¿POR QUÉ ES NECESARIO ANUNCIAR A JESUCRISTO?
Es necesario anunciar a Jesucristo por
numerosos y complementarios motivos. Lo requieren: Dios Padre, Jesucristo, el
Espíritu Santo, el Evangelio, la persona humana, el cristiano, la Iglesia, la
sociedad actual.
DIOS-PADRE quiere que el anuncio de su hijo Jesucristo sea realizado a todos.
¿Por qué motivo?
Porque Dios “quiere que todos los
hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Tim 2,4).
Por eso:
Por eso:
- Él envía a Su Hijo Jesucristo,
que es Su Palabra definitiva y perfecta, y nuestro Salvador;
- y dona el Espíritu Santo, gracias
al cual creemos en Cristo e invocamos a Dios como Padre.
¿En qué modo dios
quiere hacer conocer su hijo a todos los hombres?
Dios ha escrito en el corazón del hombre
el deseo de conocerlo y amarlo, y no cesa de atraer a cada persona hacia Él,
por medio de Su Hijo Jesucristo en el Espíritu Santo. Al mismo tiempo confía a
los hombres, convocados por Él en la Iglesia Su Pueblo, la misión de hacer
conocer a Su Hijo y de comunicar la salvación realizada por Él.
JESUCRISTO vino a este mundo “para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10).
¿Cómo realiza Jesús
ésta misión?
El:
- anuncia a todos la “Buena
Noticia”. Ofrece su vida, muriendo en Cruz, “por muchos para el perdón de los
pecados” (cf. Mt 26,28);
- antes de volver al Padre, dió
este mandato a Sus discípulos: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19);
- Se presenta como diferente a los
otros, como ¡Único!
¿Por qué Jesucristo
es único?
En cuanto que Él es el Único Hijo de
Dios, consusbtancial a Dios su Padre: “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10,30).
Por eso, Él, y sólo Él:
Por eso, Él, y sólo Él:
- nos hace conocer a Dios Padre de
manera plena, perfecta y definitiva: “Quién me ve a mí, ve al Padre” (Jn 14,9);
- nos dona, con Su muerte y Su
Resurrección, la verdadera y plena salvación: “No hay bajo el cielo otro nombre
dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos” (Hch 4,12).
¿Jesucristo quita
algo al hombre?
Jesucristo no quita nada al hombre, al
contrario, Él:
- dona la nueva vida divina de
hijos de Dios;
- lleva a cumplimiento, después de
haberlo purificado, cuanto hay de verdadero, bueno y bello, en cada persona y
en cada religión;
- realiza plenamente las auténticas
aspiraciones del hombre;
- abre nuevos horizontes al hombre,
le muestra el camino y le dona la gracia para poder realizarlos;
- no disminuye, sino que exalta la
libertad humana y la orienta hacia su cumplimiento, en el encuentro gozoso con
Dios y en el amor gratuito y atento al bien de todos los hombres.
EL ESPÍRITU SANTO derramado en nosotros como un don de Dios Padre, por medio de Jesucristo muerto y resucitado, nos impulsa a ser anunciadores, para que todos “te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo” (Jn 17,3). Con su luz y su gracia, la humanidad puede, en Cristo, “encontrar, con insospechada plenitud, todo lo que busca a tientas acerca de Dios, del hombre y de su destino, de la vida y de la muerte, de la verdad”, como recuerda Juan Pablo ii, en la Encíclica Redemptoris Missio (n.8).
EL EVANGELIO de Cristo es anunciado a todos.
¿Por qué?
En cuanto que es capaz de:
- Entusiasmar a la persona de
cualquier edad, cultura, lengua,...
- Penetrar toda forma de vida que a
priori no la excluye. Y esto porque la Palabra de Cristo no está ligada
“exclusiva e indisolublemente a ninguna raza o nación, a ningún género
particular de costumbres, a ningún modo de ser, antiguo o moderno” (Conc. Vat. ii, GS 58).
