Misas de la Virgen
IX (Navidad VI):
"La Virgen
María en Caná"
MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO
En esta Misa, por
tanto, se celebra conjuntamente a Jesús, el Señor, a la Iglesia, que se reúne a
partir del signo de Caná, y a Santa María Virgen:
-
en primer lugar, a Cristo, el Señor, que en Caná, con el signo admirable,
manifestó su gloria y se mostró a sí mismo: como el Mesías prometido por Dios
(cf. Prefacio); como el Maestro, al que los discípulos se adhieren por la fe
(cf. Antífona de entrada, Evangelio, Antífona de comunión); como el Señor, cuyos
mandatos cumplen los sirvientes (cf. Prefacio); como el nuevo Moisés (cf. 1ª
Lectura., Ex 19, 3-8a), Autor de la alianza nueva y eterna; como el Esposo, que
por su esposa la Iglesia, en la hora designada, «entregó su vida en la cruz»
(Prefacio), donde de su lado abierto manó sangre y agua, símbolos de la
redención;
-
luego a la Iglesia o comunidad de los discípulos, que se unen a Cristo por la
fe (cf. Oración después de la comunión), obedecen sus preceptos (cf. Oración
colecta, Prefacio), comparten las necesidades de la Iglesia y preparan la
llegada del Reino «por la concordia de los espíritus» (cf. Oración después de
la comunión); la Esposa amada, para quien el Esposo ofrece a diario el Banquete
nupcial (cf. Prefacio);
-
finalmente a la Madre de Jesús, que «por disposición admirable» estuvo presente
«en los misterios de nuestra salvación» (Oración colecta). La Santísima Virgen
María, la misma función salvadora que desempeñó en Caná, en los días de su vida
mortal, a favor de los esposos y de los discípulos, la ejerce ahora desde el
cielo, donde reina gloriosa, en favor de toda la Iglesia: preocupándose por el
bien de los hombres, intercede ante el Hijo para que atienda a sus necesidades
(cf. Prefacio); manda a los hombres que hagan «aquello que el Hijo nos ha
mandado hacer en el Evangelio» (Oración colecta). Más aun, según el sentido de
la liturgia, hemos de estar convencidos de lo siguiente: la Madre de Jesús, que
estuvo presente en el banquete de bodas de Caná, está presente en el Banquete
nupcial eucarístico de la Iglesia. Por esto la comunidad de los fieles celebra
todos los días la Eucaristía, reunidos en comunión ante todo con la gloriosa
Virgen María.
Antífona de entrada Jn 2, 1. 11
Había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí.
Cristo manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.
Oración colecta
Señor, Padre santo, que quisiste, por disposición admirable, que la
bienaventurada Virgen María estuviese presente en los misterios de nuestra
salvación, concédenos, atendiendo a las palabras de la Madre de Cristo, hacer
aquello que tu Hijo nos ha mandado en el Evangelio. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 19, 2-8a
En aquellos días, Moisés subió hacia Dios. El Señor lo llamó desde el
monte, diciendo:
–«Así dirás a la casa de Jacob, y esto anunciarás a los israelitas:
"Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a vosotros os he
llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si de veras
escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre
todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un reino de
sacerdotes y una nación santa." Estas son las palabras que has de decir a
los israelitas.»
Moisés convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todo lo que el
Señor le había mandado.
Todo el pueblo, a una, respondió:
–«Haremos todo cuanto ha dicho el Señor.»
Palabra de Dios.
Salmo
responsorial Sal
118, 12. 45. 78 (R.: cf. 4)
R. Tú promulgas
tus decretos para que se observen exactamente.
Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti. R.
Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes.
Mis labios van enumerando
los mandamientos de tu boca;
mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R.
Medito tus decretos,
y me fijo en tus sendas;
tu voluntad es mi delicia. R.
Versículo antes del Evangelio Cf. Lc 11, 27
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen; dichosa santa
María, que cumplió totalmente la voluntad de Dios.
Evangelio
Haced
lo que él diga
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 1-11.
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús
estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
— No les queda vino.
Jesús le contestó:
— Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los
sirvientes:
— Haced lo que él diga.
Había allí colocadas, seis tinajas de piedra, para las purificaciones de
los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
— Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó:
— Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía
(los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), entonces llamó al
novio y le dijo:
— Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el
peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y
creció la fe de sus discípulos en él.
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Señor, los dones que te presentamos con alegría transfórmalos en el
Cuerpo y Sangre de Jesucristo, tu Hijo, que, a ruegos de su Madre, cambió el
agua en vino realizando un signo que anunció de antemano la hora de su pasión
gloriosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
La Bienaventurada Virgen manda a los sirvientes que
cumplan las órdenes de Cristo
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias,
y deber nuestro glorificarte, Padre santo,
en esta celebración de la gloriosa Virgen María.
Ella, atenta con los nuevos esposos, rogó a su Hijo
y mandó a los sirvientes cumplir sus mandatos:
las tinajas de agua enrojecieron,
los comensales se alegraron,
y aquel banquete nupcial simbolizó
el que Cristo ofrece a diario a su Iglesia.
Este signo maravilloso
anunció la llegada del tiempo mesiánico,
predijo la efusión del Espíritu de santidad,
y señaló de antemano la hora misteriosa
en la que Cristo se adornó a sí mismo
con la púrpura de la pasión
y entregó su vida en la cruz por su esposa, la
Iglesia.
