Misas de la Virgen
XXVII (Tiempo Ordinario IX):
"La Virgen
María, imagen y Madre de la Iglesia III"
MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO
Esta
Misa celebra la bondad de Dios, que amó tanto a la Iglesia que le dio a la
Santísima Virgen para que la contemplara como una imagen profética de su
peregrinación en la Tierra y de su gloria futura en el Cielo: «(La Iglesia)
admira y enaltece en ella -enseña el Concilio Vaticano II el fruto más excelso
de la Redención y contempla con gozo, como en una imagen purísima, lo que ella
misma, toda entera, ansía y espera» (SC 103).
La
Santísima Virgen, «espejo nítido de la actividad de Dios» (Antífona de comunión,
cf. Sb 7, 26; cf. Antífona de entrada), ofrece a la Iglesia una imagen purísima
de la perfecta discípula, de la virgen íntegra, de la esposa fiel, de la madre
solícita, de la reina coronada de gloria. Por esto la liturgia celebra a la
Santísima Virgen como:
-
discípula perfecta en el seguimiento de Cristo. Por ello pedimos que la
Iglesia, «fijos sus ojos en ella (María), siga fielmente a Cristo» (Oración
colecta) y se vaya conformando «de día en día... / según aquella imagen de
Cristo, / que ya admira y ensalza en su Madre» (Oración sobre las ofrendas);
-
virgen «que resplandece por la integridad de su fe» (Prefacio), con la que sin
cesar se conforma la Iglesia, ya que «también ella es virgen, que guarda
íntegra y pura la fidelidad prometida al Esposo» (LO 64);
-
«esposa, / unida a Cristo con el vínculo indisoluble del amor / y asociada a su
pasión» (Prefacio), a quien la Iglesia, «contemplándola a la luz del Verbo
hecho hombre, penetra más profundamente, llena de veneración, en el supremo
misterio de la Encarnación y se va configurando más y más a su Esposo» (LO 65);
-
«madre, / fecunda por la acción del Espíritu Santo / y solícita por el bien de
todos los hombres» (Prefacio), de quien la Iglesia, «imitando la caridad y
cumpliendo fielmente la voluntad del Padre, se convierte también ella en madre
por la Palabra de Dios recibida con fe, ya que por la predicación y el bautismo
engendra para la vida nueva y la inmortalidad a los hijos concebidos del
Espíritu Santo y nacidos de Dios» (LO 64);
-
«reina, / adornada con las joyas de las mejores virtudes, / partícipe para
siempre de la gloria de su Señor» (Prefacio), en quien «la Iglesia contempla la
purísima imagen de su gloria futura» (Antífona de entrada, cf. SC 103; cf.
Oración sobre las ofrendas, Prefacio).
Antífona de entrada
¡Salve, santa María, espejo sin mancha! En ti la Iglesia contempla la
purísima imagen de su gloria futura.
Oración colecta
Oh, Dios, por tu poder y tu bondad, la Virgen María, fruto excelso de la
Redención, brilla como imagen purísima de la Iglesia. Concede a este pueblo
tuyo que peregrina en la Tierra, que fijos sus ojos en ella, siga fielmente a
Cristo hasta que llegue a aquella plenitud de gloria que ya contempla con gozo
en Santa María. Por el mismo Señor nuestro Señor Jesucristo.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1-5a.
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva,
porque el primer cielo y la primera tierra han pasado,
y el mar ya no existe.
Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén,
que descendía del cielo, enviada por Dios,
arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
— Ésta es la morada de Dios con los hombres:
acampará entre ellos.
Ellos serán su pueblo
y Dios estará con ellos.
Enjugará las lágrimas de sus ojos.
Ya no habrá muerte, ni luto,
ni llanto, ni dolor.
Porque el primer mundo ha pasado.
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
«Ahora hago el universo nuevo.»
Palabra de Dios.
Salmo
responsorial Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 6b)
R. Qué grande es en
medio de ti el Santo de Israel.
El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel.» R.
Aleluya Cf.
Lc 1, 28
Alégrate,
María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.
Evangelio
Aquí
está la esclava del Señor
+ Lectura del
santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de
la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando a su presencia, dijo:
— Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las
mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo Cera
aquél.
El ángel le dijo:
— No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre
Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el
trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su
reino no tendrá fin.
Y María dijo al ángel:
— ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
El ángel le contestó:
— El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido
un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada
hay imposible.
