Misas de la Virgen
XLII (Tiempo Ordinario XXIV):
"La Virgen
María, Auxilio de los cristianos"
MISA COMPLETA, GUIÓN Y COMENTARIO
La
Iglesia ha experimentado muchas veces la valiosísima ayuda de la Madre de Dios
en las persecuciones promovidas por los enemigos de la fe cristiana. Por esto,
ya desde los primeros tiempos de la era cristiana, prevaleció la costumbre de
invocar a la Santísima Virgen en tiempo de persecución con el título de
«Auxilio de los cristianos».
Cuando
Pío VII (+1823), expulsado de la Sede de Pedro por la fuerza de las armas, se
hallaba detenido bajo estrecha vigilancia, y toda la Iglesia rogaba
intensamente por él por la intercesión de la Santísima Virgen, sucedió de
improviso que el Sumo Pontífice fue liberado y, habiendo regresado a Roma, fue
restituido al Solio pontificio el día 24 de mayo de 1814.
Por
este motivo, Pío VII estableció una fiesta en honor de la Virgen Madre bajo el
apelativo de «Auxilio de los cristianos», para que se celebrara
perpetuamente en Roma el día 24 de mayo, feliz aniversario de su regreso a la
Urbe. Esta fiesta se celebra en muchas Iglesias particulares e Institutos
religiosos, principalmente en la Sociedad de San Francisco de Sales, fundada
por San Juan Bosco (+1888).
La
primera lectura de esta Misa recuerda la gran batalla que, por designio de
Dios, se ha establecido, desde los orígenes del género humano, entre la Mujer y
la Serpiente. Se propone efectivamente:
-
o bien Génesis 3, 1-6. 13-15, donde resuenan las amenazadoras palabras de Dios
a la Serpiente y el primer anuncio de la futura victoria del Hijo de la Mujer:
«Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella
te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón» (v. 15);
-
o bien Apocalipsis 12, 1-3a. 7-12ab. 17, donde se narra proféticamente la
batalla del enorme dragón o serpiente primordial (cf. vv. 3. 9) contra la Mujer
vestida de sol, coronada con doce estrellas (cf. v. 1) y contra «el resto de su
descendencia, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el
testimonio de Jesús» (v. 17), esto es, contra la Iglesia representada en la
visión de la Virgen María.
La
lectura del Evangelio (Jn 2, 1-11) muestra el auxilio que la Santísima Virgen
presta sin cesar a la Iglesia -significada en los discípulos que creen en Jesús
(cf. v. 11) y en los que toman parte en el banquete de bodas (cf. v. 2)-,
fortaleciendo la fe de los cristianos y socorriéndolos en sus necesidades.
Los
textos eucológicos celebran a Dios, que ha constituido «a la Madre de (su)
amado Hijo / en madre y auxiliadora del pueblo cristiano» (Oración colecta,
Prefacio), «para que, bajo su protección, / participe valientemente en el
combate de la fe, / persevere con fidelidad en la enseñanza de los apóstoles, /
y camine seguro entre las dificultades del mundo» (Prefacio; cf. Oración
colecta, Oración sobre las ofrendas).
Los
textos de esta Misa, a excepción del Prefacio, se han tomado, con algunas
variantes, del Propria missarum de la Sociedad de San
Francisco de Sales (Tipografía Políglota Vaticana 1974, pp. 35-40) Y de la
Congregación de Clérigos Regulares de San Pablo (Curia General, Roma 1981, pp.
25-29).
Antífona de entrada Cf. Jdt 13, 19
Tu alabanza estará siempre en la boca de todos los que recuerden la
hazaña de Dios.
Oración colecta
Oh, Dios, que has constituido a la Madre de tu amado Hijo en madre y
auxiliadora del pueblo cristiano, concede a tu Iglesia vivir bajo su protección
y alegrarse con una paz duradera. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Una
mujer vestida de sol, la luna por pedestal
Lectura del libro del Apocalipsis 11, 19a; 12, 1. 3-6a. 10ab
Apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la
luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Estaba encinta, y gritaba entre
los espasmos del parto, y por el tormento de dar a luz.
Apareció otra señal en el cielo: un enorme dragón rojo, con siete
cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas.
Se trabó una batalla en el cielo; Miguel y sus ángeles declararon guerra
al dragón. Lucharon el dragón y sus ángeles, pero no vencieron, y no quedó
lugar para ellos en el cielo. Y al gran dragón, a la serpiente primordial que
se llama diablo y Satanás, y extravía la tierra entera, lo precipitaron a la
tierra y a sus ángeles con él.
Se oyó una gran voz en el cielo:
–«Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos lo vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.»
Despechado el dragón por causa de la mujer, se marchó a hacer la guerra
al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y
mantienen el testimonio de Jesús.
Palabra de Dios.
O
bien:
Lectura del libro del Génesis 3, 1-8
La serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor
había hecho. Y dijo a la mujer:
–¿Cómo es que Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?
La mujer respondió a la serpiente:
–Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; sólo del fruto del
árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: «No comáis de él ni lo
toquéis, bajo pena de muerte.»
La serpiente replicó a la mujer:
–No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él, se os abrirán los
ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal.
