Misas de la Virgen
XXXVII (Tiempo Ordinario XIX):
"La Virgen
María, Madre de la santa esperanza"
MISA COMPLETA,
GUIÓN Y COMENTARIO
El
Concilio Vaticano II, en la conclusión de la Constitución dogmática Lumen
gentium, afirma que la Santísima Virgen «en esta tierra, hasta que llegue
el Día del Señor (cf. 2P 3, 10), precede con su luz al pueblo de Dios que
peregrina, como signo de esperanza segura y de consuelo» (LG 68). Estas
palabras se repiten casi literalmente en el Prefacio de la Misa de la Asunción
de la Virgen Santísima (cf. Misal Romano, Prefacio 15 de agosto).
La
Iglesia, al considerar la función de la Santísima Virgen en la historia de la
salvación, la llama con frecuencia «esperanza nuestra» (Antífona final «Dios te
salve, Reina y Madre»; Himno Laudes 8 de diciembre) y «madre de la esperanza»
(cf. Himno Oficio de Lectura latino 21 de noviembre; cf. Si 24, 24); se alegra
del nacimiento de Santa María Virgen, que «fue para el mundo esperanza y aurora
de salvación» (Oración después de la comunión 8 de septiembre); pensando en su
Maternidad salvadora, canta suplicante: «Aeternae vitae ianua, / aurem
nobis aeeomoda, / per quam spes vitae rediit, / quam Eva peccans abstulit» (Himno
Vísperas 22 de agosto); en el misterio de la gloriosa Asunción contempla a la
Santísima Virgen corno «esperanza segura de salvación», que brilla para los
fieles «en medio de las dificultades de la vida» (cf. Himno Laudes latino 15 de
agosto). El día 9 de julio, en algunas Iglesias particulares se celebra la
memoria de Santa María Virgen, madre de la santa esperanza, en especial en la
Congregación de la Pasión de Jesucristo, de cuyo Proprium missarum,
Curia General CP, Roma 1974, pp. 21-22, se han tomado algunos textos de este
formulario.
En
esta Misa se venera a la Madre de Cristo:
-
porque durante su vida aquí en la tierra alimentó constantemente la «virtud de
la esperanza»: «confió... plenamente» (Prefacio) en el Señor y «concibió
creyendo y alimentó esperando, / al Hijo del hombre, anunciado por los
profetas» (Prefacio);
-
porque, habiendo subido al cielo, se ha convertido en la «esperanza de los
creyentes» (Antífona de entrada); ella ayuda a los que desesperan (cf. Antífona
de entrada) y es aliento, consuelo y fortaleza de los que acuden a ella (cf.
Oración colecta 1, Oración colecta 2, Antífona de entrada);
-
porque precede con su luz a todos los hijos de Adán corno «señal de esperanza
segura y de consuelo» (Prefacio, cf. Oración colecta 2) «hasta que amanezca el
Día glorioso del Señor» (Prefacio).
Antífona de entrada
Salve, Virgen María, esperanza de los creyentes, tú ayudas a los que
desesperan y confortas a los que acuden a ti.
Oración colecta
Oh, Dios, que nos concedes venerar a la Virgen María como Madre de la Santa Esperanza, concédenos, por su intercesión, orientar nuestra esperanza hacia los bienes de arriba, cumplir nuestra misión en la ciudad terrena y recibir un día los bienes que la fe nos invita a esperar. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Yo
soy la madre de la esperanza santa
Lectura del libro del Eclesiástico 24, 9-12. 19-22
Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamás. En
la santa morada, en su presencia, ofrecí culto y en Sión me establecí; en la
ciudad escogida me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder.
Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su
heredad, y resido en la congregación plena de los santos. Yo soy la madre del
amor puro, del temor, del conocimiento y de la esperanza santa. En mí está toda
gracia de camino y de verdad, en mí toda esperanza de vida y de virtud. Venid a
mí, los que me amáis, y saciaos de mis frutos; mi nombre es más dulce que la
miel, y mi herencia, mejor que los panales. El que me come tendrá más hambre,
el que me bebe tendrá más sed; el que me escucha no fracasará, el que me pone
en práctica no pecará; el que me honra poseerá la vida eterna.
Palabra de Dios.
Salmo
responsorial Lc 1, 46-48a. 48b-49. 50-51. 52-53. 54-55
R. María,
esperanza nuestra, Dios te salve.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava. R.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo. R.
Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón. R.
Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. R.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R.
Aleluya
Madre santa y Virgen sin mancha, Reina gloriosa del mundo, intercede por
nosotros ante el Señor, que te escogió.
Evangelio
Y
la madre de Jesús estaba allí
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús
estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó
el vino, y la madre de Jesús le dijo:
- «No les queda vino».
