Misas de la Virgen
XXXIV (Tiempo Ordinario XVI):
"La Virgen
María, Causa de nuestra alegría"
MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO
Cristo
Jesús, que vino al mundo para traer a los hombres la paz y la alegría (cf. Jn
15, 11; 17, 13), al nacer llenó de alegría a unos humildes pastores (cf. Lc 2,
10), al resucitar de entre los muertos alegró a los discípulos (cf. Jn 20, 20;
Lc 24, 41), al subir al cielo dejó a los apóstoles en un estado de gran alegría
(cf. Lc 24, 52); sentado a la derecha del Padre envió sobre la Iglesia naciente
el Espíritu de caridad y de alegría (cf. Ga 5, 22).
La
Iglesia esposa puso siempre su alegría en Cristo Esposo y lo ha amado con una
alegría cada vez más intensa. Cuando Jesús vino a nosotros por medio de María,
la Iglesia fue comprendiendo gradualmente que la Santísima Virgen, por su
cooperación en la Encarnación del Verbo, es la causa, origen y fuente de tanta alegría;
además, ha experimentado que la tristeza que Eva, por su desobediencia, había
introducido en el mundo, María, por su obediencia, la había convertido en
alegría; de ahí que empezara a venerarla con el título de «Causa de nuestra
alegría». El culto a Santa María Virgen bajo este título se propagó
principalmente en Francia y Canadá (Notre Dame de Liesse).
El
formulario recuerda los acontecimientos de salvación que Dios ha realizado por
Cristo en el Espíritu Santo, y que fueron causa de alegría para la Santísima
Virgen, para la Iglesia y para el género humano. Se celebra principalmente:
-
la elección de Santa María, que desde la eternidad «ha encontrado gracia ante
Dios» (Antífona de entrada, cf. Lc 1, 30) Y fue elegida por Él como morada
divina («yo vengo a habitar dentro de ti» [1ª Lectura, Za 2, 14]), «ciudad de
Dios» a la que «el correr de las acequias alegra» (Antífona de comunión, Sal 45
[46], 5); por esto, en cuanto ciudad-esposa, ha sido vestida de «un traje de
gala» y envuelta «en un manto de triunfo» (cf. 1ª Lectura [o bien], Is 61, 10).
De ahí que en la Misa resuenan con frecuencia expresiones de alegría:
«Alégrate, Virgen María» (Antífona de entrada, cf. Lc 1, 28); «Alégrate y goza,
hija de Sión» (1ª Lectura, Za 2, 14); «Dios te salve, ... / alegría del género
humano» (Aleluya);
-
el nacimiento de la Santísima Virgen, que «anunció la alegría a todo el mundo»
(Prefacio);
-
la Visita de María a Isabel, en la cual la Santísima Virgen profirió un cántico
de alabanza y de júbilo (cf. Salmo responsorial Lc 1, 46-48. 49-50. 53-54) Y el
niño saltó de alegría en el vientre de su madre (cf. Evangelio, Lc 1, 39-47)
por la venida del Salvador;
-
el Nacimiento del Señor, ya que Dios, «por la Encarnación de (su) Hijo, / (ha)
llenado el mundo de alegría» (Oración colecta); en efecto, el parto de María
«manifestó la luz gozosa» (Prefacio) y nos trajo «la salvación y el gozo»
(Aleluya);
-
la Resurrección de Cristo: suplicamos a Dios que «por la fuerza salvadora de su
Resurrección / merezcamos llegar a las alegrías eternas» (Oración después de la
comunión);
-
la Asunción de Santa María, ya que «su tránsito glorioso / la llevó a los
cielos, / donde nos espera, ... / hasta que podamos alegrarnos con ella, /
contemplando (a Dios) para siempre» (Prefacio).
Antífona de entrada Cf. Lc 1, 28. 30-31
Alégrate, Virgen María; has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en
tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Oración colecta
Oh, Dios, que, por la encarnación de tu Hijo, has llenado el mundo de
alegría, concédenos, a los que veneramos a su Madre, causa de nuestra alegría,
permanecer siempre en el camino de tus mandamientos, para que nuestros
corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.
Primera lectura
Alégrate,
hija de Sión, que yo vengo
Lectura del Profeta Zacarías 2, 10-13.
¡Alégrate y goza, hija de Sión!,
que yo vengo a habitar dentro de ti
—oráculo del Señor—.
Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos,
y serán pueblo mío.
Habitaré en medio de ti,
y comprenderás que el Señor de los Ejércitos
me ha enviado a ti.
El Señor tomará posesión de Judá
sobre la tierra santa
y elegirá de nuevo a Jerusalén.
¡Calle toda carne ante el Señor,
cuando se levanta de su santa morada!
Palabra de Dios.
O
bien:
Desbordo
de gozo con el Señor
Lectura del Profeta Isaías 61, 9-11.
