Misas de la Virgen
XX (Tiempo Ordinario II):
"Santa María,
la Nueva Mujer"
MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO
Ya
desde el siglo II, debido sobre todo a los escritos de san Justino (+ hacia
163) y de san Ireneo (+ hacia 200), la Santísima Virgen es reconocida en la
Iglesia como la Nueva Eva, o la Nueva Mujer en Cristo, nuevo Adán (cf. 1ª
Oración colecta 15,45), asociada íntimamente a la obra de salvación, reparando
con su fe y obediencia el daño causado al género humano por la incredulidad y
la desobediencia de la antigua Eva: «El nudo de la desobediencia de Eva fue
deshecho por la obediencia de María. Lo que había atado la virgen Eva por su
incredulidad lo desató la Virgen María por su fe» (S. Ireneo, Adversus
haereses 3, 22, 4: SCh 34, p. 82).
En
este formulario se recuerda el salvador «misterio de la Mujer» -de María y de
la Iglesia-. María, «tipo de la Iglesia» (cf. LG 63), es la Mujer prometida en
el Protoevangelio (cf. Gn 3, 15), a la que Isabel proclama bendita entre todas
(cf. Lc 1, 42), de la cual se hizo hombre el Hijo de Dios (cf. Ga 4,4), que en
las Bodas de Caná señaló de antemano la Hora mística (cf. Jn 2, 4), cumplió
junto a la Cruz su función maternal (cf. Jn 19, 26) Y resplandece en el cielo
vestida de sol y coronada con doce estrellas (cf. Ap 12, 1).
María,
por tanto, es celebrada como:
-
primicia de la nueva creación: «…has constituido a la Virgen María, / modelada
por el Espíritu Santo, / en primicia de la nueva creación». (Oración colecta;
cf. LG 56);
-
tierra nueva, «en que», ya desde su concepción inmaculada, «habita la justicia»
(cf. Salmo responsorial);
-
primicia del nuevo pueblo: «la Virgen santa María, primicia de tu nuevo pueblo»
(Prefacio);
-
discípula de la nueva Ley: «la primera discípula de la nueva Ley» (Prefacio);
-
la Mujer a la que Dios dio un corazón nuevo, según la profecía de Ezequiel (cf.
11, 19): «diste a la Virgen santa un corazón nuevo» (Oración después de la
comunión);
-
la Mujer que prepara el «vino nuevo» para la Iglesia: «Dichosa eres, Virgen
María, por tu medio, tu Hijo preparó el vino nuevo para la Iglesia» (Antífona
de comunión);
-
la Virgen fiel, que «se identificó plenamente con el Sacrificio de la Nueva
Alianza» (Oración sobre las ofrendas);
-
la nueva Jerusalén, o sea, la ciudad santa en la cual Dios estableció su morada
(cf. 1ª Lectura, Ap 21, 1-5a).
En
pocas palabras: «concebida sin pecado / y colmada de... gracia, / es en verdad
la Mujer Nueva» (Prefacio), Madre y "socia" de Cristo, Autor de la
Nueva Alianza (cf. Prefacio).
Antífona de entrada Ap 12, 1
Apareció una figura portentosa en el cielo: una mujer vestida de sol, la
luna por pedestal, coronada con doce estrellas.
Oración colecta
Oh, Dios, que has constituido a la Virgen María, modelada por el
Espíritu Santo, en primicia de la nueva creación, concédenos abandonar nuestra
antigua vida de pecado y abrazar la novedad del Evangelio, cumpliendo el
mandamiento nuevo del amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Liturgia de la Palabra
Vi
la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a.
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
porque el primer cielo y la primera tierra han pasado,
y el mar ya no existe.
Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén,
que descendía del cielo, enviada por Dios,
arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
— Ésta es la morada de Dios con los hombres:
acampará entre ellos.
Ellos serán su pueblo
y Dios estará con ellos.
Enjugará las lágrimas de sus ojos.
Ya no habrá muerte, ni luto,
ni llanto, ni dolor.
Porque el primer mundo ha pasado.
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
«Ahora hago el universo nuevo.»
Palabra de Dios.
Salmo
responsorial Is 61, 10a-d y f. 11; 62, 2-3
R. Tú, María,
eres la ciudad de Dios en que habita la justicia.
Desbordo de gozo con el Señor,
Y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novia que se adorna con sus joyas. R.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos. R.
Los pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma de tu Dios. R.
En
lugar de esta lectura con su salmo puede utilizarse la que figura en el
Apéndice (del
Misal de la Virgen),
núm. 9 y núm. 14.
Aleluya
Gloriosa eres, santa María, mujer nueva; de ti nació Jesucristo, el
hombre nuevo.
Alégrate,
llena de gracia
+ Lectura del
santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de
la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando a su presencia, dijo:
— Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las
mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo Cera
aquél.
