Oraciones para todos los días
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios
y hombre verdadero. Ante tu divina presencia reconozco que he pecado muchas
veces y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa haberte ofendido. Ayudado
de tu divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la
penitencia que el confesor me imponga. Amén.
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena
de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana
y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa
desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte,
así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para
ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre,
restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en
esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos
y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acuérdate, Virgen
Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios, no sólo para tu dignidad y gloria,
sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano.
Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu
protección e implorado tu socorro haya sido desamparado.
No me dejes pues a mí
tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejarte a ti, antes
bien cada día quiero crecer más en tu verdadera devoción. Y alcánzame
principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal;
la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte.
Además dame la gracia particular que te pido en esta Novena, si es para mayor
gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Letanías a la Virgen
(para rezar al finalizar el rosario)
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración:
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Oración final
Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea,
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
Te ofrezco en este día
Alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión!
¡No me dejes, madre mía! Así sea.
Y eternamente lo sea,
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
Te ofrezco en este día
Alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión!
¡No me dejes, madre mía! Así sea.
Primer día
Lectura bíblica (Gn.
3, 9 - 15)
Dios llamó al hombre y le
dijo: "¿Dónde estás?", Este contestó: "Te oí caminar por el
jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo: por eso me escondí". Dios le
replicó: "¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? Acaso comiste del
árbol del que te prohibí comer?" Dijo el hombre: "La mujer que me
diste por compañera me dió del árbol y comí". Dios le dijo entonces a la
mujer: "Por qué lo hiciste?". Contestó la mujer: "La serpiente
me engañó y comí". Entonces Dios dijo a la serpiente: "Por haber
hecho esto, serás maldita entre todas las bestias y entre todos los animales
del campo. Caminarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu
vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaJe y su linaJe: él
aplastará tu cabeza, mientras tu le atacarás el talón". PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo Eva fue
desobediente. Su desobediencia fue causa de muerte para sí misma y para toda la
raza humana. Al contrario, María Santísima, por su obediencia a la Palabra de
Dios, se convirtió en causa de salvación para sí como para todo el género
humano. Sucedió, pues, que el nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por
la obediencia de María. Porque lo que Eva había fuertemente ligado con su
incredulidad, la Virgen María la libertó por su fe.
Procuremos imitar la fe y
la obediencia de la Santísima Virgen María, para que, como Ella, seamos
colaboradores en la obra salvadora de Jesucristo.
Oración para el
primer día
¡Oh Santísimo Hijo de María
Inmaculada y benignísimo redentor nuestro! Así como preservaste a María del
pecado original en su Inmaculada Concepción y a nosotros nos hiciste el gran
beneficio de libramos de él por medio de tu santo Bautismo, así te rogamos
humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos
cristianos, regenerados en Ti. Amén.
(Aquí se hace la
petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Segundo día
Lectura bíblica
(Est. 15, 4-7.12-13. 9.10,5,3.7.3-4)
Al terminar la oración,
Ester se vistió con todo lujo. Luego, invocando al Dios y salvador que vela
sobre todos, marchó con el rostro alegre, pero con el corazón angustiado.
Atravesó todas las puertas, hasta quedar de pie ante el rey. Este levantó la
cabeza y miró a Ester. La reina palideció, se apoyó en el hombro de una
doncella y se desmayó. El rey entonces se inquietó; saltó de su trono y tomó a
Ester en sus brazos preguntándole: "¿Qué te pasa, reina Ester? Pídeme lo
que sea y te daré hasta la mitad de mi reino". La reina Ester respondió:
"Si he encontrado gracia a tus ojos, perdóname mi vida y la de mi pueblo.
Eso es lo que quiero y lo que te pido". El rey extendió hacia Ester el
cetro de oro y ella se levantó y quedó en pie ante el rey. PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos a María
Santísima preservada de la ley universal del pecado original, como lo fue la
Reina Ester de la ley común del rey Asuero. María Inmaculada es la bendita
entre todas las mujeres, es la que halló gracia a los ojos de Dios. Ella es la
Reina de misericordia, que desde la cumbre de su grandeza, puede compadecerse
mejor y socorrer nuestras necesidades intercediendo ante su Divino Hijo
Jesucristo. Procuremos cumplir en nuestra vida diaria las promesas bautismales.
Por el Bautismo hemos nacido a la vida de la gracia. Esforcémonos por
mantenernos en amistad con Jesucristo.
Oración del segundo
día
¡Oh Santísimo Hijo de María
Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo
pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el
sacramento de la confesión para remediarlo, así Te rogamos humildemente, por
intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca
pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él
cuanto antes, por medio de una buena confesión.
