Misas de la Virgen
XLVI (Tiempo Ordinario XXVIII):
"La Virgen
María, Puerta del Cielo"
MISA COMPLETA,
GUIÓN Y COMENTARIO
El
último formulario de estas Misas de la Virgen María celebra a la Madre de
Cristo que acompaña bondadosa al Pueblo de Dios que hace camino hacia la Patria
celestial.
Esta
Misa tiene un marcado carácter escatológico, que es propio de toda celebración
eucarística; en efecto, la asamblea de los fieles, al celebrarla, contempla «la
ciudad santa, la nueva Jerusalén... , arreglada como una novia que se adorna
para su esposo» y escucha la voz del Señor, que dice desde el trono celestial:
«Todo lo hago nuevo» (cf. 1ª Lectura, Ap 21, 1-5a). Esta futura situación de la
Iglesia se ha cumplido ya en Santa María, Virgen y Esposa, hermosa, sin mancha
ni arruga (cf. Ef 5, 27). Por esto, los fieles suben alegres «a la Casa del
Señor», donde celebrarán por siempre su Nombre (cf. Salmo responsorial Sal 121
[122], 1-2.3-4.8-9). Se les manda estar vigilantes y despiertos para salir al
encuentro del Esposo con las lámparas encendidas, a fin de que, cuando se abra
la puerta, sean admitidos al Banquete nupcial (cf. Evangelio, Mt 25,
1-13).
En
la Misa se celebra en primer lugar a Cristo, a Quien el Padre ha hecho, en su
bondad, «Puerta de salvación y de vida» (Co; cf. Jn 10, 7); Jesús, en efecto,
es «la Puerta de la vida eterna» (Prefacio), por Quien se nos abren «las
puertas de la Jerusalén celeste» (Oración colecta).
Ya
desde la edad llamada de los santos Padres de la Iglesia, la metáfora de la
«puerta», expresada con la palabra latina porta o sus
sinónimos ostium, ianua, limen,se aplica a la Santísima Virgen para
ilustrar su función de Nueva Eva, su Maternidad virginal, o su intercesión
suplicante en favor de los fieles. En el formulario la Santísima Virgen
es celebrada como:
-
Eva inocente, que con su humildad y su fe vence la soberbia y la incredulidad
de la primera mujer, abriendo lo que ella había cerrado: «Virgen humilde, / que
nos abrió por su fe / la puerta de la vida eterna / que Eva había cerrado por
su incredulidad» (Prefacio); «las puertas del paraíso, / que Eva había cerrado,
/ por ti se han vuelto a abrir, Virgen María» (Aleluya);
-
Madre virginal de Cristo: por su Maternidad, María es «Puerta luminosa de la
vida, / por la que apareció la salvación del mundo, / Jesucristo, nuestro
Señor» (Oración sobre las ofrendas); «Puerta luminosa del cielo», por quien
«apareció Cristo, luz del mundo» (Antífona de comunión); «Virgen Madre de la
Palabra», que se ha convertido para nosotros en «Puerta del paraíso», ya que,
«al devolver a Dios al mundo», nos abre «el acceso al cielo» (Antífona de entrada);
-
Virgen suplicante (cf. Prefacio), ya que la Iglesia no duda de que «por
intercesión de la Santísima Virgen, / de quien recibimos al Salvador del
mundo», descenderán «sobre nosotros los dones de (su) gracia» y se nos abrirán
«las puertas del cielo» (Oración después de la comunión).
Antífona de entrada
Salve, Virgen Madre de la Palabra, puerta del paraíso; al devolver a Dios
al mundo, nos abres el acceso al cielo.
Oración colecta
Oh, Dios, que en tu bondad has hecho a tu Hijo puerta de salvación y de vida, concédenos, por la acción previsora de la Virgen María, permanecer fieles en el amor de Cristo y que se nos abran las puertas de la Jerusalén celeste. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Vi
la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a.
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
porque el primer cielo y la primera tierra han pasado,
y el mar ya no existe.
Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén,
que descendía del cielo, enviada por Dios,
arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
— Ésta es la morada de Dios con los hombres:
acampará entre ellos.
Ellos serán su pueblo
y Dios estará con ellos.
Enjugará las lágrimas de sus ojos.
Ya no habrá muerte, ni luto,
ni llanto, ni dolor.
Porque el primer mundo ha pasado.
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
«Ahora hago el universo nuevo.»
Palabra de Dios.
Salmo
responsorial Sal 121, 1-2. 4-5 (R.: cf. 1)
R. Vamos alegres
a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestro pies
tus umbrales, Jerusalén. R.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor. R.
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R.
En
lugar de esta lectura con su salmo, puede utilizarse la que figura en el
Apéndice núm. 2.
Aleluya
Las puertas del paraíso, que Eva había cerrado, por ti se han vuelto a
abrir, Virgen María.
Evangelio
Que
llega el esposo, salid a recibirlo
+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 1-13.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
— El Reino de los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus
lámparas y salieron a esperar al esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.
Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las
sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
— «¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!»
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a
preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las sensatas:
— «Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.»
Pero las sensatas contestaron:
— «Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que
vayáis a la tienda y os lo compréis.»
