25 de diciembre
BENIGNIDAD Y UTILIDAD DE CRISTO AL NACER
I. Ha aparecido la bondad del
Salvador nuestro Dios, y su amor para con los hombres (Tit 3, 4).
Debe advertirse que Cristo nos
mostró su benignidad por la comunicación de su divinidad, y su misericordia,
tomando nuestra humanidad.
1º) Ha aparecido la bondad.
Comentando estas palabras, dice San Bernardo: "Ha aparecido el poder de
Dios en la creación de las cosas, su sabiduría en el gobierno de las mismas,
pero su bondad se manifiesta principalmente en la humanidad. Porque es una gran
prueba de bondad añadir a la humanidad el nombre de Dios."
2º) No por obras de justicia que
hubiésemos hecho nosotros, mas según su misericordia (Tit 3, 5). Por lo cual
dice San Bernardo: "¿Qué prueba más clara de su misericordia que haber
tomado la misma miseria? ¿Qué prueba más llena de piedad, que haberse hecho
heno por nosotros el Verbo de Dios?" Por eso canta la Iglesia: Cristo
redentor de todos, Hijo único del Padre.
II. De la utilidad de Cristo se dice
en Isaías (9, 6): Ha nacido un niño para nosotros, esto es, para utilidad
nuestra. Cuatro son las utilidades del nacimiento de Cristo que podemos considerar
en las cuatro cualidades de los niños: pureza, humildad, amabilidad y
mansedumbre, 1as cuales se dan de modo excelentísimo en Jesús niño.
1º) Encontramos en él suma pureza,
porque es candor de la luz eterna y espejo sin mancilla (Sab 7, 26).
Esa pureza se manifiesta en la
concepción y en el parto virginal. Pues la incorrupción no pudo engendrar a la
corrupción. Por lo cual dice Alcuino: "El creador de los hombres, para
hacerse hombre y nacer del hombre, debió elegir una madre tal que supiera
convenirle y serle agradable. Quiso, pues, que fuese virgen, para nacer sin
mancha de una madre inmaculada y purificar la mancha de todos."
2º) Encontramos también en este niño
suma humildad: Se anonadó a sí mismo (Filp. 2, 7).
Esta humildad, como dice San
Bernardo, aparece en el establo, en los pañales que le envuelven y en el
pesebre donde descansa.
3º) Hallamos en el niño la soberana
amabilidad, porque es más hermoso que los hijos de los hombres, y aun que las
milicias angélicas. Esta amabilidad es resultado de la unión de la divinidad con
la humanidad. Por lo cual dice San Bernardo: "Es un espectáculo lleno de
suavidad con templar al hombre creador del hombre."
4º) Finalmente vemos en este niño la
suprema mansedumbre, porque: es benigno y clemente, paciente y de mucha
misericordia, y que se deja doblar sobre el mal (Joel 2,13). San Bernardo dice:
"Cristo es niño, y puede ser aplacado suavemente. ¿Quién ignora que el
niño perdona fácilmente? Y si no tenernos pecado grave, podemos ser
reconciliados con poco. He dicho con poco, pero no sin penitencia." Y así
como se manifestó su bondad sobre toda esperanza, así podernos esperar también,
más de lo que pensamos, parecida benevolencia de Juicio.
(De Humanitate Christi)
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