(Aquí se hace la
petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Tercer día
Lectura bíblica (Lc.
1,26-38)
Dios envió al ángel Gabriel
a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre
llamado José de la familia de David: el nombre de la Virgen era María. El ángel
le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está Contigo". Ella se
turbó y pensaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: "No
temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir en tu
seno y vas a dar a luz un hijo al que pondrás el nombre de Jesús. El será
grande y con razón lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el
trono de David, su antepasado. Reinará sobre la casa de Jacob por siempre y su
reino no tendrá fin'.
María entonces dijo al
ángel: “¿Cómo podré ser madre si no tengo relación con ningún hombre?” Contestó
el ángel: "El Espíritu Santo descenderá sobre Ti y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo será Santo y con razón lo llamarán
hijo de Dios". María dijo entonces: “Yo soy la esclava del Señor. Hágase
en mí, según tu palabra”. PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo María
Santísima no fue un instrumento puramente pasivo en las manos de Dios, sino que
cooperó a la salvación de los hombres con fe y obediencia libres. Ella,
enriquecida desde el primer instante de su concepción con una Santidad en extremo
singular, al aceptar el mensaje divino se convirtió en Madre de Jesús, y al
abrazar de todo corazón, sin entorpecimiento de pecado alguno la voluntad
salvífica de Dios, se consagró totalmente como esclava del Señor a la persona y
a la obra de su Hijo, sirviendo con diligencia al misterio de la Redención con
Él y bajo Él, con la gracia de Dios omnipotente. Por esto la Iglesia llama a la
Madre de Dios "totalmente santa e Inmune de toda mancha de pecado, como
plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo".
Procuremos quitar de
nuestra vida todo obstáculo, todo pecado que nos impida llegar a Jesucristo
haciendo una buena confesión.
Oración del tercer día
¡Oh santísimo Hijo de María
Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo
pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y
más nuestras almas, para ser dignos de Ti, así Te rogamos humildemente, por
intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los
pecados veniales y de procurar y obtener cada día más pureza y delicadez de
conciencia.
(Aquí se hace la
petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Cuarto día
Lectura Bíblica (Lc.
1,46-55)
María dijo: “Proclama mi
alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque
ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me llamarán
bienaventurada todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí; su Nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación. Él hace maravillas con su brazo: dispersa a los
soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia, como lo
había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por
siempre”. PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo María
Santísima nos enseña a ser agradecidos con Dios y a alabarlo por todos los
beneficios que nos concede.
Por otra parte, las
maravillas que Dios hizo en María Santísima desde su Inmaculada Concepción y su
entrega total y amorosa a la obra de su Hijo en favor del género humano,
justifican las oraciones y el honor que todas las generaciones cristianas le
han rendido.
Toda alabanza a María
Santísima es un homenaje tributado a Dios del cual Ella es su criatura más
perfecta; la obra maestra de su creación.
El Señor ha querido que
María Inmaculada sea modelo para quienes no aceptan pasivamente las circunstancias
adversas de la vida personal y social y proclaman que Dios ensalza a los
humildes y, si es el caso, derriba a los poderosos de sus tronos.
Procuremos dedicar
diariamente unos minutos a hablar con Dios y de esta manera disponernos a
cumplir su voluntad a animarnos a hacer el bien a nuestros semejantes. El que
ora está en armonía con Dios y con su prójimo.
Oración del cuarto día
¡Oh Santísimo Hijo de María
Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como libraste a María del pecado
y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así Te rogamos
humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de
ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para
que Te podamos servir con verdadera libertad de espíritu y sin imperfección
ninguna.
(Aquí se hace la
petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Quinto día
Lectura bíblica (Jn.
2, 1-11)
Se celebraba una boda en
Caná de Galilea y estaba allí la Madre de Jesús. Fue Invitado también a la boda
Jesús con sus discípulos. El vino faltó y le dijo a Jesús su Madre: "No
tienen Vino". Jesús contesta: "Mujer, ¿Cómo se te ocurre? Todavía no
ha llegado mi hora". Su madre, sin embargo, dijo a los servidores:
"Hagan todo lo que Él les diga". Jesús les dice: "llenen las
tinajas de agua". Los sirvientes las llenaron hasta el borde. Entonces
Jesús les dijo: "Saquen ahora y llévenle al mayordomo para que lo
pruebe". Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en
vine y como él no sabía de dónde era, llamó al novio y le dijo: "Todos
sirven primero el vine bueno y después el peor, pero tú has guardado el mejor
vino hasta ahora". Así Jesús comenzó sus signos y manifestó su gloria y
sus discípulos creyeron en él. PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo el vino
de las bodas de Caná simboliza la plenitud de los bienes espirituales que Jesús
trajo a los hombres. El vino del banquete nupcial de modo especial, nos
recuerda la Eucaristía. María, aparece unida a su Hijo en Caná para que
entendamos que Ella está siempre presente en la Celebración Eucarística
anunciada y prefigurada en aquel banquete de bodas.