La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable porque
daba inteligencia; tomó un fruto, comió, y ofreció a su marido, el cual comió.
Se les abrieron los ojos a los dos, y descubrieron que estaban desnudos;
entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.
El Señor Dios dijo a la mujer:
–¿Qué es lo que has hecho?
Ella respondió:
–La serpiente me engañó y comí.
El Señor Dios dijo a la serpiente:
Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las
fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida;
establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella
te herirá en la cabeza, cuando tú la hieras en el talón.
Palabra de Dios
Salmo
responsorial Jdt 16, 13. 14. 15 (R.: 1d)
R. Ensalzad e
invocad el nombre del Señor.
Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible. R.
Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste y existió;
enviaste tu aliento, y la construiste,
nada puede existir sin tu voz. R.
Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles. R.
Aleluya Cf.
Lc 1, 45
Dichosa
la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá.
Evangelio
Jesús
comenzó sus signos
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 1-11.
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús
estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
— No les queda vino.
Jesús le contestó:
— Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los
sirvientes:
— Haced lo que él diga.
Había allí colocadas, seis tinajas de piedra, para las purificaciones de
los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
— Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó:
— Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía
(los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), entonces llamó al
novio y le dijo:
— Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el
peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y
creció la fe de sus discípulos en él.
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de alabanza al celebrar con alegría
la memoria de la Madre de tu Hijo; haz que, con el auxilio de esta madre,
experimentemos tu ayuda en todas las necesidades. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio
La Bienaventurada Virgen María, Madre y Auxiliadora
del pueblo cristiano
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque has constituido a la Inmaculada Virgen
María,
Madre de tu Hijo,
en madre y auxiliadora del pueblo cristiano,
para que, bajo su protección,
participe valientemente en el combate de la fe,
persevere con fidelidad en la enseñanza de los
apóstoles,
y camine seguro entre las dificultades del mundo,
hasta alcanzar gozoso la Jerusalén del cielo.
Por eso, Señor,
con todos los ángeles
te aclamamos ahora y por siempre, diciendo:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de comunión Dt 10, 21a
El Señor será tu alabanza, él será tu Dios, pues él hizo a tu favor
hazañas.
Oración después de la comunión
Recibidos estos sacramentos del cielo y apoyados en el auxilio de la
santísima Virgen María, te pedimos, Señor, que, despojados del hombre viejo,
nos revistamos de Jesucristo, autor de la nueva humanidad. Que vive y reina por
los siglos de los siglos.
Introducción
La materna protección de María para el Pueblo de Dios que es esta
Iglesia peregrina en el tiempo que así como nació, también vive, combate y
avanza gracias a la fuerza que recibe de la Santísima Eucaristía.
Que experimentemos el socorro de la gloriosa siempre Virgen María,
Auxilio de los cristianos, y que de ella aprendamos a vivir intensamente este
encuentro comunitario con Dios, que es la Santa Misa, Sacrificio de Cristo.
Cantamos…
Oración de los fieles
R. Escúchanos, Señor.
- Para que nos veamos libres de la tentación de imponer nuestras propias
ideas y de sembrar la división en el seno de la Iglesia, te rogamos...R.
- Para que nos veamos libres de la arrogancia de ser contestatarios con
respecto a las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia, te rogamos...R.
- Para que nos veamos libres del pecado de adulterar u oscurecer la
celebración de estos Sagrados Misterios, mutilando, añadiendo o modificando las
normas litúrgicas a nuestro arbitrio, con un pretendido espíritu de
"creatividad", te rogamos...R.
- Para que nos veamos libres de las ideologías de ayer y de hoy, que nos
arrebatan la libertad que el Hijo de Dios nos adquirió al precio de su Sangre
preciosa, te rogamos...R.
- Para que nos veamos libres de la tibieza fustigada por el Señor en las
Escrituras, que nos hace sacrificar la justicia y la verdad en favor de
aquellos que concita el beneplácito de las masas, te rogamos...R.
- Para que nos veamos libres de la cerrazón de corazón que nos lleva a
una ciega obstinación en el error, rechazando la Misericordia de Dios y el fiel
auxilio de su Madre santa, te rogamos...R.
Ofertorio
Por la gracia del Sacrificio de alabanza, para cuya realización
presentamos estos dones, podemos vivir en plenitud el misterio de la comunión
de los santos, e invocar a la Virgen Madre en nuestras necesidades, con la
certeza de ser siempre escuchados. Cantamos…
Comunión
Como tantos otros santos, San Juan Bosco nos enseñó a profesar un gran
amor a la Eucaristía, a la Virgen María y al Papa.
De Jesús hecho Pan, al que estamos por recibir, obtenemos todos los
bienes porque lo acogemos a Él, que es el Sumo Bien.
En María, encontramos el refugio y el auxilio contra todo aquello que
quiera alejarnos de Jesús.
Y en el Sucesor de Pedro hallamos la garantía y la certeza de la
legitimidad del culto que a Dios Uno y Trino profesamos. Cantamos…
Despedida
"María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros".
Que esta invocación no se aparte de nuestro corazón, para que podamos
experimentar la verdad de las palabras de Don Bosco, que decía: "Confíen
en María Auxiliadora y verán lo que son los milagros". Cantamos…
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