lunes, 24 de agosto de 2020

Meditaciones del tiempo ordinario con textos de Santo Tomás de Aquino 147

 

Lunes de la 21ª semana

LA MUERTE ETERNA


 

Los malos no tendrán en la muerte eterna menos dolor y pena que alegría y gloria los buenos. La pena de aquéllos se acrecienta:

 

1º) Por la separación de Dios y de todos los bienes; y ésta es la pena de daño que responde a la aversión. La pena de daño es mayor que la de sentido: Al siervo inútil echadle en las tinieblas exteriores (Mt 25, 30). Los malos, durante la vida presente, tienen tinieblas interiores, esto es, las del pecado, mas entonces las tendrán exteriores.

 

2º) Por el remordimiento de la conciencia. Te argüiré y te pondré delante de tu cara (Sal 49; 21). Gimiendo con angustia de espíritu (Sab 5, 3). Y sin embargo, esta penitencia y gemidos serán inútiles, porque no son por odio al mal, sino por el temor y enormidad de la pena.

 

3º) Por la inmensidad de la pena sensible, es decir, del fuego del infierno, que atormentará el alma y el cuerpo: Esta pena es acerbísima, como dicen los santos. Estarán como muriendo siempre y nunca han de morir; por este motivo se llama muerte eterna, porque así como el moribundo se encuentra en acerbidad de penas, del mismo modo los que están en el infierno: Como ovejas, son puestos en el infierno; ellos serán pasto de la muerte (Is 48, 15).

 

4º) Por la desesperación de salvarse. Pues si se les diese esperanza de librarse de las penas, se mitigaría su sufrimiento; pero, al substraérseles toda esperanza, la pena se hace gravísima. El gusano de ellos no morirá y el fuego de ellos no se apagará (Is 66, 24).

 

De este modo se manifiesta la diferencia entre el bien obrar y el mal obrar; pues las obras buenas conducen a la vida, pero las malas arrastran a la muerte. Por este motivo los hombres debieran traer frecuentemente estas cosas a la memoria, porque así serían inducidos al bien y apartados del mal. Por lo cual se consignan expresamente al final del Símbolo y de todas las cosas las palabras: Vida eterna, para que siempre se impriman mejor en la memoria. A esa vida nos lleve nuestro Señor Jesucristo, Dios bendito por los siglos de los siglos.

(In Symbol.)

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