martes, 28 de mayo de 2019

Fragmentos de Verdad Católica (3) - La resurrección de Jesucristo: ¿Por qué es el evento culmen de la fe cristiana? -Mons. Raffaello Martinelli


LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO: ¿POR QUÉ ES EL EVENTO CULMEN DE LA FE CRISTIANA?


¿Cuál es la importancia de la Resurrección de Cristo?
La Resurrección de Cristo es un evento extraordinario, original, irrepetible, único en la historia humana. Es el dato central del cristianismo, el centro de la predicación y del testimonio cristiano, desde el inicio hasta el final de los tiempos. La Pascua es la fiesta principal, la más importante de todo el año, "el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico" (Concilio Vaticano iiSacrosanctum Concilium, 106). Busquemos ilustrar sintéticamente esta extraordinaria importancia de la Resurrección de Cristo partiendo sobretodo de su historicidad.

A) HISTORICIDAD DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

¿En qué sentido la Resurrección de Cristo es un evento histórico?
- No lo es en el sentido de que alguien haya podido asistir directamente, fotografiar el evento en el momento en que sucediò; "Qué noche tan dichosa, canta el Exultet de Pascua, sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos!". "Nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la Resurrección y ningún evangelista lo describe. Nadie puede decir cómo sucedió físicamente. Menos aún, su esencia más íntima, el paso a otra vida, fue perceptible a los sentidos" (CIC, 647).
- Sin embargo, la Resurrección de Cristo es un acontecimiento histórico en el sentido que sucedió realmente en la historia , y ha tenido signos y pruebas comprabadas históricamente.
- Al mismo tiempo es también un evento misterioso, que trasciende y supera la misma historia, en cuanto es un misterio de Fe, y, en cuanto tal, exige la Fe, don de Dios, gracias al cual se puede exclamar con Santo Tomás de frente a Cristo resucitado: "Señor mío y Dios mío" (Jn 20, 28).

¿Cuáles son los signos, las pruebas que atestan la Resurrección de Cristo?

- Son dos en particular:
· El sepulcro vacío
· Las apariciones de Cristo resucitado.
- Gracias a tales pruebas, la verdad histórica de la Resurrección de Cristo "es ampliamente documentada, aunque si hoy, como en el pasado, no hace falta quien en maneras diversas la pone en duda o incluso la niega" (Benedicto xviCatequesis del miércoles, 26 de marzo de 2008).

¿Qué valor tiene el sepulcro vacío?
"En el marco de los acontecimientos de Pascua, el primer elemento que se encuentra es el sepulcro vacío. No es en sí una prueba directa. La ausencia del cuerpo de Cristo en el sepulcro podría explicarse de otro modo (cf. Jn 20,13; Mt 28, 11-15). A pesar de eso, el sepulcro vacío ha constituido para todos un signo esencial. Su descubrimiento por los discípulos fue el primer paso para el reconocimiento del hecho de la Resurrección. Es el caso, en primer lugar, de las santas mujeres (cf. Lc 24, 3. 22- 23), después de Pedro (cf. Lc 24, 12). "El discípulo que Jesús amaba" (Jn 20, 2) afirma que, al entrar en el sepulcro vacío y al descubrir "las vendas en el suelo"(Jn 20, 6) "vio y creyó" (Jn 20, 8). Eso supone que constató en el estado del sepulcro vacío (cf.Jn 20, 5-7) que la ausencia del cuerpo de Jesús no había podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto simplemente a una vida terrenal como había sido el caso de Lázaro (cf. Jn 11, 44)" (CIC, 640)

