Misas de la Virgen
XLV (Tiempo Ordinario XXVII):
"La Virgen
María, Reina de la paz"
MISA COMPLETA,
GUIÓN Y COMENTARIO
A
causa de su íntima y estrecha relación con el Hijo, «Príncipe de la paz» (cf.
Antífona de entrada, Is 9, 6; 1ª Lectura, Is 9, 1-6), la Santísima Virgen ha
sido venerada cada día más como «Reina de la paz»: en algunos Calendarios de
Iglesias particulares y de Institutos religiosos se halla la memoria de la
Santísima Virgen, «Reina de la paz». Conviene recordar que Benedicto XV,
en el año 1917, en plena guerra europea, mandó añadir a las Letanías lauretanas
la invocación «Reina de la paz».
En
esta Misa se conmemora la cooperación de la Virgen en la reconciliación o «paz»
entre Dios y los hombres realizada por Cristo:
-
en el misterio de la Encarnación, ya que la humilde Esclava del Señor, «al
recibir el anuncio del arcángel Gabriel, / concibió en su seno virginal al
Príncipe de la paz» (Prefacio, cf. Evangelio, Lc 1,26-38), el cual «nos
devolvió la paz, reconciliando consigo el Cielo y la Tierra» (Antífona de
comunión);
-
en el misterio de la Pasión, ya que «ella es la Madre fiel/que se mantuvo
intrépida, en pie, junto a la Cruz / donde el Hijo, para salvarnos, / pacificó
con su Sangre el universo» (Prefacio);
-
en el misterio de Pentecostés, ya que la Santísima Virgen es la «alumna de la
paz, / que, orando con los apóstoles, / esperó... el Espíritu de la paz,
de la unidad, / de la caridad y del gozo» (Prefacio).
Al
celebrar la memoria de la Virgen María, Reina de la paz, la asamblea de los
fieles pide a Dios que, por su intercesión, conceda a la Iglesia y a la familia
humana:
-
el Espíritu de caridad: «Permanezcamos unidos en el amor fraterno» (Oración colecta);
«Concédenos, Señor, tu Espíritu de caridad» (Oración después de la comunión);
-
los dones de la unidad y de la paz: «Pedimos para tu familia los dones / de la
unidad y de la paz» (Oración sobre las ofrendas); «formemos una sola familia en
la paz» (Oración colecta); «cultivemos eficazmente entre nosotros / la paz que
(Cristo) nos dio» (Oración después de la comunión);
-
la tranquilidad en nuestro tiempo: «Concede a nuestro tiempo la tranquilidad
deseada» (Oración colecta).
Los
textos eucológicos de esta Misa, a excepción del Prefacio, se han tomado del
fascículo Proprio delle messe per le diocesi di Savona e Noli, Tipografía
Priamar, Savona 1978, p. 17.
Antífona de entrada Cf. Is 9, 6
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, y es su nombre: «Príncipe
de la paz».
Oración colecta
Oh, Dios, que por medio de tu Hijo Unigénito otorgas la paz a los
hombres, por intercesión de la siempre Virgen María, concede a nuestro tiempo
la tranquilidad deseada, para que formemos una sola familia en la paz y
permanezcamos unidos en el amor fraterno. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Su
principado será dilatado, con una paz sin límites
Lectura del Profeta Isaías 9, 1-3. 5-6
El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una luz grande;
habitaban tierras de sombras,
y una luz les brilló.
Acreciste la alegría,
aumentaste el gozo:
se gozan en tu presencia,
como gozan al segar,
como se alegran
al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor,
el yugo de su carga,
el bastón de su hombro,
los quebrantaste como el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido,
un hijo se nos ha dado:
lleva al hombro el principado,
y es su nombre:
Maravilla de Consejero,
Dios guerrero,
Padre perpetuo,
Príncipe de la paz.
Para dilatar el principado
con una paz sin límites,
sobre el trono de David
y sobre su reino.
Para sostenerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho,
desde ahora y por siempre.
El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.
Palabra de Dios.
