Jueves de la 18ª semana
ILUSTRACIÓN INTERIOR DEL ALMA
Os he hecho conocer
todas las cosas que he oído de mi Padre (Jn 15, 15).
I. ¿En qué consiste
esa ilustración? La verdadera señal de la amistad es que el amigo descubra a su
amigo los secretos del corazón. No teniendo los amigos más que un solo corazón
y una sola alma, el que cuenta sus cosas al amigo no parece que las derrame
fuera de sí. Por eso dice el libro de los Proverbios: Trata tu causa con tu amigo
(25, 9). Mas Dios, haciéndonos participantes de su sabiduría, nos revela sus
secretos: Por las naciones se difunde en las almas santas, forma amigos de Dios
y profetas (Sab 7, 27).
¿Pero cómo es esto
verdad? Si todas las cosas las ha dado a conocer a los discípulos, ¿se sigue
que sabían tanto como el Hijo?
Hay que decir con
San Juan Crisóstomo: "todas las cosas que he oído, es decir, las que
convenía que vosotros escucharais, os he hecho conocer, mas no todas
absolutamente". Aún tengo que deciros muchas cosas; mas no las podéis
llevar ahora (Jn 16, 12).
Según San Agustín,
el Señor, a causa de la certeza de las cosas que iba a decir, usa del pretérito
en lugar del futuro, de modo que el sentido es éste: os he hecho conocer todas
las cosas, esto es, lo haré plenamente, como dice el Apóstol: Entonces conoceré
cómo soy conocido (1 Cor 13, 12). En aquel día os anunciaré claramente de mi
Padre (Jn 16, 25), cuando nos introduzca en la visión del Padre; pues todo lo
que sabe el Hijo, lo sabe el Padre. Cuando revele al Padre, nos revelará todas
las cosas que sabe.
San Gregorio explica
más claramente: Hay dos conocimientos de las cosas divinas. Uno imperfecto, y
éste se tiene por la fe; que es anticipación de aquella futura bienaventuranza
y del conocimiento que tendremos en el cielo. Por lo cual Cristo dice de este
conocimiento: Os he hecho conocer todas las cosas, a saber, en la fe, como
cierta anticipación, del modo que las conclusiones se contienen virtualmente en
los principios. San Gregorio expresa: "Todas las cosas que da a conocer a
sus siervos son gozos de la caridad interior y fiestas de la patria celestial,
que diariamente imprime en las almas por la aspiración de su amor; porque
cuando oímos hablar de las cosas celestiales, las amamos, y amándolas, las conocemos,
pues el amor es un conocimiento".
(In Joan., XV)
II. Existen
disposiciones para la iluminación interior del alma:
Primero, el
desasimiento de las alegrías transitorias. Por eso dice Isaías: ¿A quién
enseñará ciencia, y a quién hará entender lo oído? A los destetados de la
leche, a los arrancados de los pechos (28, 9), esto es del consuelo y
delectación terrena. Por lo cual sobre aquello "El mundo no le
conoció" (Jn 1, 10), dice San Juan Crisóstomo: "Llama mundo a los
hombres que están apegados exclusivamente al mundo, y que sólo gustan de las
cosas del mundo. Nada perturba y enerva tanto al alma como el amor de las cosas
presentes."
Segundo, la
aproximación a la misma fuente de la luz, como dice el Profeta: Llegaos a él, y
seréis iluminados (Sal 33, 6). Y San Agustín: “Colocada el alma entre Dios y
las criaturas, es iluminada, mejorada, perfeccionada al volverse a Dios; pero
es obscurecida, deteriorada y muerta al volverse a las criaturas.”
Tercero, la
expansión interior del alma que requiere un esfuerzo del hombre mismo. Por lo
cual se dice en el Salmo (80, 11): Ensancha tu boca, esto es, como añade la
Glosa: del corazón; y yo la llenaré con pan de vida y de entendimiento. Por eso
dice San Agustín que así como Dios, por su eterna liberalidad, llena a todas
las criaturas, según su capacidad, así por Cristo, virtud de Dios y sabiduría
de Dios, nos vienen todos los bienes, cuando con su venida somos favorecidos en
nuestro ser y somos consolados en el modo de vivir, e ilustrados en la
actividad de la inteligencia.
(De Humanit.
Christi, LXII)
No hay comentarios:
Publicar un comentario