lunes, 23 de diciembre de 2019

Meditaciones de Adviento con textos de Santo Tomás de Aquino 23


23 de diciembre

LA FILIACIÓN DIVINA

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Les dio poder de ser hechos hijos de Dios (Jn 1, 12).

Los hombres llegan a ser hijos de Dios por asimilación a Él, y por lo tanto son hijos de Dios por una triple asimilación.

1º) Por la infusión de la gracia; por lo cual, todo el que posee la gracia santificante se convierte en hijo de Dios: Y por cuanto vosotros sois hijos, ha enviado Dios a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo (Gal 4, 6).


2º) Nos asimilarnos a Dios por la perfección de las obras, porque quien hace obras de justicia es hijo, como dice el Evangelio: Amad a vuestros enemigos... para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos (Mt 5, 44-45).

3º) También nos asimilamos a Dios alcanzando la gloria; y en cuanto al alma por el lumen gloriae: Cuando él apareciere, seremos semejantes a él (1 Jn 3, 2); y en cuanto al cuerpo: reformará nuestro cuerpo abatido (Filp 3, 21). Por lo cual de estos dos modos se dice en la Epístola a los Romanos: Esperando la adopción de hijos de Dios (8, 23).

Mas si por el poder de hacerse hijos de Dios se entiende la perfección de las obras y la consecución de la gloria, no existe dificultad alguna, pues cuando dice: Les dio poder (Jn1, 12), se entiende del poder de la gracia, por la cual el hombre puede hacer obras de perfección y alcanzar la gloria.

Pero si se entiende de la infusión de la gracia, les dio poder de ser hechos hijos de Dios, porque les concedió el poder de recibir la gracia, y esto de dos maneras:

1º) Preparando la gracia y ofreciéndola a los hombres; así como se dice que hace un libro y lo ofrece a uno para que lo lea, que le da a éste la facultad de leer.

2º) Moviendo el libre albedrío del hombre para que consienta en recibir la gracia. Por eso dice Jeremías: Vuélvenos, Señor, a ti (moviendo nuestra voluntad a amarte), y nos volveremos (Lam 5, 21). Y esto se llama moción interior, de la cual dice San Pablo (Rom 8, 30): Y a los que llamó (excitando interiormente la voluntad a consentir a la gracia), a éstos también justificó infundiéndoles la gracia.

Mas como por esta gracia el hombre tiene poder de conservarse en la filiación divina, se puede decir en otro sentido: Les dio, es decir, a los que le reciben, el poder de hacerse hijos de Dios, es decir, por la gracia, mediante la cual pueden, conservarse en la filiación divina. El mismo Evangelista dice en otro lugar: Todo aquel que es nacido de Dios no hace pecado, sino que la gracia de Dios (por la cual somos regenerados, como hijos de Dios) lo conserva (I Jn 3, 9).

Así, pues, les dio poder de ser hechos hijos de Dios, por la gracia santificante, por la perfección de las obras, por la obtención de la gloria; todo esto preparando, actuando y conservando la gracia.
(In Joan., I)


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