El ángel le dijo:
— No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre
Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el
trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel:
— ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
El ángel le contestó:
— El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido
un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada
hay imposible.
María contestó:
— Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Al venerar la memoria de la bienaventurada Virgen María, que se
identificó plenamente con el sacrificio de la nueva Alianza, te presentamos,
Señor, estos dones, para que nos concedas, por tu gracia, caminar siempre en
novedad de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
María, la Nueva Mujer, primera discípula de la
Nueva Alianza
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque a Cristo, autor de la nueva Alianza,
le diste por Madre y asociada a la Virgen santa
María,
y la hiciste primicia de tu nuevo pueblo.
Pues ella, concebida sin pecado
y colmada de tu gracia,
es en verdad la mujer nueva
y la primera discípula de la nueva Ley.
Ella es la mujer alegre en tu servicio,
dócil a la voz del Espíritu Santo,
solícita en la fidelidad a tu Palabra.
Ella es la mujer dichosa por su fe,
bendita en su Hijo
y ensalzada entre los humildes.
Ella es la mujer fuerte en la tribulación,
firme junto a la cruz del Hijo
y gloriosa en su salida de este mundo.
Por eso,
con todos los ángeles y santos,
te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo.
Antífona de comunión Cf. Sal 86 (87), 3; Lc 1, 49
¡Qué pregón tan glorioso para ti, María! El Poderoso ha hecho obras
grandes por ti.
O
bien:
Dichosa eres, Virgen María, por tu medio Dios nos dio al Salvador del
mundo y tu Hijo preparó el vino nuevo para la Iglesia.
Oración después de la comunión
Señor, Padre santo, que diste a la Virgen santa un corazón nuevo,
concédenos, por la virtud del sacramento que hemos recibido, ser fieles a la
inspiración del Espíritu Santo y configurarnos cada día más con Cristo, hombre
nuevo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Introducción
Hermanos:
"Dos gandes Mujeres nos acompañan (en el camino de la vida): María
y la Iglesia".
" Estas dos Mujeres, llevan adelante la esperanza que es Cristo,
nos dan a Cristo, generan a Cristo en nosotros. Sin María, no hubiera habido
Jesucristo; sin la Iglesia no podemos continuar”.
Estas palabras del Papa Francisco nos invitan a contemplar a María,
la "Nueva Mujer", como el miembro más eminente del Cuerpo Místico de
Cristo que es la Iglesia. En efecto, la Madre del Señor es la figura perfecta
de la Nueva Jerusalén a la que aspira la Iglesia y en la que encuentra su modelo
más acabado.
Desde los orígenes del cristianismo, Dios ha querido que la relación
entre María y la Iglesia fuera tan profunda, que los católicos, por sentirnos
hijos de María, nos honramos en reconocerla como Madre de la Iglesia, de la que
formamos parte como piedras vivas. Si la Virgen gloriosa engendró en su
castísimo seno al Salvador del mundo, lo nutrió con su ser y nos Lo dio, la
Iglesia ha sido llamada a hacerlo presente en el Altar y a entregárnoslo como
Alimento de Vida nueva.
Es el gran Misterio que nos disponemos a celebrar. Cantamos…
Lecturas
Como la Llena de Gracia recibamos la Palabra de Dios con docilidad y
humildad para que haga fecunda nuestra vida por la acción del Espíritu Santo.
Oración de los fieles
R. Renueva
nuestros corazones, Señor.
-Para que contemplando a María, la Mujer Nueva, la Iglesia se acerque
cada vez más al ideal de la Nueva Jerusalén, Morada definitiva de dios con los
hombres. R.
-Para que por la intercesión del santo arcángel Gabriel, mensajero
celestial y patrono de los comunicadores, el Santo Padre N pueda hacer
oír su voz allí donde hay injusticia y división entre hermanos. R.
-Para que por intercesión de santa Isabel, anciana madre del Bautista,
"a la que llamaban estéril", el Señor conceda hijos a aquellos
matrimonios que lo piden con fe. R.
-Para que las instituciones educativas se inspiren en la Persona de
Cristo, el Hombre Nuevo, y en la de su Madre, la Nueva Mujer, para formar
hombres y mujeres de bien. R.
Ofertorio
He aquí ante nosotros el pan, el vino y el agua. Simples dones que hemos
traído para el gran Sacrificio de Cristo, el Hombre Nuevo. Cantamos…
Comunión
La antigua Eva nos ofreció el fruto prohibido. La Nueva Eva, que es
María, engendró en su seno a Cristo, Fruto bendito y Precio infinito de nuestra
salvación. Y la Iglesia nos Lo ofrece como el Pan de la esperanza y el nuevo
Vino del Reino de los elegidos. Cantamos..
Despedida
Hombre nuevos; mujeres nuevas. A imagen de Cristo y de María. Es lo que
hacen de nosotros estos sagrados Misterios que hemos celebrado. Cantamos…
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