20 de diciembre
CUATRO UTILIDADES DE LA ENCARNACIÓN
Las utilidades de la
Encarnación del Señor son cuatro.
1ª) Exaltación de la
naturaleza humana. ¿Quién me dará, se lee en el Cantar de los Cantares, que te
halle fuera? (8, 1). La Glosa comenta así: dentro estaba el amado, cuando en el
principio era el Verbo; fuera, cuando el Verbo se hizo carne. Para que te bese,
es decir, para que te vea cara a cara, y te hable de boca a boca; y ya nadie me
desprecie, la Glosa añade: después que vino Cristo infundiendo a los suyos el
espíritu de libertad; entonces la Iglesia es honrada por los Ángeles. Por lo
cual dijo el ángel a Juan que quería adorarlo: Guárdate, no lo hagas, porque yo
siervo soy contigo (Apoc 22, 9). Y el Papa San León dice: Reconoce, oh
cristiano, tu dignidad, y hecho partícipe de la naturaleza divina, no vuelvas a
la antigua vileza con una vida degenerada.
2ª) Adopción de los
hijos. Envió Dios a su Hijo para que recibiésemos la adopción de hijos (Gal 4,
4-5). San Agustín dice: "El Hijo de Dios se hizo hijo del hombre para
hacer a los hombres hijos de Dios." Y en otro lugar: "El hijo único
hizo muchos hijos de Dios. Pues compró para sí a los hermanos con su propia
sangre; reprobado, rehabilitó; vendido, redimió; injuriado, honró; ajusticiado,
vivificó; sin duda alguna te dará sus bienes el que no desdeñó recibir de ti
males."
Debe advertirse que
la filiación adoptiva es una especie de semejanza de la filiación natural. El
Hijo de Dios procede naturalmente del Padre como Verbo intelectual, siendo uno
con el Padre.
Ahora bien, la
criatura es asimilada al Verbo eterno según la unidad que él tiene con el
Padre, la cual se verifica por la gracia y la caridad. Por lo cual el Señor
pide al Padre: Ruego que también sean ellos una cosa en nosotros, así como tú,
Padre, en mí, y yo en ti (Jn 17, 21). Esta semejanza perfecciona la adopción
porque de ese modo se debe la herencia a los asimilados.
3ª) Refección
interna del alma. Dice San Agustín; "Para que el hombre comiese el pan de
los Ángeles, se hizo hombre el creador de los Ángeles." Y San Bernardo:
"El maná descendió del cielo, alégrense los hambrientos." Sobre las
palabras del Evangelio: Echado en un pesebre (Lc 2, 12) dice la Glosa: para saciarnos
con el trigo de su carne.
4ª) Acrecentamiento
de la bienaventuranza. Quien por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y
hallará pastos (Jn 10, 9). Y San Agustín añade: "Dios se hizo hombre, para
hacer bienaventurado al hombre, para que el hombre se entregase totalmente a
Él, para que el hombre le diese todo su amor, y al verle en carne con los
sentidos corporales, los sentidos del alma le vieran por la contemplación de la
divinidad. Y aquí está todo el bien del hombre, ya entre, ya salga (que nazca o
muera), encontrará pastos en su Creador; fuera, en la carne del Salvador; dentro,
en la divinidad del Creador."
(De humanitate
Christi)
No hay comentarios:
Publicar un comentario