El Evangelio es para todas las culturas, y todas las culturas pueden ser
“fermentadas” por el Evangelio: como la semilla que cae en tierra, y donde es
posible germina y frutifica; o bien, como la levadura que fermenta la masa, o
la sal que da sabor a la comida, o el rocío y la lluvia que le permite crecer a
la vegetación
- “El Evangelio de Cristo renueva
continuamente la vida y la cultura del hombre caído; combate y elimina los
errores y males que brotan de la seducción, siempre amenazadora, del pecado.
Continuamente purifica y eleva las costumbres de los pueblos. Con las riquezas
de lo alto fecunda, consolida, completa y restaura en Cristo, como desde
dentro, las bellezas y cualidades espirituales de cada pueblo o edad.” (GS 58).
LA PERSONA HUMANA, en cuanto capaz de diálogo con su Creador, tiene el derecho y el deber de:
- escuchar la Verdad, de la manera
más auténtica, íntegra y completa que sea posible: la “Buena Noticia” de Dios
que se revela y se dona en Cristo. De este modo la persona realiza en plenitud
su propia vocación;
- anunciar la Verdad, para
compartir con los demás la propia fe: es propio del hombre el deseo y el empeño
conreto de hacer participar a los demás de los propios bienes, que recibió como
don y que aprecia;
- vivir en plenitud la propia vida:
“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios” (Mt 4,4)
¿Por qué la persona
tiene necesidad del anuncio de Cristo?
Porque Cristo:
- libera al hombre del pecado y lo
convierte en Hijo de Dios;
- revela al hombre su propia,
integral y original identidad;
- tiene una extraordinaria fuerza
atracción y de convencimiento también para el hombre de hoy.
Por eso, es necesario anunciar a todos,
de modo sereno y positivo, la Verdad cristiana en su integridad, armonia, y
también en su belleza, que tanto fascina al hombre de hoy. De este modo será
posible para la persona humana conocer y acoger aquel ‘splendor veritatis’
(esplendor de la verdad) que es Cristo mismo.
EL CRISTIANO, todo cristiano en cuanto tal, tiene el derecho y el deber de anunciar a Jesucristo.
¿Cuál es el fundamento
de este derecho/deber?
Este derecho/deber:
- Tiene su fundamento en la
libertad religiosa, derecho natural de cada hombre;
- Es una exigencia profunda de la
vida de Dios en él. Esta necesidad de anunciar a todos el Evangelio, nace en el
cristiano de la exigencia de compartir con los demás, todo aquello que de
original, específico y único, él recibió de parte de Dios, es decir, la fe.
- Se funda en el mandato de Cristo:
“Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda creatura; el que crea y
sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará”. (Mc 16,15-16).
- El anuncio de Cristo es
indispensable para que los demás puedan conocer y acoger a Cristo para obtener
la salvación. Para creer en Él, es necesario sentir hablar de Él, necesita uno
que, después de haberlo conocido, lo anuncie a los demás. En efecto: “¿Cómo
invocarán a aquel a quien no han creido? ¿Cómo creerán en aquel a quien no han
oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique?” (Rm 10,14).
LA IGLESIA, siempre y en todas partes, anunció a Cristo.
¿Por qué y en qué
modo?
- La Iglesia existe no para
anunciarse a sí misma, ni para anunciar una nueva y extraña religión, sino para
anunciar y comunicar a Cristo.
- El primer y principal empeño de
la Iglesia en su tradición bimilenaria ha sido y es: La traditio
evangelii (la transmisión del Evangelio).
- Es derecho y deber de la Iglesia,
de toda la Iglesia, anunciar todo el Evangelio a todo el hombre y a todos los
hombres, en el modo más fiel posible, evitando reduccionismos o ambigüedades, y
reservando a este anuncio el primer lugar dentro de todas sus actividades y
preocupaciones.
- Los mismos Apóstoles, al inicio
de la vida de la Iglesia, dieron la prioridad al anuncio de Cristo: “No parece
bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios para servir a las mesas. Por
tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama,
llenos de Espítitu y de sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo;
mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y la ministerio de la
Palabra” (Hch 6, 2-4).
- Después de los Apóstoles, muchos
otros hicieron propias las palabras de S. Pablo: “Predicar el Evangelio no es
para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de
mí si no predicara el Evangelio!” (1 Cor 9,16). ¡Es una
obligación y un honor la predicación del Evangelio!