Pensemos en el gran amor de
Cristo a nosotros que lo llevó a quedarse realmente presente en el Santísimo
Sacramento de la Eucaristía. La Purísima, dando Cuerpo y Sangre al Hijo de Dios
Eterno colaboró activamente a nuestra Redención y a la Eucaristía. El Cuerpo y
Sangre de Cristo que recibimos en la Eucaristía es carne que Él tomó de la
Virgen María.
Procuremos imitar la pureza
de corazón de María Inmaculada para prepararnos convenientemente a recibir la
Santa Comunión.
Oración del quinto día
¡Oh Santísimo Hijo de María
Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como desde el primer instante de
su Concepción diste a María más gracia que a todos los Santos y Ángeles del
cielo, así te rogamos humildemente por intercesión de tu Madre Inmaculada nos
inspires un aprecio singular de la divina gracia que tú nos adquiriste con tu
sangre y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con
la recepción de tus santos sacramentos, especialmente el de la comunión.
(Aquí se hace la
petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Sexto día
Lectura bíblica (Ef.
1, 3-ó.11- 12)
Bendito sea Dios, Padre de
Nuestro Señor Jesucristo, que por Él nos ha bendecido desde el cielo con toda
bendición del Espíritu.
Porque nos ha elegido en
Cristo antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados en su
presencia por el amor; destinándonos ya entonces a ser adoptados por hijos
suyos por medio de Jesucristo, conforme a su querer y a su designio, a ser un
himno a su gloriosa generosidad.
A él, por quien entramos en
herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo
conforme a la decisión de su voluntad, para ser nosotros alabanza de su gloria.
PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo Dios
eligió y señaló, desde el principio y antes de los tiempos, una Madre, para que
su Unigénito Hijo, hecho carne de ella, naciese en la dichosa plenitud de los
tiempos; y tanto la amó por encima de todas las demás creaturas, que en solo
Ella se complació con señaladísima benevolencia Por lo cual, la llenó de tanta
gracia, sacada del tesoro de su Divinidad, muy por encima de todos los ángeles
y los santos, que Ella absolutamente siempre libre de toda mancha de pecado y
toda hermosa y perfecta, manifestase tal plenitud de inocencia y santidad que
no se concibe, en modo alguno, mayor después de Dios y nadie puede imaginar
fuera de Dios. Procuremos amar con sincera piedad filial a la Purísima Virgen
María, la toda hermosa. Coloquemos en un lugar de honor de nuestro hogar su
Sagrada Imagen y manifestemos con nuestra caridad que somos sus hijos.
Oración del sexto día
¡Oh Santísimo Hijo de María
Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como desde el primer instante
infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones
del Espíritu Santo, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre
Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y
virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos
de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.
(Aquí se hace la
petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Séptimo día
Lectura bíblica (Lc.
11,27-28)
Sucedió, pues, que mientras
Jesús hablaba a la muchedumbre, una mujer de entre la gente le dijo gritando:
"Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron".
Jesús repuso: Dichosos más
bien los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica". PALABRA
DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo Jesús, al
decir: "Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen
en práctica" nos enseña la grandeza de su Inmaculada Madre. En efecto,
María Santísima, llena de fe y concibiendo a Cristo en su mente antes que en su
seno, mereció oír de Isabel, inspirada por el Espíritu Santo estas palabras.
"Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
Dichosa Tú, que creíste, porque se cumplirá todo lo que te dijo el Señor".
Nadie pues, como la Virgen
María acogió la Palabra de Dios meditándola en su Corazón y poniéndola en
práctica. Más todavía, solo Ella mereció encarnar en su purísimo seno a la
Palabra Eterna del Padre por obra y gracia del Espíritu Santo.
La existencia entera de
María Santísima es una plena comunión con su Hijo. Ella fue siempre la fiel
acompañante del Señor en todos sus caminos. Anudó una historia de amor a
Cristo, íntima y santa, única, que culmina en la gloria.
Procuremos imitar a María
Santísima siendo dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo, que en
nuestros días nos impulsa a trabajar por la Justicia y por la felicidad de los
más pobres y necesitados.
