miércoles, 1 de mayo de 2019

Misa de la Virgen María I La Virgen María, estirpe escogida de Israel


Misas de la Virgen I (Adviento I):
 "La Virgen María, estirpe escogida de Israel"

MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO



En el tiempo de Adviento, la liturgia romana celebra el designio de salvación por el que Dios misericordioso llamó a los patriarcas y los atrajo hacia sí con una alianza de amor, estableció la Ley por medio de Moisés, suscitó profetas y escogió a David para que de su descendencia naciera el Salvador del mundo. Los libros del Antiguo Testamento, al anunciar de antemano la Venida de Cristo, «van sacando a luz progresivamente y cada vez con mayor claridad la figura de una mujer, Madre del Redentor» (LG 55), a saber, la Virgen María, a quien la Iglesia proclama honor de Israel y excelsa Hija de Sión.
La Santísima Virgen María, que con su inocencia reparó la culpa de Eva, es «hija de Adán por su condición humana» (Prefacio); ella, que acogiendo con fe el anuncio del ángel, concibió en su seno virginal al Hijo de Dios es «descendiente de Abrahán por la fe» (Prefacio); por su estirpe es «la vara de Jesé» (Prefacio) de la cual brotó la flor, Jesucristo, nuestro Señor.

Santa María, obedeciendo con sincero corazón a la Ley y abrazando con toda el alma la voluntad de Dios, como enseña el Concilio Vaticano II, «descuella entre los humildes y pobres del Señor, que de él esperan confiadamente y reciben la salvación. Finalmente, con ella, la excelsa Hija de Sión, después de la larga espera de la promesa, se cumplen los tiempos y se inaugura la nueva economía, cuando el Hijo de Dios toma de ella la naturaleza humana, para librar al hombre del pecado, con los misterios de su carne» (LG 55).
La presente Misa de La Virgen María, estirpe escogida de Israel, recuerda y celebra este misterio de la Divina Misericordia y de la salvación.
Con razón, pues, en la primera lectura se conmemora la promesa del Señor a Abrahán («Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo»: 1ª Lectura, Gn 12,1-7; cf. Lc 1, 55) o bien la promesa hecha a David por boca del profeta Natán («Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre»: 1ª Lectura, 2S 7,1-5. 8b-11. 16; cf. Lc 1, 32-33); en el evangelio se proclama la genealogía de Jesucristo (Evangelio, Mt 1, 1-17), por la que se muestra que nuestro Salvador es hijo de David e hijo de Abrahán (cf. Mt 1, 1).



Antífona de entrada Cf. So 3, 14; Ag 2, 8

Alégrate y gózate de todo corazón, Hija de Jerusalén; viene el deseado de todos los pueblos, y se llenará de gloria la casa del Señor. 

Oración colecta

Oh Dios, que has elegido a la bienaventurada Virgen María, excelsa entre los humildes y los pobres, Madre del Salvador, concédenos que, siguiendo sus ejemplos, podamos ofrecerte una fe sincera y poner en ti la total esperanza de nuestra salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Oh Dios, que has cumplido las promesas hechas a nuestros Padres, al elegir a la bienaventurada Virgen María, excelsa Hija de Sión, concédenos seguir los ejemplos de aquella que te agradó en su humildad y nos aprovechó en su obediencia. Por nuestro Señor Jesucristo. 


Liturgia de la Palabra

Primera lectura


Como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Lectura del libro del Génesis 12, 1-7.

En aquellos días, el Señor dijo a Abrán:
Sal de tu tierra
y de la casa de tu padre
hacia la tierra que te mostraré.
Haré de ti un gran pueblo,
te bendeciré, haré famoso tu nombre,
y será una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan,
maldeciré a los que te maldigan.
Con tu nombre se bendecirán
todas las familias del mundo.
Abrán marchó, como le había dicho el Señor,
y con él marchó Lot.
Abrán tenía setenta y cinco años
cuando salió de Harán.
Abrán llevó consigo a Saray, su mujer;
a Lot, su sobrino;
todo lo que había adquirido
y todos los esclavos que había ganado en Harán.
Salieron en dirección de Canaán
y llegaron a la tierra de Canaán.
Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén,
hasta la encina de Moré
(en aquél tiempo habitaban allí los cananeos).
El Señor se apareció a Abrán y le dijo:
— A tu descendencia le daré esta tierra.
Él construyó allí un altar en honor del Señor
que se le había aparecido. 

Palabra de Dios.

