23 de diciembre
LA FILIACIÓN DIVINA
Les dio poder de ser
hechos hijos de Dios (Jn 1, 12).
Los hombres llegan a
ser hijos de Dios por asimilación a Él, y por lo tanto son hijos de Dios por
una triple asimilación.
1º) Por la infusión
de la gracia; por lo cual, todo el que posee la gracia santificante se convierte
en hijo de Dios: Y por cuanto vosotros sois hijos, ha enviado Dios a vuestros
corazones el Espíritu de su Hijo (Gal 4, 6).
2º) Nos asimilarnos
a Dios por la perfección de las obras, porque quien hace obras de justicia es hijo,
como dice el Evangelio: Amad a vuestros enemigos... para que seáis hijos de
vuestro Padre que está en los cielos (Mt 5, 44-45).
3º) También nos
asimilamos a Dios alcanzando la gloria; y en cuanto al alma por el lumen gloriae:
Cuando él apareciere, seremos semejantes a él (1 Jn 3, 2); y en cuanto al
cuerpo: reformará nuestro cuerpo abatido (Filp 3, 21). Por lo cual de estos dos
modos se dice en la Epístola a los Romanos: Esperando la adopción de hijos de
Dios (8, 23).
Mas si por el poder
de hacerse hijos de Dios se entiende la perfección de las obras y la consecución
de la gloria, no existe dificultad alguna, pues cuando dice: Les dio poder (Jn1,
12), se entiende del poder de la gracia, por la cual el hombre puede hacer
obras de perfección y alcanzar la gloria.
Pero si se entiende
de la infusión de la gracia, les dio poder de ser hechos hijos de Dios, porque les
concedió el poder de recibir la gracia, y esto de dos maneras:
1º) Preparando la
gracia y ofreciéndola a los hombres; así como se dice que hace un libro y lo
ofrece a uno para que lo lea, que le da a éste la facultad de leer.
2º) Moviendo el
libre albedrío del hombre para que consienta en recibir la gracia. Por eso dice
Jeremías: Vuélvenos, Señor, a ti (moviendo nuestra voluntad a amarte), y nos
volveremos (Lam 5, 21). Y esto se llama moción interior, de la cual dice San
Pablo (Rom 8, 30): Y a los que llamó (excitando interiormente la voluntad a
consentir a la gracia), a éstos también justificó infundiéndoles la gracia.
Mas como por esta
gracia el hombre tiene poder de conservarse en la filiación divina, se puede decir
en otro sentido: Les dio, es decir, a los que le reciben, el poder de hacerse
hijos de Dios, es decir, por la gracia, mediante la cual pueden, conservarse en
la filiación divina. El mismo Evangelista dice en otro lugar: Todo aquel que es
nacido de Dios no hace pecado, sino que la gracia de Dios (por la cual somos
regenerados, como hijos de Dios) lo conserva (I Jn 3, 9).
Así, pues, les dio
poder de ser hechos hijos de Dios, por la gracia santificante, por la perfección
de las obras, por la obtención de la gloria; todo esto preparando, actuando y
conservando la gracia.
(In Joan., I)
No hay comentarios:
Publicar un comentario