Misas de la Virgen
XXVI (Tiempo Ordinario VIII):
"La Virgen
María, imagen y Madre de la Iglesia II"
MISA COMPLETA, GUION Y COMENTARIO
Esta
Misa celebra a Dios Padre, que por su «inmensa bondad» (Prefacio) ha dado la
Santísima Virgen María, Madre de Cristo, a la Virgen Iglesia como «ejemplo de
virtudes» (cf. Antífona de entrada, Antífona de comunión, LG 65). «Mientras que
en la Santísima Virgen la Iglesia ya llegó a la perfección, por la que se
presenta sin mancha ni arruga (cf. Ef 5, 27), los, fieles aún se esfuerzan en
crecer en la santidad venciendo el pecado; y por eso levantan sus ojos hacia
María, que brilla ante toda la comunidad de los elegidos como modelo de
virtudes» (LG 65):
-
de sublime caridad, por lo que ruegan los fieles: «concede a tu Iglesia que, /
siguiendo como ella el precepto del amor, / se manifieste ante todos los
pueblos / como sacramento de tu amor» (Oración colecta);
-
de fe y esperanza, por lo que suplican los fieles que la Iglesia, «contemplando
a la Virgen María, / se vea siempre llena del fervor de la fe, / ... y
robustecida por la esperanza de la futura gloria» (Oración después de la
comunión);
-
de gran humildad: «...nos has dado a la Virgen María / como modelo (...) de
gran humildad» (Oración colecta);
-
de oración perseverante y unánime: los apóstoles, en efecto, y los primeros
discípulos «se dedicaban a la oración, junto con María, la madre de Jesús» (1ª
Lectura, Hch 1, 12-14); «está unida a los apóstoles en su oración» (Prefacio);
-
de culto espiritual: «Ella resplandece para tu Iglesia / como modelo del
verdadero culto espiritual / con el que nosotros mismos debemos mostramos /
como víctima santa y agradable a ti» (Oración sobre las ofrendas, cf. Rm 12,
1);
-
de auténtico culto litúrgico: la madre de Jesús -como advierte el beato Pablo
VI- es el modelo «de los sentimientos de piedad con que la Iglesia celebra los
divinos misterios y los expresa en su vida» (MC 16); María, en efecto, es
«Virgen oyente..., Virgen orante... , Virgen fecunda... , Virgen oferente»
(Prefacio, cf. MC 16-21), Virgen vigilante, que espera sin vacilar la
Resurrección de su Hijo (cf. Prefacio). En pocas palabras: María es «modelo
para toda la Iglesia en el culto que hay que tributar a Dios» (MC 21).
Antífona de entrada
Eres digna de toda alabanza, santa Virgen María, porque de ti nació
Cristo, nuestro Señor, y brillas en la Iglesia como ejemplo de virtudes.
Oración colecta
Señor Dios, que nos has dado a la Virgen María como modelo de amor
sublime y de gran humildad, concede a tu Iglesia que, siguiendo como ella el
precepto del amor, se entregue plenamente a tu gloria y al servicio de los
hombres, y se manifieste ante todos los pueblos como sacramento de tu amor. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Liturgia de la
Palabra
Primera lectura
Se
dedicaban a la oración con María, la madre de Jesús
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 12-14.
Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén,
desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se
permite caminar en sábado. Llegados a casa subieron a la sala, donde se
alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé y Mateo,
Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes, y Judas el de Santiago.
Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas
mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Palabra de Dios.
Salmo
responsorial Sal 86, 1-2. 3 y 5. 6-7 (R.: 3)
R. ¡Qué pregón
tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob. R.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
Se dirá de Sión: "uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado". R.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
"Este ha nacido allí".
Y cantarán mientras danzan:
"todas mis fuerzas están en ti". R.
Aleluya
¡Oh, dichosa Virgen, que diste a luz al Señor; oh, dichoso trono de
Sabiduría, que avivas en nosotros el Espíritu de tu Hijo Jesucristo!
Y
la madre de Jesús estaba allí. Y creció la fe de sus discípulos en él
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús
estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó
el vino, y la madre de Jesús le dijo:
- «No les queda vino».
Jesús le contestó:
- «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dijo a los sirvientes:
- «Haced lo que él diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de
los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
- «Llenad las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:
- «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin
saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua),
y entonces llamó al novio y le dijo:
- «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos,
el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria,
y creció la fe de sus discípulos en él.