- Toda actividad de la Iglesia
(incluída la actividad asistencial, la defensa de los derechos humanos, la
promoción de la paz, etc.) debe ser inseparable del empeño de ayudar a todos a
encontrar a Cristo en la fe. Esta norma de conducta ha sido válida durante toda
la historia de la Iglesia y continuará siéndolo siempre. Son innumerables las
iniciativas que surgieron a lo largo de la historia para difundir el Evangelio
y caracterizan profundamente toda la vida del Pueblo de Dios: esas conducen al
encuentro con Cristo.
- La acción evangelizadora de la
Iglesia no puede venir nunca a menos, porque nunca faltará la presencia del
Señor con la fuerza del Espíritu Santo, según su promesa: “Yo estoy con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).
- La Iglesia, anunciando a Cristo
Verdad y salvación del hombre, va al enuentro de la necesidad de cuantos buscan
sinceramente esta Verdad y salvación, estableciendo con ellos un diálogo
motivado, finalizado y centrado en el amor a la Verdad.
- Cada uno es llamado a la santidad
en la Iglesia. Ahora la santidad consiste en seguir las huellas de Jesús que
vino a anunciar la salvación y confió tal misión de anunciador a cada cristiano
y a toda la Iglesia.
LA SOCIEDAD ACTUAL tiene necesidad del anuncio del Evangelio
¿Cómo se manifiesta
esta necesidad?
- El actual contexto cultural,
caracterizado sea de un difuso relativismo como de un fácil pragmatismo, exige
más que nunca el valiente anuncio de la Verdad que salva al hombre y a la
sociedad;
- El orden ético social tiene
necesidad de ser iluminado con el anuncio de Cristo. Y esto porque como
afirmaba justamente el Papa Juan
xxiii en la encíclica Mater et Magistra (n.193),
“el orden ético religioso incide más que cualquier otro valor material sobre
las direcciones y soluciones que se deben dar a los problemas de la vida
individual y asociada, en el interno de la comunidad nacional y en las
relaciones entre ellas”.
- El anuncio del Evangelio ayuda a
comprender el patrimonio histórico-cultural de muchos pueblos y naciones. De
hecho, los principios del Evangelio son parte constitutiva de tal patrimonio:
la historia, la cultura, la civilización de muchas generaciones, a lo largo de
los siglos, están impregnados de cristianismo e íntimamente enlazados al camino
de la Iglesia. Lo testimonian no sólo las innumerables obras de arte, que
embellecen diversos lugares del mundo, sino también las tradiciones, los usos,
las costumbres, que caracterizan el pensar y el obrar de los diversos pueblos.
- El mundo de hoy, mientras
facilita la comunicación, duda de la capacidad de la persona para conocer la
verdad, o hasta niega la existencia de una única Verdad y sin embargo, al mismo
tiempo, manifiesta en varios modos una necesidad de Absoluto, una sed
insaciable de verdad y de certeza. El anuncio viene al encuentro de tales
exigencias y está en grado de dar a ellas la plena satisfacción.
- El anuncio del Evangelio,
afirma Juan Pablo ii en
la encíclica Slavorum Apostoli (n.18), “no lleva al
empobrecimiento o desaparición de todo lo que cada hombre, pueblo, nación y
cultura reconocen y realizan en la historia como bien, verdad y belleza. Es
más, el Evangelio induce a asimilar, desarrollar y vivir todos estos valores
con magnanimidad y alegría, y a completarlos con la misteriosa y sublime luz de
la Revelación”.
Por éstos y otros motivos, todavía es
absolutamente necesario anunciar a Jesucristo que murió y resucitó por todos.
Il Primicerio
della Basilica dei SS.Ambrogio e Carlo in Roma
Monsignor Raffaello Martinelli
della Basilica dei SS.Ambrogio e Carlo in Roma
Monsignor Raffaello Martinelli
NB: Para profundizar sobre el argumento, se puede leer:
·
Catecismo de la Iglesia Católica , nn. 422-682;
Siendo de una familia muy cristiana no encontré unarespusta
ResponderEliminar