Sábado de la 21ª semana
INTELIGENCIA DE LOS CONDENADOS
Viéndolos, serán
turbados con temor horrendo (Sab 5, 2).
1º) Los condenados
podrán usar de los conocimientos que adquirieron en este mundo.
Porque así como en la
perfecta bienaventuranza de los santos nada habrá en ellos que no sea materia
de alegría, así nada habrá en los condenados que no les sean materia y causa de
tristeza, ni nada que falte a la tristeza, para que sea completa su miseria.
Así, pues, los condenados considerarán aquellas cosas que anteriormente
conocieron como materia de tristeza, no como causa de deleite; porque
considerarán los males que hicieron, por los cuales fueron condenados, y los
bienes deleitables que perdieron, y todo esto los atormentará. También serán
atormentados por el conocimiento de las verdades especulativas que estuvieron
viendo cuán imperfecto era, y que han perdido la suprema perfección que habrían
podido alcanzar.
2º) Los condenados
verán la gloria de los bienaventurados. Antes del día del juicio verán a los
santos en la gloria; pero no de modo que conozcan esta gloria tal cual es, sino
solamente que los santos viven en una gloria inestimable. Por eso serán
perturbados, ya doliéndose por envidia de su felicidad, ya porque ellos la
perdieron. Por eso en el libro de la Sabiduría se dice de los impíos:
Viéndolos, serán turbados con temor horrendo (5, 2).
Pero después del día
del juicio serán privados totalmente de la visión de los bienaventurados; sin
embargo, con esto no disminuirá su pena, antes bien, será aumentada; porque se
acordarán de la gloria de los bienaventurados que vieron en el juicio o-antes;
y esto les servirá de tormento; además se afligirán al verse indignos de
contemplar la gloria que los santos merecieron poseer.
3º) Los condenados pensarán en Dios.
De dos maneras puede
Dios ser considerado, esto es: primero, en sí mismo o según lo que le es
propio, como principio de toda bondad, y de ese modo no se puede pensar en él
sin alegría; por eso los condenados no pueden pensar en él de ninguna manera;
segundo, según lo que le es accidental en sus efectos, como el castigar o cosa
semejante; y en este sentido la consideración de Dios puede producir tristeza,
pues los condenados sólo verán a Dios bajo su aspecto de castigador y
obstructor de todo lo que agrada a la mala voluntad de ellos.
(4, Dist., 50)
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