Jesús le contestó:
- «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dijo a los sirvientes:
- «Haced lo que él diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de
los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
- «Llenad las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
- «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin
saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua),
y entonces llamó al novio y le dijo:
- «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos,
el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria,
y creció la fe de sus discípulos en él.
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo y acepta sus ofrendas, de manera
que, por intercesión de la Virgen María, Madre de tu Hijo, todo deseo sea
atendido y toda petición escuchada. Por Jesucristo nuestro Señor.
Prefacio
Santa María, modelo de esperanza sobrenatural
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
celebrarte con las más grandes alabanzas,
Señor, Padre santo,
que generosamente entregaste a Jesucristo al mundo
como autor de la salvación,
y le diste también a María
como modelo de sobrenatural esperanza.
Porque tu humilde esclava,
confió en ti plenamente:
creyendo en tu palabra,
concibió y alimentó al Hijo del hombre,
anunciado por los profetas;
y, entregada por entero a la obra de la salvación,
fue hecha madre de todos los hombres.
Pero a la vez ella, fruto excelso de la redención,
es también hermana de todos los hijos de Adán,
que, caminando hacia la liberación plena,
miran a María como señal de esperanza segura y de
consuelo,
hasta que amanezca el día glorioso del Señor.
Por eso,
unidos a los coros angélicos,
te aclamamos llenos de alegría.
Santo, Santo, Santo.
Oración después de la comunión
Alimentados con los sacramentos de la salvación y de la fe, te pedimos,
Señor y Padre nuestro, que, recordando con amor a la Virgen María, Madre de la
Esperanza, merezcamos participar con ella de tu amor divino. Por Jesucristo
nuestro Señor.
Introducción
La santa Misa es la asamblea de los creyentes que tenemos o necesitamos tener esperanza. En estos Santos Misterios, en que se realiza la única inmolación del Señor, realizada en aquel entrañable primer viernes santo, recordamos a qué precio hemos sido adquiridos por Jesucristo para su Padre Dios. Y esto nos hace conscientes de que nunca es tarde para convertirnos al Señor, teniendo en cuenta que la conversión es una actitud de todos los días en la vida terrenal del ser humano. En el horizonte de estos, nuestros anhelos, resplandece María, la Estrella matutina que disipa toda tiniebla, y que, como Madre de la santa esperanza, nos alienta a no desesperar de la salvación que nos ofrece Jesús, Sol de justicia. Cantamos…
La santa Misa es la asamblea de los creyentes que tenemos o necesitamos tener esperanza. En estos Santos Misterios, en que se realiza la única inmolación del Señor, realizada en aquel entrañable primer viernes santo, recordamos a qué precio hemos sido adquiridos por Jesucristo para su Padre Dios. Y esto nos hace conscientes de que nunca es tarde para convertirnos al Señor, teniendo en cuenta que la conversión es una actitud de todos los días en la vida terrenal del ser humano. En el horizonte de estos, nuestros anhelos, resplandece María, la Estrella matutina que disipa toda tiniebla, y que, como Madre de la santa esperanza, nos alienta a no desesperar de la salvación que nos ofrece Jesús, Sol de justicia. Cantamos…
Lecturas
Recibamos la Palabra de Dios con disponibilidad de ánimo para que el
Señor haga fructificar sus dones en nuestras vidas.
Oración de los fieles
R. Te lo pedimos por Cristo, nuestra Esperanza.
-Para que la Iglesia sea protegida de toda herejía, cisma y
simonía. R.
-Para que quienes padecen la oscuridad de la desesperanza o de la depresión, de la acedia o de la ceguera espiritual, sean consolados y fortalecidos por la gracia. R.
-Para que los enfermos y todos los que sufren, espiritual, física o psicológicamente puedan asociar se ala pasión del Señor. R.
-Para que la paz de Cristo reine en el mundo y la familia humana viva la fraternidad Dios. R.
Ofertorio
En comunión con María, nuestra Madre, presentamos los dones con los que celebramos el Sacrificio de esperanza de un Dios que nos salva aquí y ahora. Cantamos…
En comunión con María, nuestra Madre, presentamos los dones con los que celebramos el Sacrificio de esperanza de un Dios que nos salva aquí y ahora. Cantamos…
Comunión
La Eucaristía, Pan de vida y esperanza, horneado en el seno purísimo de María,
en medio de un mundo desesperanzado este Alimento celestial, nos infunde la santa audacia de ser testigos del Reino que viene. Cantamos…
La Eucaristía, Pan de vida y esperanza, horneado en el seno purísimo de María,
en medio de un mundo desesperanzado este Alimento celestial, nos infunde la santa audacia de ser testigos del Reino que viene. Cantamos…
Despedida
Seguros del cuidado amoroso de María, Madre de la santa Esperanza, sigamos anunciando a Cristo, nuestro Dios. Cantamos…
Seguros del cuidado amoroso de María, Madre de la santa Esperanza, sigamos anunciando a Cristo, nuestro Dios. Cantamos…
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