domingo, 7 de julio de 2019

La Sangre Preciosa de Cristo (1) Introducción - Cardenal Piazza


LA SANGRE PRECIOSA
DE CRISTO
Cardenal Adeodato Juan Piazza



INTRODUCCIÓN

El himno eucarístico más usado quizá por el pueblo cristiano, y el más familiar también, es el Pange lingua. En este himno se nos invita a cantar el misterio del Cuerpo glorioso y de la Sangre preciosa de Cristo. De esta Sangre –cantamos- que el Rey de las gentes, fruto de unas vísceras generosas, derramó para rescate del mundo: “in mundi pretium” (Oficio del Corpus).

¡El misterio de la Sangre! Santo Tomás de Aquino, el Doctor de la Eucaristía, en la primera estrofa de ese himno con que enriqueció la inspirada Liturgia de la Iglesia, resume como en síntesis los datos del conmovedor misterio. Son: la nobleza de esta Sangre, que mana de la fuente virginal, que es María; el valor inestimable que le da la Persona Divina que la asumió; su derramamiento en ofrenda por la reconquista de la Humanidad perdida; la Realeza universal de Cristo, conquistada con el precio de esa Sangre derramada: Rex effudit Gentium.

Canta, ¡oh lengua!, el misterio de la Sangre. Más, antes de que cante la lengua, es preciso que medite la inteligencia, embriagándose con las sublimidades de este tema, sobre el que se basamenta toda la vida cristiana.

Así, pues, nosotros contemplaremos la SANGRE PRECIOSA DE CRISTO a la luz misteriosa de estos dos cuadros sublimes:
la Redención, y
la Iglesia.


Meditando en este soberano misterio, no podremos menos de llegar a comprender claramente cuáles son nuestros deberes en esta HORA DE LA SANGRE, en que amedrentados estamos viviendo dentro del Cuerpo Místico de Cristo, que continúa perpetuando su martirio.

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