PLEGARIA
DEL SANTO PADRE
SAN JUAN PABLO
II
Basílica
de la Virgen del Pilar
Miércoles 10 de octubre de 1984
Miércoles 10 de octubre de 1984
“En el nombre del
Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”. Amén.
Dios misericordioso
y eterno:
Mira a tu Iglesia
peregrina, que se dispone a celebrar el V centenario de la evangelización de
América. Tú conoces los caminos que siguieron los primeros apóstoles de esa
evangelización. Desde la isla de Guanahani hasta las selvas del Amazonas.
Gracias a las
semillas de la fe que sembraron, el número de tus hijos ha crecido ampliamente
en la Iglesia, y santos tan insignes como Toribio de Mogrovejo, Pedro Claver,
Francisco Solano, Martín de Porres, Rosa de Lima, Juan Macías y tantas otras
personas desconocidas que vivieron con heroísmo su vocación cristiana, han
florecido y florecen en el continente americano.
Acoge nuestra
alabanza y gratitud por tantos hijos de España —hombres y mujeres—, que
dejándolo todo han decidido dedicarse por entero a la causa del Evangelio.
Sus padres, algunos
aquí presentes, pidieron para ellos la gracia del bautismo, los educaron en la
fe, y Tú les concediste el don inestimable de la vocación misionera. Gracias,
Padre de bondad.
Santifica a tu
Iglesia para que sea siempre evangelizadora. Confirma en el Espíritu de tus
Apóstoles a todos aquellos, obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y
religiosas, catequistas y seglares, que dedican su vida, en tu Iglesia, a la
causa de nuestro Señor Jesucristo. Tú los llamaste a tu servicio, hazlos,
ahora, perfectos cooperadores de tu salvación.
Haz que las familias
cristianas eduquen intensamente a sus hijos en la fe de la Iglesia y en el amor
del Evangelio, para que sean semillero de vocaciones apostólicas.
Vuelve, Padre,
también hoy tu mirada sobre los jóvenes y llámalos a caminar en pos de
Jesucristo, tu Hijo. Concédeles prontitud en la respuesta y perseverancia en el
seguimiento. Dales a todos valor y fuerza para aceptar los riesgos de una
entrega total y definitiva.
Protege, Padre
Todopoderoso, a España y a los pueblos del continente americano.
Mira propicio la
angustia de cuantos padecen hambre, soledad o ignorancia.
Haznos reconocer en
ellos a tus predilectos y danos la fuerza de tu amor, para ayudarlos en sus
necesidades.
Virgen Santa del
Pilar: desde este lugar sagrado alienta a los mensajeros del Evangelio,
conforta a sus familiares y acompaña maternalmente nuestro camino hacia el
Padre, con Cristo, en el Espíritu Santo. Amén.
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