Segundo domingo de Adviento
LA PENITENCIA
Haced penitencia
porque se ha acerca el reino de los cielos (Mt 3, 2).
I. Haced penitencia.
San Juan Bautista anuncia con esto una nueva vida, como dice San Agustín:
"Quien es deudo de su voluntad, no puede incoar una nueva vida, si no se
arrepiente de la vida pasada."
Por eso San Juan
invita primero a la penitencia, y luego anuncia la salvación: se ha acercado el
reino de los cielos, haced penitencia porque por ella se alcanza el perdón de
los pecados.
Y San Juan Crisóstomo
dice: "Naciendo el Hijo de Dios, hace Dios una predicación al mundo."
Debe advertirse que
una cosa es hacer penitencia y otra arrepentirse. Se arrepiente el que llora
los pecados y se aplica a no cometer lo que es digno de llanto. Todo el sentido
y fuerza de la palabra arrepentirse es el propósito firme de la voluntad.
Arrepentirse quiere decir: no cornete lo que es digno de llanto, está resuelto
a no cometer pecados; pues esto es esencial al arrepentimiento. Mas "hacer
penitencia" es satisfacer por los pecados, como dice el Evangelio (Lc 3,
8): Haced, pues, frutos dignos de
penitencia. Aquí se trata de la penitencia después del bautismo. Por lo que
dice San Pedro (Hech 2,38): Arrepentíos, en
el sentido de
una preparación para
conseguir la salvación.
II. Se ha acercado.
Nunca en la Escritura del Antiguo Testamento se encuentra una promesa del reino
de los cielos. San Juan Bautista es el primero que lo anuncia, como corresponde
a su dignidad.
El reino de los ciclos
se entiende de cuatro maneras:
1º) Algunas veces se
entiende de la presencia de Cristo en nosotros por la gracia: El reino de Dios
está dentro de vosotros (Lc 17, 21). Se dice reino de los cielos, porque el
estado de gracia es en nosotros el camino del reino celestial.
2º) Otras veces
significa la Sagrada Escritura. En este sentido dice San Mateo (21, 43): Quitado
os será el reino de Dios, es decir, la Sagrada Escritura. Y se llama reino
porque es la ley que conduce al reino.
3º) A veces se
aplica también a la Iglesia militante: El reino de los cielos es semejante a
una red que, echada en el mar, allega todo género de peces (Mt 13, 47). Y se
llama reina de los cielos, porque está constituida al modo de la Iglesia
celestial.
4º) Llámase, por
último, reino de los cielos la corte celestial: Vendrán muchos de Oriente y de
Occidente, y se asentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos (Mt
8, 11).
Antes de San Juan
sólo se hacía mención del reino de los Jebuseos (Ex 3, 8.17), pero ahora se
promete a su Iglesia el reino de los cielos.
(In Matth., III)
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