martes, 21 de mayo de 2019

Misa de la Virgen XXXIII La Virgen María, Madre del Buen Consejo


Misas de la Virgen XXXIII (Tiempo Ordinario XV):
"La Virgen María, Madre del Buen Consejo"

MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO

Los fieles de todo el mundo invocan a la Virgen María como "Madre del Buen Consejo", cuando rezan piadosamente las letanías de la Virgen María, ya que León XIII, el año 1903, introdujo esta invocación en el formulario lauretano. El culto a la Virgen María, Madre del Buen Consejo, se difundió ampliamente desde la villa de Genazzano, cerca de Roma, donde hay un célebre santuario dedicado a ella, por obra principalmente de los hermanos y hermanas de la Familia agustina.
Con razón se atribuye a Santa María el título de «Madre del Buen Consejo»: es Madre de Cristo, a quien Isaías llamó proféticamente (cf. 1ª Lectura, Is 9, 2-7; Oración después de la comunión) «Maravilla de Consejero» (Is 9,5); vivió siempre guiada por el «Espíritu de consejo», que la «protegió maravillosamente» (Oración sobre las ofrendas); «se adhirió íntimamente» al «designio divino / de recapitular todas las cosas en Cristo» (Prefacio; cf. Ef 1, 10); Dios la llenó «con la plenitud de los dones del Espíritu Santo» (Pf), entre los cuales destaca el «espíritu de sabiduría» (Antífona de entrada; cf. Sb 7, 7b).
En el formulario la Santísima Virgen es celebrada como la Madre y Maestra que, enriquecida con el don de consejo, proclama de buen grado lo mismo que pregona la Sabiduría: «Yo poseo el buen consejo y el acierto, / son mías la prudencia y el valor» (Aleluya, Pr 8, 14); estos dones los comparte gustosamente con los hijos y discípulos (cf. Antífona de entrada) advirtiéndoles antes que nada que hagan lo que Cristo les diga (cf. Evangelio, Jn 2, 1-11; Antífona de comunión, Jn 2, 5).
Al celebrar esta Misa pedimos encarecidamente a Dios el don de consejo, «para que nos haga conocer lo que, (le) es grato / y nos guíe en nuestras tareas» (Oración colecta; cf. Oración después de la comunión).

Esta Misa, a excepción del Prefacio, está tomada del Proprium missarum Ordinis Fratrum sancti Augustini, aprobado por la Sagrada Congregación para el Culto Divino, en el año 1975.

Antífona de entrada Sb 7, 7b. 13

Invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría; la aprendí sin malicia, la reparto sin envidia y no me guardo sus riquezas.


Oración colecta

Señor, tú sabes que los pensamientos de los mortales son inconstantes e inciertos; por intercesión de la bienaventurada Virgen María, en la que se encarnó tu Hijo, danos el espíritu de tu consejo, para que nos haga conocer lo que te es grato y nos guíe en nuestras tareas. Por nuestro Señor Jesucristo.



Primera lectura

Un hijo se nos ha dado

Lectura del Profeta Isaías 9, 2-4. 6-7.

El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una luz grande;
habitaban tierras de sombras,
y una luz les brilló.
Acreciste la alegría,
aumentaste el gozo:
se gozan en tu presencia,
como gozan al segar,
como se alegran
al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor,
el yugo de su carga,
el bastón de su hombro,
los quebrantaste como el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido,
un hijo se nos ha dado:
lleva al hombro el principado,
y es su nombre:
Maravilla de Consejero,
Dios guerrero,
Padre perpetuo,
Príncipe de la paz.
Para dilatar el principado
con una paz sin límites,
sobre el trono de David
y sobre su reino.
Para sostenerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho,
desde ahora y por siempre.
El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.

Palabra de Dios.

O bien:

Se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 12-14; 2, 1-4

Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y Judas el de Santiago.
Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Si 14, 22-23. 24-25. 26-27 (R.: 22a)

R. Dichoso el hombre que piensa en la sabiduría.

Dichoso el hombre que piensa en la sabiduría
y pretende la prudencia,
el que presta atención a sus caminos
y se fija en sus sendas;
sale tras ella para espiarla
y acecha junto a su portal. R.

Mira por sus ventanas
y escucha a su puerta,
acampa junto a su casa
y clava sus estacas junto a su pared,
pone su tienda junto a ella
y se acomoda como un buen vecino. R.

Pone nido en su ramaje
y mora entre su fronda,
se protege del bochorno a su sombra
y habita en su morada. R.