O bien:


Dios le dará el trono de David, su Padre

Lectura del segundo libro de Samuel 7, 1-5. 8b-11. 16.

Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al Profeta Natán:
— Mira: yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.
Natán respondió al rey:
— Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor:
— Ve y dile a mi siervo David: «¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella?
Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que animales lo aflijan como antes, desde el día que nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel.
Te pondré en paz con todos tus enemigos, te haré grande y te daré una dinastía. Tu casa y tu reino durará por siempre en mi presencia y tu trono durará por siempre.» 

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 112, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8 (R.: 2)

R. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre el cielo. R.

¿Quién como el Señor Dios nuestro
que se eleva en su trono,
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R.

En lugar de esta lectura con su salmo puede utilizarse la que figura en el Apéndice (del Misal de la Virgen), núm. 5

Aleluya

Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ven a librarnos, no tardes más.

Evangelio

Genealogía de Jesucristo, Hijo de David, Hijo de Abrahán

+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 1-17

Genealogía de Jesucristo, Hijo de David, Hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce. 

Palabra del Señor.


Oración sobre las ofrendas

Acepta, Señor, estas ofrendas y transfórmalas con tu poder en el sacramento de salvación, que puso fin a los sacrificios de la antigua alianza y en el que ahora se ofrece el verdadero Cordero nacido de la Virgen Inmaculada, tu Hijo Jesucristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.


Prefacio

Santa María, Hija de Adán, descendencia de Abraham, vara de Jesé


V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.

Que has constituido a la bienaventurada Virgen María
cumbre de Israel y principio de la Iglesia,
para que todos los pueblos conozcan
que la salvación viene de Israel
y que la nueva familia brota del tronco elegido.
Ella, Hija de Adán por su condición humana,
reparó con su inocencia la culpa de la madre.
Ella, descendiente de Abrahán por la fe,
concibió en su seno creyendo.
Ella es la vara de Jesé
que ha florecido en Jesucristo, Señor nuestro.

Por Él, adoran tu majestad los coros de los ángeles,
gozosos en tu presencia.
Permítenos unirnos a sus voces
cantando tu alabanza:

Santo, Santo, Santo. 



Antífona de comunión

Goza y alégrate, regocijo de los patriarcas. Gózate, tú que por el ángel recibiste el gozo del mundo. Gózate, tú que nos produjiste el pan de vida. 

Oración después de la comunión

Fortalecidos con los sacramentos de la vida, te pedimos, Señor, que, quienes confesamos el cumplimiento en Cristo, nacido de la Virgen Madre, de las promesas hechas a los Padres, alcancemos con gozo en su segunda venida lo que todavía esperamos Por Jesucristo, nuestro Señor.

Introducción

Hermanos, reunidos en este sagrado recinto, nos disponemos a participar de la Santa Misa en memoria de la Virgen María, Hija bendita de Joaquín y Ana, que trae en su seno al Salvador anunciado desde antiguo. Junto a ella, conservando encendida la lámpara de nuestra esperanza, aguardemos al Divino Emmanuel que viene a nosotros con la paz. Cantamos...

Lecturas: La Palabra de Dios nos anuncia la salvación que nos trae el Hijo de María.

Oración de los fieles

R. Por María, Virgen de las promesas, te lo pedimos, Señor

-Para que la Nueva Eva, conserve en la unidad de la fe a la Iglesia, de la que es Madre, Maestra y modelo. Oremos.

-Para que la Reina de los Patriarcas proteja de todo peligro al Papa y a los demás obispos. Oremos.

-Para que la Reina de los Profetas ilumine a los misioneros esparcidos por el mundo. Oremos.

-Para que la Hija amada de Joaquín y Ana, dé consuelo a los ancianos y acreciente su esperanza. Oremos.

-Para que la Virgen Madre, de la que profetizó Isaías, ilumine al pueblo de la antigua alianza, y así él pueda reconocer al Divino Emmanuel. Oremos.


Ofertorio

Al presentar los dones eucarísticos, imitemos la actitud oferente de María, Gloria de Jerusalén, alegría de Israel y honor de nuestra raza.Cantamos...


Comunión

Cristo es el nuevo y definitivo Maná, horneado en el seno purísimo de María, Hija de Sión. Sólo Él sacia nuestra hambre de eternidad. Recibámoslo con un corazón puro. Cantamos...


Despedida

Con María, la Madre del Mesías prometido, atravesemos confiados el adviento de nuestra historia. Cantamos...


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