¿Cuáles características tienen las apariciones de Cristo resucitado?
- Tales apariciones:
· están documentadas en forma rigurosa en el Nuevo Testamento (Evangelios, Hechos y Cartas de los Apóstoles son todos concordes al describirla);
· son numerosas: a las dos Marías (Jn 28, 1-8); a María Magdalena (Jn 20, 11-18); a los discípulos en el Cenáculo (Jn 20, 19-23); a los viandantes de Emaús (Lc 24, 13-35; Mc 16, 12-13); a Tomás (Jn 20, 24-29); a los discípulos sobre las aguas del lago (Jn 21, 1-14); a otros (Jn 20, 30-31); a Pablo y a 500 hermanos (1 Cor 15, 3-9; 20-21);
· manifiestan un dato fundamental: la iniciativa no es de los discípulos, sino de Él, el Cristo, el Viviente, como lo atesta también el Libro de los Hechos: "Él se mostró vivo a ellos" (1, 3). No es por tanto algo que parte de los discípulos, sino del mismo Cristo;
· permiten constatar que el cuerpo resucitado de Jesús es el mismo que ha sido martirizado y crucificado, porque lleva todavía los signos de la pasión (cfr. Jn 20, 20.27);
· atestan la nueva dimensión del Resucitado, su modo de ser "según el Espíritu", que es nuevo y diverso al modo de existir anterior, "según la carne";
· concienten a Jesús resucitado de confiar a los Apóstoles y a los discípulos la misión de anunciar a los otros su Resurrección y su Evangelio: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28, 19); "Y les dijo: "Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación" (Mc 16, 15).
- Jesús resucitado aparece en primer lugar a las mujeres, las cuales por lo mismo fueron las primeras en encontrar a Jesús resucitado y a darle el anuncio a los Apóstoles:
· mujeres incrédulas, que reciben por eso, la mañana de Pascua, también el reproche del ángel: "¿Por qué buscais entre los muertos a aquel que está vivo?" (Lc 24, 5);
· mujeres no atendibles: en aquel tiempo, en el contexto hebreo, el testimonio de la mujer non tenía ningún valor oficial, jurídico.
Ahora, el hecho de que Jesús se haya manifestado antes que nada a las mujeres es una ulterior prueba para creer a la verdad histórica de su Resurrección y a la veracidad de todo lo que ha sido escrito por los Evangelistas. De hecho, si no hubiese realmente sucedido, por qué confiar el importante testimonio de la Resurrección de Cristo antes que nada a mujeres, cuya palabra no tenía valor jurídico?

¿Qué valor tiene el testimonio de los Apóstoles?
- El valor del testimonio de los Apóstoles aparece de las características que tal testimonio presenta:
· el núcleo central del testimonio de personas diversas, en situaciones y lugares diversos, concuerda en todas las apariciones y atesta que el Señor ha resucitado y se ha manifestado vivo;
· es un testimonio muy antiguo. El más antiguo testimonio de la Resurreción es el que ha dado San Pablo Apóstol: "Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo" (1 Cor 15,3-8). La fecha en la que fueron escritas estas palabras es aproximadamente el año 56 ó 57 d.C. Pero San Pablo afirma haber recibido de otros, después de su conversión, el núcleo central de tal testimonio (cfr. Hch 9, 3-18). Y por tanto puede remontarse dicho texto aproximadamente al año 35 d.C., es decir más o menos 5 ó 6 años después de la muerte de Cristo. Este testimonio por tanto es de gran valor histórico, por su antiguedad;
· los Apóstoles aparecen como testigos y no como inventores de dichos testimonios. De hecho la Resurrección les parecía una cosa imposible, fuera de lo imaginable. El mismo Jesús debe vencer la resistencia de ellos, su incredulidad: "¡Oh tardos de corazón para creer!" (Lc 24, 25); "¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como véis que yo tengo" (Lc 24, 38).
- Del testimonio de ellos, se ve que la Resurrección de Cristo es un evento que:
· los supera a ellos mismos, que además son testigos. A este respecto, no debemos olvidar que cuando Jesús fué capturado y crucificado, los discípulos huyeron y pensaron que el caso de Jesús ya estaba cerrado, sin nutrir ninguna esperanza de una Resurrección. Al puesto del entusiasmo, después de la muerte de Cristo, sólo había en los discípulos desaliento y desilusión. Y por tanto la Resurrección estaba más allá de sus pensamientos y de sus esperanzas;
· precede por tanto, es más cambia totalmente el modo de pensar y de querer de los Apóstoles, los cuales por tanto no habrían podido inventarse un hecho tal;
· les cambia la vida: los vuelve valientes en modo de poder enfrentar incluso el martirio. Es ésto un ulterior motivo a favor de la historicidad de la Resurrección de Cristo, en cuanto ninguno muere por una mentira.