Palabra del Señor.
Oración sobre las ofrendas
Convierte, Señor, en sacramento de salvación los dones que con gozo
hemos traído a tu altar en esta memoria de la gloriosa Virgen María; ella
resplandece para tu Iglesia como modelo del verdadero culto espiritual con el
que nosotros mismos debemos mostramos como víctima santa y agradable a ti. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
La Bienaventurada Virgen, modelo del culto
verdadero
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque por tu inmensa bondad
has dado a tu Iglesia Virgen,
como modelo del verdadero culto,
a la Virgen María.
Ella, Virgen oyente,
escucha con gozo tus palabras
y las medita en silencio en lo hondo de su corazón.
Ella, Virgen orante,
ensalza tu misericordia
con su cántico de alabanza,
intercede solícita por los novios en Caná
y está unida a los apóstoles en su oración.
Ella, Virgen fecunda,
concibe al hijo por obra del Espíritu Santo
y, junto a la cruz, es proclamada madre
del pueblo de la Nueva Alianza.
Ella, Virgen oferente,
te presenta en el templo a su Hijo Primogénito
y al pie del árbol de la vida
se une a la ofrenda de su vida.
Ella, Virgen vigilante,
espera sin vacilar
la Resurrección de su Hijo
y aguarda fielmente la efusión del Santo Espíritu.
Por eso, asociados a los coros de los ángeles,
te alabamos diciendo con gozo:
Santo, Santo, Santo.
Antífona de comunión
Dichosa eres, María, llena de gracia; alzamos nuestros ojos a ti, que
resplandeces para toda la comunidad de los elegidos como modelo de
virtudes.
Oración después de la comunión
Participando, Señor, de los santos misterios de tu mesa, hemos recibido
con espíritu de piedad el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo; concede, te rogamos,
que tu Iglesia, contemplando a la Virgen María, se vea siempre llena del fervor
de la fe, confirmada en el amor y robustecida por la esperanza de la futura
gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción
"La Virgen María nos reúne en nombre del Señor" dice un
(conocido) cántico de entrada de la Misa. Ésta es una realidad que se hace
patente si consideramos la implicación de todo lo creado en el Sacrificio del
Altar. María, la más perfecta de las criaturas, el miembro más glorioso, modelo
e imagen de la Iglesia, participa de cada Eucaristía junto a sus hijos, con el
mismo amor y fervor con que lo hizo el Viernes Santo en la inmolación cruenta
de Aquel a Quien había dado a luz.
Que se ella pues, la que nos enseñe a participar más plenamente en la
Santa Misa. Cantamos…
Lecturas
Recibamos la Palabra de Dios con docilidad y con la ayuda de la Virgen
pongamos en práctica lo que el Señor nos pide.
Oración de los fieles
R. Escúchanos
Señor
-Por una Iglesia más eucarística, más mariana, y por ello, más
caritativa. R.
-Por una más efectiva comunión de los obispos entre sí y con el
Sucesor de Pedro. R.
-Por el incremento de las vocaciones sacerdotales, religiosas,
misioneras, contemplativas y de especial consagración. R.
-Por el cese de toda forma de discriminación y persecución contra los cristianos. R.
-Por la urgente y concreta ayuda humanitaria a los que han sufrido
atentados terroristas, la conversión de los victimarios y el eterno descanso de
las víctimas fatales. R.
Ofertorio
Hemos tomado los dones de la tierra como ofrendas para Dios, nuestro
Padre. Él, a Quien nadie supera en generosidad, nos los devolverá como el
Cuerpo y Sangre del amado Hijo suyo y de María, Alimento de Vida eterna.
Cantamos…
Comunión
Un Pan de misteriosa exquisitez espiritual que supera al maná y un Vino
infinitamente más delicioso y abundante que el de las Bodas de Caná, son el
Regalo que Dios nos hace ahora. Se trata del Don de su misma Segunda Persona,
el Hijo encarnado, muerto, resucitado y que vive para siempre. Cantamos…
Despedida
Llevemos al mundo la Buena Nueva de Cristo Salvador. La hemos recibido
de la Madre Iglesia. La anunciamos con la Madre de la Iglesia, Virgen peregrina
y misionera. Cantamos…
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