tu hijo".
"Conmigo estarás
hoy en el Paraíso".
"Perdónalos,
Padre, no saben lo que hacen".
"Dios mío, por
qué me abandonaste".
Dijo "tengo
sed", lanzó un fuerte grito,
"en tus manos,
Padre, yo pongo mi espíritu".
"Todo está
cumplido" y entrega su aliento,
y mana agua y sangre
del costado abierto.
Confesamos nuestra fe
G: En estos momentos que
vivimos frente a la pandemia, nosotros podemos sentirnos un poco angustiados y
con cierto temor. Recordando la Vida que Jesús nos dio con su muerte y
resurrección, confesemos nuestra fe, diciendo:
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo
y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre
todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén.
Presentamos nuestra oración
G: Poniendo nuestros
ojos en el amor de Dios, manifestado por Jesús en la cruz, digamos juntos:
«Padre, escucha a tus hijos»
Los miembros
de la familia pueden ir leyendo las intenciones para presentar al Señor:
Lector 1: Por la Iglesia,
presente y viva en los hogares de los cristianos de todo el mundo, para que
transite con esperanza este tiempo y sea fecunda en la oración. Oremos.
Lector 2: Por los gobernantes y
todos los que deben tomar decisiones, para que lo hagan con la responsabilidad
de cuidar la vida de todos, sin excepciones. Oremos.
Lector 3: Por los profesionales
y trabajadores que nos cuidan y abastecen en medio de la cuarentena, para que
sientan el reconocimiento y agradecimiento de la sociedad, y se sepan un
instrumento de Dios para la vida de los que más sufren. Oremos.
Lector 4: Por nosotros, para
que, aunque no podamos participar por ahora de la Eucaristía, sigamos
esparciendo las semillas de la Palabra entre nosotros y entre aquellos con
quienes nos comuniquemos. Oremos.
Quien lo
desee, puede agregar intenciones.
Después, quien
anima la oración, dice:
Concluyamos nuestra celebración en familia,
diciendo juntos la oración que Jesús enseñó a los apóstoles: Padre Nuestro…
G: Oremos.
Dios todopoderoso y eterno, tú mostraste a los
hombres
el ejemplo de humildad de nuestro Salvador,
que se encarnó y murió en la cruz;
concédenos recibir las enseñanzas de su Pasión,
para poder participar un día de su gloriosa
resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Pedimos a Dios su bendición
Quien anima la
oración, invocando la bendición de Dios, y santiguándose, dice:
El Señor nos bendiga,
nos defienda de todo mal
y nos lleve a la Vida eterna.
O bien:
Que nos bendiga y nos custodie
el Señor omnipotente y misericordioso,
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Y todos
responden:
Amén.
Oración para colocar los ramos bendecidos
en algún lugar especial de la casa
Bendice, Señor, nuestro hogar.
Que tu Hijo Jesús y la Virgen María reinen en él.
Danos paz, amor y respeto,
para que respetándonos y amándonos
los sepamos honrar en nuestra vida familiar.
Sé Tú, el Rey en nuestro hogar.
Amén.
Terminemos
cantando a nuestra Madre, la Virgen María: «Virgen de la Esperanza» (Catena).
VIRGEN DE LA ESPERANZA
Virgen de la esperanza
en nuestra marcha
danos tu luz;
queremos ir contigo
por el camino que abre
la cruz.
Madre del pueblo
condúcenos
por el camino de
salvación.
Que en nuestra patria
reine la paz,
en la justicia y la
libertad.
Cielo y Tierra nueva;
esa es la meta de
nuestro andar.
Somos la iglesia en
marcha
que hacia la Pascua
cantando va.
Sobre cerros y pampas
despunta el alba de
nuestra luz:
es la luz que trajiste
cuando nos diste a tu
Hijo Jesús.
Afirma nuestros pasos,
da a nuestros brazos fuerza
y valor
para luchar unidos
como instrumentos de
salvación.
Mientras peregrinamos
vamos sembrando llanto
y dolor;
volveremos llevando
en nuestras manos
trigo de Dios.
Una vez que se
ha pedido la bendición de Dios, la familia puede realizar alguna de las
siguientes oraciones, preparadas especialmente para este tiempo de pandemia.
Invocación del Papa Francisco a San José
Protege, Santo
Custodio, este país nuestro.
Ilumina a los
responsables del bien común,
para que ellos
sepan - como tú - cuidar a las personas
a quienes se les
confía su responsabilidad.
Da la inteligencia
de la ciencia a quienes buscan los medios adecuados para la salud
y el bienestar
físico de los hermanos.
Apoya a quienes se
sacrifican por los necesitados: l
os voluntarios,
enfermeros, médicos,
que están a la
vanguardia del tratamiento de los enfermos,
incluso a costa de
su propia seguridad.
Bendice, San José,
la Iglesia:
a partir de sus
ministros, conviértela en un signo e instrumento de tu luz y tu bondad.
Acompaña, San José,
a las familias:
con tu silencio de
oración, construye armonía entre padres e hijos,
especialmente
en los más pequeños.
Preserva a los
ancianos de la soledad:
asegura que ninguno
sea dejado en la desesperación
por el abandono y
el desánimo.
Consuela a los más
frágiles,
alienta a los que
flaquean, intercede por los pobres.
Con la Virgen
Madre, suplica al Señor
que libere al mundo
de cualquier forma de pandemia.
Amén.
Invocación a la
protección de
San José Gabriel
del Rosario Brochero
Señor, de quien
procede todo don perfecto,
Tú esclareciste a
San José Gabriel del Rosario,
por su celo
misionero, su predicación evangélica
y su vida pobre y
entregada;
concede con su
intercesión, la gracia que te pedimos:
por su entrega en
la asistencia de los enfermos y moribundos
de la epidemia de
cólera que azotó a la ciudad de Córdoba,
te pedimos por
nuestra Patria y el mundo entero,
líbranos de la
actual pandemia y de todo mal.
Por Jesucristo,
nuestro Señor.
Amén
Invitamos a
que en algún momento de este Domingo de Ramos la familia se vuelva a reunir y
lea con detenimiento y serenidad la Pasión según san Mateo (Mateo
26,3-5.14—27,66 o bien la versión breve Mateo 27,1-2.11-54) contemplando el
amor de Jesús por nosotros. Es muy conveniente que mientras se hace la lectura
de la Pasión cada oyente esté con el ramo bendecido en su mano
No hay comentarios:
Publicar un comentario