Mientras iban a comprarlo llegó el esposo y las que estaban preparadas
entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras doncellas, y decían:
— «Señor, señor, ábrenos.»
Pero él respondió:
— «Os lo aseguro: no os conozco.»
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, este sacramento de unidad y de paz, celebrando la
gloriosa memoria de la Virgen María, puerta luminosa de la vida, por la que
apareció la salvación del mundo, Jesucristo, nuestro Señor. Que vive y reina por
los siglos de los siglos.
Prefacio
La Santísima Virgen María abrió la puerta que había
cerrado Eva
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias, Padre santo,
siempre y en todo lugar,
y proclamar tu grandeza
en esta celebración en honor de la Virgen María.
Ella es la Virgen Madre,
representada por la puerta oriental del templo:
por ella pasó el Señor,
para él sólo se abrió y permaneció intacta.
Ella es la Virgen humilde,
que nos abrió por su fe
la puerta de la vida eterna
que Eva había cerrado por su incredulidad.
Ella es la Virgen suplicante,
que intercede continuamente por los pecadores,
para que se conviertan a su Hijo,
fuente perenne de gracia
y puerta del perdón siempre abierta.
Por él,
los ángeles y los arcángeles
te adoran eternamente,
gozosos en tu presencia.
Permítenos unirnos a sus voces
cantando tu alabanza:
Santo, Santo, Santo.
Antífona de comunión
Dichosa eres, Virgen María, puerta luminosa del cielo; por ti apareció
Cristo, luz del mundo
Oración después de la comunión
Animados, Señor, por los sacramentos y por el gozo del espíritu, te
pedimos, por intercesión de la santísima Virgen, de quien recibimos al Salvador
del mundo, que desciendan sobre nosotros los dones de tu gracia y se nos abran
las puertas del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción
Cristo Redentor, Autor y Señor del tiempo y de la historia, Hijo Bendito
de la Santísima Virgen María, a la que la liturgia saluda con los sugestivos
títulos de "Puerta altísima del Rey y entrada fulgente de la
luz" Gran Misterio aquel que se despliega con toda su riqueza en el
Santo Sacrificio de la Misa que pone a nuestra disposición, aquí y ahora, la
plenitud de la salvación que, con la ofrenda de su Cuerpo y su Sangre, el Hijo
de Dios ha adquirido para nosotros. Cantamos…
Lecturas
Recibamos la Palabra de Dios y conservemos sus enseñanzas con prudencia
para seguir el camino que lleva al cielo.
Oración de los fieles
R. A través de María,
"Puerta del Cielo, llegue a Ti nuestra plegria.
-Para que la santa Iglesia, llamada con razón "hija de María", aprenda de tan sabia Madre la escucha dócil y la incondicional puesta en práctica de la Palabra de Dios. R.
-Para que el Papa N y los otros obispos en comunión con él, como los primeros cristianos, perseveren unidos en oración con María, la Madre de Jesús, y acojan agradecidos la incesante efusión del Espíritu Santo Paráclito, que por medio de ellos guía a la Iglesia. R.
-Para que los educadores, iluminados por María, Maestra sabia y Virgen prudente, puedan hacer llegar la luz de Cristo a todos los ámbitos del saber. R.
-Para que la gran variedad de comunidades religiosas que enriquecen la faz de la Iglesia, siempre tengan a María como Guía y Maestra en el conocimiento de Cristo, que es Meta y Galardón de todo hombre. R.
-Para que los que son presa de ideologías y de doctrinas engañosas, sean rescatados por María, que bien sabe cuál es la Verdad, porque la revistió ella misma de nuestra humanidad en su seno. R.
Ofertorio
Benditos sean estos dones eucarísticos que vamos a acercar al Altar. Solo ellos, y ningún otro, son materia del Sacramento que actualiza el Sacrificio con el que Cristo nos abre las puertas de la eternidad. Cantamos…
Comunión
Cristo y la Virgen son "puerta", cada uno a su manera. Él, porque, con su Sacrificio, que hoy, una vez más, hemos actualizado en esta Misa, nos hace posible el ingreso al Cielo. Ella, porque fue creada para darnos a Cristo y conducir nuevamente a Él a los que nos hubiéremos alejado.
Cristo y la Virgen son "puerta", cada uno a su manera. Él, porque, con su Sacrificio, que hoy, una vez más, hemos actualizado en esta Misa, nos hace posible el ingreso al Cielo. Ella, porque fue creada para darnos a Cristo y conducir nuevamente a Él a los que nos hubiéremos alejado.
Con la misma devoción de esta Madre, acojamos pues, en nuestro corazón
al Hijo, tierno Pan que se "horneó" en tan bendito seno maternal.
Cantamos…
Despedida
Concluimos la Misa con gratitud a Dios por habernos hecho partícipes de sus Misterios, y con la mirada fija en María, Estrella que nos guía en esta peregrinación terrena y Puerta que nos posibilita el encuentro con Cristo Cantamos…
Concluimos la Misa con gratitud a Dios por habernos hecho partícipes de sus Misterios, y con la mirada fija en María, Estrella que nos guía en esta peregrinación terrena y Puerta que nos posibilita el encuentro con Cristo Cantamos…
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