SAN JUAN
PABLO II
ÁNGELUS
Domingo 31 de enero de 1988
Domingo 31 de enero de 1988
Amadísimos hermanos
y hermanas:
1. En nuestra peregrinación
espiritual a los santuarios de María hoy nos dirigimos con el pensamiento a
Turín, a la basílica de María Auxiliadora. Y lo hacemos con una
intención particular muy entrañable para mí: Efectivamente, este santuario es
un monumento a la Virgen construido por San Juan Bosco, cuyo
primer centenario de su muerte recordamos hoy.
Don Bosco, como se le llama
cariñosamente en todo el mundo, y no sólo la gran familia salesiana de la que
es fundador, veneró, amó, imitó profundamente a la Virgen bajo el título
de Auxilium Christianorum difundió insistentemente su
devoción, vio en Ella el fundamento de toda su ya mundial obra en favor de la
juventud y de la promoción y defensa de la fe. A él le gustaba decir "
María misma se ha construido su casa", como subrayando el que la Virgen
hubiese inspirado milagrosamente su camino espiritual y apostólico de gran
educador y, de un modo más amplio, el que María hubiera sido puesta por Dios
como ayuda y defensa de toda la Iglesia.
2. Tengo grabado en mí el
recuerdo del gran cuadro colocado sobre el altar mayor del santuario. En él Don
Bosco quiso que se expresara la visión que tenía de la función
eclesial de la Virgen, la de ser "Madre de la Iglesia y Auxilio
de los cristianos" (cf. Maravigile della Madre di Dio invocata
sotto il titolo di Maria Ausiliatrice, Turín 1868, pág. 6). En el
cuadro, está en lo alto, iluminada por el Espíritu Santo y rodeada de los
Apóstoles. El Santo había pedido al pintor Lorenzone que reprodujera alrededor
de Ella los momentos más significativos de la historia, en los que la
Auxiliadora había mostrado su materna y extraordinaria protección hacia la
Iglesia. El artista le dijo que necesitarían todas las paredes del templo, y no
pudo plasmar en imágenes la grandiosa propuesta de Don Bosco. De todos modos,
el corazón del Santo veía a la Virgen precisamente en esta inmensa y eclesial
perspectiva.
3. Sabemos bien que la veneración
a María como Auxiliadora antecede en el tiempo a su gran devoto Don Bosco; pues
el título se encuentra en las Letanías lauretanas y subraya la presencia
activa de María en los momentos difíciles de la historia de la Iglesia:
Presencia de salvación inesperada, signo prodigioso de la segura asistencia del
Espíritu de verdad y de gracia.
Hoy, cuando la fe está
sometida a dura prueba, y diversos hijos e hijas del Pueblo de Dios están
expuestos a tribulaciones a causa de su fidelidad al Señor Jesús, cuando la
humanidad, en su camino hacia el gran jubileo del dos mil, manifiesta una grave
crisis de valores espirituales, la Iglesia siente la necesidad de la
intervención maternal de María: Para fortalecer su adhesión al único
Señor y Salvador, para llevar adelante con la espontaneidad y el coraje de los
orígenes cristianos la evangelización del mundo, para iluminar y guiar la fe de
la comunidad y de cada individuo, en particular para educar en el sentido
cristiano de la vida a los jóvenes, a los que Don Bosco se
entregó totalmente como padre y maestro.
Que María Auxiliadora,
desde su santuario de Turín, nos ayude y nos bendiga a todos en este Año
Mariano; que nos bendiga también su devoto hijo, San Juan Bosco.
"Maria Auxilium
Christianorum ora pro nobis".
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