B) IMPORTANCIA DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

¿Qué importancia ha tenido para Cristo su Resurrección?
La Resurrección de Cristo
- no es:
· un hecho que toca a Cristo sólo desde un punto de vista espiritual, mental o psicológico;
· un regreso a nuestra vida terrenal, y ni siquiera una simple reanimación de un cadáver, "como en el caso de las resurrecciones que él había realizado antes de Pascua: la hija de Jairo, el joven de Naim, Lázaro. Estos hechos eran acontecimientos milagrosos, pero las personas afectadas por el milagro volvían a tener, por el poder de Jesús, una vida terrena "ordinaria". En cierto momento, volverán a morir. La resurrección de Cristo es esencialmente diferente. En su cuerpo resucitado, pasa del estado de muerte a otra vida más allá del tiempo y del espacio. En la Resurrección, el cuerpo de Jesús se llena del poder del Espíritu Santo; participa de la vida divina en el estado de su gloria, tanto que San Pablo puede decir de Cristo que es "el hombre celestial"" (CIC, 646).
- sino:
· el cúlmen de su Encarnación;
· la transformación del cuerpo de Cristo, que es glorificado y entra en un orden radicalmente distinto. Su corporeidad es diversa de la que tenía antes. No está sujeto a las leyes físicas; no está más condicionado por el espacio y el tiempo. Por cuanto entra y sale estando las puertas cerradas; aparece y desaparece donde, como y cuando quiere, "su cuerpo resucitado es el mismo que fue crucificado, y lleva las huellas de su pasión, pero ahora participa ya de la vida divina, con las propiedades de un cuerpo glorioso. Por esta razón Jesús resucitado es soberanamente libre de aparecer a sus discípulos donde quiere y bajo diversas apariencias" (Compendio, 129);
· la obra de todas las tres Personas de la Santísima Trinidad: "el Padre manifiesta su poder, el Hijo «recobra la vida, porque la ha dado libremente» (Jn 10, 17), reuniendo su alma y su cuerpo, que el Espíritu Santo vivifica y glorifica" (Compendio, 130);
· el "sí" de Dios a Jesús que los hombres han condenado y matado: es el sello que Dios pone a las palabras y a las obras de Jesús. Es el vértice, la plenitud, la síntesis de todo el diseño que el Padre tiene sobre el Hijo. El libro de los Hechos atestigua: "Dios ha dado a todos los hombres una prueba segura sobre Jesús resucitándolo de la muerte" (17, 31);
· la prueba definitiva y decisiva de su divinidad. El había dicho: "Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy" (Jn 8, 28). La Muerte de Cristo es el cumplimiento de la consumación de la víctima, el testimonio supremo de su caridad, mientras que su Resurrección es la prueba de su verdad como Hijo de Dios y Dios él mismo;
· la confirma de todo aquello que:
1. El Antiguo Testamento había preanunciado (cfr. Lc 24, 26-27.44-48)
2. Jesús ha dicho, prometido (cfr. Mt 28, 6; Mc 16, 7; Lc 24, 6-7) y hecho;
· la victoria sobre el pecado y sobre la muerte;
· la glorificación, la exaltación, la elevación de Jesús a la derecha del Padre. En tal modo "el Señor reina con su humanidad en la gloria eterna de Hijo de Dios, intercede incesantemente ante el Padre en favor nuestro, nos envía su Espíritu y nos da la esperanza de llegar un día junto a Él, al lugar que nos tiene preparado" (Compendio, 132).