María contestó:
— Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.
Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Que esta ofrenda que hemos dedicado a tu nombre nos purifique, Señor, y,
de día en día, vaya conformando a tu Iglesia según aquella imagen de Cristo,
que ya admira y ensalza en su Madre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
La Inmaculada Virgen brilla como imagen de la
futura gloria de la Iglesia
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque has dado a tu Iglesia,
como imagen purísima de la entrega materna,
y de la gloria futura
a la bienaventurada Virgen María.
Ella es la virgen
Que resplandece por la integridad de su fe;
la esposa,
unida a Cristo con el vínculo indisoluble del amor
y asociada a su pasión;
la madre,
fecunda por la acción del Espíritu Santo
y solícita por el bien de todos los hombres;
y la reina,
adornada con las joyas de las mejores virtudes,
vestida de sol, coronada de estrellas,
partícipe para siempre
de la gloria de su Señor.
Por él, adoran los ángeles tu majestad,
alegres por siempre en tu presencia.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando tu alabanza:
Santo, Santo, Santo.
Antífona de comunión Cf. Sb 7, 26
La Virgen María es reflejo de la luz eterna, espejo nítido de la
actividad de Dios e imagen de su bondad.
O
bien: Lc 1, 31
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre
Jesús.
Oración después de la comunión
Concede, Señor, a tu Iglesia que, fortalecida con este sacramento,
recorra con entusiasmo los caminos del Evangelio, hasta que pueda alcanzar la
feliz visión de paz, de la que ya goza para siempre la Virgen María, tu humilde
sierva. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción
Existe una profunda relación que entre María y la Iglesia de Dios. Al celebrar
esta Santa Misa, agradezcamos a Dios por el don de estas dos madres, otra de
las muestras del amor del Creador para con nosotros. Cantamos…
Lecturas
Como María, Madre de la Iglesia, recibamos la Palabra de Dios y demos
también nuestro sí a la Voluntad divina.
Oración de los fieles
R. Escúchanos Señor.
-Para que en la Iglesia, la legítima diversidad, no menoscabe sino que se ordene a la unidad indivisa, querida y garantizada por Jesús, su Fundador y Esposo. R.
-Para que los obispos, como fieles sucesores de los apóstoles, trabajen
incansablemente por la unidad, combatiendo todo sectarismo y evitando que las
iglesias diocesanas se replieguen sobre sí mismas y olviden que son parte de la
única Iglesia de Dios, a la que hacen presente en un tiempo y espacio
determinados. R.
-Para que los sacerdotes sean, a ejemplo de todos los santos, los primeros defensores de los derechos de la Iglesia, hijos amantes y agradecidos, fieles y obedientes. R.
-Para que los católicos, evitemos que la soberbia eche raíces en nuestro corazón, y abandonemos la ya tristemente difundida tendencia a ser contestatarios del Magisterio de la Iglesia, difundiendo contra él ideas que solamente reflejan nuestro falible y arbitrario modo de ver las cosas. R.
-Para que los que están enfermos, los que están lejos de su casa, los que sufren la soledad o la marginación, la miseria o cualquier tipo de violencia, encuentren en la iglesia local de donde se encuentren, una verdadera familia, hogar de gozo y esperanza, de paz y de amor. R.
Ofertorio
Junto al pan y al vino, a ejemplo de la Virgen Santa María, Madre de la
Iglesia, es decir, nuestra, hagamos la ofrenda de nosotros mismos. Cantamos…
Comunión
Hermanos, alimentándonos del Pan Eucarístico, "horneado" en el seno amoroso de la Santísima Virgen, se refuerzan los lazos fraternos entre nosotros. Se robustece también nuestra comunión con la Iglesia que, por divina disposición, aunque de diversa manera, es tan madre nuestra como María. Cantamos…
Hermanos, alimentándonos del Pan Eucarístico, "horneado" en el seno amoroso de la Santísima Virgen, se refuerzan los lazos fraternos entre nosotros. Se robustece también nuestra comunión con la Iglesia que, por divina disposición, aunque de diversa manera, es tan madre nuestra como María. Cantamos…
Despedida
Hijos de Dios, y por su Voluntad, también de María y de la Iglesia, los
católicos estamos llamados a trabajar por la unidad de todos los hombres. Los
dones divinos que hemos recibido nos preparan para llevar a cabo ese cometido.
Cantamos…
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