Su estirpe será célebre entre las naciones,
y sus vástagos, entre los pueblos.
Los que los vean reconocerán
que son la estirpe que bendijo el Señor.
Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone la corona
o novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos.
Palabra de Dios.
Salmo
responsorial Lc 1, 46-48. 49-50. 53-54 (R.: Is 61, 10b)
R. Me alegro con
mi Dios.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
Porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán
todas las generaciones. R.
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación. R.
A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia. R.
Aleluya Cf.
Lc 1, 28
Dios te salve, María, alegría del género humano, que con tu parto
virginal nos diste la salvación y el gozo.
Evangelio
Dichosa
tú, que has creído
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-47.
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a
un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías, y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su
vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo a voz en grito:
— ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién
soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis
oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has
creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
María dijo:
— Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador.
Palabra del Señor.
O
bien:
Mi
alegría está en vosotros
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo
he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra
alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, los dones de tu Iglesia exultante de gozo, y a quienes
has dado todos los bienes en Cristo salvador, nacido de la Virgen inmaculada,
concédenos también participar del gozo eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
La vida de la Virgen, Causa de nuestra alegría
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias,
Padre santo,
siempre y en todo lugar,
y proclamar tu grandeza
en esta memoria de la Virgen María, tu hija amada.
Su nacimiento dichoso
anunció la alegría a todo el mundo;
su maternidad virginal
manifestó la Luz gozosa;
su vida humilde
ilumina a toda la Iglesia;
y su tránsito glorioso
la llevó a los cielos,
donde nos espera, como hermana y madre,
hasta que podamos alegrarnos con ella,
contemplándote para siempre.
Por eso,
unidos a los coros angélicos,
te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo Santo.
Antífona de comunión Sal 45 (46), 5
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra
su morada.
O
bien: Lc 1, 48-49
Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí: su nombre es santo.
Oración después de la comunión
Dios todopoderoso, confírmanos en la fe de estos misterios que hemos
celebrado, y pues confesamos a tu Hijo Jesucristo, nacido de la Virgen, Dios y
hombre verdadero, te rogamos que por la fuerza salvadora de su resurrección
merezcamos llegar a las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción
La Santísima Virgen en su Hijo Jesucristo, nos ama a todos como hijos.
Al engendrar y dar a luz al Salvador, ella misma se convirtió en "Causa de
nuestra alegría". Justamente bajo este título queremos honrarla en la
Santa Misa de hoy. De hecho, la Madre del Señor sintió cómo su alma santísima
se estremecía de gozo en Dios, su Salvador, porque Él había mirado la
humillación de su servidora. El Mesías, a Quien el Espíritu quiso
revestir de nuestra humanidad en el seno de la Virgen Madre, es la Alegría
plena en persona. La humilde Doncella de Nazaret Lo albergó en su seno
impecable, Lo hizo nacer como Hombre verdadero, Lo alimentó con su propio ser,
cuidó de Él, y al pie de la Cruz Lo ofreció con inefable generosidad al Padre
para nuestra salvación. Por eso la llamamos Causa nostrae laetitiae.
La vida y el destino definitivo de la Madre, por su íntima participación
en estos Misterios, está indisolublemente entretejida con la del Hijo. Es lo
que celebramos en cada Misa. Cantamos…
Lecturas
Como María recibamos la Palabra de Dios y seamos dóciles a ella para que
permaneciendo en el amor de Dios por su gracia vivamos la alegría verdadera.
Oración de los fieles
R. Te lo pedimos
por María, Causa de nuestra alegría.
-Para que la Iglesia sepa anunciar con santa alegría el Evangelio de
Cristo. R.
-Para que el Papa y los demás obispos vivan en la alegría de la comunión
fraterna que se enriquece con la diversidad. R.
-Para que los que son perseguidos a causa del Evangelio puedan ver el
cumplimiento de las Escrituras que prometen que la tristeza se convertirá en
alegría. R.
-Para que los que están desalentados experimenten el gozo y la seguridad
de sentir a María como la Madre fiel que nunca abandona a sus hijos. R.
-Para que los jóvenes no se dejen seducir por las alegrías ficticias y
efímeras de una sociedad que rinde culto al libertinaje, al materialismo y a la
vanagloria. R.
-Para que los difuntos alcancen el galardón de la eterna alegría. R.
Ofertorio
Presentemos al Señor junto con el pan y el
vino los dones de los gozos terrenos para que en sus manos den frutos para los
eternos. Cantamos…
Comunión
Jesús Eucaristía es fuente de la auténtica alegría cristiana, que es
fruto del Espíritu Santo. Cantamos…
Despedida
Hemos recibido a Jesús, Alegría eterna de nuestras almas. Que la Virgen
Santa, Causa de nuestra alegría, nos enseñe cómo agradarle cada día más, para
alcanzar la eterna felicidad del Cielo. Cantamos…
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