Por él, los ángeles y los arcángeles
te adoran eternamente,
gozosos en tu presencia.
Permítenos unimos a sus voces
cantando tu alabanza:
Santo, Santo, Santo.
Antífona de comunión
Dichosa eres, Virgen María: por ti realizó tu Hijo el primero de sus
signos; por ti el Esposo preparó el vino para su Esposa; por ti los discípulos
creyeron en el Maestro.
Oración después de la comunión
Alimentados por el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, te pedimos, Señor,
que, siguiendo el ejemplo de la Virgen María, nos unamos a Cristo por la fe y,
compartiendo las necesidades de la Iglesia, preparemos la llegada de tu Reino
por la concordia de los espíritus. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción
El 16 de octubre de 2002, Juan Pablo II, al iniciar los festejos por el 25° aniversario de su elección como Vicario de Cristo, que habría de celebrar solemnemente el mismo día del siguiente año, quiso convocar al "Año del Santo Rosario" y legarnos la encíclica Rosarium Virginis Mariae. En este texto precioso, el santo Papa polaco añadía cinco más a los hasta entonces quince misterios del Rosario: los mysteria lucis (misterios de la luz). Justamente el segundo de ellos es "La autorrevelación de Jesús en su primer milagro de las Bodas de Caná". Sobre este signo nos dice San Juan Pablo II en la encíclica: "Misterio de luz es el comienzo de los signos en Caná (cf. Jn 2, 1-12), cuando Cristo, transformando el agua en vino, abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente". (n. 21).
El 16 de octubre de 2002, Juan Pablo II, al iniciar los festejos por el 25° aniversario de su elección como Vicario de Cristo, que habría de celebrar solemnemente el mismo día del siguiente año, quiso convocar al "Año del Santo Rosario" y legarnos la encíclica Rosarium Virginis Mariae. En este texto precioso, el santo Papa polaco añadía cinco más a los hasta entonces quince misterios del Rosario: los mysteria lucis (misterios de la luz). Justamente el segundo de ellos es "La autorrevelación de Jesús en su primer milagro de las Bodas de Caná". Sobre este signo nos dice San Juan Pablo II en la encíclica: "Misterio de luz es el comienzo de los signos en Caná (cf. Jn 2, 1-12), cuando Cristo, transformando el agua en vino, abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente". (n. 21).
Hermanos, hoy, en la Misa que estamos por celebrar, queremos dirigir
nuestra mirada a esta "primera creyente", la Santísima Virgen,
presente en las Bodas de Caná, para que nos enseñe a hacer lo que el
Señor nos pide, como a los sirvientes en aquella fiesta.
En la fidelidad de Moisés al mandato del Señor y su voluntad de
"hacer lo que Él le diga", reconocemos la humildad de una muchedumbre
de elegidos, entre los que se destaca la Virgen Madre de Dios. Cantamos…
Lecturas
Como la Virgen la Palabra de Dios nos invita a hacer todo lo que Él dice.
Para que estas palabras de la Madre del Señor sigan resonando hoy, recibámosla con espíritu de fe.
Para que estas palabras de la Madre del Señor sigan resonando hoy, recibámosla con espíritu de fe.
Oración de los fieles
R. Escúchanos Señor
-Para que la Santa Iglesia, con el Papa a la cabeza, pueda crecer en el amor y la humildad, con Santa María de Caná, pedimos...
-Para que a los esposos cristianos puedan vivir los compromisos asumidos en un mundo descreído, pedimos…
-Para que no haya hogares en los que falte lo indispensable para vivir, pedimos …
-Para que los hermanos del pueblo de la primera alianza alcancen la plenitud de las promesas, llegando a reconocer en Jesús al Mesías anunciado, pedimos…
Ofertorio
¡Salve, Virgen y Esposa! Así canta a María el himno oriental Akathistós, la más célebre de las composiciones en su honor.
¡Salve, Virgen y Esposa! Así canta a María el himno oriental Akathistós, la más célebre de las composiciones en su honor.
También nosotros la aclamamos, y con ella, la Esposa del Banquete de la
Nueva Alianza, presentamos los dones eucarísticos a la vez que hacemos ofrenda
de nuestra propia vida. Cantamos…
Comunión
El agua transformada en vino, que se consumió definitivamente en Caná, era profecía de otro Milagro muy superior: El del vino que se transforma en la Sangre de Jesús, junto con el pan que llega a ser su Cuerpo. He aquí el Alimento que nos ofrece la Iglesia Esposa: jamás se acaba y anticipa las Bodas definitivas del Cordero. Cantamos…
El agua transformada en vino, que se consumió definitivamente en Caná, era profecía de otro Milagro muy superior: El del vino que se transforma en la Sangre de Jesús, junto con el pan que llega a ser su Cuerpo. He aquí el Alimento que nos ofrece la Iglesia Esposa: jamás se acaba y anticipa las Bodas definitivas del Cordero. Cantamos…
Despedida
Hemos saciado nuestra hambre con el Pan y el Vino que no perecen.
Invitemos, pues, a los hermanos, a este Banquete de los redimidos. Cantamos…
Hemos saciado nuestra hambre con el Pan y el Vino que no perecen.
Invitemos, pues, a los hermanos, a este Banquete de los redimidos. Cantamos…
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