Oración del séptimo día
¡Oh Santísimo Hijo de María
Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como diste a María, entre las
demás virtudes, una pureza y castidad eximia, por la cual es llamada Virgen de
las Vírgenes, así te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos
concedas la dificilísima virtud de la castidad, que no se puede conservar sin
tu gracia, pero que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y
tu protección.
(Aquí se hace la
petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Octavo día
Lectura bíblica (AP.
12,1-6.10.17)
Apareció una señal
portentosa en el cielo: Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal y
coronada con doce estrellas. Estaba en cinta y gritaba porque iba a dar a luz.
Apareció otro portento en
el cielo: un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete
diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo la tercera parte de las
estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que
iba a dar a luz, dispuesto a tragarse al niño en cuanto naciera.
La mujer dio a luz un
varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. El niño fue
arrebatado y lo llevaron junto al trono de Dios. Mientras tanto, la mujer
escapaba al desierto.
Se oyó una gran voz: Ya
llega la victoria, el poder y el reino de nuestro Dios y el mando de su Mesías.
Despechado el dragón por
causa de la mujer, se marchó a hacer la guerra al resto de su descendencia, a
los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús.
PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos cómo los
cristianos guiados por el Espíritu Santo, honramos con filial afecto de piedad
a la Virgen Inmaculada como a Madre. Ella nos dio a luz entre dolores al pie de
la cruz. Esta maternidad de la Purísima sobre nosotros no termina nunca.
Ella nos cuida mientras
peregrinamos por este mundo para animarnos en los momentos de peligro y de
angustia y nos fortalece para luchar contra el mal y para lograr la fraternidad
universal hasta que seamos llevados a la Patria feliz.
La Purísima es como la
señal que anima siempre a la Iglesia para que sea fiel a Jesús.
Alegrémonos al pensar que
en la Iglesia Católica tenemos una verdadera Madre que es la misma Madre de
Cristo.
Procuremos tomar en serio
nuestra pertenencia a la Iglesia. No faltemos a la Misa dominical y hagamos
todo lo posible por participar en las actividades que se organicen en nuestra
Parroquia.
Oración del octavo día
¡Oh Santísimo Hijo de María
Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como diste a María la gracia de
una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así te rogamos
humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor
sincero a ti, oh Dios y Señor nuestro, nuestro verdadero bien, nuestro
bienhechor, nuestro Padre, y que antes queramos perder todas las cosas que
ofenderte con un solo pecado.
(Aquí se hace la
petición de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)
Noveno día
Lectura bíblica
(Ecco. 24, 5-6.14.24.30-31)
Yo salí de la boca del
Altísimo engendrada primero que existiese ninguna criatura. Yo hice nacer en
los cielos la luz indeficiente y como nube cubrí toda la tierra. Desde el
principio y antes de los siglos fui creada y no dejaré de existir en todos los
siglos venideros. Yo soy la Madre del amor hermoso y del temor y de la ciencia
y de la santa esperanza. En mí está toda la gracia para conocer el camino de la
verdad; en mí toda esperanza de vida y de virtud. Vengan a mí todos los que me
desean y sáciense de mis frutos. El que me escucha, jamás tendrá que
avergonzarse; aquellos que se guían por mí, no pecarán. Los que me dan a
conocer tendrán la vida eterna. PALABRA DE DIOS.
Consideración
Consideremos las palabras
con las que el Romano Pontífice, Vicario de Jesucristo, definió como verdad
infalible de nuestra fe católica la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Dijo el Papa: "Para honra de la Santísima Trinidad, para gloria de la
Virgen María, Madre de Dios, para alegría de la Iglesia Católica y aumento de
la Religión Cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, con la de
los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la Nuestra, declaramos, afirmamos y
definimos que ha sido revelada por Dios y, de consiguiente, debe ser creída
firme y constantemente por todos los fieles, la doctrina que sostiene que la
Santísima Virgen María fue preservada Inmune de toda mancha de culpa original
en el primer Instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de
Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género
humano".
Procuremos despertar y
avivar en nuestro corazón el amor filial a la Virgen Inmaculada y que el cariño
hacia Ella nos conduzca a la amistad con Jesucristo y a la reconciliación con
nuestros prójimos.
Oración del noveno día
¡Oh Santísimo Hijo de María
Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como has concedido a María la
gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de ti,
así te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos
concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos sacramentos, que
expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo para
siempre gozar en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han
salvado por ella.
(Aquí se hace la petición
de la novena y se puede rezar el Santo Rosario)
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