Aleluya Pr 8, 14

Yo poseo el buen consejo y el acierto; son mías la prudencia y el valor.

Evangelio

La madre de Jesús dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga»

+ Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:
- «No les queda vino».
Jesús le contestó:
- «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dijo a los sirvientes:
- «Haced lo que él diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
- «Llenad las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
- «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:
- «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.

Palabra del Señor.


Oración sobre las ofrendas

El Espíritu de consejo que protegió maravillosamente a la Virgen María, tu humilde esclava, haga gratos a tus ojos, Señor, estos dones que te presentamos llenos de respeto. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio

La Bienaventurada Virgen se adhirió íntimamente al consejo del amor divino


V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Que llenaste a la Santísima Virgen María
con la plenitud de los dones del Espíritu Santo,
para hacerla digna Madre y asociada al Redentor.

Enriquecida de esta manera,
buscó siempre tu voluntad
y la cumplió fielmente;
proclamó con alegría tu gran misericordia,
y se adhirió íntimamente a tu designio divino
de recapitular todas las cosas en Cristo.

Por él,
los ángeles y los arcángeles
y todos los coros celestiales
celebran tu gloria,
unidos en común alegría.

Permítenos asociamos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo.



Antífona de comunión Cf. Jn 2, 5

La madre de Jesús dijo a los sirvientes: Haced lo que él os diga


Oración después de la comunión

Al celebrar la memoria de santa María, Madre del Buen Consejo, hemos participado, Señor, de tus sacramentos; concédenos conocer lo que te agrada y merecer la salvación por tu Hijo, que nos diste, por medio de la Virgen, como Consejero admirable. Que vive y reina por los siglos de los siglos.


Introducción
"Confía. ¡Vuelve! Invoca a la Señora, y serás fiel".
Estas palabras del gran San Josemaría Escrivá de Balaguer, nos invitan a renovar cada día la confianza en la Santísima Virgen María, a la que en esta Misa honraremos con el título de "Madre del Buen Consejo", tomado de las letanías lauretanas.
Confianza en la Madre tierna; invocación; y "buen consejo de su parte". Es el esquema sencillo que describe la relación del creyente con la Madre del Señor. Tras el siempre sabio "consejo" de María, viene nuestro buen obrar, que es fiel imitación del de ella.
Y el primer consejo de la Santísima Virgen a sus hijos es que nos acerquemos a Jesús; más aun, que nos unamos cada día más a Él. Por eso estamos aquí, para obedecer a nuestra Madre. Porque sabemos que no existe modo más seguro de unirnos al Señor, que participar del Santo Sacrificio de la Misa que vamos a celebrar a continuación. Cantamos…

Lecturas
Recibamos la Palabra de Dios guiados María, fidelísima Consejera que invita a cada generación de creyentes, a escuchar la voz del Señor y a obedecer sus mandatos. He aquí la receta de la auténtica felicidad.

Oración de los fieles

 R. Escúchanos Señor.

-Para que la Iglesia sea más creíble en el testimonio, misericordiosa para con los pecadores, ejemplar en la unidad de sus miembros y fuerte en la lucha contra el enemigo. R.

-Para que crezca el amor incondicional de los creyentes y la filial adhesión a las enseñanzas del Sucesor del apóstol San Pedro. R

-Para que vivamos la siempre fiel y digna celebración de los Sagrados Misterios tal y como manda la Iglesia, y no de acuerdo con modificaciones, añadidos u omisiones ajenos al espíritu de la liturgia. R.

-Para que se multipliquen las iniciativas concretas de auxilio a los que más sufren en el cuerpo o en el alma. R.

-Para que se rechace toda doctrina pseudorreligiosa, y de idiologías contrarias a los valores del Evangelio. R.

-Para que se afiance un mayor compromiso de los hombres de buena voluntad en la defensa de toda vida humana, desde la concepción hasta su ocaso natural, sin excepciones de ninguna naturaleza. R.


Ofertorio
"Hagan lo que Él les diga", nos sigue exhortando la Madre del Salvador. Por eso mismo, presentamos los dones elegidos por el Señor para ofrecerse como Cordero por nuestra salvación. Cantamos…

Comunión
Ya no es el milagro del agua convertida en vino, como en Caná, el que está ante nuestros ojos. Es otro infinitamente más grande, del que aquél fue figura: el del pan y el vino transformados en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Demos gracias a Dios que nos hece partícipes de este Misterio admirable. Cantamos…

Despedida
De la mano de la Madre del Buen Consejo, sigamos transitando por los caminos del mundo como pregoneros de esperanza. Cantamos…


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