¿Qué importancia tiene la Resurrección de Jesucristo para nosotros?
- La Resurrección de Cristo no sólo concierne a la persona y a la obra de Jesús. Esa es un hecho de alcance universal, que abarca toda la historia humana y el destino de todo ser humano, alcanza íntimamente la existencia humana y está en grado de cambiarla.
- La Resurrección de Cristo de hecho:
· es el fundamento, el centro, el culmen de la Fe cristiana: "Si Cristo no ha resucitada -afirma San Pablo- entonces vana es nuestra predicación y vana también nuestra Fe" (1 Cor 15, 14); No es de hecho una novedad creer que Jesús ha muerto: ésto lo creen también los paganos, todos lo creen. Sino que la cosa verdaderamente nueva, original, estrepitosa es creer que Él ha resucitado;
· es la victoria sobre el pecado y sobre la muerte, porque Jesús muriendo ha destruído la muerte y resucitando ha donado nuevamente a los hombres la vida. "El nos ha hecho pasar de la esclavitud a la libertad, de la tristeza al gozo, del luto a la fiesta, de las tinieblas a la luz, de la esclavitud a la redención. Por eso decimos ante Él: ¡Aleluya!" (Melitón de Sardes-santo del siglo II-, Homilía Pascual);
· esa "realiza la adopción filial porque los hombres se convierten en hermanos de Cristo, como Jesús mismo llama a sus discípulos después de su Resurrección: "Id, avisad a mis hermanos" (Mt 28, 10; Jn 20, 17). Hermanos no por naturaleza, sino por don de la gracia, porque esta filiación adoptiva confiere una participación real en la vida del Hijo único, la que ha revelado plenamente en su Resurrección" (CIC, 654);
· la verdadera fuente del servicio de amor de la Iglesia, que busca aliviar el sufrimiento de los pobres y de los débiles, habiéndose revelado el amor más fuerte que la muerte, más fuerte que el mal. "En la Pascua florece el árbol de la Fe, la fuente bautismal se hace fecunda, la noche resplandece de luz nueva, desciende el don del cielo y el sacramento da su nutrimento celestial. En la Pascua la Iglesia acoge en su seno todos los seres humanos y hace de ellos un único pueblo y una única familia" (Antiguo Autor Desconocido, De la "Homilía sobre la Pascua", Disc. 35, 6-9);
· sucedió en Domingo -"el primer día de la semana" (Mc 16, 2)-, y éste es el motivo por el cual el día Domingo es para los cristianos:
1. el día de fiesta de la semana (dies Domini);
2. el día principal de la celebración comunitaria de la Eucaristía (precepto festivo). En la Santa Misa de hecho se celebra el Memorial de la Pascua del Señor;
· hace que el Domingo de Pascua sea la fiesta más importante de todo el año: de ella manan todas las otras festividades;
· se convierte en nuestra resurrección, en una triple dimensión:
1. Bautismal: "Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que lo resucitó de entre los muertos" (Col 2, 12);
2. Moral: cada día debemos morir al pecado y resucitar a la vida nueva: "Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra" (Col 3, 1-2);
3. Escatológica: "Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros" (Rm 8, 11).

¿Cuál relación existe entre la Resurrección de Cristo y la resurrección de nuestros cuerpos?
- La Resurrección de Cristo es causa eficiente (fuente) y ejemplar (modelo) de nuestra justificación y resurrección, principio y manantial de la resurrección futura de nuestros cuerpos que se dará al final de este mundo: "Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron. [...]; Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo" (1 Cor 15, 20-22). Nuestro cuerpo por tanto al final de los tiempos:
· resucitará transformado: "Comprender cómo tendrá lugar la resurrección sobrepasa la posibilidad de nuestra imaginación y entendimiento" (Compendio, 205);
· recibirá la misma retribución que el alma ha tenido en el juicio de Dios al momento de la muerte del cuerpo: "los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio" (Jn 5, 29).
- La resurrección de nuestros cuerpos estará acompañada de la transformación de toda la creación y del universo, el cual "liberado de la esclavitud de la corrupción, participará de la gloria de Cristo, inaugurando «los nuevos cielos y la tierra nueva» (2 P 3, 13). Así se alcanzará la plenitud del Reino de Dios, es decir, la realización definitiva del designio salvífico de Dios de «hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra» (Ef 1, 10). Dios será entonces «todo en todos» (1 Cor 15, 28), en la vida eterna" (Compendio, 216).
El Primicerio
de la Basílica de San Carlos y San Ambrosio
Monsignor Raffaello Martinelli


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