sábado, 18 de mayo de 2019

Misa de la Virgen XXV La Virgen María, imagen y Madre de la Iglesia I


Misas de la Virgen XXV (Tiempo Ordinario VII):
"La Virgen María, imagen y Madre de la Iglesia I"

MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO



El día 21 de noviembre de 1964, al terminar la III Sesión del Concilio Vaticano II, Pablo VI, durante la celebración de la Misa, declaró a María Santísima «Madre de la Iglesia, esto es, de todo el pueblo cristiano, tanto de fieles como de pastores, que la llaman Madre amorosísima» (AAS 56 [1965], p. 1015) Y determinó que «en adelante, todo el pueblo cristiano, con este nombre gratísimo, honre más todavía a la Madre de Dios» (ibid.).
A partir de entonces, muchas Iglesias particulares y familias religiosas empezaron a venerar a la Santísima Virgen con el título de «Madre de la Iglesia». El año 1974, para fomentar las celebraciones marianas del Año Santo de la Reconciliación (1975), se compuso esta Misa, que, poco después, en la segunda edición típica del Misal Romano, fue incorporada a las Misas votivas de Santa María Virgen (pp. 905-907).
El formulario contempla las múltiples relaciones que vinculan a la Iglesia con la Santísima Virgen, pero sobre todo celebra la función maternal que Santa María, según el beneplácito divino, ejerce en la Iglesia y en favor de la Iglesia.
Los textos eucológicos consideran especialmente cuatro momentos de la historia de la salvación:
- la Encarnación del Verbo, en la cual, la Santísima Virgen, al aceptar la Palabra del Padre «con limpio corazón, / mereció concebirla en su seno virginal, / y, al dar a luz a su Hijo, / preparó el nacimiento de la Iglesia» (Prefacio);
- la Pasión de Cristo: el Hijo único de Dios, en efecto, «clavado en la Cruz, / proclamó como Madre nuestra / a santa María Virgen, Madre suya» (Oración colecta, cf. Prefacio, Antífona de comunión);
- la efusión del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, cuando la Madre del Señor, «al unir sus oraciones a las de los discípulos, / se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante» (Prefacio);

- la Asunción de la Virgen: Santa María, «desde su Asunción a los cielos, / acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina, / y protege sus pasos hacia la Patria celeste, / hasta la Venida gloriosa del Señor» (Prefacio).

Antífona de entrada Cf. Hch 1, 14

Los discípulos se dedicaban a la oración en común, junto con María, la Madre de Jesús.


Oración colecta

Oh, Dios, Padre de misericordia, cuyo Hijo, clavado en la cruz, proclamó como Madre nuestra a santa María Virgen, Madre suya, concédenos, por su mediación amorosa, que tu Iglesia, cada día más fecunda, se llene de gozo por la santidad de sus hijos, y atraiga a su seno a todas las familias de los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo.

Liturgia de la Palabra

Primera lectura

Establezco hostilidades entre tu estirpe y la estirpe de la suya mujer

Lectura del libro del Génesis 3, 9-15. 20

Después que Adán comió del árbol, el Señor Dios lo llamó:
— ¿Dónde estás?
Él contestó:
— Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.
El Señor le replicó:
— ¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?
Adán respondió;
— La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto
y comí.
El Señor Dios dijo a la mujer:
— ¿Qué es lo que has hecho?
Ella respondió:
— La serpiente me engañó y comí.
El Señor Dios dijo a la serpiente:
Por haber hecho eso, serás maldita
entre todo el ganado y todas las fieras del campo;
te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo
toda tu vida;
establezco hostilidades entre ti y la mujer,
entre tu estirpe y la suya;
ella te herirá en la cabeza,
cuando tú la hieras en el talón.
El hombre llamó a su mujer Eva,
por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Jdt 13, 18bcde. 19 (R.: 15, 9d)

R. Tú eres el orgullo de nuestra raza.

El Altísimo te ha bendecido, hija,
más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor, creador de cielo y tierra. R.