Salmo
responsorial Sal 84, 9ab‑10. 11-12. 13-14 (R.: Is 35, 4d)
R. El Señor
anuncia la paz a su pueblo.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.
Aleluya Cf
Lc 1, 28
Alégrate, María llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre
las mujeres.
Evangelio
Aquí está la esclava del Señor
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de
la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando a su presencia, dijo:
— Alégrate, Llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las
mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo sería
aquél.
El ángel le dijo:
— No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre
Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el
trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel:
— ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
El ángel le contestó:
— El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido
un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada
hay imposible.
María contestó:
— Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de expiación, al celebrar la
memoria de la santísima Virgen María, Reina de la paz, . y pedimos para tu
familia los dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
La Madre de Cristo, Discípula y Reina de la paz
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias, Padre santo,
siempre y en todo lugar,
y proclamar tu grandeza
en esta memoria de la bienaventurada Virgen María.
Ella es tu humilde esclava
que, al recibir el anuncio del ángel Gabriel,
concibió en su seno virginal al Príncipe de la paz,
Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
Ella es la madre fiel
que se mantuvo intrépida, en pie, junto a la cruz
donde el Hijo, para salvamos,
pacificó con su sangre el universo.
Ella es la discípula de Cristo, alumna de la paz,
que, orando con los apóstoles,
esperó la Promesa del Padre,
el Espíritu de la paz, de la unidad,
de la caridad y del gozo.
Por eso,
con todos los ángeles y santos
te alabamos proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo.
Antífona de comunión
La Virgen engendró al Dios y Hombre, Dios nos devolvió la paz,
reconciliando consigo el cielo y la tierra.
Oración después de la comunión
Concédenos, Señor, tu Espíritu de caridad, para que, alimentados con el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, en esta conmemoración de la Virgen María, Reina
de la paz, cultivemos eficazmente entre nosotros la paz que Él nos dio. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción
“Tú eres la
fidelísima paloma que, interponiéndote ante Dios, has obtenido al mundo
perdido la paz y la salvación".
Con estas palabras,
el eximio doctor San Buenaventura se refiere a la Santísima Virgen María,
prefigurada en la paloma que, portando un ramo de olivo, anunció la paz y la
salvación al pueblo de Dios, que había sido víctima del diluvio.
María es, en efecto, Reina de la Paz porque engendró admirablemente al
Mesías, "Príncipe de la paz".
En honor de la Reina Madre, celebremos pues, el Sacrificio del Hijo
bendito, que es, Él mismo "nuestra Paz". Cantamos…
Lecturas
Como María recibió el anuncio del ángel abriendo ella el Corazón a la
voluntad divina, recibamos también nosotros el anuncio de la Palabra de Dios.
Oración de los fieles
R. Escúchanos
Señor.
-Por el Santo Padre N, nuestro obispo N, los demás pastores, religiosos y laicos se vean libres de todo peligro, físico y espiritual. R.
-Para que se ponga fin a las guerras y se ablanden los corazones más endurecidos. R
-Para que los desalentados reciban ánimo; los marginados, acogida; y los enfermos, salud. R.
-Para que los difuntos sean plenamente purificados de sus faltas. R.
Ofertorio
El santo Altar será trono del Rey de la Paz que ya sin sufrir se va a
inmolar y sin dividirse se va a repartir. Para este Milagro de Dios, solamente
son necesarios el pan y el vino de nuestra tierra, más el espíritu de entrega
de nuestra vida. Cantamos…
Comunión
La Eucarístía, Milagro supremo del amor de Dios, en el que Cristo, Paz y
Reconciliación nuestra, se nos da enteramente. Que María, que Lo engendró para
nosotros, sea la que nos conduzca siempre hacia Él. Cantamos…
Despedida
Si hemos recibido dignamente el Cuerpo y la Sangre del Señor, entonces somos de verdad, a ejemplo de María, artífices de paz y mensajeros de esperanza ante el mundo. Cantamos…
Si hemos recibido dignamente el Cuerpo y la Sangre del Señor, entonces somos de verdad, a ejemplo de María, artífices de paz y mensajeros de esperanza ante el mundo. Cantamos…
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