Miércoles de la tercera semana
EL DON DEL HIJO DE DIOS EN LA ENCARNACIÓN
En esto se demostró
la caridad de Dios hacia nosotros, en que Dios envió al mundo a su Hijo
unigénito; para que vivamos por él (1, Jn 4, 9).
En esto, como en
signo cierto, se demostró la caridad de Dios en nosotros, esto es, se demostró
para con nosotros; en que... envió a su Hijo, no a un siervo. San Gregorio
dice: "¿Por ventura no es inefable amor de caridad que Dios, para redimir
al siervo, haya entregado al Hijo, al suyo, consubstancial a Él propio, su Hijo
por naturaleza y no adoptivo?"
Unigénito y no uno
entre muchos, le envió Dios Padre, es decir: Él, tan grande, a los que somos
tan pequeños; al mundo, para salvar al mundo; para que vivamos, nosotros que
estábamos muertos, resucitados por él. Así se lee en la epístola a los de
Éfeso: Por la extremada caridad con que nos amó, aun cuando estábamos muertos
por los pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (Ef 2, 4-5).
Cuatro razones hay
por las cuales el don debe ser grato y bien recibido.
1ª) Por parte del donante;
cuando el que da, da con gran amor dilección. Por lo cual a veces más se estima
el afecto del dador que lo da. Ciertamente esta dádiva nos fue dada por la máxima
dilección o caridad del Padre. Éste es el motivo expresado en el texto: En esto
se demostró la caridad de Dios.
2ª) Por parte del
don, o sea, de Aquel que es enviado; porque cuando el don es grande y precioso,
tanto mejor debe ser recibido y agradar. Ciertamente, el don que se nos hizo
fue el máximo, como se indica en las palabras: a su Hijo unigénito.
3ª) Por parte del
que recibe el don, cuando aquél a quien se otorga esta muy necesitado de él.
Ciertamente necesitábamos mucho tal don, el cual había de resucitarnos, porque
estábamos muertos; lo cual se expresa, cuando se dice que vivamos por él.
4ª) Por parte de la
persona encargada de transmitir el don. Porque alguna vez el don adquiere valor
especial de la gracia personal del mensajero; como nos agrada recibir un don de
manos de una hermosa joven. Y así debe sernos grato recibir el don de Dios por
medio de la Virgen inmaculada y llena de gracia; lo cual dejan entender aquellas
palabras: Dios envió a. su Hijo, pues consta que lo envió por medio de la
Virgen, como dice el Apóstol: Envió Dios u su Hijo, hecho de una mujer (Gal 4,
4).
(In Iam Joan., IV)
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