Que hoy ha glorificado tu nombre de tal modo:
que tu alabanza estará siempre
en la boca de todos los que se acuerden
de esta obra poderosa de Dios. R.


Aleluya

Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de alabanza: de ti salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Señor.

Evangelio

Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27.

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería,
dijo a su madre:
— Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo:
— Ahí tienes a tu madre.
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor.


Oración sobre las ofrendas

Acepta, Señor, nuestros dones y conviértelos en sacramento de salvación que nos inflame en el amor de la Virgen María, Madre de la Iglesia, y nos asocie más estrechamente, con ella, en la obra de la salvación de los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio

María, modelo de la Iglesia universal

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
y alabarte debidamente
en esta celebración en honor de la Virgen María.

Ella, al aceptar tu Palabra con limpio corazón,
mereció concebirla en su seno virginal,
y, al dar a luz a su Hijo,
preparó el nacimiento de la Iglesia.

Ella, al recibir junto a la cruz
el testamento de tu amor divino,
tomó como hijos a todos los hombres,
nacidos a la vida sobrenatural
por la muerte de Cristo.

Ella, en la espera pentecostal del Espíritu,
al unir sus oraciones a las de los discípulos,
se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante.

Desde su Asunción a los cielos,
acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina,
y protege sus pasos hacia la patria celeste,
hasta la venida gloriosa del Señor.

Por eso,
con todos los ángeles y santos,
te alabamos sin cesar, diciendo:

Santo, Santo, Santo.

Antífona de comunión Cf. Jn 19, 26-27

Jesús, desde la cruz, dijo al discípulo que tanto quería: Ahí tienes a tu madre.

O bien:

Dichosa eres, María, llena de gracia, madre y virgen; tú resplandeces en la Iglesia como modelo de fe, esperanza y caridad.

Oración después de la comunión

Después de recibir la prenda de la redención y de la vida, te pedimos, Señor, que tu Iglesia, por la ayuda maternal de la Virgen, anuncie a todas las gentes el Evangelio y llene el mundo entero de la efusión de tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor.


Introducción
Congregados en el regazo materno de María, que nos conserva en la comunión de la Iglesia, de la que es Madre e imagen, vamos a celebrar esta santa Misa. Demos gracias al Señor por el don de Sí mismo, y por los dones de María y de la Iglesia, ambas vírgenes, ambas madres. Cantamos…

Lecturas

Como Hijos de la Iglesia y de María recibamos el anuncio de la Palabra que Dios nos dirige.

Oración de los fieles

R. Te pedimos con María, Madre de la Iglesia

-Por la integridad de la Iglesia en la fe, la esperanza y el amor. R.

-Por el amor filial de los fieles y el respeto de todos a la Autoridad de Su Santidad, el Papa N. R.

-Por el cumplimiento por parte de todos, pastores y fieles, de las normas litúrgicas de la Iglesia, que nos enseña cuál es el auténtico culto al Dios Vivo y verdadero. R.

-Por la efectiva comunión de todas las diócesis del mundo entre sí, y con la Iglesia de Roma. 
R.

-Por la unidad de los cristianos en el amor y la verdad. 
R.

-Por la pacífica convivencia de los que profesan diferentes credos entre sí, y con los no creyentes. 
R.

Ofertorio
Con los dones que portamos hacia el Altar nos preparamos para elevar a Dios la gran Ofrenda de su Hijo inmolado, por Quien la Iglesia, bajo el amparo de María, su Madre, vive y se renueva a lo largo del Planeta y en el arco de los siglos. Cantamos…

Comunión
La Comunión sacramental del Cuerpo y la Sangre del Señor, robustece la comunión espiritual entre los miembros de la Iglesia en la Tierra, en el Purgatorio y en el Cielo. María suscite siempre en nosotros hambre y sed de su Divino Hijo. Cantamos..


Despedida
Nos alejamos del lugar santo pero, como miembros del Cuerpo Místico que es la Iglesia,  permanecemos unidos a María nuestra Madre, que nos mantiene siempre cerca su amado Hijo. Cantamos…


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