SAN JUAN
PABLO II
Ángelus
Domingo 28 de junio de 1998
Amadísimos hermanos
y hermanas:
Hemos llegado al último domingo de junio, mes dedicado al Sagrado
Corazón de Jesús, mientras que en julio la Iglesia expresa con particular
intensidad la devoción a su Preciosísima Sangre. Con estas
celebraciones espirituales, la tradición invita a fijar la mirada de la fe en
el misterio del amor de Dios, que se ha revelado en la encarnación del Hijo. A
los hombres y a las mujeres de hoy, que, sumergidos en un mundo secularizado,
corren el riesgo de perder el centro de gravedad de su propia existencia,
Cristo les ofrece su Corazón humano y divino, fuente de reconciliación y
principio de vida nueva en el Espíritu Santo.
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